Partida Rol por web

Tras derrotar a la criatura, Don Urik se quedó vigilante, recogiendo su lampara del suelo de nuevo y levantándola para tener buena visión del entorno mientras el resto se encargaban de reconocer la sala y realizar sus conjuros mágicos. - Deberíamos avanzar. - dijo, confirmando las prisas de Beth por aprovechar su magia y dando por sentado que no iban a saquear las tumbas de los muertos. Aquello parecía la tumba comunal de unos Druidas. 

- Encontremos la reliquia y salgamos de aquí, pronto. - 

No puedo seguir curándote, Elyzabeth. He agotado toda mi magia por hoy...

Ni los ataúdes ni el oso emitían magia, pero los compañeros de Elyzabeth brillaban como arbolitos de navidad ante la magia de detectar auras mágicas. Pero eso ella ya lo sabía. No obtuvo información adicional.

Por su parte, Ashlyn probó el cinturón. En seguida le embargó un gran pesar, que no se detuvo hasta que se lo volvió a sacar. Había objetos mágicos inteligentes que elegían a su portador, o algunos que solo funcionaban en manos de ciertas razas o creencias.

El grupo siguió adelante, tras Ida. La muchacha se desplomó de pronto, en medio de la sala. Tenía un dardo en el cuello. Si hubiera ido delante alguien más alto, el dardo habría golpeado la protección de la armadura o habría hundido su veneno más lejos de los puntos vitales, pero la carótida de Ida llevó las toxinas directamente a su cerebro, matándola al instante. En parte, ellos eran responsables de lo que había ocurrido.

El dardo tuvo que salir de la pared, que estaba decorada con círculos y espirales que podían disimular algún agujero en alguna parte.

Ely compartió con sus compañeros la ausencia de auras en la primera sala y siguió a Ash a la siguiente.

No puedo seguir curándote, Elyzabeth. He agotado toda mi magia por hoy...

Al ser lo más probable, Elyzabeth se limitó a torcer el labio y caminar tras la brujilla. Poco después caía abatida por un dardo venenoso.

-Mecachis...- Suspiró reprimiendo una sonrisa vengativa. La joven escrutó la sala sin moverse. Las trampas no eran mágicas, aun así, habían demostrado ser letales. Poco después se relajó:
El rito del bosque les protegía de venenos y enfermedades, y comenzó a mirar el cuerpo tendido con otra expresión. –¿Hay algún sanador?¿No?...Me toca entonces- Beth tuvo la precaución de seguir las huellas de Ida y arrastrarla de vuelta hasta una zona que ya habían pisado para examinarla. –Hmmm, ahá. No os preocupéis, volverá a caminar. Sólo necesita descansar un poco- Explicó dándole un par de cachetes como si fuera una yegua.

-¿Veis algo?- Preguntó al resto alzando la esfera brillante antes de guardarla. Tal vez Lobo pudiera inutilizar las trampas, pero quería estar seguro de que el riesgo merecía la pena.

-¿Y si empujamos la estatua del Oso para hacer saltar el resto de trampas?- Se le ocurrió finalmente.

Me sobresalto ante el Dardo y mi primer instinto es correr a ayudar a Ida. Pero liego pienso, igual hay más. Mi mirada se clava en Lobo cuando Elyzabeth habla.

¿Y por qué no dejamos que el experto en trampas se encargue? Por cierto, Lobo, si desarmas la trampa esos dardos pueden ser muy útiles.

Luego me acerco a Ida. Yo puedo curarla, si me dejas.

Ashlyn examinó a Ida y verificó que ya estaba muerta. Portaba una ballesta ligera que perteneció a Elyzabeth antes de que ella tuviera una mejor. Ahora no tenía mayor valor ni utilidad, y bien se podría dejar en esa tumba para evitar cargar con ella. Pero lo que sí recuperaron fue la cuerda y los dos juegos de grilletes, que podrían ser usados más adelante.

Estamos en las últimas. Ni siquiera me queda poder mágico en el cinturón curativo. Espero que este sitio no sea mucho más grande.

