Partida Rol por web

El camino a la iglesia fue tranquilo, pero no así su salida. Al caminar, ambos pudieron notar una presencia a su espalda, algo que les vigilaba. Y así lo parecía, pues en la pared de un edificio apareció una cara siniestra, que parecía que estaba gritando, y les observaba sin contemplación. Relüe, Ely y el nuevo caminaron a gran velocidad por lo que pudiera pasar. Pero el graznido de los cuervos, más agitados de lo normal, les acompañaron hasta la misma puerta de la taberna.

Los cuerpos ya estaban descansados y, aunque las Brumas no dejaban ver el Sol, la mañana había llegado. El olor de la cocina inundaba las habitaciones e invitaba a los huéspedes a levantarse.

Don Urik se levantó pronto. El caballero del cuervo estaba acostumbrado a madrugar. Se desperezó y se acerco a la ventana para abrir los porticones. Por un segundo esperaba ver la luz...pero no. La bruma que no dejaba ver el sol lo inundaba todo.

En ese momento se dejó llevar por la imaginación pensando en como sería vivir en un lugar donde se pudiera ver el sol todo el día...hasta que el aleteo del cuervo le devolvió a la realidad. Esa oscura realidad que no dejaba pasar la luz.

-Buenos días Konrad -le dijo al cuervo mientras le daba un poco de pan duro y este graznaba.

Entonces el olor de la cocina reptó hasta el segundo piso, inundando cada rincón a su paso mientras el caballero se vestía. El agradable aroma hizo que Urik se calzase las botas rápidamente.

El crujir de las escaleras bajo sus pies avisó de que el caballero bajaba al comedor.

-Buenos días -Saludó al tabernero, el único que estaba en pie en ese momento y se sentó en una de las mesas.

-¿Qué tenemos para desayunar hoy? -Dijo mientras el cuervo graznaba y revoloteaba por la estancia.

¿Sabía konrad lo que significaba la palabra desayuno?

Zack se despertó en cuanto escuchó el crujir de las escaleras. Eso significaba que sus compañeros ya se estaban poniendo en pie y que no era momento de perder el tiempo. Había mucho que hacer, y el principal objetivo en ese momento era despertar la luz de la espada. No habían averiguado mucho más, pero quizá Madame Eva pudiera darles una pista sobre el siguiente paso que debían dar.

Se vistió rápidamente, tomó su piedra de afilar y preparó su gran hacha para cualquier batalla que pudiera desarrollarse en ese día. Luego revisó su baraja de cartas, estaban todas listas y cargadas de la energía necesaria para eliminar a sus enemigos.

Su estómago rugió, indicándole que era hora de bajar a desayunar. Allí solo pudo ver a Don Urik, no había tenido demasiado trato con él, y pensaba que al ser un caballero, quizá podría hacerle sombra ante sus intenciones con Ashlyn. Se lo quedó mirando y se dio media vuelta para volver a subir, se dirigió hacia la habitación de Ashlyn, le hubiera gustado llevarla una flor, pero intuía que en un lugar tan oscuro como aquél, las flores brillarían por su ausencia.

Ashlyn, buenos días. Trató de despertarla. Es hora de levantarnos. Nos espera un largo viaje, y es hora de tomar el desayuno. 

Ashlyn, buenos días. Es hora de levantarnos. Nos espera un largo viaje, y es hora de tomar el desayuno. 

     El oscuro se topó con una figura protegiendo la puerta del dormitorio de las chicas. El hombre tenía los brazos y el cuello alargados. Vestía una levita negra y un pañuelo anudado al cuello. El sombrero de copa completaba lo que parecía una imitación de su propia indumentaria. El oscuro se acercó a examinar a su doble. Tenía un bigote respingón y un monóculo que sujetaba con expresión impertérrita. Algunos detalles más diferenciaban aquella copia burlesca de sí mismo: El exceso de colorete en los pómulos, el derroche de colonia y unos ojos vidriosos de expresión torturada, apuntaban a la clériga como responsable de aquella broma de mal gusto. Lo peor de todo es que a pesar del disfraz, sus facciones le resultaban extrañamente familiares al Oscuro.

La puerta se abrió una rendija y escuchó al otro lado la voz risueña de Elyzabeth.

