Partida Rol por web

Harry Potter y el Elixir de la Resurrección

El Elixir de la Resurrección (Gran Comedor)

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11/01/2017, 22:24
Aline Dunne

Aline abrió los ojos de par en par en cuanto escuchó a la directora Mcgonnagall pronunciar su nombre para anunciar que había ganado la medalla de bronce. Tardó unos segundos en asimilar que había sido premiada. Se levantó de su asiento dando un saltito, y fue a junto de la directora. Volvió sonriendo junto a sus compañeras y esperar a que nombrasen al resto de ganadores. Nikolay, el estudiante de Durmstrang, había obtenido la medalla de plata, y Eileen, la única representante de Hogwarts que se hallaba en la competición, se había alzado con la victoria. Aline se unió a la celebración, y aplaudió y vitoreó a sus compañeros.

 

Poco después de que terminase la intervención de la directora, Eileen se acercó a la mesa en la que se hallaban las estudiantes de Beauxbatons para felicitar a Aline por haber obtenido la medalla de bronce, y le tendió la mano para estrecharla. Aline tomó su mano, y no pudo evitar levantarse de su asiento y darle un breve abrazo, con la esperanza de no incomodar a su compañera.

 

— Muchas gracias, de verdad. Felicidades a ti por la medalla de oro. Me alegro muchísimo, ¡te lo mereces! Si necesitas cualquier cosa, aquí estoy.

 

Estaba segura de que Eileen no pasaba por un buen momento después de todo lo que había sucedido. Probablemente estaría arropada por sus compañeros de escuela, pero quería demostrarle su apoyo.

 

Aline se sentó de nuevo,y se dispuso a disfrutar de la comida.    

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18/01/2017, 01:27
Vitaly Baburin Bobrinsky

Pasaron algunos segundos y Vitaly sentía cómo recuperaba poco a poco sus sentidos: sus músculos empezaban a relajarse, el hambre y la sed empezaron a aparecer y, sobre todo, sintió una presión en el pecho que lo dejó inmóvil por unos segundos: una sensación agria en su estómago y una dulce en su corazón. Levantándose, abrió la puerta del váter y llegó al lavabo; lavándose las manos, suspiró y se arregló el pelo usando una peineta que traía de su bolso. Para cuando estuvo listo, se miró nuevamente, esta vez a sus ojos.

Aquellos ojos profundos y ojerosos, aquellos oscuros y limpios.

Salió del baño y partió al salón principal. Se detuvo un momento entre las sombras, admirado por la nieve que caía a las mesas y los alumnos, juntos como pequeños muchachos, disfrutando de un banquete navideño; podía ver a los fantasmas jugándole bromas a los alumnos de Hogwarts, a las alumnas de Beauxbatons cuchilleando y riéndose, a sus compañeros de Durmstrang devorando cada plato con celeridad y bromeándose entre ellos. Vitaly, en la sombra a pocos pasos del salon, podía ver que el escenario era de una felicidad contagiosa, de un sentimiento de goce colectivo y de gratitud plena.

Vitaly sólo pudo sonreír.

Caminó a su puesto, y más de uno le golpeteó el hombro a modo de broma, sabiendo que había estado en el baño y de su actitud extraña: "Oye Vitaly, ¿Por qué la cara en la premiación?, ¿acaso un dementor te succionó el cerebro?; ¿Acaso envidioso que Nikolay siga rompiéndote el estrellato?, ¿estás pensando en otro?, que se dice que hay varias de Beauxbatons y Hogwarts que quieren conocerte". Cada pregunta tenía la misma respuesta: silencio y una sonrisa. Agarró uno de los deliciosos pasteles de carne y se lo comió, sintiendo el sabor inundar su boca; en ello, una corazonada sintió, y por un segundo miró a las muchachas de Beauxbatons que disfrutaban de la comida. La vió entre la muchedumbre, siendo felicitada por sus compañeras y colgando una medalla de bronce en su cuello; Vitaly, a la distancia, se limitó a mirar abajo, a su pastel de carne, y seguir comiendo.

