Partida Rol por web

Tras una bonita tarde de paseo, compras y cocina, decido junto a John ir a la cena con nuestras pizzas recién hechas. No solo vegetarianas sino también de pepperoni que para algo lo había comprado John y además no soy una de esas vegetarianas intransigentes que no toleran que alguien coma carne y es capaz de imaginarse como alguien se zampa un corderito aún vivo. ¡No señor! Aquí al gusto de todos.

El descansillo echa una peste a ron que apesta y eso unido al olor que tenía antes me hace pensar en un barco pirata surcando el mar, un mar algo contaminado como para tener brea, pero sí, a eso me recuerda esta planta. Con su "pirata" Martin y la pitonisa que te manda misiones absurdas para leerte la mano de forma gratuita y decirte "Guybrush Threepwood vas a morir" (dedicado a Hache).

Pues eso, que nos ponemos a cenar cuando todos empiezan a alarmarse por un fuego en el mar. ¿Hola? ¿Alguien que piense? -El mar no puede arder, será alguna orgía en la playa o como mucho alguien en una barca con una bengala- apunto algo despreocupada. Todos salen corriendo de la casa y aprovecho para comerme un último trozo de pizza vegetal que una vez se acabe no sé que más podría comer.

Después decido salir al descansillo a ver quien hay por ahí y preguntar como ha quedado la cosa del fuego. Lo mismo tenían razón y es algo importante pero bueno como para salir del edificio tienen que bajar pues me quedo por aquí. Me llevo otro trozo de pizza para comermelo mientras espero.

-¿Hola? ¿Hay alguien por ahí?

No se discrimina bien en la pantalla en blanco y negro del videotelefonillo. Porque además está por dentro del portal y no por fuera que es donde apunta más la cámara. Se adivina una mano... Se mueve... y es una figura pequeña... 

Lea no sube, John se va a su piso, Anayansi se queda en el mío, Helena se va a por su botiquín, Blanca se escapa ahora escaleras abajo y Hache detrás de ella...
Miro a Rob y a Ochi (y a Nathan si es que ha subido con nosotros) un poco perpleja ante esta "desbandada" y les pregunto:
-¿Podríais llamar a emergencias? Me he dejado mi teléfono abajo

Si lo hacen, lo siguiente que les propongo es salir del edificio y acercarnos tanto como podamos para asegurarnos si llegan... y también porque quiero ver de primera mano qué ha pasado (por si alguna vez viene alguien a pedirme que "contacte" con las víctimas).

No quiero ser cruel, quiero ayudar de verdad pero, si la desgracia ya se ha producido... no sería la primera vez que alguien viene a pedirme que hable con los que se fueron y necesitaré información...

- ... ¿un niño?, ¿dentro del edificio?, ¿el vecino fantasma?... igual tiene algo que ver con lo que está pasando fuera y esta a la espera de nuestra ayuda...vamos!

Mientras me dirijo ya hacia la puerta, esperando que Blanca me siga

Nathan siguió a la turbamulta de vecinos que se dirigían a uno de los apartamentos superiores. Contempló el fuego sorprendido ¿estaba ardiendo el agua? ¿Había habido algún vertido? –Hay que ir a ver qué pasa, no sea que haya algún herido- Quizá fuera una embarcación incendiada o algo así. Nada más decir esas palabras se puso en camino. –Helena, espera que te acompaño- Grita hacia la mujer que se ha ido a por el botiquín. Él entra en su casa y coje un par de telas viejas (trozos de camiseta destinados a  limpiar pinceles) y una botella de agua. Asi si tienen que sacar a alguien de una zona con humo tendrán algo que ponerse a modo de mascara.

Sin problemas Carmen María, llamo yo. Contesto mientras marco el número de emergencias.

Tras colgar digo: Me parece buena idea acercarnos, si bien me han dicho que no lo hagamos por si hay peligro, pero creo que podemos hacerlo manteniendo una distancia prudencial. Os parece bien coger unas mantas y toallas por si ha sido algún naufragio y hay gente en el agua? La verdad que es una pregunta de la que no espero respuesta, ya que mientras la hago cojo una manta y unas toallas, y salgo del apartamento.  

