Partida Rol por web

Vas con tu amigo el Consejero Lunarco, has venido encapuchado no solo por cuestion de estilo sino porque es costumbre entrar encapuchado y solo descubrir el rostro cuando se es presentado al consejo. Para evitar que caras nuevas puedan distraer del tema de la reunión y hacer las presentaciones a su debido momento.

Vas con el consejero Thormund, has venido encapuchado no solo por cuestion de estilo sino porque es costumbre entrar encapuchado y solo descubrir el rostro cuando se es presentado al consejo. Para evitar que caras nuevas puedan distraer del tema de la reunión y hacer las presentaciones a su debido momento.

Habeis venido con el consejero en jefe, Halfdan el Negro, vuestro contratante para la misión, habes venido encapuchados no solo por cuestion de estilo sino porque es costumbre entrar encapuchado y solo descubrir el rostro cuando se es presentado al consejo. Para evitar que caras nuevas puedan distraer del tema de la reunión y hacer las presentaciones a su debido momento.

La reunion se alza en el Gran y General Consejo de la ciudad de Midgard se ha reunido. Van entrando los consejeros acompañados de figuras encapuchadas, cada uno ocupando sus puestos, los cinco consejeros, el elfo Eliphas Lunarco, los enanos Thormund y Hafnir Eddar, el consejero en jefe, el humano Halfdan el Negro y finalmente... falta un consejero, Maerix Sigrain lo cual deja uno de los estrados vacios.

La sala del Consejo es amplia, un anfiteatro, con una tribuna, donde esta el jefe del congreso, cuatro palcos, donde estan los consejeros y un patio en el centro, donde se suelen colocar miembros ajenos al consejo cuando deben declarar u objetos cuyo destino deben debatir en el consejo.

Es de día, pocas horas despues de la mañana y el sol puede verse a traves de la cupula de cristal que cubre la sala y una gran cantidad de luz entra a traves de los grandes ventanales, decorados con vidrios tintados representado personajes y batallas historicas.

- En la sesión anterior -anuncia el consejero jefe, Halfdan el negro- Decidimos emprender la busqueda de heroes capaces de combatir a Incanthus. Ha sido una semana de duro trabajo de investigación y por fin, dicha busqueda a dado frutos, hoy es un día historico que sera registrado  y recordado durante siglos, hoy pondremos fin al reino de terror de la sierpe roja. Hoy lograremos convertir las cenizas en campos verdes y fertiles,.

Dos figuras se incorporan cerca de Halfdan, una figura esbelta y de altura normal y otra bajita y rechoncha, ambas encapuchadas por el momento.

- He conseguido traer no solo a uno, sino a dos heroes, dos nuevos rayos de esperanza para Midgard.

El consejero enano se alza en su palco, acompañado de una figura de gran tamaño, sin duda ha conseguido un heroe bastante imponente.

- Aqui el consejero Thormund, tras buscar heroes por los confines del reino logre encontrar un heroe en una de las tabernas de la ciudad, sin duda una señal de la divina providencia. Las noticias en los bastiones del norte, por otra parte son desoladores, los miembros del Culto del Dragón Heretico han arrasado Hammerfall en un asedio conjunto con los orcos del Clan Luna Roja, hemos intentado contactar con el Culto del Dragón ortodoxo, pero las actividades de los Señores de la Ruina impiden que llegue algun tipo de ayuda por su parte.

Se alza el consejero elfo, Eliphas Lunarco, con una mirada solemne. A su izquierda hay otra figura encapuchada, algo mas alta que el consejero.

- En Evergreen las noticias no son mucho mejores, el propio Incanthus se ha presentado en varias de sus aldeas, quemandolas hasta los cimientos, no hay supervivientes, incluso los niños han sido calcinados. En la parte más optimista del asunto, he logrado encontrar un viejo amigo que conoce bien a Incanthus, es una de las personas mas competentes que conozco y se que si alguien puede quiar un equipo a la derrota de Incanthus es él.
 

El último consejero se alza para hablar, este va sin acompañante.

- Yo solo traigo malas noticias -advierte Hafnir- He buscado cientos de héroes, incluso he recurrido a viejas leyendas, como el Rey Olvidado que yace en las tumbas de Khal Thari, pero el viejo no-muerto me ha hecho saber su poco interes en los temas de los vivos. Tambien busque al hijo de Incanthus, tengo entendido que no se lleva bien con su padre, pero no ha sido hayado, su guarida esta vacia y hay rastros de violencia en ellas. La otra mala noticia es la muerte del consejero Maerix Sigrain, su cadaver ha sido encontrado en las ruinas del Taller de Gansel el artífice junto al de uno de sus ayudantes, se ha encontrado una herida de arma blanca en el consejero, pero el arma en cuestión es muy distinta a las armas que conozco. Al parecer una de las criaturas de Gansell lo mató y desaparecio del taller.

