Partida Rol por web

Alexandra Etel Czigany, Madison Greens, Dale Leigh Lantana, María Ortíz Ferrán, Nadra Oluwatobi y Dana Nicoleta Petrescu

Lior abre la habitación.

- Lex, compartirás ésta habitación con la chica española. Instálate. Herkus... Acompáñame, te enseñaré la tuya...

Lior le echa un brazo por encima a Herkus, estando más alta que él gracias al tacón. Se lo lleva, pero el muchacho dedica una mirada que pide auxilio hacia Lex, justo antes de desaparecer por la puerta...

Cita:

Abre la boca y enarca las cejas - ¿¿¿QUÉEEEE??? ¿Por qué no puedo dormir con mi novio? ¡¡Esto es injusto!! - se muerde el labio, algo enfurruñada... Entonces se gira hacia Lior en el momento en que sale con Herkus de la habitación, guiñándole un ojo a su novio...

Debo de dejarlos a solas...

Se asoma por el pasillo cuando éstos ya han salido - Estaré esperando aquí, ¿okey? - sonríe a Herkus, optimista.

Tras un par de horas en que Lex se había dedicado a matar el tiempo como buenamente pudo, llamaron a la puerta... Ésta se abrió poco después... Herkus había vuelto al fin... Pero algo extraño había ocurrido... Sencillamente resplandecía.
Vestía un abrigo largo y negro, llevaba el cabello, perfecto y sano, recogido en una coleta baja, con algunos rizos, más largos que hacía escasas dos horas, sobre la frente...
Su piel ya no estaba cortada ni maltratada... Parecía un verdadero modelo de pasarela, e incluso sus andares se habían corregido...
Sostenía una bolsa de regalo blanca y un ramillete de lavandas...

No obstante parecía a punto de derrumbarse cuando lo que llevaba en sus manos cayó al suelo y él abrazó a Lex, hundiendo un apasionadísimo beso en sus labios y cogiéndola en brazos sin dejar de hacerlo... Se había vuelto, milagrosamente, más delicado en sus movimientos, más suave y acertado...
La echó con cuidado sobre la cama y se abrazó a ella, tocándole la cara y mirándola con la desesperación de quien creía que no volvería a verla...

- Mi amor... Mi Alexa... Ni en mil años te olvidaría... Ni en mil mundos dejaría de amarte... Ni con una corona en la cabeza sería yo alguien si no te tuviera al lado... - aquella prosa era impresionante, incluso en su pronunciación...

Czigany, que había optado por esperar en la habitación aburrida como una ostra, se levantó para recibir la visita, esperando que fuera el castaño de Herkus...

Al verlo, simplemente sonrió con entusiasmo - ¡Heeey, bombón! - pero en ese momento, el lituano se tira a abrazarla estrechamente entre sus brazos, besándola de forma arrebatadora, como si hubiesen pasado siglos sin hacerlo... Ella le responde con la misma pasión y cuando abre su boca para decir todo aquello tras tumbarla sobre la cama, abre los ojos con sorpresa, colorada...

- Mi vida... - le echó uno de los sedosos rizos tras la oreja con dulzura, acariciándole el rostro mientras sus cejas se enarcan, contemplándolo entre la adoración y el desconcierto. No deja de sonreirle... - ¿Ha ocurrido algo...? Vas... muy guapo... Estas increíble - ríe pícara, dándole un pico en los labios, sin dejar de acariciarle la mejilla... - ¿Qué tal con Lior? ¿Dónde habéis ido? Te echado de menos... - saca morritos, hablando con la boca pequeña... Pero al estar observándolo detenidamente, se fija en que hay algo extraño en él... Pestañea un par de veces, ladeando la cabeza con gesto reflexivo... - Estas... No sé... Es como si... - se le escapa una risa corta, incrédula - Me ha encantado lo que has dicho - ríe finalmente, ruborizada y encogiéndose de hombros...

- De verte, cariño... ¡Nada me sienta mejor que verte! - la levantó en brazos y giró sobre sí mismo, apoyando la frente en la de ella al terminar - Tengo... Cosas que contarte... Pero por eso he venido equipado - la dejó en el suelo y levantó un dedo, sonriente, pidiendo un segundo.

