Partida Rol por web

El chiquillo asiente a la orden del whisky y cambia de foco hacia Richard.

Cuando este le formula sus preguntas, de repente y durante un segundo la prisa con la que el camarero parecía estar imbuido se desvaneció y se quedó anonadado en la profundidad de la mirada de su interlocutor.

Robert pudo notar algo extraño mientras Richard pronunciaba las hechizadas palabras, pero no supo exactamente qué era

- No claro que no,

Respondió el camarero convencido

- ¡El cliente siempre tiene la razón!

Soltó en medio de una carcajada

- Tony es un cliente habitual del local, un buen cliente. De hecho anoche estuvo por aquí y es raro que hoy no haya venido...

El chico agarró la botella de whisky y se lo sirvió a Robert en un vaso con hielo con naturalidad

- Candi me dijo que la avisara si alguien preguntaba por él, supongo que esperaba que vinierais. ¿Queréis que la avise?

El olor de la bebida se te hace especialmente poco apetecible, sin embargo podrías forzarte a echar un trago

- Sí, por favor - digo, al tiempo que le guiño un ojo - Eres un encanto, chaval.

Para cuando se haya ido, miro a Robert.

- Tengo la sensación de que este tipo juega con nosotros. Nos hace venir para luego hacernos hablar con terceros. No termina de gustarme. - y doy un ligero sorbo de la copa.

- Bueno, puede ser, pero la verdad es que no tenemos otro hilo del que tirar - arrugué un poco la nariz al oler el contenido del vaso y decidí dejarlo de nuevo sobre la barra.- Además ya le has oido, dice que viene normalmente por aquí, al menos en eso no nos ha engañado... Actuemos con normalidad y todo saldrá bien, averiguaremos algunas cosas y no tiene porqué pasarnos nada.

Cuando sorbes la copa de Robert automáticamente te empiezan a entrar arcadas. Puedes devolver el líquido a la copa o empezarás a toser hasta devolver todo lo que tragaste.

Tu cuerpo rechaza cualquier sustento que no sea vitae

El chico que antes os atendió avisa a la otra camarera de la barra y sale un momento subiendo al piso de arriba.

Casi al instante baja una chica con aspecto de camarera

- Hola, me llamo Candi ¿Sois amigos de Tony?

En seguida oléis la sangre caliente bombeando por las venas de la chica. No es una de los vuestros, sin embargo se ve de lo más sana y apetitosa. 

Devuelvo el contenido de la copa al vaso con el mayor disimulo que pueda.

- Qué extraño... la otra noche me bebí el whisky delante de aquel tipo y no hubo problemas. - medito, mientras espero al camarero y la llegada de la otra chica.

- Hola, encanto - digo, mirándola de arriba a abajo, e intentando evitar el impulso de pasarme la lengua por los labios - Si, Tony nos hizo llamar hoy. Dijo que nos esperaría aquí, pero no lo vemos por ningún lado. ¿Sabes tu algo?

La camarera me alegró la noche, mucho mejor que aquel otro tipo con cara de lelo. Bueno, lo cierto que era un tipo bastante normal pero le había contestado a Richard como si fuese subnormal, no sé, a lo mejor eran cosas de homosexuales, de eso no tenía ni idea.

- Hola Candi - dije sonriente.- Yo soy Robert y este es Richard, y como bien dice habíamos quedado aquí con Tony... aunque yo casi prefiero quedarme un ratito más contigo - solté una carcajada.- No, en serio ¿Dónde está Tony?

Abro la puerta del bar y entro en busca de mis compañeros de maldición. Habría venido antes, pero tuve que pasear al maldito perro para que no se pusiera a ladrar como loco. Una vez dentro, busco a los demás con la mirada y, al verlos hablando, me acerco discretamente.

La chica puso cara de preocupación y no pareció importarle cuando Attila se unió a los otros dos

- Hoy lo vi pronto, pero parecía tener prisa. Dijo que no podía quedarse.

La camarera rebuscó en sus bolsillos y sacó un retal de papel escrito con una excelente caligrafía y doblado por la mitad. 

- Dejó este mensaje para unos chicos que vendrían a verle. Me imagino que seréis vosotros.

Extendiendo su brazo os acerca el mensaje

- ...no sé. Hace tiempo que conozco a Tony y normalmente no se comporta así. No me meto en sus asuntos, pero espero que no se meta en líos.

"Tíos, tenéis problemas. Un tipo llamado Edward,

que tiene algún peso por aquí, os quiere muertos. Por

vuestro bien, evitad el Broadstreet, un club por el que

anda y su casa en el 654 de Mountain Crest, saliendo

por la ruta 93. Nos vemos el domingo por la noche a la una.

Tony"

La noche estaba ya bastante avanzada cuando el bus depositó finalmente a Ryan a unos cuantos pasos de su destino. No había mucho movimiento en la calle, pero desde ambas aceras podía sentirse el sordo murmullo de gente amontonada y de parlantes a todo volumen. Parecía una zona de bares y locales bailables, probablemente muy concurrida durante los fines de semana, pero más bien desierta por aquellos momentos.

El desgarbado joven de la gastada campera verde no podía estar más agradecido por ello...

