Partida Rol por web

Te parece escuchar un ruido. Estas dormido todavía.

Es el sonido de alguien arrastrando algo a tirones ¿o son golpes eso que se oye?

Poco a poco vas recuperando la conciencia. Abres los ojos, pero tu cuerpo todavía esta paralizado y te es imposible mover los músculos completamente rígidos. Todavía sientes un ligero escozor en los ojos cuando volteas a ver donde te encuentras.

No tarda en regresarte a la memoria como te dejaste caer en el sofá después de los traumaticos hechos de la noche anterior. Te debiste quedar dormido allí mismo.

Lentamente tus manos y tus dedos empiezan a salir de aquella especie de tumefacción y vas recobrando el control por todo el cuerpo. 

El sonido viene de tu apartamento, de la sala contigua donde esta la cocina.

Cuando te acercas con precaución para ver qué o quien produce aquellos golpes de repente ves una cara conocida

El perro de la noche anterior te mira curioso y prosigue con su frustrante intento de subirse a la encimera apoyando las dos patas delanteras sobre los armarios inferiores y rascándolos con sus pezuñas para conseguir llegar donde seguro que guardabas algunos restos de comida.

El reloj de la cocina marca las 12:32 y todas las persianas de tu casa siguen bajadas.

Te despiertas lentamente en tu cama perfectamente hecha, como si se tratara de un sobre y a penas te hubieras movido un centímetro en toda la noche.

Con la sensación de haber pasado la noche reviviendo pesadillas, poco a poco vas saliendo de aquel estado de tumefacción en el que se encontraban tus músculos.

No recuerdas que haya sonado el despertador aquella mañana y de hecho cuando miras hacia el reloj te das cuenta que este marca las 00:32. ¿Era posible que hubieras dormido todo el día? No te sentías cansado como suele ocurrir cuando duermes tantas horas, de hecho te sentirías bastante bien si no fuera por aquel hambre voraz que parecía haberse intensificado aún más.

Si vas a tu cocina en busca de alimentos te darás cuenta del mal olor y lo poco que te apetece nada de lo que tienes en el refrigerador; sin embargo tal viaje te hará ver el parpadeo constante de la luz roja de tu contestador automático. El cual indica que tienes 3 mensajes en tu contestador. Debías estar durmiendo muy profundamente para no haberte despertado con el sonido de tantas llamadas.

Agua por todas partes. Agua fría que te resbala por los músculos y se cuela por el desagüe con un sonido vacío. Sientes que su temperatura es tremendamente baja, pero no te parece molestar; de hecho la sensación deslizándose por tu pelo y tu piel no es nada desagradable.

Quizás por esta misma sensación agradable te habías quedado dormido debajo de la ducha. ¿Pero por cuánto tiempo? Debía haber sido bastante puesto que el mango de la ducha apuntaba hacia lo caliente, de modo que si salia agua tan fría solo podía significar que se había agotado toda la que se almacenaba en el deposito del calentador.

Si miras la hora te das cuenta que el reloj marca las 00:32. ¿Era posible que te hubieras quedado dormido durante todo el día debajo de la ducha? Recuerdas que cuando te metiste ahí todavía no había amanecido si quiera.

Una luz roja parpadea en tu contestador.

De repente recuerdas que ya deberías estar en el trabajo a estas horas y ni si quiera habías avisado a nadie.

Tus ropas ensangrentadas en el suelo fuera de la ducha te recuerdan también lo que ocurrió la otra noche y ahora sin el subidon de coca en el cuerpo lo puedes pensar mejor. Si vas a la policía y descubren lo que realmente pasó con tu camello, aquello podía tener consecuencias catastróficas; pero no denunciar lo ocurrido quizás sería todavía peor.

Te acercaste a la zona del incendio sin llamar la atención. No había mucho que ver: 2 coches de policía, una ambulancia y un camión de bomberos. La zona estaba completamente acordonada y la calle cortada.

La policía tomaba nota a uno de los viandantes al otro lado del cordón mientras los bomberos se movían frenéticamente luchando contra las llamas que empezaban a extinguirse con sus mangueras.

Al rato hubo un gran revuelo, los agentes parecían nerviosos e incluso algunos salieron corriendo con una camilla y un botiquín de primeros auxilios. Algunos de los curiosos que se habían acumulado alrededor de la casa en llamas los siguieron con paso más tranquilo. Al cabo de un rato hiciste lo mismo.