Incluso su mirada había cambiado... Ahora parecía más atenta y segura que alerta y desconfiada... Era algo impresionante cuánto hablaban aquellos ojos azules... Cogió de la nieve del suelo el ramillete y la bolsa, incitando a la chica a que se sentara en la cama al sentarse él. Una vez la tuvo al lado, le entregó las flores.

- Lavandas... Es mi flor favorita... Me recuerda a tí... Porque aunque parece una "mala hierba" - sonrió arrugando la nariz, frotándola contra la de ella y apartándose de nuevo, consciente de que el cumplido no empezaba bien - Es una flor que a poco que te acerques a ella, percibes su aroma... Al tocarla, el recuerdo de su perfume se queda grabado en la piel durante mucho tiempo... Sus pétalos son suaves... - le acarició la mejilla con los nudillos, suavemente hasta el cuello - Y aunque pase el tiempo y se marchite, ese maravilloso perfume permanece, al igual que su color... Y por eso es como tú, amor mío... Porque aunque otras flores lleven colores más llamativos, no hay esencia como la tuya... Y nada te hará perder eso... Ni el tiempo, ni las circunstancias... - el muchacho hablaba desde lo más profundo de su alma... Parecía que había estado deseando decirle aquello a la húngara... - Te quiero... Lo sé mejor de lo que he sabido nunca nada... Y te quiero más que ayer... Pero mucho menos que mañana...

Lex permanece con los ojos abiertos y atenta a su novio, escuchándolo con atención y recibiendo el ramo de flores con una sonrisa estúpida, deleitándose con su manera de expresarse... Cuando éste acaricia su cuello, le coge la mano, plantándosela sobre su mejilla, acariciándosela... - Cielo... - se muerde el labio, con la sonrisa radiante y los ojos luminosos...
Cuando dice de quererla, ésta se le apoya en un hombro frotándose de forma gatuna tras oler las flores... Y es entonces cuando pasa una pierna por encima y se sienta sobre sus muslos, besándole con suavidad mientras rodea su cuello con sus brazos... - Y yo a tí, mi amor... - susurra - Las flores... Me encantan, cariño, son preciosas... Muchas gracias... - dice tras volver a cogerlas para embelesarse con el olor, sonriendo con los ojos cargados de la alegría... Vuelve a fundirse en su cálida mirada... - Cuéntame qué habeis hecho... ¿Te has comido un traductor? ¿Qué es lo que traes aquí? - sonríe apretando los labios, asomando la cabeza sobre la bolsa, espectante - ¿Habéis ido a comprar? ¿Has ido a la pelu? Llevas unos tirabuzones preciooosos, me encaaaaantan... - le acaricia el pelo, mordiéndose el labio nuevamente - ¡Ja! Tengo el novio más guapo, más dulce y más atento del mundo... ¡Te quiero! - lo abrazó de nuevo, balanceándose y riéndose.

Explicar aquello iba a ser todo un problema...

- Tengo que contarte algo que te sonará absurdo... Pero... Pero es lo que hay - sonrió tristemente - He conocido a mis padres... A mis abuelos... E incluso al que va a ser mi padrino... Tengo que hablarte sobre Lior... - le miró con decisión - Ella... Tiene el poder de viajar en el espacio tiempo, entre otros... Otros como la inmortalidad. Ahí donde la ves... Tiene setenta y dos años... Y es mi madre - tragó saliva y esperó la reacción de su novia.

(...) ...Frena

Aquello de Lior... Sí, bueno, lo esperaba al fin y al cabo que fuese su madre. Esperaba también que éste la conociera y todo lo demás... Pero conocer a la familia entera, hacer un viaje inter-temporal y que la buena de Lior alcanzara los setenta y dos años... Lex no pudo sino pestañear confundida, tomándose un minuto de silencio para digerir todo aquello...:

- Guau, eemmm... - tragó saliva y alzó las cejas impresionada - Bueno, lo de Lior lo intuía... Que era tu madre y tal, cuando me llevó en brazos ayer me estuvo contando un poco, pero... - bajó la cabeza, frunciendo el ceño extrañada. ¿Lo estaba escuchando? ¿Cómo era posible largarse y al rato volver como nuevo y hablando correctamente? - ¿...Lior viaja en el tiempo? ¿En... serio se puede hacer eso? Qué fuerte... ¿no? Entonces... ¿Cómo...? Dios, ¿has viajado con ella para conocer a toda tu familia? Lo cierto es que se te ve cambiado, pero claro, sólo han pasado... - echa un vistazo al reloj de su muñeca tras retirarse la manga del jersey - dos horas... - pestañea - Espera, ¿tu madre es inmortal? - agita un poco la cabeza, colapsada. Después ríe un poco, pues la incredulidad se hacía con el poder - Herk, ¿hablas en serio? Es que... Bueno, te fuiste hace un rato y ahora... - coge uno de sus mechones, y repara en la suavidad de sus manos, acariciándole las palmas con sus dedos... - Te ha crecido el pelo... y tus manos ya no estan tan machacadas. Estan suaves y cuidadas... ¿Cuánto tiempo has estado fuera...? ¿Dónde? - pregunta finalmente, con tono preocupado.

- Un año fuera... En distintas épocas, en Londres y en España... - contestó algo consternado, llevaba mucho sin estar en lo que a él le gustaba llamar "el presente" - ¿Sabes...? Ya sé cuándo es mi cumpleaños... El tres de Marzo... Pero... - traga saliva, alzando las cejas mirando a un punto perdido en el suelo - Fué el tres de Marzo del año 1821... El mismo día en que mi padre murió - durante unos instantes se queda algo bloqueado, pero entonces sacude la cabeza y saca de la bolsa un grueso montón de papeles antiguos, entregándoselos a su novia - Éstas cartas... Te escribía una, incluso dos por día... Para que pudieses leer todo lo que fué de mí en esos días lejos de tí... No pasó una hora sin que te recordara...

Los pardos ojos de la húngara se abren como platos de vajilla francesa. Coge aire, traga saliva, pestañea... - V-vaya... ¿un año? Eso es muchísimo... Y naciste en... ¿1821? ¿Cómo es posible?- encarca las cejas con lo de su padre. Según la monja, aquello fue una masacre... ¿Pero cómo había llegado a parar a estas fechas? Quizás la madre lo trajo "aquí" para protegerlo...
Lex agita la cabeza, demasiadas dudas para preguntarlas todas de golpe, pero cuando se plantea hacer su cuestionario, Herkus le tiende un montón de papeles...

- ¿...Son cartas? ¿Para mí...? - pregunta más a sí misma que a su novio, conmovida, mientras abre una de ellas con cuidado para leerla... Sonríe enternecida, con los ojos vidriosos. Nunca nadie la había envuelto en tantos detalles y atenciones como aquel muchacho, y eso hacía que se emocionara con velocidad, besándolo de nuevo tras sujetar su rostro con ambas manos, con pasión... - Gracias, mi amor... - sonrió llevándose la carta al pecho, acariciándole los sedosos tirabuzones... - Ojala hubiese podido estar contigo todo ese tiempo... Aún así, sabes que siempre voy a estar aquí esperándote... Pase lo que pase... - pega su frente a la suya - Te quiero...

- Y yo a tí... - cerró los ojos, sonriendo y apoyando igualmente su frente en la de la muchacha, sonríe entonces, frotándose gatuno contra su mejilla hasta quedar cerca de su cuello, que besa apenas rozándolo con sus labios - Pero no te habría gustado... Sólo los primeros seis meses... Después sólo hubo tortas y cosas complicadas... Hasta que fuimos a ver a mi padre... - los besos se detienen y apoya la frente en el hombro de ella, quedándose quieto...

Enseguida lo abraza, acariciándole la espalda, besándole el pelo dulcemente...

- ¿...Cómo fue, cariño? Cuéntame que pasó en todos esos meses... Cómo te has llevado con tu familia, cómo eran... - pega la mejilla en su cabeza - Y ese precioso nombre que te pusieron tus padres...

