Partida Rol por web

Gracias John por acompañarnos. - dice, algo incómoda antes de que se suban al taxi. John le parece extraño y su reticencia a tomar parte de todo lo que ha estado pasando últimamente no le ha sentado bien. Pero es un vecino, y si no se preocupara por el, no hubiera ido a La Reserva ni se hubiera arriesgado a rescatarlo con sólo un cuchillo de cocina en la mano.

Una vez que Reno llega, una conversación bastante liviana comienza, pero termina igual de rápido. Frente a esto, y para irse poniendo al tanto, Blanca pregunta - ¿Qué ha pasado desde que... ehr... desde que desaparecimos?... ¿Estás bien, John?... ¿¿¿Qué fue todo "eso"??? - dice, refiriéndose al Guardián y mirando a la vez a John y a Spear. El último recuerdo que tiene de John es su cabeza totalmente ensangrentada recuperada, y de cómo enterraron al Hongo que "absorbió" sus heridas. Una imagen nada normal.

En eso, y antes de que puedan responder (y quizás es para mejor, ya que Reno parece ser un "dormido"), llegan a destino sorpresivamente.

No, Spear. El que esté yo o no en el hospital nada afectará en la recuperación inmediata de Hache - dice, medio en serio, medio no creyéndosela - Creo que es mejor que te acompañe y enfrentemos juntas lo que el Capitán tenga que decir.

Gracias John, Reno. Ya iré después al Hospital. Denle mis saludos a todos, ¿si? - y les sonríe.

Ya a solas con Spear, sigue hablando, esta vez un poco más suelta - Tengo la impresión de que Hache no hubiera sobrevivido si no estabas tu con el. Así que gracias. Sé que es tu trabajo, y quizás lo detestas, pero eres buena en ello, aún cuando Stormknight no lo vea.

Por otra parte, si voy a representar junto con Darío los intereses de la Casa Zeón en La Torre, creo que ya es hora de que me den más información de la que tengo.... ese ángel y ese Guardián son cosas que aún no comprendo... y creo que estoy en desventaja en comparación a otros vecinos que, al parecer, han tenido mucho más contacto con sus casas.

Ya estoy cansada de ser un maldito tronco a la deriva. Es hora de tomar el toro por los cuernos. - termina diciendo, con el ceño fruncido y una caminata decidida. No sabe cómo le caerá esto a Spear, pero después de un par de días en quién-sabe-dónde debido a una montaña gigante decidida a matarles, los gritos y regaños de la amazona poco le importan.

Sesenta muertos ¡Y él podría haber sido uno de ellos!... Le dio un escalofrió al sentir a la Parca tan cerca. Daba que pensar, un día estabas en el pasillo del súper comparando el precio de las distintas marcas de pasta y al siguiente simplemente no estabas. La sensación era tan angustiosa que necesitaba expresarla. No se le ocurría mejor manera que plasmarla en un cuadro.

Sus ojos volvieron sobre la pantalla del pc, contemplando los equipos de buceo y los precios. No podía permitirse nada de aquello, de hecho no podía permitirse ni enviar en una caja de vuelta el equipo que había hurtado por culpa de las prisas. -Tendré que quedármelo por un tiempo, no podre rellenar la bombona de oxigeno, pero quizá un tubo de snorkel sea asequible. Seria tontería tener el traje de neopreno y las aletas y no usarlo.- Pensó con una ligera sonrisa de travesura.

Siempre que uno pasaba por un momento de “Ay dios mío podría haber muerto” se prometía reorganizar su vida y vivirla como si cada día fuera el ultimo. Él iba a hacerlo, pero en serio. Compartimentó su vida en trozos más asequibles.

♦El faro: eso molaba, alojamiento barato y de calidad, vecinos divertidos y magia y aventuras. Era lo más importante en su vida ahora mismo.

♦La carrera de arte: ¿Necesitaba el titulo realmente? Lo cierto es que ya pintaba suficiente bien, un rectángulo de papel donde el ministro de educación certificase que… no valía para nada. No al lado de las aventuras mágicas y teletransporte. –Voy a seguir en la uni, pero nada de estresarme. Ni de volverme loco por aprobar todas. Voy a coger los conocimientos que me gusten y sean utiles, pero diplomarme no es un objetivo vital. Si me toca un profesor imbécil ya me sacare su asignatura otro año. No tengo prisa por acabar la carrera.- Aquel cambio de enfoque le liberó. De repente destacaba entre los demás alumnos como un turista entre trabajadores a destajo.