Llegaste justo a tiempo una calles más atrás para ver como cubrían un cadáver ensangrentado con una bolsa negra. Pero aquella visión no te perturbó lo más mínimo. Todo lo contrario. Las fosas nasales se te llenaron con el olor de la sangre y aquel vacío de tu estomago se hizo notorio al momento; era evidente lo que suscitaba tu hambre, demasiado evidente como para no darse cuenta de que aquellos dedos pálidos que se entreveían por el agujero de la cremallera de la bolsa fúnebre se te hacían de lo más apetitosos.

Para no llamar la atención más de la cuenta y despejarte de aquellos pensamientos, te fuiste a vagar por las calles hasta que terminaste de vuelta a tu casa con la consciencia intranquila y aquel hambre atronador intacto.

Abres los ojos en el sillón de tu casa, el reloj marca las 00:32

Me desperté y ella estaba a mi lado, mirándome fijamente como si se hubiera pasado toda la noche haciéndolo. En cuanto vio que me había despertado por fin, esbozó una pícara sonrisa y se abalanzó sobre mi. Cerró los ojos mientras su cuerpo se frotaba contra el mio y su lengua recorría mi cuello lentamente, tan sensual que no pude ignorarlo. Llevaba puesta una de mis camisas y a través de la fina tela se podía distinguir su bonita figura, aún más hermosa de lo que había podido imaginar. Me rendí a los placeres de la carne sin oponer resistencia, ella ejercía una atracción demasiado poderosa, más de lo habitual... Se quitó la ropa y prácticamente me arrancó la mia, ella dominaba plenamente la situación hasta el punto de que casi no podía moverme. Sus brazos empujaban mis hombros contra el colchón con una fuerza inhumana y sus piernas se enrrollaban en mi cintura en una pinza mortal, estaba inmovilizado.

Comencé a sentir angustia, porque todo aquella era relamente extraño, y entonces comprendí lo que pasaba... Su piel, normalmente tan suave, cálida y tostada se había vuelto áspera, fría y pálida. Sus movimientos eran francamente sensuales pero el contacto ya no era tan agradable, era como si estuviera muerta por dentro. Debió notar mis pensamientos porque enseguida me aferró con más fuerza y comenzó a acercar su cara hasta que nuestros labios se tocaron. Le habría devuelto el beso, lo juro, pero esa no era ella, sus labios no eran más que un trozo de carne sin vida, fríos. Sin perder la sonrisa me acarició la mejilla con una fría mano y su rostro me recordó poderosamente al que había visto en el espejo la noche anterior.

Antes de que pudiera gritar ella me mostró sus colmillos, afillados y dispuestos a morder la carne, y en un rápido movimiento se clavaron en mi cuello...

Placer... dolor... miedo... oscuridad...

***

Desperté con la certeza de que había sido una pesadilla. Ella no estaba allí yo llevaba la misma ropa que la noche anterior, olía a sudor y estaba manchada de sangre... mi mano. Antes siquiera de incorporarme me llevé la mano delante de los ojos, quería comprobar el estado de la herida que me había hecho al romper el espejo. No estaba, se había esfumado sin dejar rastro alguno, como si lo del espejo nunca hubiera ocurrido.

Me levanté de un salto y fui directo al baño, donde los fragmentos de cristal llenaban el suelo. El espejo estaba roto, había sido real, igual que la herida pero, de alguna forma había desaparecido ¿cómo? Me quité la ropa y me di una ducha para quitarme aquel olor de encima y ordenar mis pensamientos. Lo que fuera que me habían hecho en aquel lugar no se había ido, no se había curado con el sueño, seguía ahí y tenía que averiguar de qué se trataba.

Salí al salón con la toalla enrrollada en la cintura y la lucecita roja del contestador automático me llamó la atención. Descolgué el teléfono y pulse el botón para escuchar las grabaciones. Mientras tanto cogí un reloj que siempre tenía junto al teléfono... ¡las 00:32! Mierda, he dormido todo el día... pero... ¿qué día es hoy? ¿cuánto tiempo ha pasado?

