Partida Rol por web

Expedición al Castillo Ravenloft

Futuros posibles personajes

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22/10/2015, 14:57
GatoNegro
Sólo para el director
Elegido Jugador Tipo Apuntado MP Nombre Clase Raza Concepto Tipo Concepto
Buiter Frikenstein -- -- -- -- -- --
Ezraen Frikenstein -- -- -- -- -- --
Kamikazee Frikonante -- -- -- -- -- --
Khiel Frikinator Elyzabeth Ildemar Guerrera/clérigo Vampiro Corto
Theldur Frikinator -- -- -- -- --
Spartan Frikenstein No -- Clérigo Humano Corto
-- Guy Fawkes Frikinator No Fray Gugliemo Monje Calibán Excesivamente largo
Braderick Frikinator No Walterly Wallace Explorador 3/monje 2/monje tatuado 1 Humano Corto
-- Madre_Abigail Frikenstein No Karol Sagona, «Kaapo» Pícaro o hechicero Humano Más largo que el de Guy
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22/10/2015, 15:00
GatoNegro
Sólo para el director

 Soma

Julius Belmont, heredero de una línea familiar especializada en combatir el mal es un clérigo de Pelor con aspiraciones a convertirse en un Sirviente radiante del mismo Dios.

Con tan solo 20 años esta altamente experimentado en batallas contra casi todo tipo de criaturas malvadas, devoto del bien y avocado a proteger a los inocentes y apoyar a su equipo.

Actualmente se encuentra en la busqueda de nuevas aventuras que le ayuden a combatir el mal y adquirir mayor experiencia.

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22/10/2015, 15:01
GatoNegro
Sólo para el director

Spartan

Saludos, compañero !!!

Grata sorpresa encontrar tu partida. Lo cierto es que ya se ven cada vez menos interesados en el "Demiplano del Terror". Supongo que somos una especie en extinción, jeje.

Aunque es una de mis ambientaciones favoritas, casi nunca pude jugar aquí en Umbría. Tengo varios personajes por ahí tirados, cuyo proceso de creación me llevó casi más tiempo del que finalmente terminó durando la aventura, y la verdad es que podría intentar revivir a cualquiera.

De todos modos, le tengo un cariño especial a un viejo clérigo de Lathander, antiguo borrachín perdido (pero casi recuperado), que encontró la llamada de la Fe en sus últimos años de vida. Y me gustaría darle otra oportunidad.

Te dejo algunos de los post que colgué en aquellas partidas, hoy lamentablemente perdidas en las neblinas de bits que asolan la web, pero si la historia lo requiere, podría intentarlo con alguien más.

"Un viejo cubierto de polvo, entra con paso cansino en la taberna. Su cuerpo está algo encorvado por el peso de la armadura que lleva (la cual, por cierto, evidentemente no es de su talla, pues parece quedarle bastante grande). Ambas manos descansan lánguidas en su cintura, temblando ostensiblemente. Lleva un enorme escudo atado a la espalda que, al entrar, se traba contra el marco de la puerta del comercio, rebotando contra ésta y haciéndolo pararse en seco. La escena se repite un par de veces, hasta que el viejo logra finalmente ingresar a al taberna (después de proferir algunos insultos ininteligibles).

Una vez dentro, su mirada recorre la sala. Es fría como el acero. Limpia y penetrante, despojada de los rigores del camino (incluso de los avatares del tiempo o del dolor). No parece corresponder a ese cuerpo marchito.

Sus ojos se detienen en una mesa desocupada, cerca de una ventana. Se acerca con paso decidido a ella, golpeando en el camino a algunos comensales con su escudo (e incluso tirando alguna que otra jarra de vino). Una vez alcanzado su objetivo (y sin hacer caso a las incipientes protestas que comienzan a surgir a su alrededor) comienza el arduo proceso de desembozarse el escudo de la espalda. Finalizado el mismo (varios minutos después), se desploma sobre un taburete, haciendo señas al posadero."

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22/10/2015, 15:02
GatoNegro
Sólo para el director

Teo

Nombre: Ahbad

Clase: Monje (6 niveles)

Raza: Humano

Ahbad es un monje entrenado desde su niñez para hacer lo que su orden hace desde siglos: proteger a la gente comun. El estilo particular de la orden consiste en dos formas de combate, una para guerreros  y otra para monjes. Mientras que los guerreros de la orden tienen un enfoque extremadamente ofensivo los monjes optan por un estilo de combate extremadamente defensivo, orientado a matar solo cuando el oponente atenta contra la propia vida o la de otros.
Esto no quiere decir que la orden exija algún tipo de conducta por fuera de sus reglas específicas por lo que muchos miembros tienen una perspectiva de "el fin justifica los medios" y la expresan sin ningún tipo de represalia. Ahbad por su parte, si bien muchas veces se siente tentado y a veces a pecado de seguir tal ideología, intenta mantenerse en equilibrio considerando que esa es la forma más pura de seguir el código de su agrupación (a ver, es legal neutral, por si no se entendió).