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23/01/2017, 13:46
Director

Después de unas semanas de merecidas vacaciones en las que algunos habéis permanecido en el castillo y otros habéis aprovechado para hacer una visita a vuestras familias, os reunís todos por fin en el primer desayuno del año. Los que llegáis de vacaciones os sorprendéis de los grandes avances que han tenido lugar en la reparación del castillo, que ya se haya casi reconstruido en su totalidad. Tan sólo la Torre de Astronomía y el Campo de Quidditch se encuentran aún derruidos. Los invernaderos vuelven a tener todo tipo de plantas mágicas que parecen estar recibiendo todo tipo de atenciones y creciendo a toda velocidad. 

Ya casi habéis terminado el desayuno cuando de pronto un centenar de lechuzas entran en el Gran Comedor a toda velocidad, apuntando con sus picos como si de flechas se tratasen. Miles de plumas comienzan a esparcirse por todas partes cuando las histéricas lechuzas comienzan a chocar contra las paredes, contra las gárgolas, las chimeneas, las mesas, contra otras lechuzas y hasta contra la cabeza de algún estudiante.

Las garras de las enloquecidas aves se os clavan en los hombros y brazos cada vez que intentáis cubriros la cabeza cuando pasan cerca de vosotros, y finalmente os veis obligados a esconderos bajo las mesas. McGonagall, con el sombrero caído y las gafas torcidas, se protege igual que vosotros y lanza hechizos inmovilizadores, pero las lechuzas están tan fuera de sí que ella sola no consigue frenar el ataque de los encolerizados pollos. 

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23/01/2017, 14:05
Nikolay Mijaílovich Poliakov (Kolia)

El par de semanas que he disfrutado en el castillo de Hogwarts en compañía de Clarisse han resultado tan inolvidables como breves. Disfrutar del lugar sin la intromisión de docenas de muchachos vocingleros de las tres escuelas ha sido todo un lujo y la permanente y balsámica presencia de mi compañera ha contribuido en gran medida a hacerme olvidar a mi familia en estas fechas tan señaladas.

Los largos paseos han hecho muy cortos los días. Y no solo los paseos, ir a patinar al Lago Negro, estudiar juntos, acercarnos a las Tres Escobas a disfrutar de un vino caliente con azúcar y especias... Incluso nos hemos permitido tomar parte en algunas ocasiones en las tareas de reconstrucción del castillo dejándonos llevar por la felicidad compartida y el espíritu navideño.

Ahora las vacaciones tocan a su fin y, con ellas, la sencilla tranquilidad de estar sentado frente a la chimenea durante horas con Clarisse en mi regazo.

La paz no dura ni siquiera hasta el primer desayuno, cuando un centenar de enloquecidas rapaces nocturnas irrumpen en el Gran Comedor atacando a todos los presentes que encuentran a su paso. Algo espantoso ha debido ocurrir en la lechucería pero en estos momentos no tengo tiempo para averiguar qué es.

Lanzo mi plato como si fuera un disco para desviar la trayectoria de una lechuza que vuela directamente hacia mí y empuño mi varita de ébano para apuntar a otra ave que se lanza en picado sobre Clarisse.

¡Vera verto!

La lechuza se transforma en una tetera en pleno vuelo y cae a plomo sobre nuestra mesa, donde se hace añicos.

—¿Estás bien? —pregunto con una nota de genuina preocupación en mi voz pero sin tiempo para comprobarlo por mí mismo. La rodeo por la cintura con mi brazo izquierdo y recito—: Salvio Hexia.

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23/01/2017, 19:37
Clarisse Delacroix

La chica se encontraba realmente ensimismada en su desayuno, dándole vueltas con la cuchara a su tazón de avena. Estaba perdida en sus pensamientos, en los últimos días de aquellas vacaciones. En lo efímero del tiempo. En como parece que fuera ayer el día de la entrega de medallas y en cambio, ya se habían ido las vacaciones junto a Nikolay y ya habían vuelto las clases. Resopló, hipnotizada en las hondas que se hacían en la leche al dar vueltas con su cuchara. 