- Zack, no seas tímido, pasa. Ya casi estamos vestidas.-

    Ely bajó poco después al comedor. El Caballero Urik daba cuenta del sabroso desayuno y la joven, más pálida y ojerosa que de costumbre, se sentó a su lado. Miró las viandas con expresión de sufrimiento.  La idea de comer le producía una enorme ansiedad. Finalmente tomó una manzana y la mordisqueó con desgana.

-Este es Jack- Dijo señalando a su nuevo acompañante.

-Le reclutamos anoche para ayudarnos en nuestra cruzada- La clériga se esmeró con las presentaciones, pero el hombre se mantuvo con su expresión hierática y en completo silencio.

-Jack es el primo de Marcus. (Un buen amigo que nos dejó poco antes de encontrarte en aquella encrucijada)- Aclaró a Don Urik. – Jack no es muy hablador, así que no le acoses con preguntas incómodas. - Entonces bajó la voz y susurró- Es de buena familia, todo un partidazo.-Ely invitó a su nuevo guardaespaldas a sentarse frente a ella y le dio de comer un trozo de manzana. La escena recordaba a una madre dando de comer a su bebé. Tras observar fascinada como el hombre masticaba lentamente, comentó en alto. - Voy a equiparlo con la armadura y el escudo que guardamos en mi saco hasta que encontremos un comprador para esas cosas.-

Son los ruidos en el pasillo los que me despiertan de la profundidad de mi sueño. La noche ha sido movidita pero interesante; no me arrepiento de haber salido tras la clérigo a pasear bajo la oscuridad de la noche, a pesar de que ahora eche en falta alguna que otra hora más para seguir durmiendo.

Mientras me desperezo en la cama y repaso mi libro de conjuros, escucho el abrir y cerrar de puertas y el trajín de pasos sobre la tarima, que me indica que mis compañeros están comenzando a bajar a desayunar. También oigo unos pasos más fuertes de lo normal, caminado lenta y pesadamente, y la voz de Ely diciendo alguna cosa.

Acabo de vestirme, preparo el petate, y bajo yo también al comedor donde ya está casi todo el mundo reunido. Y, cómo no, también está él. Masticando un trozo de manzana que acaba cayendo a migajas por entre la comisura de sus torpes labios.

Saludo a todos y pido algo sólido para llevarme a la tripa.

- ¿Y bien? ¿Dónde vamos hoy? -pregunto, para irme haciendo a la idea. No tenemos idea de cómo despertar la Espada y cualquier actuación que hagamos para encontrar el Tomo o para reactivar el Símbolo del Cuervo implica la incursión en el la morada de Strhad. Quizás ya no debamos demorarlo más.-¿Qué tal una visita al Castillo? Podríamos intentar entrar sin ser vistos, por no molestar. Quizás haya alguna manera... -sugiero.

Plof, plof, plof, plof...

Los pasos de Walt retumbaron los escalones a medida que los bajaba. No se debía tanto por el peso, pues el tepestaní era menudo, como por la brusquedad y velocidad de sus pasos.

¡Mirad lo que os voy a decir a todos! ¡Bueeeeenísimos días!

Se le notaba de buen humor. Es lo que tiene dormir en una cama. En Tepest hay un dicho: "quien con nixis se acuesta, mojado se levanta". Quién haya inventado semejante memez es obvio que nunca ha probado el colchón en el que durmió Walt.

Qué mala cara tienes hoy, Zack-dijó confuso, incapaz de distinguir a Jack de su vulgar imitador-Es igual... ¡Elyzabeth! ¡¿Puedes hablar con los fantasmas ya?! Tenemos que preguntarles por mi padre...

Walt miró a izquierda y derecha. No estaba su preciosa Ashlyn. Tampoco Irina había bajado todavía. Teniendo en cuenta sus pesadillas recurrentes, puede que lo de Irina fuese más apremiante.

¿Qué tal la noche?-preguntó a Elyzabeth-¿Pasó algo raro en la habitación de las chicas?

Los compañeros de aventuras empezaron a bajar...y subir por las escaleras. Entonces Ildemar se sentó al lado de Urik y este la saludó.

-¿Jack? -dijo mirando al podrido acompañante de Elyzabeth- ¿Primo de Marcus? -al caballero a veces le costaba entender a aquella mujer.

