Partida Rol por web

Durmieron como hacía tiempo que no habían dormido, aunque a Ashlyn y a Lobo les picaba mucho la cicatriz del mordisco de elfo lobo. Al bajar por las escaleras de la posada, Arik ya estaba ajetreado, juntando dos mesas, colocando las sillas y llevando las bandejas del desayuno.

Esta mañana la Viña de Sangre no ha abierto sus puertas, tenemos el establecimiento todo para nosotros. No hace falta que nos reunamos en el sótano, hoy tenemos una reunión importante.

Caballeros, señoritas...-saludó el doctor, de nuevo reaparecido tras dos días de ausencia, mientras levantaba su taza de té.

Van Richten había sido el primero en ocupar su asiento.

Bray también se reincorporó tras su misión secreta. Salió de la cocina cargando con Keeva a las espaldas. El joven dejó a la anciana en una de las sillas y ocupó otra.

Sentaos... sentaos, bravos guerreros. Es la hora de preparar el asalto al castillo de Strahd. Bray, ¿haces los honores?

Sí, maestra.

Bray abrió un portapergaminos y sacó uno de los rollos para desplegarlo en la mesa. Arik ayudó a apartar las bandejas de profiteroles para hacer sitio.

He hecho un largo viaje para conseguir los mapas del castillo de Strahd...

Este es el interior de la planta baja. Nosotros tenemos que llegar aquí-dijo, señalando la zona marcada con un K15-. Es ahí dónde está la capilla. Es ahí dónde encontraremos el cuervo de plata: el Icono Sagrado del Cuervo, una estatuilla no más grande que un puño y una de las reliquias sagradas de mi orden...-miró a Urik-. De nuestras órdenes.

Beth se acostó tarde. Tenía mucha sangre que limpiar de las ropas de Afina, que pensaba ponerse al día siguiente si estaban secas. La nigromante no se contentaba con haberle arrebatado la vida, también parecía que quería apropiarse del estilo de la hechicera. A la mañana siguiente Elizabeth se ausentó hasta la que comenzó la reunión, a la que llegó por los pelos*

Caballeros, señoritas...-

-…Mi querido doctor- Beth levantó el meñique y brindó en la distancia con una taza de té imaginaria. Saludó a Bray y a la venerable anciana, a la que ofreció el laboratorio y las notas de Afina, aunque no aclaró su origen. La sombra de la sospecha se cernía sobre Van Richten, tanto como los vistani.

Antes de acostarse Beth le había propuesto a sus compañeros usar el espejo para desenmascarar al posible ladrón. Cuando la recodaron que no le quedaban cargas, propuso marcarse un farol delante de Van Richten, pero la joven, de momento, saboreaba una taza imaginaria, lo que podía significar que estaba maquinando algo, que el aval de Keeva era suficiente prueba de su inocencia, o que simplemente que estaba zumbada.

El plano de Bray la sacó de su ensimismamiento: -¿Te importa que tome notas?- Dijo sacando su propio mapa y completándolo. –…Por si mueres-  Aclaró sin ningún tacto.

Ely jugueteó con la pluma acariciándose sus delicados labios y por fin comentó:

-Excelente ¿Qué ruta recomiendas Bray?- El acceso desde el pasadizo de la cripta era un camino discreto y conocido, pero sus dudas sobre el doctor hicieron que guardara silencio y pareciese ir a remolque del joven explorador. Finalmente preguntó sobre quiénes irían a esta misión y si Keeva podría prestarles su valiosa ayuda en forma de pergaminos o viales.

Por un momento, al ver al doctor, me llevo la mano a la espada solar, pero luego ver a Keeva me desconcierta lo suficiente como para apartarla.

Escucho lo que dicen, pensativa, y luego fijo mi mirada en el doctor. Coincido con Elizabeth. No estaría mal saber qué opina tanto el joven Bray como usted, doctor. Como tampoco estaría de más que nos contara donde ha estado dos días. Miro fijamente al tipo para comprobar si me está mintiendo.