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22/10/2015, 15:03
GatoNegro
Sólo para el director

Debay

Nombre: Sand dan Glockta

Raza: Elfo Silvanesti (escenario de campaña Dragolance)

Profesión: Mago (la idea seria un mago orientado hacia la nigromancia)

Sand desde bien joven destaco en las artes arcanas, ingresando a una pronta edad en una academia para perfeccionar el arte que era innato en él. Tras años sometido a las rigurosas enseñanzas de su maestro y las muchas horas sumergidos en las bibliotecas en busca de conocimientos antiguos, encontró unos textos sobre la nigromancia.

La nigromancia estaba mal vista entre los de su raza, así que en el poco tiempo libre del que disponía comenzó a hacer sus investigaciones sobre los textos encontrados. Cuanto más profundizaba en ellos más iba creciendo su ansia de conocimiento y paralelamente su corazón se iba oscureciendo.

Cuando su maestro descubrió en lo que estaba metido, le llevo ante el consejo de la ciudad, en el cual fue juzgado y desterrado de las tierras de los silvanesti, debido a la maldad que habitaba en él la cual no era propia de su pueblo.

Tras ser desterrado se decidió por ir a la torre de alta hechicería más próxima para pasar la prueba e ingresar en la orden, uniéndose a los Túnicas Negras.......

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22/10/2015, 15:03
GatoNegro
Sólo para el director

Guy Fawkes

Pues eso. Te envio concepto de personaje, paar ver si tengo posibilidades de entrar en la partida. Conozco el sistema D&D 3.5. y para no volverte loco, no me importa hacerme un personaje del Manual del Jugador Básico (quizás con alguna dote del escenariod e Ravenloft, para darle color).

Nombre: Gugliemo, o Fray Gugliemo

Raza: Calibán (a efectos de reglas, se aplican los rasgos de la raza semierco, y además tienen el "Índice de Antipatía Base" más fuerte de todo el escenario de Ravenloft: 5).

Clase: Monje

Deidad: Ezra. Nuestra Señora de las Brumas.

Apariencia: Gugliemo es verdaderamente horrible, retorcido y jorobado. De poco pelo en la cabeza y mucho en el cuerpo, un brazo más largo que otro, y andar encorvado. Más que andar, parece que salta cuál rana. Su voz es nasal, y el único rasgo hermoso en él, sus bellos ojos color verde esmeralda, causan desazón a las gentes simples e ignorantes en contraste con el resto de su cuerpo. Además, tiene un cuerpo grande y fuerte, lo que le hace más amedrentador si cabe. Viste ropas sencillas. Una túnica de monje con capucha, sandalias, un sombrero de paja de ala ancha, una mochila, y una cuerda al cinto.

Conducta: Gugliemo siempre está preparado a esperar lo peor de los demás, así que ha aprendido a ser tolerante con los insultos y a obviar las vejaciones. Sabe, empero, que aún evitando la provocación, hay gentes que se ensañarán sobre él, así que ha aprendido a correr veloz para huir, y a pelear si es necesario. Eso sí, ha aprendido hacerlo con puños y palos para evitar herir o matar a alguien usando armas de verdad. Gigliemo es también un gran devoto de la Fe de Ezra. A pesar de ser maltratado, procura ayudar a las gentes sencillas siempre que puede (y se dejan) para que cambien su actitud sobre él.

Historia/Trasfondo

Gugliemo fue abandonado recién nacido en la oscuridad de un bosque de Mordent durante una helada noche de invierno.

La razón: Haber nacido calibán, un bebé horrible y deforme, prueba del pecado de alguno de sus progenitores al coquetear con la brujería.

Quiso la providencia que no fuera encontrado por una manada de lobos, si no por un monje anacoreta que padecía de insomnio y procedía a realizar largos paseos nocturnos , Apiadandose de la desdichada criatura, el monje la llevó a un cercano monasterio dedicado a Nuestra Señora de las Brumas. Aquél monasterio pertenecía a la facción de la Capilla de los Corazones Puros de Mordentshire. Así que, de algún modo, Gugliemo tuvo suerte y cayó en buenas manos.

De naturaleza calibán, careciendo de padres y criado en un monasterio, la vida del niño fue dura. Ya desde pequeño otros niños le insultaban y despreciaban por su aspecto, tirándole piedras.

Lo más inquietante de todo, es que esos niños eran liderados por Ángel, el hijo de un noble local, que de algún modo tenía exactamente los mismos ojos que Gugliemo. Ambos compartían unos característicos ojos verde esmeralda. La única faz hermosa que Gugliemo poseía en todo su cuerpo.

Aquellos ojos eran poseídos también por  el padre de aquel niño, por el noble local. Y tal parecido no pasaba por alto para las gentes campesinas, por lo que los rumores sobre la paternidad del pequeño Calibán, fueron extendiéndose por la región.

Aquellos rumores, no hacían más que causar mala sangre a Ángel, el supuesto hermano de Gugliemo. Un muchacho extremadamente apuesto (a diferencia de Gugliemo) y sin embargo horrible corazón, que a lo largo de su juventud fue acosando al desgracia Calibán con ayuda de sus despreciables amigos.

Por suerte, o quizás debido a su maldición, era Gugliemo un ser fuerte y corpulento, y a base de palizas recibidas por aquellos chicos acabó aprendiendo a defenderse con las manos desnudas o con lo que tuviera a mano de aquellos que deseaban maltratarle por su condición.