Lobo examinó la sala con tanta velocidad que no fue necesario arrastrar una estatua gigante. La trampa que mató a Ida no disponía de más dardos, pero encontró una segunda trampa idéntica un poco más adelante. Era un disparador doble: primero se empujaba el dardo hacia arriba y después un resorte lo propulsaba desde atrás. La consecuencia era que no podían llegar hasta el dardo para desarmar la trampa. Lobo se agachó para pulsar la baldosa del suelo, y el dardo voló sobre su cabeza y se estrelló inofensivamente contra la pared opuesta deshaciéndose en mil pedazos.

Llegaron hasta el extremo opuesto de la sala, dónde unas escaleras de piedra bajaban a una oscuridad insondable... hasta que la iluminaron. Como habían sospechado, el agua se había filtrado hasta aquel sótano, pero sólo llegaría hasta los tobillos, por lo menos en aquella zona junto a las escaleras.

Tras probarse el cinturón que Ashlyn parecía no querer por no conjugar con el ente mágico del cinturón, Don Urik siguió adelante, siguiendo al grupo. De pronto Ida cayó al suelo, al parecer, muerta. Don Urik la miró con expresión indescifrable, y lo que pensó, se lo guardó para sí mismo, aunque no parecía muy complacido. - Ten cuidado Beth. - musitó cuando ésta se acercó a estirar de ella. Dado que no podía hacer nada más, esperó a que el resto hicieran su trabajo.

Él tenía muy claro cual era el suyo. 

Se confirmó la muerte de la Bruja adoradora de demonios, y Beth confirmó que podría hacerla caminar de nuevo, él ya sabía cómo y seguía en la misma línea de pensamiento - Mientras sean malvados para luchar contra el mal, no tengo problemas. - pensó de nuevo. 

Pronto Lobo demostró su habilidad encontrando otra trampa y activándola sin peligro para nadie, dejándola inservible. Tras atravesar la nueva sala, encontraron unas escaleras y agua al final de ella. Cuando Don Urik vio el agua, hizo una mueca de desagrado. - Lobo, átate una cuerda, te sujetaremos mientras vas delante. - 

Al ver caer a la sacerdotisa, el montaraz se dispuso a desactivar cuantas trampas pudiera. Tras hacer lo humanamente posible por encontrarlas, poco a poco trató de ir desarmando cuantas pudo. 

-Esa zona inundada me da muy mala espina.-Apostilló.-Pero no sé si descansar aquí hasta que recuperéis magia me da mejor pálpito... ¿Qué me decís?-Preguntó con serias dudas. Dicho esto, se ató la cuerda y pidió a los demás algún tipo de luz que pudiera asir a su arco mientras avanzaba.

Yo puedo curarla, si me dejas.

Beth estiró el brazo y agitó la mano para ahuyentar a Ashlyn:

-¡Ño-ño-ño! Quita esas manazas de mi paciente- Dijo como si quisiera alejar a una niña de una tarta. La paladina no tardó en darse cuenta de que Ida estaba más allá de sus propias dotes curativas y sólo podían especular sobre los métodos que emplearía la clériga.

Elyzabeth esperó a que Lobo hiciera saltar las trampas. Después recostó el cuerpo de la brujilla sobre una de las paredes, recuperó los grilletes y la cuerda, y se despidió: - Volveré por ti, Zida- Susurró recolocándole el flequillo tras la oreja y embrazando el escudo de nuevo.

Estamos en las últimas. Ni siquiera me queda poder mágico en el cinturón curativo. Espero que este sitio no sea mucho más grande.

-Es una pirámide de bolsillo- Bromeó con el semielfo. –Además, te quedan un montón de cargas en la varita, ¿No es así? - Dijo para animarle.

- Ten cuidado Beth. –

-El caos es la materia de la que nacen los sueños- Respondió al paladín en tono filosófico. –cuando menos te lo esperas, la vida te reparte una buena carta. – Sonrió por algún motivo que sólo ella debía conocer.

-Me quedaré cerca para protegeros con mis oraciones- Dijo colocándose tras Urik.