-Pues hola Jack. Siento lo de tu primo...no lo conocí, pero seguro que debió ser una gran...¿persona?

Entonces observo con asombro la escena dantesca de como le daba de comer como si de un recién nacido se tratase...y en cierto modo lo era.

-Buenos días- Saludó con especial énfasis al mago. La joven lo miró con orgullo y le invitó a sentarse junto a Jack. -No veas que bien me come- Sonrió mostrándole la monda de manzana.

-¿Qué tal una visita al Castillo? Podríamos intentar entrar sin ser vistos, por no molestar. Quizás haya alguna manera... –

-Si, pero antes identificaría los poderes de la espada. Tal vez en eso si nos ayude la vidente-

¡Elyzabeth! ¡¿Puedes hablar con los fantasmas ya?! Tenemos que preguntarles por mi padre...

-¿Cómo podría olvidarlo?- Dijo levantando la mirada hacia el tepestaní.

¿Qué tal la noche?-preguntó a Elyzabeth-¿Pasó algo raro en la habitación de las chicas?

La clérigo puso los ojos en blanco y teatralizó una danza de dríadas sin levantarse.  -Oh! Si…No que fiesta. ¿Verdad Ashlyn?.- Bromeó para provocar aún más la lívido de los guerreros.

-Lo cierto…- Dijo cambiando el gesto. -Es que anoche al regresar de nuestro paseo, Reluë y yo vimos una cara siniestra que parecía que estaba gritando y los cuervos nos acompañaron graznando hasta la mismísima taberna. ¿No será cosa tuya verdad? - Preguntó a Konrad.

La última en bajar fueron Irina y Ashlyn, acompañados de Zack. La pelirroja llevaba mal gesto por ser escoltada por su "archienemigo", pero estaba decidida a no decir nada. Ya se le había pasado las ganas de retarse con él y hacerle morder el polvo, pero seguía sin gustarle nada.

Al descender, la joven vio a un nuevo integrante que estaba sentado frente a Ely, que le estaba dando de comer.

Buenos días dijo lentamente, como si le costase más de lo normal, ya que se había quedado mirando al hombre Perdón, ¿quién es?

El tabernero sacó un cuenco de desayuno para cada uno, algo que parecía una sopa densa de un color grisáceo

Aunque no lo parezca, os dará energía para el resto del día dijo antes de que ninguno de los presentes pudiera quejarse del aspecto.

El olfato de Walt sobre los muertos nunca fallaba. Y había uno allí. Frente a Ely. El "nuevo" olía a muerto

Al ver descender por las escaleras al otro Zack, Walterly empezó a escamarle algo. Olisqueó el aire, con su frágil naricilla de bárbaro celta... La sopa no tenía un olor apetitoso, pero los sobacos de Jack olían a muerto, como quién dice. Normalmente solo es una expresión tepestaní, pero en esta ocasión, aquel tipo olía a muerto de verdad.

Snif, snif... ¡Pufff! Eso, Elyzabeth... ¿Quién es el nuevo?

La pregunta iba con retintín. Normalmente habría sido más expeditivo. Algo en plan, volcar la mesa, desenvainar su espada y cortarle la cabeza a Jack. Pero entre que conocía las malas artes de Elyzabeth y que dependía de la magia de ella para interrogar a los fantasmas sobre su padre, no podía hacer mucho más que ponerse pasivo-agresivo.

Mirad que os cuente... Normalmente, si huelo a muerto, puedo avisaros. En plan, "oye, un muerto viviente se ha infiltrado en nuestras filas y se hace pasar por un aliado". Pero entiendo que esa información es irrelevante, ¿ver-dad, E-ly-za-beth? Que sea muerto viviente no significa que quiera hacernos daño. Lo único que lograría es quedar como un prejuicioso racista de muertos.

Así que... Si eso llegara a pasar... Si un no-muerto se hiciese pasar por un aliado nuestro, los dioses no lo quieran... No os voy a decir nada, ¿de acuerdo? A partir de ahora juzgaré a los no-muertos por sus actos. Cosas del estilo... "eh, ese zombi está comiéndole el rostro a ese hombre... naaaah, seguramente sean raritos y solo le esté dando un beso cariñoso". ¿Tú qué opinas, Elyzabeth? ¿Debo cambiar mi hostilidad a to-dos los muertos vivientes que se me crucen a partir de ahora?