♦El trabajo de atender la tienda del cine: Era una mierda mal pagada, pero tenía sus ventajas, como una compañera divertida y el cómo se cubrían las espaldas mutuamente para poder escaquearse a ver todas las pelis que pasaban por allí. Era lo que le permitia comer y seguir en el faro. -Por ahora, se queda. Aunque tengo que buscarse una alternativa.

Le quedaba un cuarto de hora de tiempo en internet, así que aprovecho para buscar en la web del ayuntamiento los permisos que hacían falta para unirse al mercado de pinturas. Un evento lugar que tenia lugar cada dos fines de semana en una plazuela donde diferentes pintores llevaban sus obras y las exponían en el mismo suelo, sobre una sabana grande. No parecía que ninguno de ellos se hiciese rico, pero el evento tenia suficiente relevencia para que con los años se hubiese extendido por un par de los callejones cercanos. Podia ser más divertido que vender palomitas.  

Se marchó del cibercafé, para pasear por la playa de vuelta al faro. Disfrutando de la sensación de plenitud que le invadía al estar orientando su vida hacia la forma en como queria vivirla, pasando de la lógica o el sentido común. -No sé si será correcto, pero sienta de coña. Y es bohemio que te cagas.- Si había hadas, demonios, ángeles y montañas que se mueven por el mundo, ¿por qué atenerse a lo lógico y lo correcto?

Recogió algunas conchas. Mañana las llevaría a la tumba de su madre. Así su padre vería que estaba vivo y que no había muerto en el derrumbe de tierra. No pensaba llamarlo, al menos de momento, pero suponía que quizá estuviera preocupado.

Estaba tan cargado de energía que esa noche la paso prácticamente en vela, acompañado de unos botellines de cerveza y sus cosas de pintura. De camino al cementerio se pasaría por el lugar donde la gente estuviera dejando flores y velas por los desaparecidos en el derrumbe de la ladera y dejaría la lámina.

- Claro, claro, papá. Lo arreglamos para mañana - le digo a mi padre, sintiendo una tremenda culpabilidad, por primera vez en mi vida, sabiendo que le voy a mentir.

Cuando llego a la habitación, ella está allí. Sabe de su traición, no se arrepiente de ella, pero quiere hacer parece que sí. Entonces dice esto:

- Me alegra que estés vivo. Y que empieces a saber. Tras tanto dolor... que por fin empieces a saber de qué va esto.

Me enfurezco, no me puedo creer que me trate con esa distancia. Madre y yo nunca nos hemos llevado bien, pero pudiendo estar muerto... 

- ¡¿Qué?! ¡¿Eso es todo lo que me tienes que decir, que te alegra que esté vivo como quién se alegra de haber cogido el paraguas porque, mira tú, al final sí va a llover?!

Me doy cuenta de que estoy gritando, y bajo la voz para que no me oiga papá. Y para no ponerme en evidencia: si distancia quiere, distancia tendrá. ¿Y que esperabas, que corriera a abrazarte y se disculpara llorando?

- Sí, empiezo a saber. Empiezo a saber que mi propia madre me entregó sin dudarlo a una secta mágica en pago de Dios sabe qué. Empiezo a saber que no te importó una mierda que me metiera donde tú sabías, que mi vida estaría en peligro. ¿Cómo es posible que la carne de tus entrañas valga tan poco para ti? ¿Cómo es posible que un mendigo borracho, un loco que se cree un capitán pirata y se rodea de putas y vagabundos tenga más aprecio a tu hijo que tú misma?

La mención al Rey Jerónimo me hace pensar: si mi madre está en el ajo, si sabe todo esto, es que es parte de ello. No está deformada ni huele a azufre (creo, la verdad es que nunca me he acercado lo suficiente a ella como para saber a qué huele), por lo que no es del Caos. Pertenece a una de las casas. Pero, ¿a cuál?