Don Urik aprovechó para limpiar sus armas y su armadura, adecentando su equipo lo máximo posible e intentando que brillara al máximo. Intuía que iban a comenzar el asalto final y quería estar preparado. Él era un representante de la luz y como tal iba a ir a por Stradh. Luego rezó y durmió como un bendito, sintiéndose bien por primera vez en mucho tiempo. 

Por la mañana, se levantó, hizo sus abluciones y se vistió con paciencia, colocando cada cosa en su lugar y asegurándola, antes de pasar a la siguiente. Posteriormente, se acercó a la habitación de Ash y tocó a la puerta. Cuando ella le dejó entrar, pasó y solicitó su ayuda para terminar de ponerse la armadura, que se había colocado pero no había podido abrochar bien, haciendo lo propio con ella. Luego, vestido, lavado e incluso peinado, bajó a la sala común, donde ya estaban el resto. - Buenos días. - saludó en forma general a todos. 

Pidió a Arik una gran taza de leche caliente y café, así como pan, queso y algún dulce para comer. Si querían estar en forma, debían alimentarse. 

Al escuchar cómo iba la conversación y cómo reaccionaban sus compañeras al Doctor, a Don Urik no le quedó más remedio que interceder. - Doctor, creo que ha llegado el momento de las revelaciones. Vamos a comenzar el ataque final. Si no nos coordinamos, pereceremos, y estaría bien que todos estuvieran al tanto de todo. - le dijo con voz tranquila y en cierta medida, afable, pero autoritaria. 

- Por otra parte, si alguien más tiene algo que contar, es el momento, quizá luego sea tarde...para todos. - añadió. Aquel era un momento excelente para poner todas las cartas sobre la mesa, era ahora o nunca. 

El paladín lo había pasado mal pensando en Irina y el resto, mordidos por los lobos, y cómo el tiempo iba pasando, además, la noche del tercer beso de Stradh se acercaba...si es que no había pasado ya, pues ahora mismo no tenía ni idea cuántas noches habían pasado desde que Stradh se había llevado a Irina. 

Uh... Supongo que lo más cauto es tomar esas notas, sí-dijo a Elyzabeth, algo desconcertado.

Arik inclinó la tetera para llenar la taza de Urik. El lugareño no sabía qué era el café, pero le echó canela a la leche del paladín oscureciéndola un poco, para luego acercarle el pan, el queso y los bizcochos.

Las vidrieras de la capilla dan al jardín, en la parte trasera del castillo, pero están demasiado altas como para que nuestros compañeros de armadura puedan trepar con facilidad y son demasiado pequeñas como para entrar volando en forma de cuervo gigante con alguien en mi lomo-lo que también se aplicaba al pegaso de Ashlyn y las "cabras" voladoras de Elyzabeth-. Hay una puerta del servicio en K23, pero no nos lleva lo suficientemente cerca de la capilla. El camino directo es por K7, K8 y K14, es decir, entrando por la puerta principal.

Excelente, Bray. Apoyo tu propuesta.

Dio otro trago a su taza, sopesando las peticiones de los dos paladines.

En mi búsqueda de Lyssa Von Zarovich acudí al campamento de los vistani y me entrevisté con Madame Eva. Me echó las cartas. Hay dos futuros posibles, dos desenlaces:
-La decisión de bajar hasta Strahd, derrotarle y que sus vampiros huyan desde lo alto de la torre infestando al mundo.
-La decisión de subir, acabar con el Corazón del Día y encerrar a los vampiros de Strahd en el castillo con nosotros.

El segundo día visité las ruinas del Santuario del Bosque, dónde Lyssa Von Zarovich ha estado oculta todo este tiempo aunque Urik os lo ocultó. Yo también lo hice, conocía la ubicación de esa vampira desde el principio. También os sustraje las dos reliquias. La primera cuando ataba los caballos al carruaje de la vampiresa Sasha Ivliskova, justo antes de que Elyzabeth cogiera sus alforjas y las pusiera en su ciervo volador. La segunda cuando Elyzabeth se inclinó hacia mí para hacerle una confidencia en esta misma posada, ayer por la mañana.