Walt levantó su cuenco y empezó a beber la sopa gris de él, manteniendo los ojos por encima del borde opuesto al que tocaban sus labios para poder mantenerle la mirada a Elyzabeth en gesto de hostilidad. Y pensar que dejó a esa chica rasurarle cuatro pelos del vello púbico...

Buenos días dijo lentamente, como si le costase más de lo normal, ya que se había quedado mirando al hombre Perdón, ¿quién es?

-Muy buenos- Respondió Elyzabeth exultante.

-Es Jack- Contestó a su pregunta como si tuviera que saberlo.

La joven puso los ojos en blanco y repitió las presentaciones sin dejar de mirar a su “pequeño”: -Jack, Irina; Irina, Jack. -

-Es de buena familia, como tú. Muy fiel, y para nada respondón. Seguro que te cae bien-

A decir verdad, Jack no había dicho una sola palabra todavía. Ely le retiró el sombrero de copa de la cabeza, lo dejó en la mesa y le dio de comer la sopa, metiéndole la cuchara en la boca con sumo cuidado.

¿Tú qué opinas, Elyzabeth? ¿Debo cambiar mi hostilidad a to-dos los muertos vivientes que se me crucen a partir de ahora?

La hostilidad de Walt le habría llegado al alma a la joven, pero había renunciado a esa debilidad hacía mucho tiempo. Sonrió con cinismo y mantuvo sus sentimientos bajo aquella coraza: -Pues sí, deberías de tener una mente más abierta. Barovia es un lugar cosmopolita. A ver si se te pega algo- Resopló. -No recuerdo que te disgustase que Marcus fuese en vanguardia durante el asalto a la iglesia- Volvió a recordárselo. -¿Habrías preferido ser tú el que cayese en aquella trampa?- Aquella muerte todavía le pesaba y su labio se retrajo mostrando los dientes como una loba. Recuperó el autocontrol y enterró todo aquello con un largo suspiro.

-Hoy toca preguntarles a los fantasmas por el padre de Walt- Informó a Irina. -Reluë propone ir al castillo. ¿Cómo pensabas hacerlo, querido?- Preguntó al mago. -¿Llamamos a las puertas o probamos algo más discreto?- Quiso saber.

-Yo me apuntaré a cualquier plan así que, si me disculpáis, voy a vestir a nuestro fiel escudero como un guerrero de verdad. Vuelvo en seguida- Dijo limpiando la comisura de los labios al taciturno guardaespaldas y poniéndose en pie.

Zack bajó acompañado por Irina y Ashlyn y se sentó en la mesa junto al resto. Observó al muerto viviente que tenían como nuevo compañero, y no tenía mucha intención de seguir el juego a Elysabeth. A veces no tenía muy claro si le gustaba fingir, o si realmente estaba como una regadera y se pensaba que realmente estaba vivo. Tampoco se quiso ponerse a explicar nada de lo que estaba sucediendo a sus amigos, así que simplemente se dedicó a tomar el manjar que le habían servido y a comérselo evitando vomitar.

Sobre qué hacer o qué no, esperaría a ver qué decidía el grupo. Pero opinaba que lo primero era averiguar dónde o cómo se despertaba la luz de la espada. Luego miro a sus compañeros, ¿alguien se acuerda de cuáles fueron las palabras de Madame Eva sobre el resto de cosas que teníamos que descubrir? Lo digo por si se me ocurre algo o tengo una nueva corazonada... dijjo encogiéndose de hombros, a pesar de que sus corazonadas no es que fueran del todo precisas.

Ashlyn tenía intención de levantarse con las primeras luces. Tenía intención de salir al alba al patio trasero de la posada y realizar unos cuantos ejercicios con la nueva espada, probando su peso y su equilibrio, para acostumbrarse a ella. Tenía intención de hacer muchas cosas antes de desayunar, sin embargo, el dormir en una cama -podría decirse que cómoda- tras varias noches al raso, frustró todos sus planes. 

