Partida Rol por web

Jum... es muy tarde para ponerse a investigar. Hay que remontar el río...

Marco la zona con piedras y palos para encontrarlo por la mañana. Vuelvo hacia donde están las garrafas. Lleno la mitad(10 unidades) y me acerco a los recolectores de bayas.

-Tengo algo de agua. Pero no deberíamos llevárnosla toda. Si no este área podría morir en unos días... ¿Voy a volver al pueblo... me acompañáis?

Nozomi miró curiosa a la niña. - ¿Te sentó mal la carne que comiste ayer? De ser así... Eres una pequeña mutante. - aun así la siempre reelegida delegada de la clase, no mostró miedo, ni si quiera demasiada sorpresa. - No te preocupes pequeña, mientras no seas una amenaza, no creo que a nadie le importe... De hecho yo... - se lo pensó un segundo, pero al final decidió callarse. - Bueno, te lo contaré otro día.

Habia sido una dura jornada de recolectar. Vaya estoy super cansada, esta bien vamos a comer algunas bayas que hemos cogido. Después aparecio Saigo, parecia curioso con el lago.

Antes era bastante grande, al menos a lo largo, pero nunca ha sido muy profundo como mucho nos llegaba hasta el ombligo, ahora no se porque se ha secado no lo recordadaba asi. Le ofreci algunas bayas a Saigo. Toma come algunas, están muy ricas.

-Las aceptaría encantado, pero voy cargado como una mula. Guárdamelas para el pueblo. Tienen una pinta buenisima

Vale las llevaré encima, si quieres te ayudo a cargar con eso y llevas menos peso, vamos al pueblo. Le dediqué una sonrísa al chico, era de noche así que ir al pueblo era buena idea.

-Tranquila. Puedo con ellas. Pero deberíamos volver...

Bostecé y me froté los ojos mientras sostenía la linterna. Había sido un día largo lleno de misterios y sustos. Después de la terrorífica experiencia en aquel lugar estaba deseando meterme a dormir, por lo que la sugerencia de Nozomi de llevarme arrancó una dulce sonrisa de mis labios al tiempo que extendía los brazos hacia ella.

Mientras me cogía, sonó la PDA y la leí. Mis ojos se abrieron como platos y mi mano comenzó a temblar al mismo tiempo que mi rostro perdía el color. Un recuerdo acudió a mi mente, una pesadilla que me había atormentado la noche anterior.

- Yo... no recuerdo bien... recuerdo niños que no eran mis compañeros de clase, un lugar oscuro y un libro que tenía que leer porque mi vida dependía de ello. Lo que cuenta Marikawa-san no sé... pero ayer me dolía la barriga - estas últimas palabras las dije casi en un susurro. Sin poder evitarlo, la abracé temblando - no le digas a nadie, por favor.

Se agachó para que pudiera subir a su espalda. No se lo quería contar, pero le dio pena que la niña tuviera miedo de que contara su secreto, por lo que decidió contárselo ya. - Levántame el pelo por la parte de atrás. - al hacerlo, la niña podría ver que Nozomi tenía un pequeño agujero metálico en la nuca, bien tapado por su pelo. - Lo descubrí anoche, mientras me cambiaba de ropa... No sé que puede ser, pero bueno, es mi pequeño secreto, así que guardamelo.

Aun con la niña acuestas, Nozomi se las apañó para cerrar aquella puerta de la valla y cerrar con llave, después se dirigieron hacia el pueblo.

Levanté el pelo de Nozomi y me sorprendí del agujero.

- ¿No te duele? ¿Crees que hicieron experimentos con nosotras como en las series de la tele? - pregunté intrigada, cada vez se parecía más a los dibujos de miedo que mis padres no me dejaban ver - será nuestro secreto, no se lo diré a nadie - prometí.

Mientras las dos chicas salen del bosque y se dirigen hacia el pueblo, se cruzan de bruces con el grupo recolector de bayas.

-Eh, encontré agua.

Sonrío orgulloso con las garrafas a cuestas

-Bueno...Voy hacia el pueblo que estas garrafas pesan mucho. Supongo que os veo allí.

Vamos al pueblo, aquí no hay mucho más que hacer. Muy buen trabajo encontrando agua Saigo ¿pero en que estado está? Quizá necesitemos purificarla. - con la niña a cuestas se dispuso a marchar hacia el pueblo. - Pero antes... - se acercó a Lev y cogió un puñado de sus bayas. - Me llevo esto. Ahora si, marchemos.

 A Yoki le preocupaba la inminente partida de Saigo hacía la oscuridad de la noche y la inseguridad del bosque; pero su misión de buscar agua parecía ser un motor de ímpetu que sería imposible detener. El muchacho estaba lleno de determinación.

- Esta bien. Sigue con cuidado. Vuelve ante el más mínimo peligro. Iría contigo, pero sería más una carga que una ayuda... espero que nos veamos luego...

 Dicho esto, el pequeño hombre se despide de su compañero y se vuelve al pueblo; después de todo estar solo en el bosque no era muy agradable.

Tras revisar la sangre y estar solo no me arriesgo mas, pero tomo nota e imagino cosas que pudieran a ver pasado. Voy donde mis compañeros para que en el caso que tengamos que hacer noche a la intemperie estemos acompañados.

-Me he asegurado de que esté bien. Bastaría con hervirla. No hace falta ni si quiera algún producto o filtrado más allá del que podamos hacer con el propio alambique