Así, aunque a Ryan no le costó demasiado encontrar el estridente letrero que señalaba el ingreso al “24° Diocese”, decidió demorarse todavía un buen rato antes de encaminar sus pasos hacia allí. Necesitaba sentir el aire fresco de la noche en su rostro, y respirar un poco la calma de aquella momentánea soledad.

En verdad, el viaje en bus no le había traído mayores sobresaltos. Podía sentir que aquella extraña ansiedad empezaba a apoderarse nuevamente de él, y que el “Hambre” le hacía arder las tripas de una forma molesta e insidiosa. Pero aún no llegaba a ser como la primera noche, cuando el dolor se había tornado sencillamente insoportable. Todavía sentía que podía controlar sus acciones, y mantener a raya a la bestia que rugía en su interior. Al menos mientras no se hallara otra vez rodeado por cuerpos cálidos y jugosos que le recordaran sus pesares.

Afortunadamente, a tan altas horas de la noche, no debía preocuparse demasiado por ello, pues solo los más tristes y desesperados deambulaban perdidos por las calles. De hecho, apenas si había compartido su viaje con el conductor del bus y una ruidosa pareja de adolescentes, de los que de todas formas había procurado mantenerse lo más alejado posible. No sentía su dulce aroma flotando en el aire, y la humedad de sus cuerpos estaba demasiado lejos como para acariciar su propia piel.

Por supuesto, las cosas serían bien distintas en el “24° Diocese”…

Y Ryan lo sabía. Por ello, una mueca de preocupación ensombreció el rostro del joven mientras observaba la puerta de ingreso al local. Aquello no parecía estar tan vacío como el autobús.
Antes de entrar, gruñó con fuerza una maldición por lo bajo, tratando de apartar de su mente tan lúgubres pensamientos. Tras ello, se encaminó finalmente hacia el sombrío antro donde le esperaban las respuestas…

Lei atentamente la nota que confirmaba lo que Tony nos había contado la noche anterior: alguien nos quería muertos. Pero no había manera de enterarse de la razón, joder, nosotros no habíamos hecho nada y desde luego no teníamos la culpa de que un tarado al que le gustaba jugar a ser Dios nos hubiera convertido en vampiros.

- Genial, alguien quiere matarnos - dije mientras terminaba de leer.- ¿Es qué no va a pasar nada bueno?... En fin, gracias de todos modos, Candi, dile a Tony que hemos recibido el mensaje - entonces llegó el chico de las gafas.- Ah, hola, Attila, nuestro amigo Tony nos ha dejado una nota - y se la tendí para que pudiera leerla.- Esto nos deja la noche libre, chicos, deberíamos aprovechar para averiguar algo más... no estaría mal saber lo que el abogado le dijo a Ryan... ¿Alguna idea, alguna información útil?

Tranquilo, Robert, disfruta - digo, dejando la copa en la barra. Todavía seguía con la confusión en la cabeza. Me acerco más al corro, para hablar en un tono más disimulado -Está claro que alguien nos quiere muertos. ¿Te recuerdo que nos encerraron en una casa en llamas? En fin, habrá que ver que ocurre en este sitio, pero no se por donde diablos empezar. No sé diferenciar a uno de nuestra condición de uno que no lo es, aparte de por lo apetitosos que parecen algunos.- digo, mirando de reojo a Candi.  Por cierto, ¿qué ha sido ese arrebato de simpatía? ¿Acaso no es Jane tu chica o algo de eso?

Me quedé esperando al respuesta mientras miraba alrededor. Si un vampiro solía frecuentar ese bar, a lo mejor también lo hacian dos... pero... ¿Como era un vampiro? La verdad es que no tenía ni idea.

- Yo creo que sería capaz de diferenciarlos, bueno... al menos podría intentarlo - realmente no estaba seguro de poder hacerlo aunque conocía perfectamente la diferencia entre Jane y, por ejemplo, Richard.- Oye, yo soy igual de simpático con todo el mundo - dije frunciendo el ceño, algo bastante irónico.- Además Jane y yo sólo somos amigos... bueno ¿y ati qué más te da lo que yo haga? ¿Te pregunto yo si te gustan los hombres o las mujeres o lo que demonios te guste? - si, Richard tenía la habilidad de sacarme de mis casillas pero reconozco que me pasé un poco de la raya.- Disculpa... no quería decir eso... - dije más calmado.

Buscáis a vuestro alrededor pero no os parece ver ningún otro vástago u otro tipo de ser sobrenatural a vuestro alrededor

Robert se arrepiente al segundo de tratar de afinar sus sentidos. Las luces te deslumbran y la música hace que te duelan y te piten los oídos

Uy, veo que he dado en la llaga - digo, riéndome, aunque la risa me dura poco al ver que no hay ningún otro vampiro en la zona. Pongo la mano en mi interlocutor -No te preocupes, tienes pinta de protagonista de libro, y al final el siempre se queda con la chica, ¿no es asi  - sonrío brevemente a mis dos interlocutores, hasta que se me ocurre una idea. Llamo a Candi o al otro camarero que tenia pinta de retrasado.

- Una pregunta, ¿Tony suele venir sólo o con alguien? A lo mejor podrías indicarnos si hay algún amigo suyo en la sala. - Por favor que lo haya, por favor que lo haya....