Me despierto lentamente sobre el sofá. Parece que hay algo o alguien dando golpes o arrastrando algo. ¿Estarán de obra los vecinos? No creo. Me habrían dicho... nada. Ni siquiera les conozco, así que...

Pero el ruido no cesa, ahora lo oigo con más claridad, sea lo que sea es dentro de casa...  

Trato de levantarme para ver lo que es, pero mi cuerpo está entumecido. Es algo muy extraño. Nunca me había pasado... Será por dormir encajonado en el sofá. Pero... ¿Qué hago aquí?Entonces lo recuerdo, la casa en llamas, la mujer, la jeringuilla... ¿Entonces todo ha sido una pesadilla? ¿Pero qué es ese ruido?

Tanteando mis ropas, encuentro de nuevo la jeringuilla. Entonces lo recuerdo todo. Todo el secuestro fue real, todo ocurrió realmente. Esos hijos de... ¿Qué nos pusieron? ¿Acaso el sonido que oigo es porque están aquí? No puede ser... No pueden haber averiguado dónde vivo. Joder. ¿Me van a llevar a otra casa en llamas? No, no es posible. Si fuera así ya estaría sin sentido. Debo calmarme.

Poco a poco, soy capaz de moverme y  también de ponerme en pie. 

Cuando me levanto del sofá, intento buscar la fuente del ruido. Procede de la cocina. ¿Qué demonios habrá en la cocina que pueda interesar a nadie?

Tímidamente, avanzo paso a paso hacia la cocina. Sea quien sea el que esté haciendo ese ruido no debería estar aquí. 

Al entrar en la cocina, veo la causa del ruido.-No es más que un puto perro.-Pienso mirando de nuevo hacia el sofá.-¿Qué haces aquí, binito?-Digo en tono amable.-¿De dónde has salido?

Abro el cajón y bajo algo de comida para él hasta el suelo. Cuando empieza a comer, le acaricio el lomo y la cabeza.

Y entonces lo recuerdo. 

Recuerdo a la mujer, la sangre, los golpes, la sensación al beber... Todo ello golpea mi mente como un mazazo haciéndome tambalearme.

-¿Qué me han hecho?-Pienso en voz alta.-¿Qué cojones me han hecho? Y lo que es peor. ¿Qué he hecho?

Mi respiración se vuelve agitada, me tiro de los pelos recordando cada instante de aquella noche y, finalmente, me derrumbo en el sofá.

Pasa el tiempo, no sé qué hacer, qué decir. ¿Me habrán descubierto? ¿Por qué demonios lo hice? ¿Acaso fué un modo de liberar la tensión del secuestro? Pero ¿Por qué yo? Todas estas dudas asaltan mi cabeza a la vez. ¿Qué hacer? ¿Cómo reaccionar?

Tras un rato pensando en ello, me levanto y abro una pizca una de las persianas para que entre un poco de luz natural... Desde luego hoy no iré a clase... 

Tu reloj marca la fecha en 25 de enero, solo han pasado dos días des de que fuiste a tomar unas copas con tus compañeros de trabajo; por lo que deduces que estuviste captivo durante un día y el otro lo has pasado durmiendo.

Pones el contestador en modo manos libres mientras enciendes el televisor en busca del canal de noticias 24 horas y los mensajes empiezan a sucederse tras un pitido cada uno.

- ¿Robert? Soy Jane, esto... solo te llamaba para saber si estabas bien después de lo de ayer. - se escucha como la chica hace una pausa- fuí a tu casa hace un rato pero no contestabas. Supongo que habrás salido. Da igual. Espero que todo este en orden, te volveré a llamar.

Justo después del segundo pitido se escucha una voz  que identificas como la de Jeremy Wilson, el encargado de recursos humanos de tu empresa

- Señor Atkinson, le llamamos de la fábrica ¿Está usted bien? Solo era para notificarle que hay dos faltas injustificadas de los dos últimos días y nadie sabe nada de usted. Estamos un poco preocupados.

El último de los mensajes corresponde a otra voz masculina bastante grave

- Este es un mensaje para Robert Atkinson. Perdone que le molesté, soy el inspector William Brandt. Me gustaría hablar con usted sobre los incidentes ocurridos esta pasada noche. Si me hace el favor de llamarme cuando pueda, mi número es el  303 295 1014. Muchas gracias.