No estaba en absoluto atenta a lo que pasó a continuación. Un estruendo le sacó de sus pensamientos. Al alzar la cabeza se encontró con una batalla de lechuzas. Todas chocaban unas contra otras. Contra estudiantes. Contra cualquier cosa. Fue a protegerse con los brazos de una lechuza que venía a chocarse contra ella, pero Nikolay fue más rápido y consiguió que la lechuza se hiciera añicos tras haber sido convertida en una tetera. 

Apenas le dio tiempo a reaccionar cuando se vio dentro de un hechizo protector con Nikolay. Escondió el brazo más próximo al chico entre el cuerpo de ambos, escondiendo también la cabeza inconscientemente bajo la barbilla de él, aprovechando que era algo más alto que ella. Con las cejas fruncidas y los ojos ligeramente entornados por el revuelo, miró la situación. 

¿Qué demonios está pasando? — Casi gritó Clarisse para hacerse oír entre todo el ruido a su compañero. La chica, a pesar de encontrarse por ahora a salvo, sacó su varita. No sabía si iba a necesitarla.

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24/01/2017, 16:04
Aline Dunne

Aline se reunió con su familia el día de Nochebuena y de Navidad en Carlingford, el pueblo en el que vivía su abuela. Todos los años solían ir a visitarla durante estas fechas, y este no iba a ser una excepción, ya que tenía muchas ganas de ver a su familia. Pasó unos días estupendos junto a ellos, llenos de alegría. Le vinieron bien para recargar las pilas y olvidar los últimos acontecimientos que la habían sumido en un estado liviano de tristeza y angustia. Sus padres intentaron convencerla de que pasase el resto de las vacaciones con ellos, pero fue en vano. Deseaba volver a Hogwarts y seguir colaborando en la reconstrucción del castillo. Afortunadamente, su familia era comprensiva, y no se mostró contraria a la voluntad de su hija. El resto de las vacaciones los pasó trabajando en las obras, en la biblioteca leyendo y, si el tiempo lo permitía, paseando por los terrenos del castillo. Los días pasaron volando y, sin darse cuenta, las vacaciones habían llegado a su fin. El día de la vuelta a la rutina lo comenzó en el Gran Comedor, tomando un copioso desayuno. Cuando terminó, se dedicó a observar a los estudiantes que la rodeaban. El entusiasmo y alegría que mostraban eran contagiosos y, mientras se hallaba perdida en sus pensamientos, una hora de lechuzas invadió el gran comedor y comenzó a atacarlos. Aline agitó los brazos para intentar defenderse y evitar los picotazos de las aves, pero fue en vano. Así que se agachó rápidamente, cogió su varita en la mochila, pronunció el nombre del encantamiento de congelación con el objetivo de paralizar a las que se hallaban en su zona. Afortunadamente, surtió efecto, pero pronto aparecieron más. Aline imitó a sus compañeros, y se escondió debajo de la mesa, esperando ansiosa a que se solucionase la situación, o a que alguno de los profesores les diese instrucciones.

 

 

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24/01/2017, 16:19
Vitaly Baburin Bobrinsky

Los días de Vitaly fueron normales.

Aquellas semanas posterior a la última ceremonia de navidad pasaron sin penas ni glorias para el muchacho. En las horas de desayuno, almuerzo y cena, el muchacho comía a solas; más allá de algunas molestias y una que otra broma por parte de sus compañeros, sus estadía en el barco fue de una tranquilidad relativa. De vez en cuando, para estirar los pies, se ponía un abrigo y daba largas caminatas rodeando el Lago Negro, el cual se empezaron a formas pequeñas islas hechas de hielo, producto del frío invernal. Otras veces paseaba en Hogwarts, viendo que la expectativa con el Torneo de Magos había ayudado realmente a la escuela, viendo las obras realizarse con sus trabajadores rápidamente reparando las zonas dañadas por la desastrosa Batalla de Hogwarts. Vitaly a veces iba a la biblioteca, tanto puliendo su inglés como aprendiendo más respecto a monstruos fantásticos, de la historia de la magia en Inglaterra y, sobre todo, de pociones, de combinaciones y de vez en cuando algún libro de Defensa contra las Artes Oscuras. En las noches, Vitaly había vuelto a su rutina de siempre: anotar lo que había pasado en el día en su libreta carmesí, el cual cuando la abría sentía aquella combinación de azufre y rosas, pero que no le hacía estornudar más.

