Partida Rol por web

Visto que la telaraña ha servido para lo que ha servido, que no ha sido gran cosa, quizás sea el momento de probar algo con mayor carga de agresividad, aprovechando la acumulación de enemigos en determinadas zonas. Como no sé cómo anda de cartas explosivas el amigo de la chistera, decido probar yo mismo.

- Esperad un momento y tened cuidado, nos os mováis mucho del sitio.- aprovecho que parece que Walt tiene aún para un rato de explicaciones y señalo con el dedo un punto en frente mío, a unos cuantos pasos de distancia. Siempre me ha maravillado ver cómo aparece en la punta del dedo esa minúscula bolita brillante al terminar de pronunciar el conjuro, su aspecto inofensivo, y la mala leche con la que explota en cuanto llega al punto de destino.

Zack chasqueó la lengua al ver el increíble resultado que había obtenido al lanzar su carta, pero cuando vio que no eran simples murciélagos lo que llegó no pudo evitar morderse la lengua. Eso le pasaba por bocazas. Eran muchísimos murciélagos y para colmo habían venido dos extraños seres más.

Zack no tuvo que buscar mucho su carta del Sol, cuando habían decidido dirigirse a rezar la había colocado la primera en el mazo para estar preparado. Por lo que pudiera pasar. Así que tomó la decisión de lanzarla contra los murciélagos con la esperanza de quitárselos de en medio. Después pudo ver que su compañero mágico hacía lo mismo, sería una buena forma de rematar la faena.

La carta del Sol salió disparada de la mano del tahúr como si tuviera vida propia. A escasa distancia de su dueño, desprendió una luz y una pequeña cuenta rojiza salió del interior de la carta. Con veloces movimientos, la pequeña bola llegó a su destino rápidamente. Un instante después, creció y explotó, llenando de llamas todo lo que estaba cerca de ella. Los murciélagos se vieron casi diezmados; sin embargo, los espectros no notaron las lenguas de fuego del conjuro, evitando ser dañados.

Irina, como siempre más que dispuesta a entrar en batalla, se adelantó a la plaga de murciélagos que se les acercaba, la única que no estaba dañada. La masa de murciélagos era tan densa que lo complicado sería no golpearla. La pelirroja alzó el filo de su arma por encima de su cabeza y descargó contra las criaturas chirriantes, haciendo que unos cuantos cayeran al suelo, moribundos.

Ely fue a tirar de su amuleto, pero Relüe avisó y les previno. Mientras la joven esperaba ansiosa, el mago hacía que una perla parecida a la de Zack apareciera en la punta de su dedo y se dirigiera al mismo lugar. Otro mar de llamas inundó la zona, pero esta vez el efecto fue totalmente devastador. Tres de las plagas de murciélagos cayeron muertas y los espectros no pudieron hacer nada por evitar las llamas, sintiendo como su piel espectral se consumía por ese poder mágico.

Tras esa explosión de magia, Elyzabeth se llevó la mano a un amuleto, y, tras un breve brillo, delante de ella se materializó un escorpión descomunal, chasqueando sus pinzas sedientas de sangre. La clériga le dio órdenes de esperar a los recién llegados para intentar un ataque devastador *.

Walt, tras un sinfín de palabras que no colaboraban en el combate, se dio cuenta de que todo había comenzado y en un descuido terminaba. El guerrero caminó preparado para atacar a los muertos vivientes. ¡Qué asco les tenía! Pero su ansia era demasiada, y mientras se debatía entre vomitar del asco o matar, su brazo actuó por su cuenta y el ataque no se acercó ni a cortar un poquito de transparencia sobrenatural. **

Urik, caballeroso como siempre, decidió colaborar con la joven Irina en su ataque contra la última plaga de murciélagos. Era complicado no acertar a la masa de bichos, así que su espada cercenó cuerpos de murciélagos, que cayeron al suelo con sus compañeros. Pero aún quedaban muchos más.

Los dos espectros se emocionaron ante la llegada de Walt. ¡Un vivo que se había acercado alegre para unirse a ellos! Pero sabían que antes tendrían que matarlo. Con sus manos por delante, intentaron tocarle, robarle la vida. Pero Walt sabía esquivar ese tipo de ataques tras tanto tiempo entrenando contra los muertos vivientes. Sus movimientos eran precisos. Esos espectros debían esforzarse más si querían que Walt se uniera a su bando.

Los murciélagos en pie rodearon a Irina y, tras un grito de furia y un espadazo, la mujer quedó oculta entre todos ellos.

Zack se acercó un poco hacia los espectros dejando que sus compañeros acabasen con la plaga de murciélagos que aún quedaba en pie. Una vez más había logrado acabar con gran parte de los enemigos usando una de sus cartas más poderosas. Mientras avanzaba hacia los espectros que al principio habían pasado desapercibidos fue buscando una de las primeras cartas de su baraja. En ella había dibujado una calavera de color negro y cuando estuvo suficientemente cerca se la lanzó al espectro más cercano. Confiaba en que la carta cerceranara parte del oscuro cuerpo del espectro y lo eliminase.

Zack se acercó un poco hacia los espectros dejando que sus compañeros acabasen con la plaga de murciélagos que aún quedaba en pie. Una vez más había logrado acabar con gran parte de los enemigos usando una de sus cartas más poderosas. Mientras avanzaba hacia los espectros que al principio habían pasado desapercibidos fue buscando una de las primeras cartas de su baraja. En ella había dibujado una calavera de color negro y cuando estuvo suficientemente cerca se la lanzó al espectro más cercano. Confiaba en que la carta cerceranara parte del oscuro cuerpo del espectro y lo eliminase.

Walt dejó su espalda mirando al muro semiderruído, una táctica muy instintiva para evitar ser flanqueado. Claro que eso solo tiene sentido cuando tus agresores no pueden atravesar las paredes...

Mirad una cosita, mocos andantes: las manos dónde pueda verlas.

El tepestaní ya les veía la intención de levantarle el kilt. En Tepest se suele decir: el fantasma de naturaleza curiosa, te mete mano y te acosa.

Visto que el espectáculo pirotécnico compartido con el mago de la chistera ha dado buenos resultados, decido continuar por esa vía con la intención de rematar la faena.

Saco rápidamente la varita de la mochila y, con un golpe seco, descargo un triple proyectil contra los pocos murciélagos supervivientes.

Listo. Ahora Don Urik, Ely e Irina podrán sumarse al grupo compuesto por Zack, Walt y el escorpión, concentrados en el exterminio de espectros y similares.

Ely no se lo pensó dos veces al ver a la verdadera Irina atacada por la plaga de murciélagos y atacó con su lanza. El pesado filo barrió la nube de alimañas segando todo lo que había a su paso. La joven clériga volteó su arma varias veces tan alto como pudo para evitar alcanzar a su compañera y después dio un paso lateral para cerrar filas junto a Reluë.

-No voy a dejar pasar ni uno solo de esos bichos- Murmuró a su compañero de orejas puntiagudas.

Confiando en que Don Urik acabase con los murciélagos que pudiesen quedar, Elyzabeth chasqueó los dedos y ordenó al escorpión que atacase a los espectros.

La criatura no mostró emoción alguna y flanqueó a la pareja de enemigos con las pinzas en alto. Los espectros estaban tan obsesionados con absorber la vida del tepestaní que no prestaron atención a las enormes pinzas cuando estas se cerraron sobre sus vaporosos cuerpos.

-¡Por los Dioses!- Exclamó Ely sorprendida de la ferocidad de su propia convocación.