Partida Rol por web

Don Urik chasqueó la lengua al ver caer la cabeza del demonio en su segundo golpe. - Vaya, eso ha sido rápido. - dijo, sorprendido de su buena puntería. Era la primera vez que invocaba al cuervo sagrado, por lo que debía ser una señal de que estaba en el camino correcto y de que era un elegido. - Bueno, tampoco es que Cuervo tenga muchas más opciones, la verdad. - se dijo a sí mismo humildemente, para rebajar ese subidón de adrenalina y autoestima. 

Se giró y siguió a Ash hasta la habitación, pero al escuchar a Beth, decidió seguirle el juego, sin decir, nada, rodeando a la hechicera, con el arma baja sin parecer amenazante, pero dispuesta para golpear en menos de medio segundo - Si yo fuera tú, hablaría, créeme, te conviene más. - le dijo con un tono de voz calmo e incluso amistoso. Alguien tenía que hacer de guarda bueno.

Técnicamente no era un demonio, paladina. Era un diablo. Osyluth, el diablo óseo.

Panda de catetos me ha tocado...-masculló, aunque solo Elyzabeth y Urik estaban lo suficientemente cerca como para oírla.

Vamos a ver... ¿Qué parte de "construirse un marido" no habéis entendido? Juntas las reliquias para hacer un cuerpo y luego abres un portal para que el espíritu de Chernovog se meta dentro. No sé qué más indicaciones queréis.

Y si no desinvocáis de una vez al maldito pájaro, la emprendo a rayos con vosotros.

El mero hecho de que lo advirtiera en lugar de hacerlo ya se podía considerar un gesto de buena voluntad.

   Ely soñó por un instante la posibilidad de engañar a un diablo como Khyristrix, y obtener su ayuda a cambio de una caja vacía. El subidón fue impresionante, pero la huida de Lobo y su propia ropa interior le recordaron que los aventureros ya estaban jugando al límite. Enfrentarse a Afina y su ama juntas, era más de lo que podían unos simples mortales, así que siguió con su plan de destrozar a la hechicera desde los cuatro lados, pero los paladines habían hecho su parte de hacer creíble su falsa negociación, y Beth, como buena nigromante, no iba a desperdiciar nada.

Panda de catetos me ha tocado...

-Técnicamente he evitado uno de tus rayos y tú estás rodeada- Se regodeó mentalmente, pero enmascaró sus emociones con su palabrería: -Disculpe eminencia, los catetos apenas hemos empezado a jugar con las reliquias. Como te dije al conocernos, todavía me dedico a aprender de los demás, pero tú, no nos estás dando nada, y hasta que lo hagas, eso es lo que te daremos- Elyzabeth y el acosador se coordinaron para atacar simultáneamente. Mientras afina cruzaba los brazos instintivamente para evitar que el ave incorporal la atravesase de nuevo, la clériga hizo un profundo barrido que superó las defensas de la hechicera, golpeándola en un lado de la cabeza. De inmediato, Ely giró sobre sí misma para encadenar un segundo golpe que alcanzó a Afina en las costillas. A continuación, dio un paso que dejó a Afina doblemente flanqueada por los cuatro aventureros.

Beth miró a los paladines con sus espadas goteando sangre de demonio y se permitió su tono más insidioso: -Lo poco que sé de negociar, es que la clave está en tener una posición de poder. En tu caso, el poder perder la cabeza frente a conservarla.  No te dejaré hacerte fuerte con tu ama, sin algo tangible e inmediato a cambio- Clavó sus ojos desafiantes en la hechicera -…Vamos, levanta ese precioso dedito y vemos como casi lanzas tu rayo- Dijo volviendo a levantar la maza.

Levanto la espada dispuesta a bajarla en cuanto escuche una palabra mágica proveniente de Afina cuando Beth realiza su ataque. Por un momento estoy por ayudarla, pero prefiero esperar para ver si la bruja nos cuenta algo o no. Así pues me quedo en tensión pero sin acabar de lanzar mi golpe, esperando a ver si por fin nos dice algo o no.

Los movimientos de Ashlyn se estorbaron con los de Urik, impidiendo que el paladín ayudara. Reluë también parecía reacio a intervenir, seguramente por una falsa sensación de que todo el pescado ya estaba vendido. De ese modo todo se redujo a un combate muy personal entre Afina y Elyzabeth.

¡Puuuutaaaa!