Gugliemo sentía ira y frustración, pero los monjes de la fe de Ezra que le criaron le enseñaron a tener paciencia y no usar su fuerza para vengarse de aquellos que intentaban causarle daño, si no a perdonar sus pecados y a aceptar su propia condición con resignación.

Sin embargo, aquello no fue suficiente. Una tarde que Gugliemo paseaba por una estrecho camino con pared a un lado y terraplén al otro le salió al paso su “hermano” Ángel a caballo acompañado por su panda de secuaces. Le habían esperado y preparado una emboscada, de forma que le salieron por ambos lados del camino, acorralándolo por delante y por detrás, armados con gruesos garrotes.

Gugliemo luchó desesperadamente. Durante la refriega, Gugliemo no pudo controlar su fuerza y empujó el caballo de Ángel, el cual cayó barranco abajo junto al caballo con tal desgracia que el malvado acabó quebrándose la espalda.

Ante el suceso, los matones se sintieron asustados, y Gugliemo aprovechó el desconcierto para huir en dirección al monasterio..

Los monjes le aconsejaron abandonar el lugar, pues pronto la ira del señor de aquellas tierras, su supuesto padre, caería sobre Gugliemo. Este, asustado ante las posibles consecuencias de su acto, abandonó inmediatamente el lugar donde se había criado y a los únicas gentes que le aceptaban y apreciaban, los monjes, para no volver jamás.

Apenas se llevó un hatillo, pero el Abad del monasterio escribió y le entregó una carta antes de marcharse, en la que el abad pedía a las buenas gentes que Ezra que se encontraran a Gugliemo que se apiadaran de él. Desde entonces, Gugliemo ha guardado esa carta como un tesoro.

Gugliemo partió con tanta prisa, que nunca supo si el malvado Ángel había muerto o no. A pesar de todo, se sentía culpable, así que decidió hacer penitencia y peregrinar a la mayor catedral de la iglesia de Ezra y sede de la Fe, en Levkarest, la capital de Borca {nota: Borca es un dominio que limita al Este con ravenloft].

Durante el viaje, procuró ocultar su horrible aspecto tras la túnica de monje, pero siempre encontraba a alguien el camino dispuesto a hacerle sentir su desprecio. Sea como fuere, logró llegar a Borca y Levkarest.

Al principio, fué recibido con rechazo por los miembros de la Orden de la Fe Ogareña (la rama de la Fe de la diosa Ezra en Borca) pero con el tiempo lo aceptaron como un hermano más (más por algunos que por otros).

Allí, en la formidable catedral de Levkarest, Gugliemo tuvo oportunidad de ver el sagrado cuerpo enbalsamado del fundador de la Fe, San Yakov Dilisnya, así como los cuatro “Libros de Ezra”, que contienen las revelaciones originales que la diosa le trasmitió al santo fundador.

Durante un tiempo. Gugliemo

Hace no demasiado, el propio Praesidius de la fe de Ezra, Levin Postoya, hizo llamar al calibán. Gugliemo no sabía que había hecho para merecer semejante honor.

Levin le habló a Gugliemo de la oscura maldad que invadía el cercano reino de Barovia (que limita al este de Borca) y que incluso él había oído siniestros rumores sobre el gobernante de Barovia, el actual von Zarovich. EL Praesidius de Ezra quería que alguien en persona viajara a la aldea de Ravenloft para investigar la veracidad de esos rumores...

Puede que incluso se formara toda una Expedición al Castillo Ravenloft (¡¡TATACHAAAAANNN!!).

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23/10/2015, 19:26
GatoNegro
Sólo para el director

Khiel

Personaje:

     Elyzabeth Ildemar era la hija de Tergrar. Aun aventurero retirado que abrió una taberna con las ganancias de toda una vida. "Ely", como la llamaba todo el mundo era una moza atenta y extrovertida hasta que Lady Lustmord la secuestró para conseguir el Arcanábulo de Corvinus: un poderoso objeto que su padre había saqueado tiempo atrás.

Tergrar reunió a sus antiguos camaradas de aventuras y logró recuperar a su hija, pero la joven había cambiado. Sus ojos alegres y sinceros ahora desprendían un insano fulgor ambarino. Temiendo que la joven hubiera sido convertida en vampiro, los amigos de Tergrar se reunieron para tomar una difícil decisión. Elyzabeth, agazapada en la oscuridad, no esperó al final del conclave y huyó temiendo por si vida.

Es solo un resumen. La historia del personaje corresponde a dos partidas bien largas una de ellas a punto de concluir con este final. Braderick es uno de mis jugadores y por eso no lo subo al foro.

Para encajar en tu partida, Ely podría jugar con cualquier profesión, pero guerrera o clérigo son con las que mejor me manejo. También dejo abierto su alineamiento. Originalmente bueno, pero corrompido hasta donde acordemos por la vampira.

Ely busca respuestas a su situación y puede querer: desde venganza contra los vampiros, hasta unirse a ellos cautivada por su hechizo.

No me importaría que fuera un PNJ. Me encantó interpretar a la malvada (y a la vez empática) vampiresa y creo que puede dar mucho juego.