- Casi muero, con los Hongos, con el Ángel aquel, con el Gaurdián del Pantano, ¡en la tripa de un volcán en Isla Reunión! ¿Y quién se beneficia de esto, Madre? ¿Para qué casa trabajas, tejiendo tus mentiras en la sombra... de espaldas a papá? - de repente me doy cuenta de que todos estos años Madre ha visto a papá como le he visto yo antes de venir aquí: un pobre bobo al que se le permite todo porque no sabe nada, que nunca ha sido amado por su mujer, que sólo buscaba en él el dinero y la posición-. Me lo vas a contar todo, Madre. Me lo vas a contar todo o le contaré yo lo que sé sobre ti a papá. A papá y a todos los vecinos del Faro, aunque caiga la vergüenza sobre mí.

Le sirvo una copa de whisky neat, y me quedo para mí la botella. Me siento en el sillón enfrente de su escritorio, con cara desafiante.

- Te escucho, y no te preocupes, que tengo todo el tiempo del mundo.

- Podríamos decir que vamos a trasladarles, si lo hacemos durante el cambio de turno tendremos más posibilidades. Tu y yo no podemos moverlos solas, necesitaremos convencer a algún celador...- digo pensativa- Pero hay que pensar cómo transportarles, no pueden ir sentados en un coche... También necesitaremos algún analgésico un poco más fuerte...quizás... quizás yo sea capaz de conseguirlos. Podríamos alquilar una furgoneta de reparto, en la parte trasera podríamos poner dos colchones. ¿Qué os parece?

Mi cabeza va urdiendo los planes para conseguir "requisar" del hospital analgésicos, y algunas vendas... no sé si seré capaz, pero tengo que intentarlo. Sé que mi plan hace muchas aguas, no creo que los celadores vayan a meter a dos enfermos en una furgoneta, tal vez robar una ambulancia...¡¡Helena!! me regaño a mi misma, te lo estás flipando mucho ¿no?

-¿Y si robamos una ambulancia?- murmuro casi esperando que no me oigan...

-¿Robar una ambulancia?- miro a Helena con asombro... y yo misma me asombro de lo "normal" que me parece la sugerencia. -No, no... no podemos hacerlo porque los hospitales suelen tener un montón de cámaras. Sería imposible que no nos vieran. Pero igual Ochi puede pedir el alta voluntaria ¿no? Puede alegar que quiere que le trate un profesional de la "nueva" medicina. Si dice que cree que las farmacéuticas estan confabuladas para extender las enfermedades y sacar beneficios y que el sistema sanitario sólo busca retroalimentarse..."- al menos tengo la decencia de ruborizarme un poco... Helena forma parte de ese sistema que estoy pintando, pero yo no tengo la culpa de que ahora haya una corriente, cada vez mayor que piensa así*

-Trasladarlo es un problema, sí. Yo no tengo ni idea de cómo hacerlo... pero creo, firmemente, que robar una ambulancia sólo nos meterá en más líos...-

-Supongo que sí. Ese...A...Guardian-contestó John una vez bajan del taxi, mirando a Blanca como si no comprendiera muy bien el motivo de su pregunta-era un Altair; un...he...representante de mi casa...o algo así. No...cr...no lo tengo muy claro. Si quieres...si te digo la verdad, tengo más preguntas que respuestas y sobre todo ha con...hecho que me pregunte quién...o qué ocupa el puesto más alto en la jerarquía de las casas. Ese arcángel me curó usando sus poderes pero...de algún modo...tuvo que sacar su...energía de otr...algún lado y lo hizo a partir de ese hongo.

La abrupta despedida de Blanca desconcierta más aún a John, que se queda un instante viendo como las dos mujeres a las que se ha ofrecido a acompañar se alejan dejándole allí solo. Encogiéndose de hombros, se encamina hacia el hospital.

Aunque la idea de Helena de robar una ambulancia me parece magnífica, estoy con Carmen en que probablemente nos traería más problemas que soluciones...

- ¿Que problema hay en pedir o comprar una silla de ruedas y llamar a una central de taxis para ver si tienen algún vehículo habilitado para este tipo de sillas? Seguro que alguno hay...es menos espectacular que la ambulancia - digo mirando a Helena, a mí me gustaba su idea - pero al menos, es un poco más legal. Sólo nos falta tener que huir de la policia al mismo tiempo que de los guardianes compuestos por...¿agujeros espaciales?