El contexto hacía pensar que ya no podrían sacar más información a una Afina iracunda. Elyzabeth le abrió una brecha en la cabeza y Afina llevó la mano a su espalda para sacar una lanza corta. Solo fue una distracción. El gato invisible mordió a Elyzabeth en el tobillo. Afina estiró la mano hacia su némesis para lanzar un rayo a bocajarro, pero Elyzabeth desvió el brazo con la muñeca. El rayo hizo estallar una redoma vacía sobre la mesa del laboratorio cubriéndola de cristales.

Lobo alzó de nuevo su espadón y volvió a golpear al vistani al que ya había golpeado. Acertar el golpe le hizo alegrarse por un instante. No deseaba matar a aquellos vistani, pero necesitaba huir y ellos se lo impedían.

-Pues te lo digo más claro.-Empezó a explicar.-Darse media vuelta y marchar a tomar por culo u os hago tajás.

Empezaba a asustarse. Aquella criatura no tardaría en alcanzarlo y lo destrozaría. No deseaba reunirse con su madre tan pronto.

La hechicera aún podía hacer mucho daño, sobre todo si la llamaba cateta, pero estaba muriendo según lo esperado. Con la frialdad de que era capaz, Beth calculó que sólo el gato invisible tenía alguna posibilidad de salir de allí y, quizás, informar a su siguiente amo. La joven hizo una mueca a sus compañeros en plan “cuando queráis” pero antes de poder decir una palabra, la hechicera hizo estallar una redoma y el maldito gato la mordió. Ely dio un brinco como si fuera otro felino, más por el miedo a los efectos de algún veneno que por la herida. -¿Y si me deja tiesa de un simple mordisco?¿Y si esta zorra se teleporta en el último segundo?- A punto de caer de nuevo en la psicosis, la nigromante se recompuso y contraatacó desquiciando a Afina para que luchase con el corazón y no con la cabeza.

¡Puuuutaaaa!

-Un buen epitafio para tu lápida, cariño, pero no seas tan dura contigo misma, por más que el cliché de soltera y con gato no pinte bien. ¡Los dos lo estáis haciendo muy-muy bien!- Fingió animarla y se limpió la mejilla llena de cortes de los cristales. –Me encanta tu estilo. Tienes que decirme dónde te vas de trapitos. Si tengo que saquear tu cadáver no tendrá el mismo glamur. ¡Otra cosa antes de dejarnos!: ¿Qué sabes de Arnak Wallace?¿Y qué come tu gato…A parte de tobillos?-

Ely trató de darle un par de mazazos al gato para ver cómo era por dentro, pero solo descubrió lo ágil que era la maldita criatura. Inquieta por tener que enfrentarse a ambos en solitario silbó al acechador para que ejecutase una nueva pasada. Elyzabeth trató de no demostrar temor y continuó provocando: -Ahí va un poco de presión para que seas más agradable-

El ave incorporal sorteó a los paladines y volvió a atravesar a Afina por la espalda drenando otro poco de vida de la hechicera.

Aquello se iba a acabar ahí y ahora. Por lo que parecía, la mujer no iba a soltar prenda, y había admitido ser la colaboradora de una Demonio, lo poco que les había dicho ya tenía algo de valor. Khyristrix no sabía aún que no tenían las reliquias, y sabían perfectamente lo que quería hacer con ellas. Probablemente Stradh no lo supiera, o no le importara, vete a saber. 

Para Don Urik, aquella mujer estaba sentenciada. - Te hemos dado la oportunidad de hablar y entregarte, de salvar la vida, y quizá reformarte tras expiar tus pecados, pero no, la rechazas. No nos dejas elección. - 

El Paladín puso el arma en una posición de combate, atento a cualquier movimiento de la mujer. - Ash, acaba con su compañero diablo, si hace algún conjuro, yo la detendré. - dijo con un movimiento de cabeza hacia Ashlyn. 

- Reluë, cuando gustes. - le pidió al mago, para que le apoyara con algún ataque a la maga. 

Afirmo a Urik y me doy la vuelta para mirar dónde atraca Elizabeth. Yo no soy capaz de ver a la mierda de gato, pero sé que está ahí. Así pues, cuando la veo descargar la maza contra el aire, hago lo mismo deseando conseguir algún sonido o alguna resistencia que indique que he acertado.

Bajo la atenta mirada de Ulrika, el combate del sótano se seguía desarrollando. Afina no iba a quedarse quieta mientras mataban a su gata Doncella, la gente a la que le gustan los animales es así. Y en cuanto Urik percibió su intento de lanzar otro rayo, le cortó el cuello y su cabeza salió rodando hasta debajo de la mesa del laboratorio. Lo primero que hizo el gato fue darse media vuelta para escapar, pero ese momento lo aprovechó Elyzabeth para aplastarle su ligero y frágil cráneo.