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23/10/2015, 21:55
GatoNegro
Sólo para el director

Braderick

Nombre: Walterly Wallace

Clase: Explorador 3/monje 2/monje tatuado 1

Raza: humano.

Walterly es un guerrero celta cuyo pueblo veneraba a Belenus en los oscuros bosques de Tepest. La primera vez que su padre Arnak le llevó de caza, las Brumas les envolvieron. Cuando las Brumas se disiparon, su padre había desaparecido, y los bosques habían cambiado. Walterly acababa de llegar a las terribles tierras de Barovia. A partir de ahí, el joven Walterly se vió obligado a sobrevivir por sí mismo hasta convertirse en el hombre que es ahora, ansiando encontrar a su padre y volver a su hogar.

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23/10/2015, 21:55
GatoNegro
Sólo para el director

Hiedra

Nelinna, Humana - Ladrona

Nell es una más de las docenas de niños huérfanos que puedes encontrar abandonados en las calles de cualquier ciudad. No conserva recuerdos de su familia, ni de lo que les ocurrió, ni tampoco de cuando comenzó a vagar por las callejas de la ciudad.

Primero aprendió a mendigar, pero la mendicidad no es una fuente estable de ingresos, y pronto se volvió insuficiente. Otras niñas con mas encanto o belleza que ella lograban que la gente les diera limosnas generosas, pero Nell aprendió que no siempre hace falta que la gente te de las cosas por las buenas. La primera vez que trato de coger una bolsa de monedas recibió una paliza tremenda, y a punto estuvo de acabar en manos del alguacil. Pero la necesidad es la madre del ingenio, y así Nell aprendió el arte del despiste. Durante años perfecciono sus habilidades y adquirió otras nuevas.

Cuando alcanzo la pubertad, muchas niñas de su edad comenzaban a hacer sus pinitos en la profesión mas antigua del mundo, pero Nell comenzó con los allanamientos. Dio varios golpes antes de que el perista con el que trataba la pusiese en contacto con un infame grupo de los bajos fondos. Durante esos años Nell endureció su carácter, y aprendió a esconder y manejar un puñal. Aprendió docenas de formas de quitar a alguien de en medio, y se labro una reputación con el sobrenombre de Nocta. Fueron años buenos.

Pero todo se vino abajo cuando uno de sus golpes se complico, y acabo con el asesinato de un noble de la ciudad y dos de sus hijos. Pusieron precio a su cabeza y a la de los demás, y Nell decidió no correr riesgos. Se fue de la ciudad y trato de cambiar de vida.

Desde entonces ofrece sus servicios como exploradora y "mujer para todo" a cualquier grupo de aventureros que pueda aprovechar sus dotes. Jamás a revelado a nadie lo que ocurrió aquella noche, y aparte de ella solo hay tres personas que lo sepan, los únicos tres miembros de la banda que sobreviven a día de hoy además de la propia Nell.

Es una mujer taciturna y enigmática, aunque algunos de los que han trabajado con ella piensan que se arriesga demasiado, casi como si tentase a la muerte.

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26/10/2015, 16:39
GatoNegro
Sólo para el director

Tomasdobree

Nombre: Wolfgang 
Clase: Alma predilecta
Raza: Humano
Deidad: Kélemvor (Reinos olvidados - Fes y panteones - Pag: 25)

Supongo por la descripción de la partida que el grupo ya se conoce, no?

Wolfgang es un tipo de unos 35 años de edad, 1,80 de estatura y un peso de 79Kg. De complexión física normal, cabello negro y ojos del mismo color.

De temprana edad se dio cuenta de que no era como el resto de los chicos de su edad, pues posee aptitudes para la magia. Desde ahí fue que el clérigo del pueblo lo tomo bajo su tutela exponiendolo a diversos y duros entrenamientos. No pudo llegar a ser un clérigo como su instructor, pero si tiene un gran domino de la magia divina.
Después de terminar con su entrenamiento, se unió a un grupo de aventureros que se dirigía a hacía el castillo de Ravenloft.

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26/10/2015, 16:40
GatoNegro
Sólo para el director

Filipus

Buenas te mando el boceto de personaje y su historia, seria un guerrero humano el nombre aun esta por decidir..

 

La sangre entraba por debajo de la puerta, espesa y oscura, de manera lenta e inexorablemente se filtraba por debajo de aquella recia y oscura puerta, alastar yacía acurrucado en un oscuro rincón negando con la cabeza. su mirada tratando de evitar aquella mancha roja se posa en la ventana solo para descubrir un hilo carmesí que goteaba por los cristales, un relámpago iluminó la noche y pudo ver los familiares cuervos negros posados sobre el desvencijado árbol. Con un grito ronco Alastar se despertó , su frente estaba empapada por el sudor, otra pesadilla, su pasado siempre le perseguía , los cuervos sangrientos le habían descubierto otra vez, era el momento de huir de nuevo, su pasado le había encontrado una vez más.