Vale, vale tienen razón, debo de estar volviéndome un poco loca, plan B...

El taxista había preguntado qué tal estaban todos cuando oye que no solo Hache está en el hospital ¡sino también Ochi!. Luego se ponen a hablar en voz baja y escucha cosas que confirma que aquel grupo debe estar metido en algún tipo de lío con la mafia: 

"Pero hablan en clave... dicen eso de la Casa Zeon que ya he oído antes... y luego hablan de "ángeles" y "guardianes". Yo creo que esa casa es un piso franco del contrabando. 

Lo que tenía más claro es que aquellas personas que usaban una y otra vez sus servicios no eran mala gente y no sabían dónde se habían metido hasta que algunos de ellos habían resultado heridos. 

Cuando dejó a las mujeres en Puertonuevo y vio que John se dirigía al hospital, no le dejó salir del taxi sin decirle: 

- Perdona, si vas al hospital te llevo en el coche y voy contigo. No te cobraré la carrera... (aunque esta hasta Puertonuevo alguien debería pagármela, jeje) Me gustaría visitar a Hache y a Ochi y saber que están bien...

Por supuesto que no hubiera sobrevivido. Ha aguantado lo suyo... eso es cierto... ¡pero sabes que todo esto es culpa tuya! Solo entré a La Reserva porque Hache me dijo que estabas allí. ¿Sabéis lo peligroso que es ese sitio? ¿Y por qué fuisteis, eh? Por no hacerme caso. ¡Otra vez! Te dije que no hicierais caso a esos mensajes que os salen en vuestros aparatos. Te dije que os fiarais de vuestros sentidos y no de vuestras máquinas. ¡Pero allí fuisteis todos! No sé lo que te ha dicho ese hombre de pelo rojo y mirada extraña. Pero no tiene nada que ver el Gigante que surgió con el ser alado que vimos antes. El ángel es un Altair, de la sexta Casa.  Pero el Gigante es un ser sobrenatural de increíble poder que vigila las grietas entre los dos mundos. No sigue ni siquiera a la Corona. Tenemos suerte de estar todos vivos. Increíble suerte...

Y ahora tienes que esperar aquí. No puedes aún conocer nuestro cuartel. No tienes el pase aún y no estás investida. 

La mujer guarda su lanza y camina con dificultad sin ayuda de ella. Se ve que no quiere entrar al lado de los suyos mostrando debilidad. O tal vez es su carácter insoportable que jamás concede un mínimo de amabilidad a Blanca. 

Les diré que estás aquí. Por si quieren enviar a algún mozo con algún mensaje... 

La guerrera se aleja y tuerce una de las calles iluminadas del Puerto. La zona comercial e industrial está bastante desértica ahora pero no se parece a Las Termitas. Es nueva, limpia y no parece...

Entonces ríe al ver su puesto de trabajo. Tantas vueltas por el mundo la habían desorientado. Allí justo está la taberna de Karl donde su jefe y amigo se habrá preguntado qué fue de su camarera favorita. 

Cuando casi ha pasado una hora y está a punto de darse la vuelta, un hombre en bicicleta se acerca a ella y le dice: 

- Móntate detrás. La Casa Zeon quiere darte un mensaje. 

Llevo a Anayansi y a Lea a un rincón aparte y les digo:

Este tipo, el Facundo, me está empezando a parecer una carga innecesaria. Cierto es que nos ha 'ayudado' a adentrarnos en el Sótano, pero es demasiado alocado y me pone bastante nervioso, con sus extravagancias y esa manera tan rara de expresarse. ¿Por qué no le damos lo que pidió y le decimos que mejor se vaya a su casa a descansar? Lea, ¿cuánto dinero te puso en el papel?

Helena pensó que tal vez aprovechando el cambio de turno pudieran sacarle de allí. El alta voluntaria podía servir en el caso de Hache pero no en el de Ochi, el cuál había sido operado hace tan solo dos días de una operación de columna en ese mismo hospital: Nunca autorizarían que ahora saliera de allí por los perjuicios legales que eso pudiera acarrearles. 

