Partida Rol por web

Me dirijo al ultramarinos deprisa, para hacer las compras que me encargo mi madre antes de que cierre, tras lo cual, si no ocurre nada trascendental, vuelvo a casa.

- El placer es todo mio señor Hector Seaman, ojala nos volvamos a encontrar en una mejor situación - dice con un ademan de amabilidad -

- Padre, no se preocupe por la limpieza yo la terminare por usted que imagino que tiene mucho trabajo por delante - dice tomando los productos de limpieza e iniciando la labor -

La curiosa criatura vuela hasta el tope de aquella imagen del Cristo crucificado y entonando la oración del padre nuestro inicia poco a poco y de manera casi milimétrica la limpieza de la imagen, lo cual hace con suma delicadeza para evitar dañar la pintura, luego de terminar de rezar te mira y dice:

- Imagino padre que tiene muchas dudas...a lo que estoy dispuesto a responder dentro de mis posibilidades - dice con el trapo pasando por la cabellera ficticia de Jesús -

- Sí que tengo dudas... Demasiadas... - Busco un asiento y lo tomo. - Saber que estás del lado de Dios fortalece mi fe, es como darme un empujón a seguir con mi labor. Me da fuerzas. - Aprieto los puños y casi sonrío.

- Dijiste que llevas mucho tiempo luchando, ¿contra qué cosas? En este pueblo hay vampiros. - Le digo sin elevar el tono de voz. - Quiero hacer algo, destruirlos... ¿Tú sabes cómo, Red Arremer?

El curiosos ser continuaba con su labor de limpieza, enfocado en cada recoveco de aquella imagen manchada por el liquido escarlata.

- Si que hay vampiros padre, y no solo eso...nuestro amigo Hector es un licantropo, se que en los bosques hay una manada de ellos...también hay magos y otras criaturas que no conozco...pero... - el no se había volteado hasta ese instante - ¿esta usted seguro que los vampiros son sus verdaderos enemigos? - se voltea de nuevo y continua limpiando -

Miro sorprendido y estupefacto a la gárgola.

- Claro, estoy seguro... Pero, el resto de seres, ¿magos y licántropos? ¿El agente? ¿Es un circo este pueblo? - Pregunto retóricamente mientras me llevo una mano a la cabeza. - Aunque eso explicaría el mes de oscuridad, que este pueblo sea una especie de infierno particular en la Tierra. - Me río desesperado un segundo. - Red Arremer, a ti te consideraría un monstruo si no estuvieses del lado del Señor, y a esos seres los consideraré así si atentan contra la gente, inocente o no. - Enseño mis manos desnudas. - Sé que no soy fuerte, pero por Dios, por mí mismo y por cada persona no puedo quedarme quieto.

- ¿Circo del pueblo? No comprendo a que se refiere - se rasca la cabeza sin pelaje alguno - ¿En serio usted cree que esto es un infierno padre? De donde vengo no puedes caminar sin toparte con un zombi, con un monje oscuro, con un espectro armado y lo peor...con otras gárgolas...la dimensión de mi mundo va mas allá de lo que ustedes llaman Umbra, pero eso no es importante ahora...sobre los vampiros...son seres que en muchas ocasiones caen bajo la tentación de causar daño, pero dígame, ¿acaso no hay humanos que provocan tanto o mas daño que los propios vampiros? Musulmanes que muestran como deben suicidarse a sus propios hijos; hombres que violan a niños; niños que torturan animales solo por diversión...este mundo es difuso, si que lo es padre...pero muchas veces luchamos contra fuerzas que juzgamos como malas por el simple hecho de ser desconocidas, sin muchas veces saber que el verdadero mal esta mas allá de los matices que consideramos normales o conocidos - estira las alas y te mira -

Bajo la cabeza resignado. No es una gárgola ignorante, no...

- De acuerdo, puedes que tengas razón. Aún así, hay humanos que trabajan para parar a esos humanos: las fuerzas del orden, la policía, un sheriff, el FBI... Pero, ¿quién se enfrente a un ser sobrenatural que se propase? Si un vampiro no hiciese daño a nadie y se alimentase de ganado, de una serie de personas que voluntariamente le donasen sangre para que este no tenga la "necesidad" - Digo a regañadientes. - de matar... No sé cual es el caso en este sitio, en mi pueblo, mi hogar... Quiero hacer única y exclusivamente lo mejor por mi gente, y por Dios. - Si tan sólo me guiase... Miro el Jesucristo que estaba manchado de sangre. - ¿Por qué dices que es tan malo cruzarse a otra gárgola? ¿No son todas como tú?

La gárgola sonríe ante tus palabras, no de manera maliciosa, era una sonrisa de aparente orgullo hacia ti, a pesar de sus intentos de ocultar esa expresión, el se te acerca planeando y se sienta junto a ti, con ambas manos colgadas sobre las rodillas y con la vista hacia la imagen de Jesús.

- Las gárgolas de donde yo vengo son seres que solo el poder desean...no se como serán aquí, pero en mi mundo ya no son muchas ni lo serán gracias a mis acciones - dice mientras que lleva una mano en la cintura y luego te acerca un extraño artilugio cuya runa brillaba con un resplandor azulado -

Es de un tamaño medio, como de 12 centímetros de alto y unos 8 de ancho, es completamente plano y su textura es extraña al tacto, como áspera y suave al mismo tiempo, a pesar de estar cerca del cuerpo de aquel ser, el objeto es frío y no se calienta por mas de que lo tengas por mucho tiempo.