 

Alastar es un guerrero adulto ya veterano que quizás ya ha visto sus mejores días,  se desafogo como soldado con los crueles mercenarios de los cuervos sangrientos una banda de asesinos sedientos de sangre que hacen cualquiera cosas por un puñado de oro. Fueron los años de vivir la misma esencia de la guerra, muerte, devastación, crueldad más allá de la que pudo aguantar, en esos tiempos alastar se escudaba de tanto horror bajo el lema un contrato es un contrato, si no lo haríamos nosotros lo harían otros, no es mi problema solo hago mi trabajo, eran los mantras que se repetía sin parar aguantar tanta crueldad. Era un soldado bien considerado por aquel entonces, un buen jefe de tropa, bien considerado y que ascendía en el escalafón de aquellos mercenarios, hasta que ya no pudo más y empezó a cuestionar órdenes y por último a desobedecerlas para evitar una masacre, y eso fue un problema, nadie puede desertar de los órdenes sangrientos, al menos nadie con vida.

 

Tras huir , comenzó a trabajar como maestro de esgrima para nobles, ricos pedante sy niños mal criados que querían impresionar con fintas y quiebros, el trabajo le daba el dinero suficiente para emborracharse una noche tras otra y tratar de olvidar todos los pecados que había cometido, viajaba de una ciudad a otra en cuanto descubria que sus antiguos compañeros de armas le habían encontrado, pero aquella vida terminó violentamente como todo en su vida, una noche cuando salía de una taberna de ahogar sus recuerdos en vino se cruzó con el rico petimetre al que estaba adiestrando, aquel joven estaba dando una paliza a unos pobres campesinos haciendo gala de las maniobras que alastar le había enseñado, mofándose y humillando a aquellos desgraciados. Alastar discutió con el joven, reprochando le su comportamiento y todo terminó con la sangre de aquel noble cubriendo la espada de alastar.

 

    Una vez más tuvo que cambiar de nombre y de vida, se alistó aquí y allí sirviendo en todas las pequeñas ciudad estado de la costa de la espada, era bien recibido en todos estos sitios donde enseguida era admirado por su experiencia y veteranía, en muchos sitios extrañaba que un veterano trabajase como instructor de bisoños soldados o controlando pequeños puestos fronterizos, pero era un soldado disciplinado no daba problemas y hacía bien su trabajo, Alastar amaba esa vida sencilla de soldado, había encontrado su lugar en el mundo, protegiendo a otros, conviviendo con gente sencilla que apreciaba y le apreciaban. Vivió asi durante mucho tiempo solo cambiando de ciudad cuando los sueños empezaban cuando sentía que sus antiguos compañeros estaban cerca, hasta que hace poco decido retirarse habia conseguido reunir suficiente dinero como para alejarse lo suficiente y comprarse una pequeña granja en algún sitio recóndito, el viaje en barco iba tranquilo hasta que un densa niebla sorprendió el barco, una densa niebla cargada de ruidos extraños, una densa niebla que le llevaba a otro mundo.

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26/10/2015, 16:40
GatoNegro
Sólo para el director

Candymanba

Nombre: Ekaros.

Raza: Semi gigante.

Clase: Guerrero psionico 5 (ajuste de nivel 1).

Concepto: Ekaros se ha criado desde que tiene recuerdos con un maestro humano que le enseño sus habilidades, en su vida no ha visto a nadie que se parezca a el, ni que haga las cosas que hacen el maestro y el, hace poco su ya venerable maestro murió y dejando a Ekaros sin ninguna respuesta, asi que ahora tiene todo el mundo para encontrarlas.

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26/10/2015, 16:41
GatoNegro
Sólo para el director

Caladrius

Adelaine, humana hechicera (cogería la cadena de dotes de Fey Heritage del Complete Mage si es posible).

La historia de Adelaide comienza con la de su madre. La arboleda cercana a su pueblo natal era un lugar sagrado para los druidas, donde la frontera con el mundo de las hadas era muy borrosa. Ella solía pasear por allí, pues le gustaba la calma de la zona. Pero un día, mientras caminaba entre los robles ancianos, traspasó las barreras entre el mundo material y el de las fatas. Allí conoció a un bralani del que se enamoró nada más verlo. Pasó con él un tiempo en el plano de las hadas, y tuvo una hija, Adelaide.

Cuando regresó, la habían dado por muerta, puesto en aquel lugar el tiempo discurría de forma más perezosa que en el plano material. Su aparente eterna juventud levantó las suspicacias y habladurías de la gente. La vida de Adelaide en un pueblo tan pequeño fue muy solitaria. Era diferente, demasiado hermosa para ser una humana, lo que hizo que los demás niños le tuvieran envidia o fueran tímidos con ella. El trato que recibió de los adultos no fue mucho mejor: los rumores de que su tacto podía curar las verrugas, que una infusión de un mechón de su pelo incrementaba la fertilidad y que su voz podía ahuyentar a los malos espíritus propiciaron una serie de humillantes peticiones a lo largo de los años. Adelaide se sintió más como una friki que como una niña.

Su madre falleció cuando era aún muy joven, y el sacerdote local la acogió como pupila. Éste tenía unas ideas muy concretas acerca de qué debería ser en el futuro. Le esperaba una vida de votos, celibato y servicio incondicional a los demás.