- Pues... Con mi madre estuve medio año... Me estuvo dando clases mientras restaurábamos la casa en que vivieron ella y mi padre... Fué muy bonito, y Lancashire es... El sitio más precioso que he visto nunca... Ya lo verás... Te sentirás la "Duquesa de Puturrúdefoie" totalmente... - sonríe ilusionado y da un beso a su chica en los labios - Mira... - sacó un harapiento oso de peluche, de aspecto viejo, pero bien conservado - Me lo hizo mi madre cuando estaba embarazada de mí... La habitación que me iba a quedar estaba casi nueva, y el resto de la casa destrozada... Si lo hubieses visto... Fué... Mágico, y a la vez espeluznante, era como si el fantasma de mi padre hubiese cuidado de esa habitación... - parece algo abstraído de más - Luego mi madre me llevó a casa de mis abuelos, que viven en una mansión en Escocia... Ella los detesta, pero consideró que podía aprender algo de ellos... Mi abuelo me enseñó algunos trucos para pelear y controlarme los nervios... Mi abuela refinó un poco mi forma de escribir... Ella es muy fría, muy distante, no se creía que fuese su nieto, y... Si la vieras - muestra un gesto incrédulo - Podría ser tu hermana, tiene aspecto de tener veinte años, soy el único de la familia que envejece, gracias a Dios... - se rasca la cabeza - Después pasé otros dos meses con el "tío Espada" - a éste último lo menciona en español y sonríe - Es el que, digamos, mi madre considera su padre, es su padrino... Es como Rewell: Se convierte en un maldito monstruo horrible... Mete mucha caña, pero entrena y enseña bien... Durante algún tiempo lo odias, pero luego aprendes a apreciar porqué es tan estricto... Y eso lo aprendes cuando empiezas a controlar un mínimo de español... Maldito idioma difícil... - ríe un poco, observando el oso en sus manos - Después viajamos al momento en que mi padre se quedaba sólo en el hospital... Las horas antes de morir... - tragó saliva, los ojos se le cargaron - Estaba destrozado... Destrozado... - niega con la cabeza, conteniendo el llanto - Y aún así... Era inteligentísimo... Supo quiénes éramos nada más vernos... Ya había escrito su carta para nosotros... Y... - se puso un puño frente a la nariz, cerrando los ojos y sonriendo al volverlos a abrir - Está en las cartas... No quiero llorar ahora por algo que no sea la alegría de verte... - abrazó de nuevo a la chica, dejando el peluche en la cama. Al apartarse se descubre una pulsera en la muñeca izquierda...

- Es latín, dice: "Dales, Oh Señor, la paz eterna"... Un mago amigo de mi madre se la hizo para guardar la carta... Ésto te va a parece alucinante...
Sostuvo la pulsera con ambas manos y dijo:
- Aaron Borsworth Lior...
La dobló hacia fuera, y bajo ella en lugar de haber plata parecía haber papel doblado, que abrió del todo... Aquella pulsera se había tornado una carta escrita con tinta y letra cursiva y alargada...

Cita:

- Se la tengo que devolver a mi madre... Me la ha prestado para que te la enseñe...

Cita:

Lex sonrió tristona, estrechándolo con fuerza entre sus brazos... Entonces observó estupefacta el efecto de la pulsera de plata, atenta, tras un primer momento de perplejidad, a lo que decía la escritura del papel...

Conforme va llevando la lectura, va frunciendo el ceño, y sus ojos comienzan a cargarse... Lo que en él se había escrito era sencillamente precioso... amargo, duro y triste, pero esperanzador y hermoso... Y era imposible evitar por un momento sentir una enorme pena por aquella mujer... Su amado estaba muerto, había perdido la oportunidad de cuidar de su pequeño y debía de cargar con el peso de los años, sin poder envejecer, sin poder morir...

Cita:

Asiente, tragando saliva. Aquello ponía los pelos de punta... - Le daré las gracias por el detalle... Es precioso. Parecía un buen hombre... y os amaba con locura... - sonríe, besándole la cabeza a su novio con algo más de energía - Tienes unos padres fantásticos, Herk... Eso es genial, me alegro tanto por tí... - lo besó de nuevo, cogiendo el peluche y plantándoselo graciosamente en la cara, de forma tierna y con cuidado - ... Tendrás que ponerle nombre al peluche. Todo el mundo le pone nombre a los peluches de la infancia, y éste es demasiado mono para quedarse sin uno... - ríe.