-Esta noche hubo un incendio en una casa del distrito de Westminster, propiedad de Jacob Prestor. Ha habido al menos un muerto y la policía investiga si el incendio fue provocado.

Mientras la chica del noticiario habla, unos breves segundos de imágenes de la casa en llamas se proyectan en tu televisor, la mujer pero no tarda en cambiar de tema

- En esta misma zona, un vecino del barrio encontró esta madrugada el cadáver de una mujer de mediana edad. Los indicios apuntan que fue el resultado de un atraco con violencia.

Poca más es la información que ofrecen los periódicos de la red (o en papel). La noticia esta presente pero no pasa de ser un titularcillo de segundas.

Habían pasado dos días, lo cierto es que me daba la sensación de haber estado mucho más tiempo en aquel sótano pero, por suerte, sólo habían conseguido retenernos una noche. Me alegró escuchar la voz de Jane, pensaba que después de lo que había pasado la noche anterior no querría saber nada más de mi, se había mostrado muy fría, me tenía miedo, al igual que yo había notado algo raro pero no sabía de qué se trataba. Antes de salir pasaría por su casa para hablar con ella, aunque quizás no estuviera y en tal caso le dejaría una nota en el buzón para que no se preocupara más. En cuanto supiera con certeza lo que me estaba pasando, ella sería la primera en saberlo, de eso no había duda.

Continué escuchando los mensajes... ¡el trabajo! lo que me faltaba, perder mi trabajo por toda aquella historia. Necesitaba un poco de tiempo para mi, para descubrir lo que nos había pasado... No podía hacer otra cosa más que llamar e inventarme algo, como que llevo un par de días enfermo aunque ya me encuentro bien, y después pediría dos semanas de vacaciones, si en ese tiempo no había conseguido averiguar nada, más me valía olvidarme. No debería haber problemas, casi nadie se coge vacaciones en estas fechas.

El último mensaje fue el que me inquietó más, pero coincidió justo con las noticias de la tele y eso me aclaró un poco lo ocurrido. Alguien había muerto en el incendio y seguramente alguno de los que estaban conmigo se dirigió hacia el lugar del incendio y habló con la policía, les di mi nombre y mi número así que sólo pudo ser la mujer negra o quizás el chico desaliñado. Era una llamada que debía hacer o pronto la policía comenzaría a sopechar de mi, lo mejor era dar la cara y hablar con el detective, al fin y al cabo no tenía nada que ocultar. Lo que si que hice fue apuntar el nombre del propietario de la mansión en mi libreta, Jacob Preston, no lo había oido en mi vida pero confíe en que Google arrojara un poco de luz sobre su identidad.

Había mucho que hacer... primero llamé al trabajo, suponía que alguien del turno de noche podría atenderme y, al menos extender mi petición al señor Wilson, aunque en cualquier caso no me costaba mucho pasar un momento por la fábrica y rellenar los papeles para solicitar las vacaciones. Después de eso llamaría al detective, además era probable que tuviera más información de la que tenía yo en aquellos momentos.

Me levanto, confuso y desorientado. No podía haber pasado tanto tiempo... no de forma normal. Cada vez estaba más claro que me habían hecho algo.. ¿El qué? No tenía ni idea.

Salí de la ducha y desnudo metí la ropa dentro de la lavadora con abundante detergente. Esperaba que saliera, pero la sangre seca probablemente fuera un problema a la hora de limpiarse... Probablemente acabaría destruyendo esa ropa a saber como.

Con la lavadora en marcha fui al teléfono para avisar de que hoy no iba al trabajo, que tenía que tratar un asunto serio en la policía y en el caso de que me hicieran pregutnas incómodas contestaré con alguna evasiva, como por ejemplo, que me han robado o algo similar.

Con todos los cabos atados, me preparé para salir, cogiendo prendas cualesquiera de ropa del armario y saliendo a la calle rumbo a la comisaría. Tendría que omitir los detalles del camello... pero por lo demás podría contarlo todo. Necesitaba que me mirara un médico y no tenía dinero para hacerlo.

Cuando te acercas al perro, este se aparta como puede alertado por el peligro. En su intento de huida hacia un rincón de la cocina, puedes ver como no apoya la pata de atrás; pero cuando pones comida a su alcance, el animal cojeando se acerca poco a poco sin quitarte el ojo de encima hasta llegar al plato. Una vez este empieza a comer, no parece importarle que le acaricies y se deja pasar la mano por el lomo.