Esos hechos desembocaron en dos sucesos más. Una vez muerta Afina, la víctima del Acosador, el ave de ectoplasma empezó a arder cual ave fénix y se consumió por completo. El cuerpo sin cabeza del gato se volvió visible y se transformó en el cuerpo de un diablillo. Examinando las pertenencias de la bruja, encontraron entre otros objetos unas pociones que no fue necesario identificar: la ordenada Afina las tenía debidamente etiquetadas como dos pociones de resistencia de oso y dos de curar heridas graves.

Mientras, en la entrada, uno de los bandidos vistana se empezaba a tambalear debido a los cortes profundos provocados por el espadón de Lobo. Justo cuando ya volvían a abalanzarse sobre el montaraz, Rodolfo entró en la herrería.

¡¿QUÉ PASA AQUÍ?! ¡¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ, LOBO?!

No parecía muy contento con el hecho de que un miembro del grupo de Urik y Elyzabeth se hubiera adelantado a la hora pactada del robo.

Deteneos-pidió a los suyos-. Este muchacho está temblando de miedo. Dejadme un momento con él.

Los dos gitanos retrocedieron unos pasos, manteniendo la guardia alta. Lobo también se percató de que un par de vistanis más se habían acercado por su espalda, y uno tenía una daga a unos centímetros del gaznate de Lobo. Seguramente entraron por la ventana de atrás y se acercaron sigilosamente por la espalda. Ese agresor que estuvo a punto de matar a Lobo también se retiró. Rodolfo sacó una moneda atada a una cuerda y empezó a moverla delante de los ojos de Lobo.

Estás en lugar seguro... Nada puede hacerte daño... Estás en lugar seguro... Cuando cuente hasta tres, todo tu miedo habrá quedado encerrado en una caja dentro de tu mente. Uno... Dos... ¡TRES!

El miedo había desaparecido. De pronto a Lobo no le parecía tan terrible el monstruo blanco del sótano. Tampoco tenía los pelos erizados en la nuca.

Ponme en antecedentes, Lobo. ¿Los demás también están aquí? ¿Qué es lo que te hizo huir de esa manera?

Lobo bajó el arma y la guardó.

-No lo viste...-Balbuceó.-Era... Es... blanco, garras, ojos.-Gesticulaba con aún algo de nerviosismo.-Ese bicho salió del infierno. ¡Los demás!-Se interrumpió a si mismo atropelladamente mientras se echaba el arma a la espalda para colocarla en su funda. 

Estabamos en un combate, en el sótano, contra una criatura grotesca. Debo ayudarles si siguen vivos. Mis disculpas por la pelea, caballeros. No era yo mismo. Luego te sigo contando.

Dicho esto, giró sobre sus talones y salió disparado.

    Elyzabeth quedó momentáneamente cegada por el geiser de sangre que manó del descabezado cuerpo de la hechicera.

-¡¿PERO QUÉ HAS HECHO URIK?!¡Lo de que "apenas puedo contener vuestras ansias de sangre" no iba en serio!-

La joven se quedó mirando perpleja al paladin y éste le devolvió la misma mirada de incomprensión hasta que los labios de la nigromante se arquearon en una sonrisa descarada.

-¡JAJAJA!¡Eres mi héroe!- Estalló Beth confesando que se trataba de una broma. Apoyó su mano en el hombro de Ashlyn y se apresuró a añadir: -Los dos lo sois, pero es más divertido chincharle a él- Aclaró.

La muchacha levantó el índice al darse cuenta del charco de sangre que se estaba formando a sus pies y envainó su maza para desnudar a Afina hasta dejarla en paños menores: -Te lo advertí querida, ¿dónde iba a encontrar si no unas ropas tan chulis?- Beth puso cara de fastidio al descubrir una mancha de sangre. –Jo, con lo que se lo ha currado Urik para descabezarte de un tajo- Protestó divertida. –Lo lavaré en la mansión, junto con este fantástico laboratorio- Suspiró arrojando trocitos de cristal roto a un rincón. -¿Te gusta para tí, Relüe. O crees que sería un bien regalo para Keeva?-

-¿Pero...qué tenemos aquí?-

Entre las ropas aparecieron 4 pociones diligentemente etiquetadas que Ely repartió entre los aventureros, junto con el resto de objetos mágicos. Sumó el montón de monedas al bote que habían recuperado de Trina y el tesoro de Strhad.