- Es como yo... Bien hecho pero estropeado con el tiempo - bromea con la voz débil y tristona, riéndose un poco - Ya tiene nombre... Es Herkus Reisel - ríe, cogiéndolo de nuevo y dejándose caer de espaldas en la cama - yo tengo otro nombre... Y como el de Herkus Reisel me gustó, se lo quedará éste pequeñajo... Y seré Herkus para todos hasta que yo quiera que sepan algo de mí... Pero... - coge el hombro de Lex, tirándola hacia atrás y poniéndose encima, frotando su nariz con la de ella - Contigo... Creo que me puedo presentar como Christopher Andreas Lior de Lancashire, Liverpool y Puturrúdefoie... - se carcajea - y dentro de poco... LORD Puturrúdefoie.

Cita:

- Mentira mentira, estás perfecto - ríe, para luego quedárse atónita con el nombre tirada sobre él - Espera espera, tendrás que repetírmelo, ¡es larguísimo! - sigue riéndose, hundiendo la cabeza en su hombro para troncharse de la risa - ¡¡Lord Puturrúdefoie!! ¡Jajajaajajajajaja! Aaaayy aaayyy... Siempre supe que eras un Puturrúdefoie... ¡Y además es cierto! Te lo dije en la caravana, ¿te acuerdas? Nobleza, no me equivocaba... Qué fuerte. Voy a hacerme adivina, y tú vas a ser un "puturrú", ññaaaaaám - le muerde la oreja - ¿Entonces como te llamo, cielo? ¿Herkus, Chris o Andreas? - sonríe, mirándole.

Herkus se parte de risa con el "Siempre supe que eras un Puturrúdefoie" a gusto, aunque su risa es cristalina y sincera, subyace cierta amargura en ella. Pero coge la cara de Lex entre sus manos y la atrae hasta sí.

- Tú puedes llamarme como quieras... Pero delante de otros que no sean la Dama Isenhall, Falken, Antti y mi madre, sigo siendo Herkus, ¿vale? Es que me va a hacer gracia que me traten de muerto de hambre... Pienso poner hasta el acento delante de ellos - ríe - Va a ser muy divertido... "¡Oh, mio pobre caravana...! ¿Dónde dormiré ahora si no es en lo Ais-hotel...? ¡Ohalá tuviese uno mansión con mucho esclavos para que me comieran el culo incesántemente mientras peino mis sedosos rizos rubios..." - teatraliza, atusándose el pelo como un verdadero cretino - "¡Si tan sólo yo tenga un novia más guapa y maraviosa que Donovan Dryden, un linahe más noble que el suyo que sólo es un ninio mimado y fuese lo mitad de creído que Michael Fauchon, o doble de fuerte que Balaguer...!" (...) Imbéciles... - empieza a reírse finalmente. Parece que alguien ha refinado el labrado arte de la ironía...

Ante la estampida de "analfabetis vagabundis lituanis" Czigany se tapa la boca, volviendo a reir:

- ¡Se te olvida el "malo cosa"! - dice con su respectivo acento, sin dejar de reir - ¡Jajajajaja! El "malo cosa" me encanta, me lo pegaste, de hecho... Entonces te llamo Herk. Que seguro que la cago llamándote Chris delante de esta caterva y echo abajo tu numerito, el cual ansío poder ver cuanto antes y del que juro intentar no reirme... - le besa en la mejilla.

Tocan un par de veces a la puerta desde el exterior...
Una voz que podría identificarse como el silbido del viento, habla tras ella.

- La Dama Isenhall pide que se vistan con sus mejores galas para su primer encuentro con ella en veinte minutos. No se preocupen por el frío a la hora de vestirse. - sin más, la voz se esfuma con pasos huecos en el pasillo.

Herkus alza las cejas cesando el tonteo con su novia.

- Más vale hacer caso y darse prisa... Y por cierto, si sales y ves una estatua de hielo que habla y se mueve... - guiña el ojo - Es un acólito de Isenhall. No muerden ni hacen daño, son los "botones" del hotel - Te entrega el oso de peluche y sostiene tu cara entre las manos para besarte ardientemente - Abrázale de noche, es Herkus, ya sabes - ríe, vuelve a guiñar el ojo y se marcha, de forma enérgica, colocándose de nuevo el brazalete.