Después de esto, te diriges a las ventanas con intención de recibir unos pocos rayos de sol en tu piel pálida.

Subes las persianas lentamente y sin ningún tipo de temor. Es entonces cuando te sorprende ver la fachada de enfrente completamente oscura, en la calle unas tristes farolas iluminan el asfalto y al levantar la mirada te percatas del cielo nocturno sobre la ciudad. Eran las 00:32 y no las 12, pero el reloj analógico de tu cocina no distinguía esto, lo raro es que tu no te hubieras dado cuenta de haber estado durmiendo durante todo el día.

Mientras reflexionas sobre ello, te percatas de otro hecho curioso: El termostato de la calefacción esta apagado. No lo debiste encender cuando llegaste a casa la noche anterior, aun que realmente no sientes frío. Si tocas los radiadores, efectivamente constatarás que no están prendidos y que el apartamento esta a una temperatura inhumanamente fría en estas fechas de mediados de enero.

Cuando llamas al trabajo hablas con el jefe que no parece importarle mucho lo que le cuentas e intuyes por su tono que esta bastante mosqueado

- Has pasado de venir al trabajo las dos últimas noches y esta tarde apareció la policía preguntando por ti. No se que has hecho y la verdad no me importa, pero esto no es bueno para el negocio. Espero que vengas a disculparte con una buena excusa o ya te puedes ir buscando otro trabajo.

Al llegar a la comisaría te hacen esperar un rato mientras una mujer inmigrante trata de hacerse entender en una lengua que identificas debe ser indú por las vestimentas de la chica.

Cuando finalmente los agentes consiguen quitársela de encima y que se marche, te llaman con un gesto para que te acerques.

- ¿En qué puedo ayudarle señor?

Te cuesta un poco encontrar el número de alguno de los encargados del turno de noche de tu trabajo, pero tras varias llamadas localizas al que se encuentra en la fabrica a estas horas.

Como un favor personal, este te dice que pasará el mensaje a alguien con mayor potestad puesto que los gerentes no trabajan de noche; pero que aún así llames por la mañana o te persones en las oficinas directamente para tramitar la baja por vacaciones.

- Supongo que no habrá problema, creo que tenías muchas horas extra acumuladas. Pero igualmente prepárate para que te llamen la atención por no avisar estas dos noches ... anteayer nos las apañamos como pudimos, pero ayer tuvimos que llamar a Mcmahon porque se salió el cuadro de la compresora y se armó una buena.

Cuando terminas con el encargado de tu turno, procedes a la siguiente llamada. Esta se hace esperar un rato y tras varios tonos, al fin aparece la voz que escuchaste en tu contestador:

- William Brandt al habla.

- Hola si... esto... buenas... - comento, con importante nerviosismo. Realmente no sabía como contar las cosas - Verá... no sé como explicar esto muy bien pero... Venía a denunciar un secuestro: el mío. No sé si tiene algo que ver, pero al parecer la policía ha venido preguntando por mí a mi trabajo. Soy Knox, Richard Knox. Supongo que también otro grupo de personas ha venido por aquí denunciando lo mismo. Nos encerraron en un edificio en llamas, aquel que los bomberos sofocaron anoche... creo... Estoy algo confundido desde entonces, creo que me drogaron con algo, o yo que sé...

A medida que iba hablando, las palabras se agolpaban en mi boca una detrás de la otra como queriendo escapar todas del estrés en el que se hallaban sometidas bajo mi pecho. Cuando termino de hablar, espiro profundamente, algo más relajado, aunque espero ansioso la respuesta del agente.

- Muchas gracias, de verdad - respondía al encargado del turno de noche - creo que me pasaré dentro de un rato y rellenaré los formularios... han sido un par de días muy malos para mi... y no te preocupes por Mcmahon, le llamaré para pedirle disculpas aunque ese viejo me debía una - rei levemente para quitarle hierro al asunto - Buenas noches y gracias otra vez.