Luego estaba el tema de la ambulancia. Ya Carmen y Hache habían manifestado el riesgo de coger prestada una ambulancia. Pero un taxi de ese tipo necesitaban también una autorización médica. Ella lo sabía bien, que en su Barraca Esperanza los enfermos llegaban en coches, en burros o en brazos, por no tener ningún tipo de vehículo apropiado. 

La única baza que tenían era que ella era doctora y que aquellos días había estado ayudando a todas las víctimas de la catástrofe en la Reserva, así que, aunque no figuraba en plantilla, su presencia era familiar y no despertaba demasiados recelos. 

- Voy a echar un vistazo en el registro de recepción. A ver si puedo averiguar algo. 

Carmen aprovechó para cruzar el pasillo e ir a ver a Hache y saludarle. Así, la vidente, hacía de mensajera entre los dos heridos, por si querían transmitirse algo. 

En uno de esos cruces, en el pasillo, Helena fue hacia ella corriendo. Al fin una buena noticia

- Carmen, ni Hache ni Ochi figuran en los registros. Nada. Es como si no estuvieran aquí. Ahora solo tenemos que saber cómo sacarlos rápidamente...

Anayansi sube corriendo hasta su sexta planta para recordar que la única manera en que puede abrir su trastero es metiendo su llave junto a la de John simultáneamente. Así que hasta que su amigo no vuelva de donde haya ido, se quedará sin saber qué ha pasado ahí dentro. 

Cuando va a bajar a ver a los niños, Alyssa y Thanais salen a la puerta, radiantes y felices y la abrazan. 

- ¡Anayansi!- dice la mayor-  ¡Cómo me alegro de haberme quedado con el sitio al que ibais John y tú, la noche del concierto! O no hubiera podido decirle a Samuel dónde os habíais metido. Me alegro que estéis todos bien.

- Sí, sí, Randoll nos estaba contando. Samuel ha dicho que a lo mejor en un par de días va a llevaros al Curandero para que puedan dejar como nuevos a Hache y a Ochi. ¿Y tú qué tal? ¿Has tenido muchas aventuras? 

- Thanais, baja la voz, Samuel y Randoll están descansando... Y no atosigues a la pobre Anayansi. 

En ese momento llega Rob preguntando a ella y a Lea acerca del Asunto Facundo

-Si, claro-contestó John sacando su cartera para pagar-Toma...y quédate el cambio.

El hombre se volvió a meter en el taxi y esperó a que Reno reemprendiese la marcha.

Mientras hago varios viajes entre las habitaciones de Hache y Ochi, no puedo evitar pensar que me resulta incluso alegre la situación. No es que hayamos mejorado mucho, en realidad, Ochi está bastante peor que cuando todo esto empezó. Pero, al menos, ahora estamos todos de nuevo. Y este servicio de mensajería que estoy haciendo, incluso siendo algo bobo, me hace sentir útil y creo que, de alguna manera, le ayuda a sobrellevarlo.

Entre sus mensajes, intercalo anécdotas sobre lo que vivimos el grupo en el que yo estaba*.

Cuando Helena me dice que no hay nada, pienso que quizás la suerte esté cambiando para bien...

Mientras nos acabamos de organizar para la visita al Curandero, Carmen me entretiene con sus propias aventuras....parece ser que no he sido el único que ha tenido un viaje movidito, aunque por lo que veo con menos...inconvenientes.

- Guerrilleros?, no serían..."islamistas radicales"? En nuestro primer destino fuimos a parar a un búnker y no hicimos muy buenas migas. Igual llegaron hasta ahí tras perseguirnos a Spear y a mí...

Bueno, parece ser que el único problema ahora mismo es salir rápido...

- MMmmm. ¿Y si nos disfrazamos de médicos y llevamos a Ochi en su cama? Seguro que Helena podría hacerse con unas batas para todos. Yo puedo andar, y podríamos ir empujando a Ochi sin moverlo de la cama

Ver a los niños tan bien me da un buen subidón que hace que me olvide del trastero, ya ni me acordaba que teníamos que ir los dos para abrir esa dichosa puerta.