Lea se encuentra a Helena y Nathan bajando por las escaleras. Había oído antes bajar a Blanca seguida de Hache.

Lo habéis visto? Se acaba de cerrar la puerta de golpe y ha salido alguien.. He oído la voz de un niño dentro..

Blanca, Hache! Habéis visto quien baja?

Lea vuelve a llamar con golpes fuertes a la puerta del vecino. Necesitaba saber que estaba pasando.

Unos suben, otros bajan, otros entran y salen de sus apartamentos... otros se dirigen a sus pisos aunque no todos llegan antes de que los acontecimientos los detengan... Antes del caos las voces son audibles y los mensajes son claros, ahora ya cada planta encierra su propia conversación... o su silencio. 

Cuando estás en la segunda planta comiendo tu pizza vagana sentada en el descansillo y oyes el portazo, instintivamente te giras para gritar "Hola, ¿hay alguien ahí?"

Pocas veces cuando alguien dice eso en una situación inquietante hay respuesta. Esta vez tampoco la hay. 

Pero al girarte ves a una distancia de un escalón, a una niña rubia de ocho o nueve años, con un camisón blanco quedarse durante un segundo petrificada al verte. 

No sabe que el ver al clon de Caroline en Poltergeist te acaba de acojonar bastante. 

Entonces la niña echa a correr escaleras abajo. 

En la tercera planta, en el apartamento E están Blanca y Hache mirando por el videotelefonillo. Al irse Hache y abrir la puerta escucha los gritos de Lea desde la planta cuarta. 

Lo habéis visto? Se acaba de cerrar la puerta de golpe y ha salido alguien.. He oído la voz de un niño dentro..

Blanca, Hache! Habéis visto quien baja?

No parece en absoluto tranquilizador. 

Nathan sigue a Helena pero ve que esta se ha detenido en la cuarta planta, donde Lea señala la puerta 

Lo habéis visto? Se acaba de cerrar la puerta de golpe y ha salido alguien.. He oído la voz de un niño dentro..

Luego grita por el hueco de la escalera: 

Blanca, Hache! Habéis visto quien baja?

John no tiene cobertura en la sexta planta pero está oyendo como en el quinto, Ochi acaba de llamar a urgencias y él, Carmen María y puede que Rob están cogiendo cosas para ir a auxiliar a la zona. 

En la quinta planta han llamado a urgencias. Algo extrañados al principio por escuchar una voz con acento japonés diciendo que había fuego en el mar y más al decirles la localización precisa. Dicen que mandarán a alguien y que tengan cuidado si se acercan a la zona. 

Ochi está cogiendo mantas y toallas, Carmen María también parece impaciente por ayudar mientras que Rob que ha visto como todos se han ido escaleras arriba y abajo aún duda qué hacer. 

Esta vez no habrá apuestas. No es una lucha al uso sino una exhibición privada. "Quinientos euros por tres horas de espectáculo a KO, sin armas" Una pelea light en el Circo pero que será provechosa en cuanto sea verdad eso que le dijo Mario de que habrá de espectadores contactos suculentos. No obstante al insistir Martín en el dinero, Mario le dice que le pagarán 600. Más con el ánimo de hacer algo simbólico que de regatear, Martín le propone 666. "Con eso puedo pagar seis meses de alquiler" piensa el luchador. Mario, esta vez sin consultar siquiera, acepta tan satánica cifra. "Y no te quejes, al otro le pagamos 300"

Ese dato confirma la idea que has tenido sobre tu contrincante en el coche. Un hombre rudo y sin conocimiento técnico de combate. Probablemente salvaje aunque esperas que haya sido su aspecto y su olor de carnicero lo que le han elegido para la pelea y no alguna reputación penitenciaria. 

Al ponerte el traje de pelea sientes algo de humillación que intentas esconder bajo la determinación económica y las ganas de enseñar lo que sabes. Es un traje de gladiador puro y duro. Se ve que Daryl Foster quiere hoy una buena escenografía de lo que normalmente se hace en El Circo. Con todos los detalles. 