Me esperaba una bronca por lo que había pasado pero al menos era bastante probable que pudiera coger las vacaciones. Lo que pudieran decirme por haber faltado era lo que menos me importaba, como mucho dejarían de pagarme esos dos días, si trataran de hacer algo peor el sindicato se les echaría encima. Está mal decirlo, pero los obreros de esa fábrica tenemos contratos prácticamente blindados.

Después de solucionar aquel asunto decidí llamar al inspector, no es que me hiciera mucha gracia hablar de lo ocurrido pero era mi deber ayudar a lo policía todo lo posible para que puedan resolver el caso. Aunque yo me encontrara más o menos bien (quitando las extrañas cosas que me estaban sucediendo) aún quería saber quién nos había encerrado allí y por qué, y todo lo relacionado con el incendio que casi nos mata. Tras varios tonos la voz del inspector surgió del teléfono.

- Buenas noches, señor Brandt - dije con voz firme - Soy Robert Atkinson, me llamó usted en relación a los incidentes de la pasada noche... francamente, me gustaría que fuese más concreto pero le ayudaré en todo lo que pueda, es mi deber como ciudadano.

Mientras tanto, cogí la libreta y el boli con intención de apuntar todos los datos relevantes que dijera el inspector.

Muy lentamente, casi como si aquel simple movimiento le costara un esfuerzo sobrehumano y le doliera en el alma, Ryan fue abriendo poco a poco sus ojos. O eso fue lo que pensó.

Aunque podía sentir el leve pero reiterado movimiento de sus párpados, y la imperceptible molestia que provocaba el aire del ambiente en su retina, lo cierto era que nada parecía haber cambiado. Todo seguía tan oscuro como antes, como cuando dormía.

Tuvo que parpadear con mayor vehemencia para convencerse de que se hallaba despierto, pero ni siquiera ello consiguió rasgar la densa oscuridad que lo envolvía.

Por un fugaz instante, un frío glacial recorrió su cuerpo, a la vez que el terror más absoluto le oprimía el corazón. Estaba despierto, y con sus ojos abiertos. No podía haber dudas sobre ello. No era un sueño.

Pero la luz había desaparecido… y con ella, todo el mundo. Su única certeza era el suave piso de madera que sentía a sus espaldas, donde al parecer se hallaba recostado. Aunque aquello era un pobre consuelo para la creciente desesperación que lo embargaba.

Así, sumido en la impotencia y en la confusión más absoluta, Ryan comenzó a tantear con sus manos el suelo que lo rodeaba. Casi al mismo tiempo, en un gesto inconciente, el perturbado muchacho intentó incorporarse de un salto, alzando su cabeza y su torso con abrupta violencia.

- TOC !!!

Un objeto rugoso y contundente salió al encuentro de su desencajado rostro, golpeándolo duramente a la altura de la frente. Por fortuna, Ryan no había tenido demasiado margen de maniobra, pues apenas si había podido elevar su cabeza unos pocos centímetros. Así que el golpe castigó más su orgullo que su anatomía.

Tras unos momentos de masajearse la zona dolorida, el muchacho empezó a tantear con manos trémulas el obstáculo que acababa de descubrir sobre él. Para aquel entonces, la confusión empezaba a ganarle la batalla al horror, y la curiosidad tomó el control casi absoluto de su mente.

Aquello parecía un madero. Bastante ancho, aunque no demasiado grueso. Y justo donde terminaba el madero, había una especie de tela esponjosa, que se hundía sin dificultades ante la presión de sus dedos.

Más allá, otro madero. Y otro, y otro. Y siempre esa tela abultada en el medio.

Finalmente, a pesar de que su entorno seguía tan oscuro como siempre, un destello de luz empezó a abrirse camino en su mente

- ¿Qué mierda…?

Casi con vergüenza, Ryan empezó a reptar de costado, moviendo su cuerpo hacia la derecha, sin alzar demasiado la cabeza. En apenas unos segundos, salió de debajo de la cama, aunque todavía se demoró un buen rato tirado en el suelo de su habitación.

- Puto viaje… Nunca había terminado tan arruinado…

El mundo había vuelto a existir, y vociferaba su presencia con una vitalidad casi dolorosa. Donde antes solo había oscuridad, ahora había un universo de pequeños destellos. Aunque solo uno consiguió llamar la atención del muchacho.

Sobre la mesa de luz, unos números titilaban con una frenética luz roja. 00:27.