Ely levantó la esfera para alumbrar a Lobo y le animó a inspeccionar un poco más: -Si esperamos, corremos el peligro de que vengan más espectros o que Rodolfo se nos adelante con la reliquia- Después añadió con una media sonrisa: -No te agobies, lo de que el inmueble amenaza ruina, era una mentirijilla para la señorita serpiente-

Urik también probó a ponerse el cinturón, pero el efecto de pesadumbre fue el mismo que en el intento de Ashlyn. Le devolvieron el cinturón a Elyzabeth, que volvió a guardarlo. Reluë lanzó un conjuro de luz sobre el arco de Lobo.

Prefiero pasar en el pantano el menor tiempo posible. Tú eres nuevo, Lobo, y no lo sabes, pero el ritual necesario para romper el sello del Santuario del Pantano requiere que alguien rece toda la noche.

Cuando llegaron a la pirámide estaban brillando los últimos rayos de sol. Si acamparan ahora no podrían romper el sello hasta la noche de mañana. Avanzaron por las escaleras hasta la habitación inundada. La luz no alcanzaba a iluminar las paredes de la cámara, con lo cual podían ir en cualquier dirección sin saber cual era la correcta. De pronto escucharon la risa de una niña.

Jijijijiji...

Miraron en dirección a la voz, pero solo tuvieron tiempo de ver unas piernas blancas chapoteando hasta alejarse de la luz. Volvieron a mirar al frente cuando la niña volvió a reír desde la otra dirección.

Jijijijiji...

Del agua emergió una pequeña cabeza con cabellos negros apelmazados por el agua.

La cara cambió, abandonando los rasgos infantiles hasta transformarse en una aparición horrenda, pero el grupo de aventureros ya había visto muchas cosas horribles y permanecieron impertérritos. Reluë tembló, estando a punto de sucumbir, pero Urik puso su mano sobre el hombro del semielfo hasta que se tranquilizó.

No puede ser una casualidad que reciba dos visitas el mismo día. Supe desde el principio que el otro intruso mintió cuando dijo que venía solo... Vosotros tampoco tendréis ninguna esperanza. Muahahahahaha...

El agua dificultaba el avance, y la distancia hacía difícil llegar a Ashlyn, Elyzabeth y Urik. Lobo, por contra, se estaba decidiendo entre disparar flechas o cambiar su arma a la forma de mandoble para atacarla en cuerpo a cuerpo.

Así pues no somos los primeros en vemir aquí, ¿mmm? ¿Hace mucho? Porque los espíritus estaban intactos..

Mientras hablo, doy un par de pasos vigilando esa cosa y preparando la ballesta para, al final, levantarla y disparar un virote de hierro frío.

Don Urik se puso al lado de Lobo cuando aquel ser se manifestó, mientras miraba el agua con desconfianza. No permitiría que ése ser dañara a sus compañeros. - Detrás de mí. - dijo, alzando el escudo y poniendo la espada en posición lista para golpear*, tras haber tranquilizado a Reluë poniendo su guantelete en el hombro del hechicero. Aquella cosa no le daba miedo, y su ejemplo servía a los demás para superar éste escollo. 

El caballero pensaba que sus compañeros habían decidido no romper el sello para no llamar la atención de Stradh, algo que a él personalmente se la traía al pairo. Quitarle los templos y sus poderes era algo capital para él, y eso haría que fuera menos poderoso y por lo tanto, poco a poco ganarían posibilidades de derrotarlo...y con lo que les había costado llegar hasta allí, pensaba que era una tontería no romperlo y quitárselo...pero no iba a imponer sus ideas al resto, tenía que ser por consenso...a menos que fuera algo muy claro, por supuesto. 

Ashlyn logró que su virote rasgase el cuello de la Dama Ahogada, pero comprobó que no era necesario usar proyectiles de hierro frío cuando la flecha de Lobo le arrancó una oreja. El tercer proyectil fue de la varita de Reluë. Para cuando Elyzabeth envió su arma espiritual en forma de daga, la Dama Ahogada se sumergió en el agua sucia y oscura. El hechizo se limitó a dar dos golpes sobre el agua, sin nada a lo que atacar.