En el momento en que el consejero elfo Eliphas Lunarco dijo lo que había ocurrido con los niños, un escalofrio me recorrió por la espalda y me vino a la mente los 3 hermanos que enterré.

Aprete tanto los puños como los dientes, y bajo mi capucha apareció un rostro lleno de ira.

Kieran salió de la taberna algo más aseado, pero su cabeza aún estaba nublada. El licor no le dejaba pensar con claridad, sólo actuaba, como por impulso, de forma mecánica como lo haría una máquina. Siguió al consejero con rapidez por las calles de la ciudad. Llevaba el rostro encapuchado, no sólo porque fuese la tradición del consejo, si no porque quería esconder su rostro de las gentes de las calles y del sol que quemaba como el fuego. Sus ojos tardaron un rato en acostumbrarse a la luz del astro, tras semanas encerrado en la habitación de la taberna con la única compañía de una botella.

La sala del consejo se abrió ante sus ojos. Era una sala enorme, elegante y donde ya les esperaban. Cuatro de los cinco consejeros, ahora que había llegado Kieran, estaban en la sala, dejando un único asiento vacío. Kieran observó que la mayoría de consejeros habían encontrado a otro integrante del equipo que se formaría. Uno de los consejeros había traído a dos, otro a ninguno pero sí muchas noticias. No todas buenas. El quinto asiento vacío parece que se quedaría en ese estado hasta que alguien remplazase a su antiguo poseedor que al parecer había fallecido.

Kieran se mantuvo en silencio, dejando hablar a los consejeros y observando a los reclutas. Ni siquiera reaccionó cuando el consejero que lo había traído habló de él. Su mente comenzaba a despejarse, pero no era su mejor momento. Esperaría. Aún quedaba mucho por saber.

-El consejero Maerix Sigrain, recibió justicia -una potente voz, sonó en la sala, entre el público se hizo un hueco, y una figura encapuchada dio un paso al frente, se descubrió, mostrando un rostro imposible para ningún ser vivo. Sus ojos entre el metal brillaron azul, y el centinela volvió a hablar -El consejero traicionó la confianza de su ayudante y le sacrificó para hallar una solución contra la sierpe. Me encontró a mi, yo acabaré con ese demonio alado -dice mientras muestra su brazo derecho que toma la forma de aguja con la que atravesó a Maerix -Pero el consejero pagó su crimen con la vida. 

Si soy un artificio de Gansel, pero también un ser consciente, el alma de Arcel corre por mi. -Dice mientras arcos eléctricos se forman en su brazo izquierdo formando fugaces rayos con la roca de suelo. -Yo soy Caronte, y llevaré a los injustos al infierno. 

Orcos de la luna roja, sucios y sanguinarios orcos. En que pensarian los dioses cuando les concedieron la vida. No importa, me han dado a mi dos manos para limpiar la podredumbre de esta tierra.

Tormund dijo que habria otros heroes, pero parecen niños encapuchados, espero que sean poderosos magos o que lleven algun aparatejo magico que los encoja para engañar, porque si no, pelear solo o con 3 individuos canijos...

Dioses, que canciones cantaran sobre mi cuando acabe con la bicha roja esa...

Espera... que es esa cosa... parece hecha de metal, me gusta, Torgeis, el constructo y los 3 minusculos, genial. Simplemente genial.

Serena pero diminuta ante los presentes, caminé hacia el interior del consejo en compañia del grupo de encapuchados. Cuando Caronte toma la palabra, haciendose notar, no puedo evitar dar un pequeño salto de sorpresa. -¡Que grandote!- pensé mientras bajaba más mi capucha y tapar mi rostro. Como si no fuera suficiente mi tamaño y el ser muda, como para no pasar desapercibida entre tantos gigantes.

El consejero en jefe y los demás se quedan estupefactos ante la entrada de alguien no invitado, produciendose un silencio muy incomodo durante un rato. Al final Halfdan el negro abre su boca para romper el hielo.

- Bien... -mira a Caronte y comenta- Supongo que tenemos al quinto integrante de la compañia.

Halfdan no le da demasiada importancia a los asuntos que rodean el origen de Caronte, puede que haya asesinado a alguien del consejo pero el tema de Incanthus es mas grave y ese tipo parece que va en serio en eso de matar a Incanthus, si Caronte resulta ser un segundo problema, ya lo solucionara luego.

- Y ya que se ha presentado, los otros cuatro podrian hacerlo tambien, por favor, caminad hasta el patio, descubrios el rostro y presentaos al consejo.

Decido dar el primer paso, sin dejar de mirar al último integrante del grupo con un poco de desconfianza.

Me coloco delante del consejo y lentamente retiro la capucha.