La despertaron los nudillos de Zack en la puerta. Se desperezó rápidamente, comprobó que Irina seguía donde la había dejado la noche anterior y se vistió con presteza, mientras Ely, que ya estaba en pie, terminaba de vestirse y salía de la habitación. Esperó a la pelirroja y salió tras ella, acompañada de El Oscuro. 

-No tengo ni idea de dónde ha salido ese... -dijo en voz baja a su compañero, mientras bajaban las escaleras, refiriéndose al nuevo "guardaespaldas" de Elyzabeth-. Yo normalmente los cazo. Anoche, cuando llegó con él, lo habría matado sin dudarlo si ella no me hubiese frenado... al parecer, lo está controlando, pero no me fío un pelo, ten los ojos abiertos... 

Al llegar a la mesa con los demás, su expresión cambió a una sonrisa y dio los buenos días a todos. Retiró una silla y ofreció asiento a Irina, ya que parecía que se había convertido en su guardia personal; cuando ella se sentó, dio la vuelta hacia el lado de la mesa más alejado del muerto y se sentó con calma, sin quitarle ojo de encima. Se percató de que a algunos de sus compañeros tampoco les hacía gracia y se preguntó qué pretendía la clérigo al traerlo, pero no dijo nada; ella había sido de utilidad hasta ahora, así que tendría sus razones. Eso sí, si el bicho hacía cualquier cosas mínimamente sospechosa, la cazadora no dudaría acabar con él de un tajo, aquello lo tenía claro. 

Desayunó lo que les trajo el posadero sin prestarle mucha atención al manjar, rápidamente y sin escrúpulos, mientras escuchaba la conversación de sus compañeros. Terminó antes que los demás y se levantó de la mesa con presteza. 

-Ely, creo que te puedo dejar un rato a cargo de la seguridad de Irina, ¿no es así? -luego se dirigió a todos-. Mientras decidís qué hacer o nuestro amigo El Oscuro tiene otra acertada corazonada, voy al patio de atrás a probar el equilibrio de esta espada, pretendía hacerlo antes... pero una cama cómoda ha frustrado todos mis planes -aclaró, esbozando una sesgada sonrisa, sabiendo que no había sido la única a la que le había sucedido algo así-; si alguno de ustedes, caballeros quiere acompañarme y hacerme el honor de ayudarme, sería un placer -invitó. 

Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta del patio trasero de la posada. 

Urik, que había sido el primero en desayunar, acabo con el liquido grisáceo cuando sus amigos empezaban a desayunar. Así que cuando Ashlyn preguntó si alguien la acompañaba a entrenarse un poco, no dudo en ofrecerse.

-Voy contigo.

Siempre venía bien un poco de práctica. Así que salio con la cazadora hacía el patio trasero de la posada.

Mientras engullo el potaje servido por el tabernero, disfruto también viendo las reacciones de los compañeros ante la nueva adquisición de Elysabeth, a quien miran con desconfianza pero sin objetar nada abiertamente. Excepto Walt, claro, que hace todo un intento de demostración de cómo un bárbaro puede abandonar su prejuicios de bárbaro y adaptarse a los nuevos tiempos.

Contesto a Zack:

- Por un lado está el Tomo de Sthrad, que explica el origen de su fuerza y cómo anularla; en el Castillo. Por otro, el Símbolo del Cuervo, que sólo recuperará totalmente su poder si es devuelto a cierta capilla; en los terrenos del Castillo.

Sería toda una suerte que el lugar donde la Espada debe despertar su luz sea también algún lugar del Castillo, ¿no creéis? Así mataríamos tres pájaro de un tiro. -sonrío.- ¿La cripta a donde la procesión de muertos se dirige todas las noches, quizás?

Acabo de apurar con la cuchara los últimos restos de comida que aún hay en el cuenco, antes de responder a la clérigo acerca de mis ideas sobre cómo entrar en el susodicho Castillo.

- Yo probaría algo más discreto. -digo al fin.- Había pensado en acercarnos a sus murallas, sin hacer mucho ruido. Envueltos en la bruma, tal vez podamos llegar pasando desapercibidos. Y una vez allí... -me encojo de hombros- ... ya veríamos.

Aprovechando que antes vas a charlar con los espíritus sobre el padre de Walt, tal vez ellos nos sugieran una vía de entrada. -sugiero yo, a mi vez.