Entonces el agua empezó a burbujear... No como si hirviera, ya que no notaban calor en sus piernas sumergidas. Recordaba más al desove de las truchas, cuando su nado agita tanto las aguas que ondea su superficie. Tres anguilas gigantes surgieron desde la retaguardia, de modo que Urik no pudo atacarlas. Era como si trataran de evitar que los intrusos pudieran volver a las escaleras.

¡¡¡AAAAAAARRGH!!!-gritó de dolor el semielfo cuando una de las anguilas le mordió el vientre a pesar de la protección del sello del Santuario de la Montaña.

Otra de las bestias se cebó en Lobo, y ambas se quedaron enganchadas por sus ventosas succionando la sangre de sus víctimas. El tercer pez se frenó ante el círculo de protección mágico de Elyzabeth, y abrió sus mandíbulas amenazante como si fuese una serpiente.

Don Urik, viendo que la criatura mujer se escondía bajo el agua y escuchando a sus compañeros gritar de sorpresa y dolor, se giró y se movió al lado de Lobo. - ¡Ashlyn, el mago! - le advirtió a su compañera de tal forma que coordinaran sus ataques. Quizá si él libraba a Lobo de la presa de la criatura acuática podría emplear sus flechas en ayudar a eliminar a la criatura que estrujaba al mago en un anillo de muerte cada vez más estrecho. 

Cogió su espada con las dos manos olvidando su propia protección, algo que empezaba a ser más que habitual, para golpear con todas sus fuerzas. - ¡Tengo mil golpes más como éste, bruja, y la mayoría llevan tu nombre! ¡Luchad! - exhortó a sus compañeros. 

-¡Espera espera!- Dijo a la aberración antes de que se sumergiese bajo el agua: -¿Dos visitas?¿Quieres decir que acabaste con el pobre Vistani?- La joven trató de darle un toque dramático para que el monstruo pudiera regodearse del mal que había causado. Rodolfo había demostrado ser un aliado en aquellas tierras hostiles, pero la certeza de su muerte les permitiría buscar la reliquia sin tanta premura.

-¡Escurridizas criaturas. Acabaréis en mi sopa!-

Elyzabeth redirigió su daga de fuerza hacia la anguila que atacaba al mago y se colocó al otro lado para flanquearla con su compañero.

Afirmo a Urik y me voy hacia la criatura que ataca a Reluë, mientras él ayuda a Lobo.

Esa cosa con formacde serpiente está fuertemente pegada al cuerpo del elfo. Levanto li espada y la dejo caer, dispuesta a acabar con esa cosa.

El grupo pronto se dividió en dos.

En la retaguardia, Ashlyn y Reluë luchaban contra la anguila que había mordido al semielfo y le estaba chupando la sangre. Dos espadazos de la paladina y un proyectil de la varita mágica del mago no fueron suficiente como para acabar con la bestia.

En el centro de lo que hasta hacía poco fue un grupo cohesionado, Elyzabeth y Urik se arremolinaban en torno a la anguila de Lobo. La segunda anguila aprovechó para morder a Elyzabeth. Dos espadazos del paladín, de su arma fantasmal, no fueron suficientes para acabar con la anguila de Lobo, y ni el espadón de Lobo ni la daga espiritual de Elyzabeth pudieron hacer gran cosa contra un animal que no dejaba de escurrirse y serpentear.

De pronto, y casi a la vez, ambos grupos vieron cómo las heridas de las anguilas se empezaron a cerrar... En cuanto a la Dama Ahogada, seguía oculta y sin atacarles, cosa que era de agradecer dadas las circunstancias, pero que daba la sensación de que otra cosa horrible estaba a punto de suceder.

- ¿Dónde has puesto al Vistana, maldita bruja? - preguntó el Paladín, golpeando de nuevo a la bestia que se agarraba a Lobo.

Sus golpes eran certeros, pero a pesar de ello, la anguila se retorcía enfurecida y sus erráticos movimientos hicieron que el segundo golpe del caballero errara por muy poco. 

Aquellas criaturas eran muy duras, y si no se daban prisa, acabarían con ellos...y lo peor es que no podían golpear a la bruja, que se escondía bajo el agua.