Cuando por fin un joven del pueblo se interesó por ella, cayó rendida a sus pies, y quedó embarazada en uno de sus encuentros secretos. Cuando se dio cuenta de ello, aquel joven demostró sus verdaderos colores y la rechazó y la llamó furcia. Adelaide huyó de la ciudad antes de enfrentarse a la decepción de su padre adoptivo.

Dio a luz en una gran ciudad, lejos de las miradas incriminatorias de sus vecinos, sólo para descubrir que en su vientre había gestado una abominación, mitad humano, mitad sombra. Y es que, sin saberlo, se había encontrado con su amante en unos túneles bajo los que estaba sepultado un altar a un dios oscuro y olvidado. Su influencia tenebrosa había corrompido el feto, y se había asentado más sutilmente en Adelaide, pues la desesperación y el desplazamiento social que sufría la joven era un imán para su magia.

Desesperada, Adelaide abandonó la urbe y se internó en los más profundos bosques en busca de su padre. Pero no encontró, como otrora hiciera su madre, un portal al mundo de las fatas. Sino que la tenebrosa mano de aquella fuerza poderosa la guió a un sitio muy distinto… Ravenloft.

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27/10/2015, 00:33
GatoNegro
Sólo para el director

Radadesnara

Nombre: Asthorvex Sola

Raza: Humano

Clase: Duskblade o Filo del Ocaso en español

Concepto: Asthorvex es un hombre que sólo está preocupado en obtener poder y conocimientos. Esta ambición no está enfocada en obtener una posición jerarquica sino de no tener que responder ante nadie. Si está ls posibilidad de obtener algún objeto mágico perdido o un tomo antiguo él estará presente. No le preocupa mucho el destino de los demás, aunque es un hombre práctico y sabe que a veces el mal, aunque no le amenace de manera directa puede complicarle su accionar, aunque muchas veces, puede servirle de ayuda. Si bien es un hombre poco sociable, es apasionado por su búsqueda y, aunque analítco, es capáz de arriesgarse de más cuando se compremete a realizar algo. Es también una persona religiosa que sigue fervientemente a su deidad.

Rol en el grupo: Combatiente de segunda línea. Adicionalmente al estar constatemente buscando nuevo saberes, posee conocimientos muy variados que pueden asistir al grupo.

Eso sería el boceto del personaje, cuando cree el personaje de acuerdo a tus definiciones ampliaré el trasfondo. Si necesitas algo más avísame.

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27/10/2015, 00:35
GatoNegro
Sólo para el director

Madre_Abigail

Karol Sagona, «Kaapo»

Humano

Pícaro o Hechicero (adaptable a Cazador y Guerrero).

Antes de que me odies por el tocho: perdón. Es un PJ relativamente complejo, con bastantes «issues», que dirían los americanos. Tienes material para putear por donde haga falta, vamos. Lo dicho: yo me adapto completamente. Si finalmente te decantas por incluirme pero el PJ no te gusta, consideras que hace falta otra clase, o te apetece imponer alguna característica, adelante.

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Hacía ya casi un año que había abandonado a su familia. Iba allá donde el viento le llevara y, mientras hubiera dinero en su bolsa (algo que no era del todo habitual), no tenía preocupaciones. «Insolente», fue lo que le llamó su padre. «Desgraciado», le espetó después. «Ingrato», sollozó su madre. «Escoria», escupió su hermano. Esas palabras resonaron como un eco lejano en su memoria mientras recorría los bosques y valles de su tierra natal. Pero por encima de ellas tronaba otra palabra que, cada día, le empujaba a seguir hacia delante. «Valiente, valiente», le había susurrado su hermana.

Todo empezó años atrás. Egal Sagona era un noble perteneciente a una antigua estirpe de grandes guerreros. Sin embargo años de largas guerras, malas cosechas y peores alianzas hicieron que la antaño gran casa de Sagona no fuera más que un resquicio de desamparados. Egal sin embargo nunca aceptó esa realidad y continuó llevando una actitud que no parecía indicar que nada había cambiado.

Solo había una cosa que mantenía unidos a Myrmila y Egal Sagona, y eso eran los tres hijos que aún les quedaban vivos: Shaol, Karol y Petralia Sagona.

Shaol era el mayor de los tres (pero el cuarto en origen). Era dos años mayor que Karol y Petralia y exactamente igual que su padre. Altivo y arrogante como pocos, Shaol disfrutaba humillando cuando podía a su hermano en los entrenamientos y haciendo ver lo mucho que valía en relación con su hermano menor. ¿Petralia? Petralia le era exactamente indiferente; como toda mujer, era útil en la cocina, conveniente en la cama y prescindible para lo demás. No era raro que no le dirigiera la palabra durante semanas enteras.

Petralia y Karol eran mellizos. Un milagro, según la partera, pero para sus padres fueron más una maldición; porque si Myrmila esperaba una hija-muñeca a la que poder vestir, enseñar a coser, cantar y comportarse en la corte, encontró a una joven tozuda, robusta y activa que no podía estar más de medio minuto sentada y que prefería pegar con palos a sus hermanos que recitar versos. Egal se desesperaba con un hijo que, a pesar de tener el potencial necesario para sobresalir como guerrero, prefería cuestionarlo todo, perder el tiempo con su hermana y sumergido en el estudio.