Ayer por la mañana solo estaban en la Viña de Sangre los vistani de Rodolf...

Efectivamente. Rudolph Van Richten es Rodolfo Richtenov.

Me entreno de hombros mirando a los otros ante las confesiones del doctor. Pues está claro lo que tenemos que hacer. Ya imaginaba que no sería fácil derrotar a Stradh. En fin...

Vuelvo a mirar el mapa y me fijo en una cosa. Nosotros conocemos un acceso a las catacumbas debajo del castillo. ¿Acaso desde allí no se podría acceder a esta escalera digo, señalando K18, lo que nos dejaría justo al lado de la capilla? Me parece una opción bastante más directa, siempre y cuando sepamos cómo movernos por las catacumbas. Si no tenemos un mapa, quizás sería mejor la opción de la puerta principal.

La revelación del doctor me hace alzar la ceja, sin embargo, aunque no digo nada. Por cierto, doctor. ¿Le preguntó a Madame Eva si debíamos quedarnos todos o sólo uno?

El segundo día visité las ruinas del Santuario del Bosque, dónde Lyssa Von Zarovich ha estado oculta todo este tiempo aunque Urik os lo ocultó.

-…Chico malo - Beth chasqueó la lengua y miró al paladín sacudiendo la cabeza.

También os sustraje las dos reliquias.

-Sí, algo nos olíamos- Suspiró restándole importancia. En realidad, no soportaba que la hicieran su mismo juego, pero no tuvo reparos en oponerse: - ¿Por qué confesar, querido doctor? Lo peor de la mentira es ser descubierto. Ahora tendrás que devolvernos esas reliquias- La joven terminó con una mirada acerada. Si hubiera sido bruja como la llamaban a veces, habría convertido al jactancioso Van Richten en sapo en ese momento.

-Querida Keeva- Dijo volviéndose hacia la anciana. – ¿Qué opinión os merece este curioso hombrecillo? – Ely ya contaba con la respuesta de unos y otros. –Oh. Sí, “El fin justifica los medios…Es un aliado contra un mal mayor, bla-bla-bla.”- dijo poniendo los ojos en blanco con gesto hastiado. Paradójicamente era el mismo mantra que había repetido para doblegar la moralidad de los paladines, pero sentía que le habían robado esa victoria y su ego la obligó a dar un puñetazo en la mesa a su propio estilo: femenino, frío y calculador: –Está bien. Quiero oírlo de vuestros labios…Y creerme, os tomaré la palabra- Añadió con una sonrisa taimada.

Beth llamó a Ulrika, dejó sus guanteletes sobre se mesa y deslizó su silla hacia atrás para que la zombi pudiera sentarse en sus rodillas y acariciarla como un chiquillo.

-Estoy con Ash, sigo pensando que un acceso por las plantas inferiores es “un poquito” más seguro que hacerlo por la entrada principal. - Explicó con ironía.

-En cuanto a la entrada de las vidrieras, podría bastar con que alguien suficientemente fornido trepe por la pared y tienda una cuerda anudada con un garfio o incluso ice a pulso a los que tengan problemas. Mis cabras voladoras también pueden ayudar con esa tarea, aunque luego tenga que esconderlas fuera. Tengo mis recursos para trepar por mis propios medios- Añadió sin dar más detalles, aunque sus compañeros aún recordaban el terrible conjuro que le hizo brotar patas de araña.

La idea de Bray de entrar de frente no le terminaba de agradar a Don Urik, no porque tuviera miedo, ni mucho menos, si no porque lo prudente era ir desactivando las fortalezas de Stradh una a una, no quería que el señor vampiro escapara a su castigo y si ellos morían, escaparía sin duda hasta que otros se atrevieran a desafiarlo como estaban haciendo ellos. 