Al salir a la arena ves que las gradas romanas que normalmente pueden alojar a unas sesenta personas están vacías. Solo en el palco principal están Foster y su guardaespaldas, una pareja de hombres con el pelo engominado e idénticos trajes que podrían ser hermanos y un hombre muy delgado de blanca tez y gafas oscuras redondas que lleva una correa atada al cuello de una despampanante rubia que a cuatro patas le sirve de bandeja de sus copas. 

Al salir todos te miran y aplauden. 

Foster les susurra educadamente que no lo hagan ya que a los gladiadores se les vitorea y jalea pero jamás aplaude. 

Enfrente aparece enfundado en un traje similar al tuyo a tu contrincante. 

Suena música de trompetas. Que empiece el espectáculo. 

Después de estar a punto de morir atragantada por un trozo de pizza y del susto inicial, decido ir tras la niña.
¿Qué me va a hacer una niña en camisón? ¿Pegarme la varicela?

Me pongo en modo análisis de la escena y pienso en todas las cosas intrigantes que pueden rodear a esa niña: un padre fugitivo, una madre alcohólica, una abuela traficante, un hermano dragqueen, un sin fín de posibilidades que hacen que dos partes de mí choquen irremediablemente. Curiosidad vs Terror. Sigo analizando y creo que de ser así la vida de la niña, ella sería la más normal de todos, es decir, fíjate en mi vida y mira como he salido yo, una joya de chica.

-¡Espera!- llamo a la pequeña mientras salgo tras ella. -¿Necesitas ayuda? ¡Me llamo Anayansi!, ¿te gusta la pizza? ¡Podemos compartirla!- digo esa retaila de preguntas y afirmaciones mientras corro tras ella intentando que pare y confíe en mí.

Al llamar a la puerta Lea, oís una voz amortiguada por un ruido, como si alguien le tapara la boca, puede que del niño que gritara antes y después, de nuevo, el silencio. 

Asiento a lo que dice Nathan y Ochi. Tenía cierta experiencia en accidentes. Lo primero era la seguridad de los que atendían a los heridos, porque si te hacían daño, no podrías ayudar a nadie. Pero aunque no tuviera intención de descender por el acantilado ni nada de eso, si que iría bien ir a ver. 

Pero al llegar a la cuarta planta vi a Lea, al parecer más preocupada por sus vecinos. 

- No, no he visto nada - le respondo con toda la intención de seguir bajando. Porque para ser sincera, si el vecino que tenía no quería hacerla caso, era cosa suya. 

Que vale, la mayoría habíamos hecho una cena para conocernos y se había formado una sensación de comunidad. Pero no era algo obligatorio. Había personas con agorafobia o introvertidas a las que no les gustaba o les costaba mucho relacionarse. Si quien vivía en esa puerta no quería saber nada del resto, lo mejor era dejarle en paz. 

- Será mejor que bajemos, el vecino del cuarto estará bien en su casa. - le dije a Nathan. 

Lea no responde a Helena. Al parecer vivir allí le parecía tan normal como en cualquier otro sitio y sin duda no le importaba o le parecía mínimamente interesante lo que estaba pasando. Se pregunta si de verdad cree que va a servir de algo su ridículo botiquín..

Llamó a los demás vecinos desde el rellano que están un piso más arriba. -A lo mejor alguno puede venir a ayudarme- Mientras tanto sigue llamando a la puerta. 

Eh! puedo escucharos ahí dentro.. solo quiero saber que esta pasando. ¿Por qué no queréis salir?. Lea se puso un poco nerviosa tras haber escuchado las voces del niño. Observó la puerta y el marco y se dio cuenta de lo fácil que era tirarla abajo..

Mierda, es cierto.

John baja al quinto donde se reune con el resto. 

-Hola...¿puedo echaros una mano?-dice al ver a Carmen, Ochi y Rob cogiendo bártulos para salir al rescate.

En la planta quinta están Ochi, Rob y Carmen María cuando baja John. 

Se escucha entonces los gritos de Lea desde la planta de abajo

- ¡¿Por favor, podéis bajar alguno y ayudarme?! 

Parece estar dando fuertes golpes a una puerta.