Y luego estaba Cosmos. Nadie hablaba de esclavitud. No se pronunciaba esa palabras ni se veían grilletes o marcas sobre el criado. Pero es cierto que con Cosmos... era distinto. Nadie sabía muy bien qué ocurría con el eunuco y los pocos que se atrevieron a hacer alguna pesquisa sobre el asunto acabaron arrepintiéndose al ver la ira de Egal. Cosmos era el tutor de los tres vástagos de los Sagona, pero sentía predilección por el pequeño -al que apodaba Kaapo-, y éste por él. Siempre que Karol se marchaba con su padre y su hermano en una de sus largas salidas de caza gritaba al volver a la casa familiar «¿Maestro? ¡Ya estoy en casa!»; y la respuesta de Cosmos siempre era la misma: «Me alegra que hayáis vuelto, joven Kaapo».

Era un secreto a voces de qué pie cojeaba Cosmos y sus preferencias «culinarias», pero Egal, a pesar de su talante conservador, lo toleraba por conveniencia más que por otra cosa. Al fin y al cabo, Cosmos era un caso especial que les salía mucho más barato que cualquier otro tutor.

Shaol era un guerrero abrumador, Egal gozaba de gran fama... pero para Karol el verdadero héroe era Cosmos. Era el que le bañaba de pequeño, el que le vestía cuando estaba enfermo y el que le consolaba cuando se hacía daño. Es cierto que Karol pasaba horas en unas obligadas prácticas de lucha, pero ahí no se respondían las preguntas que tenía. Cosmos, sin embargo, sí lo hacía. Y no ponía mala cara cuando preguntaba... y preguntaba... y volvía a preguntar.

«¿Maestro? ¡Ya estoy en casa!»; «Me alegra que hayáis vuelto, joven Kaapo».

Karol sentía una fuerte pesadumbre en su corazón, pues Shaol no cesaba de humillarle cuando practicaban. Resaltaba los evidentes defectos de Karol, y desdeñaba sus inclinaciones mágicas resaltando el largo y bravo linaje del que descendía. Como aún era joven e ingenuo, Karol se dejó influenciar por su hermano y, poco a poco, las palabras de éste empezaron a hacer mella en él.

En su decimoséptimo cumpleaños, al igual que ocurrió con Shaol, surgió el tema favorito de su madre: el matrimonio. A pesar de ser una mujer literalmente encerrada en una unión con un hombre al que despreciaba, su ideal máximo era el matrimonio. Era el bien supremo y lo máximo a lo que todo ser humano decente podía aspirar si quería llegar a algo en su vida. Durante largas horas su madre daba clases magistrales sobre las bonanzas de la sagrada unión y de cómo una buena mujer le daría una estabilidad duradera a su vida. Una pena que a Karol le importara bastante poco la monserga de su madre: él ya había encontrado por su cuenta una persona que nada tenía que ver con la pobre elegida de su madre y que satisfacía todas sus necesidades emocionales y físicas.

Años de turbulencias bélicas retrasaron las negociaciones de boda. Sin embargo, llegó el día en el que se cerró un acuerdo. Karol estaba desesperado: no solo no quería casarse con la muchacha elegida; no quería casarse con nadie. Él ya tenía alguien a quien dedicarse. Los días anteriores a la llegada de la joven y su familia fueron un sinfín de pasión y lágrimas en escondites habituales.

Lo que Karol no sabía es que, gracias al buen espíritu y los tejemanejes de su discretísima madre, la joven y su familia llegarían antes de lo previsto. El fatídico día en que su vida cambió por completo era día de mercado. Su madre estaba organizándolo todo para la llegada de los invitados y su padre y su hermano habían salido de caza. Se daban las condiciones perfectas para una despedida en toda regla. Por primera vez Karol se atrevió a llevar a su amante a su alcoba y allí poder (entre otras cosas) despedirse en condiciones.

Cuando Cosmos abrió la puerta para avisarle de que su padre y su hermano habían vuelto debido al mal tiempo no les dio tiempo a taparse; con los ojos abiertos como platos el eunuco pudo descubrir como Karol y Maras, uno de los guardias que Myrmila había acogido hacía cuatro años, disfrutaban en una postura de lo más comprometida.

Karol no llegó a perder el conocimiento, pero desde luego así parecía. Los siguientes minutos fueron un torbellino de imágenes y voces sin sentido en su cabeza. La llegada de su padre cuando ninguno de los dos había podido taparse más allá de las rodillas, el rostro de Cosmos, pálido como la cera, y el de Shaol, tan rojo que parecía que iba a explotar. Luego los gritos de su padre y el ruido de Maras al caer al suelo desde la cama, intentando alejarse el máximo posible mientras se tapaba malamente. Los insultos de Shaol hacia el guardia, que no sabía dónde meterse ni adónde mirar; a su padre, agarrando a Cosmos y culpándolo de haber contaminado su espíritu con sus desviaciones y depravaciones.

«¿Maestro? ¡Ya estoy en casa!»; «Me alegra que hayáis vuelto, joven Kaapo».