Sopesó pues la revelación del Doctor, dejarlo encerrado en el castillo sería el mal menor, pero Don Urik quería acabar con él. Estaba clara cual iba a ser la elección que Don Urik tomaría. Cuando Van Ritchen dijo que él había estado ocultando información a sus compañeros Beth hizo un comentario. - Di mi palabra Beth, si quería obtener la información que me asegurara que el Doctor era un aliado era necesario, y no me tomo mi palabra a la ligera. - respondió, dando una pequeña explicación a su comportamiento. Lo había hecho por el bien del grupo, aunque ahora esa falta menor se le volviera en contra. Si querían dudar de él, eran muy libres, pero Don Urik confiaba en que no. 

La pregunta de Ash le pilló por sorpresa. - ¿A qué te refieres? Encerraremos a Stradh y a los suyos en su castillo, para evitar que escapen, y luego acabaremos con ellos o moriremos en el intento. - zanjó el caballero, pues no pensaba hacer otra cosa. Bebió un sorbo de aquel mejunje que Arik le había preparado y torció un poco el gesto. Era más de salado y amargo que dulce. - Tenemos que planear bien los objetivos a conseguir al entrar. - no se le olvidaba para qué las quería la diablesa de dentro del castillo. Casi que mejor destruirlas y que la diablesa no pudiera acceder a ellas, a menos que fueran útiles para acabar con el mal dentro del castillo, claro. 

Luego se giró hacia Beth, que estaba hablando y al acabar sus preguntas y explicaciones, el paladín se tomó la libertad de contestarle. - El Doctor es un aliado, de ahí su confesión. Ha estado ayudándonos en secreto. Sus razones ha tenido, pero ahora es innecesario ocultar nada, vamos con todo a por ése vampiro y su séquito. - Ely mencionó las reliquias y él preguntó a su vez - Habría que decidir si limpiar o destruir esas reliquias, que por cierto, ¿para qué las quería Doctor? Qué sabe de ellas? - 

Y entonces Beth se puso digna, con cara de fastidio, preguntando en voz alta sobre el rasero moral para aguantar al Doctor, ella, que durante todo el camino había estado en un tira y afloja con Ash y él mismo, ella, que estaba rozando la línea difusa que el caballero se había autoimpuesto para justificar el uso de cadáveres animados para luchar contra Stradh. - Beth, no me gusta el plan del Doctor, y espero por el Sagrado Cuervo que no se nos vuelva en contra, ¿quién nos dice que su arma secreta no caerá bajo el influjo de Stradh de nuevo? El lord vampiro es muy poderoso, y una ayuda o distracción sería bienvenida, pero no lo haremos si no estamos todos de acuerdo. Además, acabar con ella, si vencemos, debería ser más sencillo que acabar con Stradh, y desde luego, pienso acabar con ella si tengo la oportunidad. Y sigue siendo un ente malvado que usamos para acabar con el mal. El mal se come a sí mismo. - dijo, citando una escritura del cuervo.*

Dicho esto, había que centrar el tema. - ¿Cuál va a ser el plan? ¿Vamos a la capilla primero? - preguntó a Ash. - ¿Y con las reliquias, qué hacemos? Y entiendo que luego iremos hacia la torre, arriba. - todos sabían lo que les esperaba arriba y tenían que prepararse para ello. 

El Mal se como a sí mismo-repitió Keeva asintiendo a las palabras de Urik.

No puedo ser imparcial con el Doctor Van Richten. Son muchos años de colaboración con la Pluma Negra y sus métodos encajan a la perfección con los de mi Orden. Además, salvó la vida de Bray hace años. Yo le apoyo, debéis ser vosotros los que decidáis si queréis contar con él.

Yo no confiaría mi vida a otra persona que no fuera el Doctor Van Richten. Ni siquiera a mi hermano...

Seguía resonando en el aire el momento en el que Lobo volaba a lomos de Bray transformado en gran cuervo, cuando los vampiros le poseyeron y hundió su espada en la carne de su hermano.