-¡¡Alyssa!! ¡¡Thanais!!- digo con una amplia sonrisa de felicidad. -¿Cómo están los pequeños? ¿Y mi silenciosa asesina? ¿Y Mat y Kirilian?- entonces me dicen lo ocurrido con Randoll y Samuel. -¡Ay! Shhhh bajad la voz, que descansen tranquilos.- entonces les relato todo lo vivido, adornandolo todo a mi estilo, que si he estado en un hotel lleno de animales que hablaban, en un lugar con un chino asesino, unas cavernas heladas al más estilo Frozen. Todo, les cuento todo, lo de los lobos, mi amistad con Blanca e incluso les presento a Facundo. -¿Sabéis algo sobre todo lo que os cuento? A mí me encantan estas historias ¿sabéis?- entonces les enseño en secreto a las niñas mi anteojo. -Mirad chicas, al Rey Hongo le quité esto, robar está mal pero ya no lo iba a usar más, además se portó muy mal con nosotros. Con el puedo ver las cosas mágicas, a ver que os miro a vosotras a ver que luz desprendéis.- digo entre juegos con las niñas, me pongo el monóculo a ver.

A Lea y a Rob les hago caso, son poco habladores pero seguro que se encargan bien de Facundo. -Me parece bien Rob, ¿os encargáis vosotros? Estoy contándoles a las chicas mis aventuras. En unos minutos estoy con vosotros.- no es que les ignores, simplemente me han pillado a mitad de una de mis aficiones favoritas, RELATAR HISTORIAS y más cuando La Amazona con la melena al viento es la protagonista.

Por supuesto que la respuesta de Spear sería como un ají en el culo. Blanca se regaña internamente por esperar algo distinto de la amazona, pero el autodiálogo no dura mucho.

Quéjate lo que quieras: tomé la mejor decisión que pude tomar, y ésta ayudó a salvar la vida de varios vecinos. Puede no gustarte o pensar que fue estúpido, no me importa. Agradezco tus "consejos" - dice, poniendo especial énfasis en la última palabra -, pero si te condenaron a ser nuestro guardaespaldas está claro que tampoco te han servido mucho.

Está claro que el Guardián no está relacionado con el ángel de los Altair... - suspira, no queriendo seguir esta conversación que no lleva a ninguna parte.

Está bien, esperaré aquí.- termina.

Mientras espera, se da cuenta de lo lejos que parece su vida pasada. No ha venido a trabajar los días que ha estado desaparecida, y su familia debe estar vuelta loca. Decide pasar un momento al bar a explicar la situación, y preguntar cuándo puede volver a su trabajo: el arriendo no se pagará solo.

Karl, como siempre, reacciona de manera efusiva al verla. Pensaban que estaba muerta o algo peor cuando no se presentó a trabajar durante todo este tiempo. Pero tan rápido como la abraza, comienza a regañarla por no haber llamado, que la gente que va no se atiende sola y que los turnos de camareras están hechos un desastre.

Recién ahora se da cuenta cuánto extrañaba los problemas del día a día... mira la pantalla trizada del móvil, buscando los contactos de su madre y hermano para llamarlos y decirles que se encuentra bien, pero en eso aparece el hombre en bicicleta y, después de evaluarlo de pies a cabeza, decide subirse a la bicicleta. Mientras lo hace, envía un msg rápido al celular de Hache:

"Espero que te encuentres mejor. Estoy esperando a que los Zeon me den un msg"

El hombre lleva un uniforme parecido a que llevaban la vez que se hicieron pasar por bomberos, solo que más ligero. Con el casco y la licra y las rodilleras y protecciones parece una versión actualizada de caballeros medievales. Algo que parece cuadrar bien con los Zeon. 

El hombre la conduce a un almacén cercano de motos náuticas. Asegurándose que nadie les ve, sube la puerta corredera y deja entrar a Blanca a su interior que apenas está iluminado. Entre las sombras de las plataformas con los vehículos ve tres figuras. Dos uniformados con la versión completa. Ahora sí parecen caballeros. Y además llevan capas. Y una tercera silueta que se le acerca a Blanca a la luz de un pequeño farol que la hace ahogar un grito cuando le reconoce. 

Es el hombre de la ilustración del libro de los Zeon... ese libro que tiene siglos de antigüedad... y ese hombre es el jefe de los Zeon...