¡¿QUÉ PASA AQUÍ?! ¡¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ, LOBO?!

-¡Ro-mierda!- Maldijo en voz baja. Elyzabeth se apresuró a embutir los objetos en las mochilas de sus compañeros zanjando el reparto que apenas habían podido discutir. –Escuchar…Más nos vale que esos desdentados no piensen que hemos roto el trato, o esta matanza solo habrá sido el calentamiento- Bufó en voz baja. –Está bien, Rodolfo dijo “chatarra”…Así que si sólo nos llevamos lo que no sea metal estaremos cumpliendo- Susurró chutando la cabeza de Afina hacia Ulrika y volvió a sacar el camisote de malla de una de las mochilas.

-Ulrika; esto te sonará paradójico pero… ¿Puedes meter el cuerpo de Afina también en el saco? Cabeza incluida- Puntualizó.

Ely recorrió con la mirada uno por uno para asegurarse de no liarla delante de los vistani antes de subir.

Don Urik miró perplejo a la clériga hasta que ella estalló en carcajadas. Mientras ella reía, él limpió la espada y negó con la cabeza. Su forma de pensar era tan literal y tan directa, que Beth siempre, siempre, le pillaría con la guardia descolocada. Era una de las cosas que le agradaba de esa mujer, el verse obligado a salir de su zona de confort, en cierta forma, le revitalizaba el espíritu. Por otra parte, estaba el creciente amor que tenía la mujer a las artes nigrománticas, aunque hasta ahora había cumplido con lo de usar sólo a los enemigos, como castigo por sus crímenes. 

Cogió la poción que Beth le tendía y la guardó*. Se escuchó la voz de Rodolfo arriba, por donde había huído lobo, y Don Urik decidió subir para ver qué estaba sucediendo y darle tiempo a sus compañeras por si querían hacer algo más. 

- Rodolfo. - dijo el caballero, subiendo los últimos escalones, mientras detenía al impulsivo lobo colocando ambas manos en su pecho. Ya no llevaba el escudo y la espada equipados, estaban guardados en su lugar. - Tranquilo, estamos bien, todos. - le informó, tranquilizándolo. - Bien. ¿Qué era lo que buscabais? - le preguntó al vistani, deseando acabar con aquella visita cuando antes y poder seguir con su misión principal. 

Su mirada recorrió al resto de vistanis, observando con elocuencia sus armas y conminándolos, sin hablar, a que las enfundaran, mientras con sus manos hacia gestos amistosos a Rodolfo para que se acercara, en plan "tengo que contarte algo". - ¿Tú no sabrás nada de un par de cosillas que nos faltan, verdad? - le susurró al oído. Se refería a las reliquias, claro.  

Probablemente alguno de los vistanís le escuchara, tenían el oído fino, y probablemente sonreirían, pensando que Rodolfo había tangado a unos "pajareles", como siempre. 

Permanezco sería todo el tiempo, tanto con las primeras palabras de Ely como con su risa. Con el tiempo la estoy aguantando algo más, pero sigue sin gustarme esa forma de ser suya. Y tampoco me gusta eso de que vaya recolectando cadáveres. Urik dice que es el pago por sus crímenes, pero yo luchó contra lo que ella crea y me pone continuamente en la tesitura de tener que pensar en el mal mayor.

Niego con la cabeza, cojo una de las pociones* que me guardo de inmediato y me doy la vuelta para subir las escaleras.

Me fijo que los vistani están arriba en un número considerable, pero ya Urik se está ocupando de ello e intervenir ahora probablemente solo empeoraría las cosas. Mejor dejar que él se ocupe.

Beth rebuscó y rebuscó hasta que logró encontrar su lanza en la trastienda. La clériga acarició el filo recién plateado y murmuró una alabanza. –Sólo por esto mereces mi respeto. ¿Cómo acabaste con tan malas compañías?- Se preguntó la joven.

Elyzabeth se encogió de hombros, se colgó la lanza a la espalda y se unió a la conversación con los vistani. Transportar el laboratorio llevaría demasiado tiempo y quería hacer piña con sus compañeros por si la cosa se torcía.

-Hola Rodolfo. Llegas un pelín tarde. Muy oportuno- Ely no quiso quitarle más protagonismo a la pregunta de Urik. Al ver el péndulo todavía en las manos del vistani, se centró en hacer un chequeo médico a Lobo por si estaba herido o hechizado de algún modo. Además el paladín apuntaba bien. Tanto los vistani como el doctor Van Richten habían tenido oportunidad de robarles las reliquias y la joven quiso guardar una distancia de seguridad con esos ladronzuelos.