El gran problema es que entre las catacumbas y la capilla hay otro nivel: los sótanos. No es un camino tan directo como creéis. Sí podemos rodear el castillo por los patios para llegar al exterior de la capilla, si lo que queréis es entrar rompiendo las vidrieras.

Eso nos deja tres opciones:
-Cruzando el interior de la planta baja del castillo.
-Bordeando el patio para entrar en la capilla desde fuera.
-Entrar desde las catacumbas e ir subiendo.

He de decir que yo esperaba una infiltración rápida: coger el icono y huir. Esa es otra cosa que debemos decidir: si aprovecharemos el asalto para barrer con Strahd y sus enemigos, o si por el contrario nos replegaremos para luchar otro día.

Van Richten sacó de una bolsa dos cajas, los dos relicarios robados, y las empujó suavemente hacia el centro de la mesa para que cualquiera pudiera cogerlos.

He confesado a petición de Urik. Él conocía mi identidad y ha guardado mi secreto. Del mismo modo que Bray solo deja su vida en mis manos, yo solo la dejaría en manos de Urik.

Lo que hice fue para establecer una estrategia a largo plazo. Primero, tenía que evitar que Cristofor y Afina recuperaran las reliquias. Segundo, tenía que evitar que dejarais las reliquias atrás: debemos tenerlas con nosotros cuando entremos en el castillo para poder negociar con Khyristrix y conseguir su ayuda. Solo sé que existe un altar bajo el castillo en el que se pueden destruir las reliquias sin liberar su maldad acumulada mientras estaban enterradas.

Lo del altar ya lo sabían. No lo recordaban bien, pero lo sabían.

En cuanto a Madame Eva... No, no le pregunté que me aclarara nada de sus predicciones. Pero me has leído la mente, paladina. Yo también sopesé la posibilidad de sacrificarme para que los demás sobrevivan.

Lanzo una tenue sonrisa hacia el doctor antes de tomar una actitud pensativa. Entonces la idea sería, Bray, hacer una incursión para conseguir ese objeto y, cuando tengamos el conocimiento sobre el objeto en cuestión, asaltar ya para terminar con el vampiro. ¿Es ese el plan que tenías en mente?

Sigo pensativa. Entrar por la puerta principal puede tener un beneficio secundario: haríamos el suficiente escándalo, quizá, para que uno de tus ciervos voladores, Ely, quizá montado por Ulrika, llegara hasta las torres y encontrara en ellas a Irina. Es una posibilidad remota, pero es una posibilidad. Yo sería más de la opinión de seguir ese plan.

-Encerraremos a Stradh y a los suyos en su castillo, para evitar que escapen, y luego acabaremos con ellos o moriremos en el intento. –

Beth levantó la palma de la mano para refrenar el espíritu kamicace del paladín: - No tengo ninguna intención de morir por Strhad. Él no me importa tanto como para desvanecerme en la nada. ¿Qué tal si seguimos pasito a pasito como hasta ahora? Cogemos vuestro icono sagrado y salvamos a Irina antes de que sea demasiado tarde. A mí eso ya me parece más que suficiente para una sola incursión-

El gran problema es que entre las catacumbas y la capilla hay otro nivel: los sótanos.

-Ups- Ely miró su plano garabateado y lamentó su falta de formación en arquitectura. –No he dicho nada entonces. Me quedo con tu primera opción. - Dijo con resignación.

La confesión de Van Richten zanjó el asunto. La clériga trató de no mostrarse contrariada y se limitó a recuperar las reliquias. –¿Dices que si Reluë les lanza una bola de fuego no pasaría nada? Entonces las guardaré mejor esta vez hasta que podamos destruirlas- Suspiró. Las historias de amor le encantaban, pero no cuando había demonios de por medio.