- En mi mundo estos talismanes son objetos de la mayor codicia y de la principal causa de batallas, solo nos sirven a nosotras las gárgolas, pero hoy te la entrego a ti como signo de amistad...no te preocupes, no vendrá nadie por ella, me he encargado de eliminar a todo aquel ser que quiera apoderarse de estos objetos...y sobre tus ganas de hacer algo...conozco una forma, pero es peligrosa, muy peligrosa padre, aunque no se preocupe, yo estaré a su lado en esta batalla -

Solo basto un pestañeo para que de una enorme y horrenda gárgola, pasara a ser un humano común y corriente.

- Necesitare algo de ropa - dice tranquilamente mientras estaba ahí con un simple taparrabos de cuero rasgado -

Acepto sorprendido la runa que me entra el ser. Menudo tesoro, y a mí me lo confía... Desde luego se ha ganado gran parte de mi confianza. Asiento nervioso cuando se convierte en humano.

- Sí, por supuesto, Red Arremer... - Vuelvo a mirar su regalo y ahora le observo más seguro. - Te traeré ahora alguna prenda, no son gran cosa, pero... Necesito que me digas cuál es la manera, porque haré lo que sea...

Frente a ti comienza a vestirse y luego de haberse acomodado los ropajes, comienza a hablarte.

- La razón por la que he llegado aquí es por el simple hecho de un demonio que en mis tierras se lo conoce como Lakufna, o el Caos...por alguna extraña razón, ha comenzado a iniciar una especie de campaña para llegar a este plano, lo que no es nada bueno para este, ni para ningún plano astral en todo el Universo...lo certero es que nosotros solos no podremos solos contra el, pero me han llegado informaciones de que ahora mismo en un lugar no muy lejos de aquí, se esta llevando a cabo una reunión con los seres mas fuertes de este pueblo...dichos seres están dispuestos a luchar contra este demonio y mi mas humilde consejo es que nos unamos a ellos, eso si padre...eso ira contra sus preceptos morales y religiosos, pero me temo que no veo otra solución...al menos, solución visible, a no ser que usted cuente con otra padre -

Dice mientras recorre frente al altar.

- No cuento con nada, sólo... Hasta ahora sólo conocía a los vampiros y la tentación como enemigos, lo que me cuentas es como abrirme una puerta a algo mucho peor, y siento que necesito participar en ello. - Paso mi mano por la cabellera, cansado y asumiendo. - ¿Saltándome mis principios podría salvar una sola vida? Si es así, sólo puedo aceptar... - Digo tajante, pero inseguro de mi respuesta y de si algún día me arrepentiré. - ¿Qué debo hacer?

Ante tus palabras, aquel hombre que en realidad ocultaba una naturaleza tetrica, te dice:

- Sígame padre - y sale de la iglesia a grandes zancadas -

Sin mediar palabra con Red Arremer comienzo a seguirle, dudoso, pero con paso firme.

Llego a mi Iglesia, cansado por el transcurso de los hechos. La ciudad tiene secretos, seres de diversa naturaleza... Por favor, que venga ya mi contacto, necesito un guía... Ruego a Dios mientras me preparo un café.

- Hijo, ¿te gustaría un café? -  Pregunto cortés al joven. - ¿Cómo te has visto relacionado con todo esto?

-Gracias padres, me vendar bien un café caliente para entra en calor.- Hecho un vistazo la iglesia y me quedo mirando la cruz un momento.

-Como he comentado delante de todos mientras me instalaba en el Airport Inn fue atacado por lo que parecía un demonio por suerte el hombre mayor que esta en recepción consigo alejarlo gracias a su fe . Me comento que había otras criaturas no esperaba encontrarme con tantas en el ayuntamiento intentando coopera entre ella .- Tomo un poco de café que me ha ofrecido el padre.

-Perdone no le he respondido a su pregunta aunque puede que la respuesta le suene un poco rara.

De vez en cuando al meditar tengo visiones , así me entere de la reunión en el ayuntamiento y también es el motivo por el que vine aquí . En esa visión también vi a Cristo crucificado y dos sombras delante de ella. Esperaba encontrar información aquí. Ya que en el ayuntamiento no me quedo las cosa muy claras pero por lo poco que oí parece que si no hacemos algo, puede que se acabe el mundo...

La sorpresa se dibuja en mi rostro.

- ¿Un demonio dices? - Froto mi barbilla después de ofrecerle la taza. - No me extraña, desde hace unos meses he visto la otra cara de este pueblo. Es una degeneración. - Suspiro y miro a Cristo. - Me alegro que estés bien... Y, dime, ¿por qué crees  que fue ahí el demonio? Ah, por cierto, las dos sombras que viste éramos yo y el hombre del ayuntamiento, ese al que llamaron ícarus o Red Arremer, una gárgola, buena, al parecer.

- La verdad no sé cómo tomar cartas en esto, sólo soy un pastor que intenta a lejar a la gente del pecado, no soy un guerrero... No sé qué se espera de gente como nosotros en esa reunión para salvar el mundo..

El campanario de la iglesia retumbaba en aquel lugar, no había nadie en esa torre, al menos nadie que el pastor supiera.

Las ventanas hechas con imágenes de santos rápidamente cayeron ante las rocas y otros elementos que dañaron terriblemente esas imágenes.

Red Arremer se había mantenido quieto y mirando hacia Evan y el Pastor dice:

- Él ya está aquí – su voz a pesar de ser calmada sonaba fría, terriblemente incomoda y extrañamente perturbadora, se voltea – prepárense señores, esto se pondrá bien feo –

Las voces en las afueras cantaban al unísono la simple frase de “¡La Verdad quiere sangre!”