Puedes apreciar la expresión de sorpresa y extrañez en el rostro de la policía que te atendía, sin embargo esta no te interrumpe y asiente con la cabeza mientras hablas para que sigas. Cuando terminas expectante, la mujer te responde:

- Un segundo por favor, espere aquí

Entonces la mujer incredula, se retira y se dirige a un pequeño compartimento como los que usan los trabajadores de oficina y se pone a charlar con un hombre que estaba frente al ordenador. Ves como ambos giran la cabeza hacia ti y te observan para luego volverse a poner a charlar. Al rato, el hombre del ordenador se lleva un teléfono al oído y puedes ver como mueve los labios. La mujer policía te mira des de lejos.

Cuando finalmente el hombre cuelga el teléfono, ambos se dirigen de nuevo hacia ti.

- Disculpe la espera,

Te comenta el policía varón

- El caso del que habla nos ha sido reportado con anterioridad. ¿Podría corroborar lo sucedido con detalles concretos, como el lugar exacto donde tubo lugar el rapto, si había más gente con usted...?

El oficial estaba tratando de asegurarse que tu versión coincidiera con la de las otras víctimas que ya han testificado

De... de acuerdo, pero... me da algo de reparo hacerlo aquí en el vestíbulo...

Digo, con la esperanza de ir a un lugar más privado. Sea cual sea su respuesta, le contaré lo sucedido en el lugar que el crea conveniente.

Me raptaron a la salida de mi trabajo, creo, todo es bstante confuso. Salía de trabajar de madrugada el pasado (Insértese día) del Bareasses Club, por la puerta de atrás como hago siempre. A partir de ahí todo es confuso, y luego me desperté en una habitación a oscuras con un montón de personas. Creo que uno se llamaba Robert, el resto no recuerdo sus nombres... Ah... también había una niña pequeña negra y su madre, un tipo con gafas, la novia de Robert, una china y un tío que parecía un drogata... se pasó todo el rato medio "volado"... no sé si me entienden.

Hago una breve pausa, para comprobar su reacción ante lo relatado.

La cuestión es que nos las arreglamos para salir de allí. Encontramos un interruptor y vimos que había mucha sangre, una camilla y algo de instrumental creo recordar. Descubrimos que el edificio estaba en llamas y logramos salir de allí atravesando una pared que estaba mal cementada. Llegamos a un conducto de ventilación y salimos a la calle. Ahí me separé del grupo, necesitaba respirar, tomar aire... Llegué a mi apartamento y supongo que con toda la tensión acumulada al relajarme de golpe me quedé dormido, pero dormí demasiado, practicamente hasta ahora... Creo que me drogó con algo el tipo aquel. Quizás al drogata del que le hablaba antes le dió más dosis y por eso estaba tan flipado...

Le miro a los ojos. Estaba bastante nervioso. Así que los otros habían venido a testificar ya antes que yo. Era lógico... A ver con que me venía a mi este policía ahora.

¿Y bien? - pregunto, algo ansioso.

[]

-Mierda.-Pienso al abrir la ventana.- ¿He dormido durante todo el día? Dios... me van a crujir en clase. Espero que alguien me pase los apuntes.-Me giro y veo el termostato.

-Pero... ¿No puse la calefacción? ¿Qué cojones? Tendría que estar helado. Pero es una temperatura agradable... Dios, tengo que haber pillado algo. Pero no puedo ir a un hospital, si alguien me vió ayer... Dios, ¿Por qué la maté? ¿Acaso me había hecho algo? Mierda. 

Las imágenes de lo ocurrido la noche anterior vuelven a mi cabeza como una terrorífica pesadilla. Corro a la cocina y me lavo la cara en el grifo con agua fría. Acto seguido, enciendo la calefacción y me envuelvo con una manta.

-Tengo que salir de aquí, respirar aire puro.-Pienso mirando a mi alrededor. El apartamento se vuelve agobiante por momentos y me invade la necesidad de salir a la calle.

-En realidad, si alguien me vio ya lo sabría.-Pienso para tranquilizarme.-Habrían venido a por mí. Ahora debo ocuparme del perro. Se lo debo a su dueña. 

Con esta idea en la cabeza, abro la puerta, cojo mis llaves y llamo al perro para salir a la calle.