¿Yo?-susurró Rodolfo a Urik, ofendido-. Si os falta algo tal vez sea culpa de ese estirado doctor Van Richten. A mí no me miréis. ¿Por qué se supone que yo debería saber algo? Es porque soy vistani, ¿verdad? ¡Cuánto prejuicio!

Y ahora quitad de en medio para que los chicos y yo podamos saquear este sitio en paz. Bastante habéis liado viniendo por vuestra cuenta antes que nosotros.

Rodolfo hizo un gesto al exterior, a la calle. Urik vio cómo otros dos vistani que cargaban un ataúd retrocedían al recibir la señal y volvían a meter el cargamento en el carromato de Rodolfo. Seguramente Lyssa Von Zarovich estaba dentro, como arma definitiva para esta batalla, aunque al final el grupo de los paladines se bastó solo.

Reluë se puso al lado de Urik en la puerta, bloqueando el paso. Con eso dio tiempo suficiente a Elyzabeth para completar su registro rápido y volver al piso superior, con lo que encontró y guardó la lanza reparada por Dallebert (también llamado Cristofor), apoyada en la pared del almacén que separaba la cocina de la herrería. Además Elyzabeth encontró algunas anotaciones, la mayoría fórmulas alquímicas que alguien tan poco versada como ella no entendía y que servían para fabricar viales de fuego y ácido. También había notas sobre el círculo mágico del sótano: servía para potenciar el uso de pergaminos poderosos eludiendo el factor suerte. Eso explicaría cómo una bruja mediocre como Afina pudo usar un pergamino de convocar monstruo VII sin que la realidad colapsara sobre sí misma.

La maniobra de Reluë permitió a Ely recopilar las notas de Afina. La alquimia no era su especialidad, pero las atesoró para Keeva, quien les daría mejor uso.

La joven no pudo reprimir su curiosidad y acercarse al vistani más de lo que le gustaba:

-Perdona Rodolfo, no he podido evitar fijarme en el hermoso ataúd… ¿Cómo funciona? - Beth abrió los ojos fascinada: - Lo abres y gritas: ¡ATACA! Y degüella a quien pille ¿…O solo la has traído siguiendo sus órdenes? – Después se llevó la mano al corazón y añadió: -No me malinterpretes, un buen sirviente no tiene precio, pero la idea de tener mi propia vampira…Uhhh- Se estremeció de gusto sólo de pensarlo. Beth se regodeó abrazando a los paladines y susurrando: -Hasta mis luminosos camaradas han acabado aceptando lo impensable días atrás- Añadió con ambigüedad (quién sabe si refiriéndose a Rodolfo, a Ulrika o a si misma).

Los aventureros dejaron la cota de malla mágica y la lanza para mantener las buenas relaciones con los vistani y fueron recuperarse a la posada.

- Pues si ves al buen doctor, dile que nos gustaría recuperarlas. - le contestó Don Urik al vistani alzando una ceja levemente. No molestó a los Vistani, y en ésta ocasión, se aseguro de llevar todo su equipo antes de alejarse de allí. Prejuicios o no, a él le habían robado y no estaba de más ser un poco más cuidadoso. - Prudencia. - 

Se envaró ligeramente al sentir el abrazo de Beth, y frunció el ceño al escuchar sus palabras. El caballero le había dado su voto de confianza a Beth, y aunque ella no lo había quebrantado aún, siempre estaba rozando la línea, cosa que le hacía sentir incómodo por un lado, pero no dejaba de apreciar la ironía de usar las armas del mal contra sí mismo, como rezaba el sabio dicho.

Don Urik no deseaba que ella  se pasara de la raya, nunca. - Sólo malvados, Beth. - pensó. - Sólo malvados. Un error y tendré que ... - se puso a pensar en otra cosa para pensar en las consecuencias de que la hermosa clériga se dejara llevar por una ambición desmedida. 

Los ataúdes son como las tetas, morena: tienen efectos disuasorios-dijo el vistana, sin parecer molesto por las insinuaciones de que era un esclavo o un peón de Lyssa Von Zarovich.

Con Urik tampoco empleó mucho tiempo.

Urik, recuerda que ese Van Richten me busca para matarme y para matar al "contenido" del ataúd. Es probable que si le veo me mate antes de que le pueda dar ningún recado.