- Mi nombre es Weylin, y estoy aqui para ayudaros a dar caza a la sierpe roja llamada Incanthus.

Después de que ha hablado el elfo, decido que este momento, es tan bueno como cualquiera. Así que, un poco intimidada, levanto mi capucha. En el pasado, debido a mi necesidad de comunicarme eficazmente, desarrolle otro medio para hacerlo.

Con el poder de mi mente, realizo una conexión con la mente de los presentes. -Mi nombre es Selena Gilders. Mi lengua, fue cortada en contra de mi voluntad, por lo que les hablo así. Soy una nujer diminuta, pero a pesar de que mi cuerpo esta entrenado para superar los retos que se me impongan... el organo que mas he entrenado es mi cerebro.-

Levanto ambas manos señalando mi cabeza. -Soy una mujer estratega, elemento clave para muchas de las batallas en las que me involucre mis aventuras. He estudiado y utilizado el conocimiento de batallas anteriores... y usado la historia para evitar que se repitiera el pasado. Puedo controlar una batalla para el beneficio de sus héroes.-

-Yo soy Torgeis. He jurado sobre la tumba de mi abuelo acabar con los miembros del clan colmillo roto. Clan, que ha decidido someterse al control del dragon Incanthus. Por ello, he decidido que matare al dragon y a todos sus esbirros.

Si no os interponeis en el camino de mi hacha y matais a algunos enemigos a quienes yo no logre alcanzar, nos llevaremos bien.

¿Cuando partimos?

Kieran fue el último en unirse a los cuatro aventureros que ya se reunían en el centro de la sala. Cada uno era diferente al otro.

Uno era un ser de metal, con ojos fríos y azulados que más parecía una máquina que una persona. Bueno, según él era una máquina con alma. ¿Qué clase de locura era esa? ¿Sería de fiar? Aunque en realidad, haciendo memoria, Kieran recordó como algunos artesanos habían sido capaces de dotar de conciencia a seres inanimados. Forjados les llamaban... Sí, forjados.

El otro era un representante de la bella gente, como lo era él. Parecía un cazador que portaba orgulloso un arco. Parecía un experto en perseguir fieras con su rastro.

Una diminuta mujer, una gnoma de pelo rubio era el tercer integrante. Decía ser una estratega, una adepta mágica con la capacidad de guiar a los demás en combate. Sin duda sería de gran ayuda pese a no contar con lengua.

En cuatro lugar se presentó un gigante. Bueno, era un humano pero de una envergadura realmente enorme. Kieran se preguntaba qué le habrían dado de comer de pequeño. Su enorme hacha y sus ganas de venganza desbocada le hacían un individuo peligroso. Habría que tener cuidado en canalizar su ira en la dirección correcta. O ser capaz de neutralizarlo.

Con paso cansado, Kieran se acercó al grupo y cuando estuvo allí, al lado del resto, se quitó la capucha con un gesto rápido, pero a la vez desganado mostrando su rostro. En su rostro, una cicatriz cruzaba su cara, recuerdo de lo que a todas luces había sido el garrazo de un dragón. Sus cabellos largos y oscuros estaban atados en una larga coleta que evitaba que estos le molestasen en combate. Sus ojos eran de un azul grisáceo, fríos como el acero, aunque llenos de vida a diferencia de los de aquel que se hacía llamar Caronte. El elfo dio un paso hacia la tribuna.

Mi nombre es Kieran Cyredneldth, aunque por el regalo que me hizo Incanthus, dijo con sorna mientras se señalaba la cicatriz, algunos me llaman Cicatriz. La gran sierpe roja acabó con muchos de mis amigos y estoy aquí para vengarles. No tenía ganas de hablar, pero de alguna manera las palabras salieron de su boca sin esfuerzo, en una ríada mucho mayor de lo que él mismo esperaba.

Ya sólo quedaba esperar a las instrucciones del consejo.

- De acuerdo, las noticias traidas por los consejeros son una gran prueba de que debemos detener a Incanthus cuanto antes.

El consejero en jefe saca un gran mapa y lo pone tras él en la tribuna, es lo suficientemente grande como para verse bien desde el patio.

- Aqui -señala el punto en el mapa- Esta la Torre de la Ceniza, antigua fortaleza de Incanthus recien reclamada por su dueño. Dicha torre esta rodeada de los campamentos de sus seguidores, al sur, el Clan Colmillo Roto, al noreste el Clan de la Luna Roja y al noroeste el Culto del Dragón Herético. El plan es atravesar uno de los campamentos o los espacios entre ambos, los espacios entre campamentos estarán menos poblados pero correis el riesgo de que os ataquen por ambos lados y os rodeen. Una vez llegueis a la torre solo queda subir a los niveles superiores y dar muerte a Incanthus ¿Alguna duda?