Luego llegaron su madre y su hermana, atraídas por el ruido. Karol no pudo evitar pensar que, desde su nacimiento, era la vez que más gente le había visto desnudo a la vez. Myrmila lloraba, su padre zarandeaba a Cosmos, Shaol arastraba al guardia fuera de la habitación y su mentor seguía blanco. Mientras, él sólo pudo buscar la mirada de su hermana, que se cruzó con la suya. Ambos permanecieron así durante unos instantes, en medio de todo el jaleo, sin decir nada. No hacía falta. En los ojos de Petralia no había un juicio de valor ni una acusación, tan solo preocupación.

De algún modo le forzaron a vestirse. Su padre no paraba de gritarle y de asegurarle que el fuego eterno de los infiernos le esperaba, que los Dioses devorarían su alma y él sufriría hasta el fin de los tiempos; su madre tuvo una reacción semejante a la pérdida de un hijo querido y no paraba de sollozar. Entre su hermano y su padre le llevaron a su caballo, donde le esperaba uno de los criados. Iría con él a recibir a su futura esposa y su familia. Todo le daba vueltas pero, mientras cabalgaba camino arriba, se giró una vez más. Lo suficiente como para ver a su padre agarrar a Cosmos del brazo y arrastrarle hacia el interior de los establos.

«¿Maestro? ¡Ya estoy en casa!»; «Me alegra que hayáis vuelto, joven Kaapo».

Cuando volvieron al día siguiente la casa estaba extrañamente silenciosa. Les recibió su padre, vestido para la ocasión; su madre, con la cara pálida y los ojos hundidos, y su hermano, con el rostro altivo y satisfecho. En un segundo plano estaban la esposa de su hermano, con la mente perdida -como era habitual-, y su hermana. No había rastro de Cosmos por ninguna parte.

Después de las presentaciones debidas y del intercambio de fórmulas de cortesía se pasó a los invitados al gran comedor. Karol, sin embargo, en cuanto tuvo la oportunidad, cogió a su hermana del brazo y la metió en un pasillo sin iluminación.

-¿Dónde está Cosmos, Petralia? -preguntó en la oscuridad. La única respuesta de su hermana fue un sollozo contenido -Por favor, dime dónde está.

Como única respuesta sintió una mano que se cerraba en torno a la suya y que le guiaba por el pasillo, a través de una puerta, y al exterior. Cruzaron los establos y llegaron al almacén de los aparejos de labranza. Allí, en el suelo, había una gran caja de madera desvencijada.

Su hermana le soltó la mano y empezó a llorar en silencio. Karol se acercó con pasos lentos a la caja. Cuando estaba a medio camino, se deshizo en sollozos. Le fallaron las rodillas y cayó al suelo. Así recorrió la distancia que le separaba del modesto ataúd de su maestro y se abrazó a él. Petralia y él lloraron con amargura la pérdida de su ser querido.

Karol Sagona, ahora solo Kaapo, se incorporó y miró a la zona del ataúd en la que intuía estaría la cabeza de su maestro. Levantando el puño, llamó suavemente tres veces, como si de una puerta se tratara.

-¿Maestro? ¿maestro? -dijo con la voz ahogada y la cara bañada en lágrimas- Maestro, ya estoy en casa.

-Me alegra que hayáis vuelto, joven Kaapo -se respondió a sí mismo.

-Yo también me alegro... -concluyó entre sollozos.

Sintió la mano de su hermana sobre su hombro y la besó. Ambos lloraron juntos unos minutos más hasta que recuperaron la compostura.

-¿Y Maras? ¿Qué ha sido de él? -preguntó Kaapo.

-No está. Ha conseguido escapar, pero no tardarán en encontrarle -respondió su hermana.

-Una vez dijo que tenía parientes cerca de Barovia -dijo él, pensando-. Debo ir a buscarle.

Su hermana apretó con su mano y le miró desesperada.

-Te lo imploro, por los Dioses, no me dejes sola -le imploró ella.

-No me queda más remedio -dijo él, levantándose. Tras una pausa, continuó-. No puedo quedarme aquí. ¡Ven conmigo!

-No puedo... -aseguró ella-. Todavía no.

Kaapo permaneció en silencio. Miró a su hermana bajo la luz de la luna y le puso las manos en los hombros.

-Prométeme que volveremos a vernos, Petralia.

-Te lo prometo.

-Prométeme que vendrás a buscarme.

-Te lo prometo.

-Prométeme que no me dejarás.

-Te lo prometo.

Minutos después galopaba a toda velocidad, alejándose de esa región mísera en la que había crecido. Dejó atrás las colinas y los valles que le eran familiares, los olores que despertaban tantos recuerdos y los arroyos que le habían bañado de joven. Podía imaginarse lo que ocurriría cuando se descubriera que se había marchado con una pequeña bolsa de dinero, sus pertenencias y un par de mudas. Era capaz de ver el gran salón, con los invitados, con la comida... Veía la impresión y la ofensa escrita en las caras de los huéspedes. Oía los gritos de su padre, las maldiciones de su hermano y los chillidos de su madre. Pero, por encima de todos, como un trueno que todo lo acalla, oía los susurros de su hermana al oído antes de partir al galope. 

«¡Valiente, valiente!»