La última propuesta de Ash empezó a convencerla, salvo por lo de enviar a sola Ulrika. – Iremos todos juntos si es posible*

Lobo había estado pensativo durante horas, todo parecía poco a poco ir llegando al inexorable final, y no debían confiarse. Dividirse implicaba el riesgo de fallar. En su mente aún dolía el comentario de su hermano en relación a cuando fue poseído por el vampiro, pero era algo que, imaginaba, el tiempo curaría.

-Creo que el plan de ir todos juntos es el más adecuado.-Dijo rompiendo su silencio.-Llegado el caso, puedo separarme y moverme por el castillo valiendome del sigilo. Se me da bien pasar inadvertido y abrir cerraduras. 

Miró a todos uno a uno.

-Puede que si me escabullo logre rescatar a Irina mientras vosotros os hacéis con el objeto... pero sería necesaria una distracción. 

Elyzabeth se recostó en su silla y jugueteó con la tarta de manzana que le había servido Arik. La muchacha pálida escarbó en el hojaldre para tomarse a penas dos trocitos de fruta y un sorbo de agua con gesto angustiado. Resultaba increíble que alguien tan delgado y mal alimentado hiciera gala de su fuerza y ferocidad en combate. Finalmente la escuálida clériga regresó a la conversación: -Sí. Todos juntos mientras sea posible. Voto por entrar a por ese ídolo por la planta baja. Una vez de vuelta en el patio, treparemos/cabalgaremos/volaremos hasta lo alto de la torre a por Irina- La joven levantó el índice para subrayar sus palabras. –Para mí Irina es más importante. Por eso la dejo para el final. Para no pasearla por el castillo y ponerla en peligro- Ely miró entonces a Lobo: -No tenemos certeza de que esté en la torre, ni de que siga siendo humana. Si algo se tuerce, es mejor estar juntos. Tu habilidad para volar, mis ciervos y las pociones que hemos conseguido serán de gran ayuda si nos topamos con un vampiro volador como para subir a la torre por fuera, pero siempre juntos -

La nigromante tomó un trozo del hojaldre destrozado y se lo dio a la boca a Ulrika. El zombi lo masticó despacio como un bebé, llenándolo todo de migas. Beth suspiró: -¿Y qué hacemos contigo? Tampoco te quiero poner en peligro, pero no me separaré mientras pueda amor mío-

No sabemos si Irina estará en la torre más alta, como en los cuentos de hadas, pero le cuadra a cualquier megalómano melodramático encerrarla allí. Lo que sí sabemos es que está el Corazón del Día, y eso debe ser nuestro objetivo secundario. Si lo destruimos los vampiros no podrán moverse con libertad durante el día.

Quiero poner el punto de mira en otro asunto. ¿Cómo nos desplazaremos hasta el castillo? Con Aurius y Lucifer podemos ir todos por tierra. Sin ellos, tenemos cuatro espacios libres: dos en el pegaso de Ashlyn, uno en la cabra... perdón en el ciervo de Elyzabeth y un cuarto pasajero a lomos de Bray en su forma de cuervo gigante. Propongo a Elyzabeth, Ashly, Urik y Lobo, que con Bray serían los que entrarían en el castillo por el aire.

Un segundo grupo puede ir por tierra, con el carro de Sasha Ivliskova y los cabalos Aurius y Lucifer. Estaría formado por Van Richten, Ulrika, Lyssa Von Zarovich y yo. Arik puede venir para llevar el carruaje. También pueden venir algunos vistani si "Rodolfo Richtenov" les convence de venir. Este segundo grupo se quedará fuera del castillo, del otro lado de la barbacana. Si necesitáis que entremos solo tenéis que encender una luz en la torre más alta. Así sabremos que debemos entrar, esa será la señal.

No se ofenda por no incluirla, señora Sesentainviernos. Pero si nosotros fracasamos, necesitaremos que alguien continúe la lucha.

¿Entramos por tierra todos juntos o llegamos por el aire?

Otra opción es que yo vuele a lomos de Bray y mi magia sea esa distracción que Lobo necesita.