Todos aquellos días fueron normales, pero igual fue normal una sensación.

En las altas horas de madrugada, acostado, mirando hacia la ventana, viendo el bosque lentamente siendo cubierto por un velo blanco de nieve, Vitaly recordaba, recordaba una y otra vez la misma escena... aquella cara deformada por el dolor, aquel grito desesperado, aquellos muslos y brazos tiritando de nervios, aquella vestimenta rota... aquellos ojos llorosos. Esos ojos llorosos... no tardaba mucho cuando debía presionar sus ojos con sus manos y caer rendido al sueño, segundos después.

Fueron días cortos, días monótonos, y Vitaly, sentado en su puesto en el gran comedor, yacía en silencio, estóico, mirando sus manos mientras esperaba su comida. Sin embargo, advirtió una extraña sensación: Las lechuzas que entraron a la sala tenían una posición propia de asalto, como si se tratase de capturar una presa, cayendo en picada... hacia todos los presentes en el salón. Vitaly inmediatamente sacó su varita y, sin pronunciar ninguna palabra, lanzó de su varita una ráfaga de aire que hizo que varias lechuzas perdiesen el control de su vuelo e impactasen al muro. Sin embargo, otras pudieron abalanzarse con él y empezaron a picotearle los hombros, el cuello, el cuero cabelludo. El muchacho, con un semblante imperturbable, las alejó con sus puños y se limitó a esconderse de la mesa, tirando el mismo hechizo una y otra vez desde su mesa, con cada hechizo dirigido al cielo, sin dandose el lujo de apuntar mucho.

Por alguna razón estaban siendo atacados, y Vitaly supuso que esto no era parte de una prueba ni nada por el estilo.

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24/01/2017, 20:45
Nikolay Mijaílovich Poliakov (Kolia)

Tener a Clarisse entre mis brazos resulta reconfortante incluso a pesar de la situación que se está viviendo en estos momentos en el Gran Comedor, entre dramática e hilarante. Nunca lo reconoceré delante de ella pero me alivia verla empuñar su varita, es una bruja increíble.

Yo solo no sé durante cuánto tiempo podría mantener en su lugar la barrera arcana que he interpuesto entre nosotros y las enloquecidas aves rapaces. Con ella, en cambio, me siento capaz de cualquier cosa.

—Sea lo que sea, al responsable de la lechucería deberían... —intento responder a mi pareja antes de ser interrumpido por el sonido de una lechuza estrellándose contra mi escudo y dejando tras de sí un reguero de sangre y plumas— Deberían despedirlo por negligente.

Aprovecho el instante de relativa seguridad para mirar a nuestro alrededor. Estudiantes y profesores se defienden del inesperado ataque que, sinceramente, no tiene visos de prosperar a largo plazo una vez que el factor sorpresa se ha desvanecido.

Está claro que no soy el único que está tratando de poner un poco de orden en este caos. Reconozco a varios compañeros de Durmstrang e incluso a algunos de los rivales del torneo. Ciertamente no esperaba menos de ninguno de ellos.

—No digo que esto sea intencionado, no quiero sonar paranoico, pero... si esto no es accidental, o bien es una broma pesada que se le ha ido de las manos al autor o alguien está tratando de provocar una distracción. ¿Tal vez para sabotear las obras del castillo? No lo sé, Clarie, ¿qué opinas tú?

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24/01/2017, 22:14
Clarisse Delacroix

La chica se encontraba en una situación bastante confusa, no le daba tiempo a mirar hacia el origen de un gran estruendo cuando otro ruido le sobresaltaba desde el otro lado. Desde luego aquella situación debía terminar pronto o la chica se pondría de muy mal humor, estos sustos por la mañana... No sentaban bien a nadie... Y como se lo tuviera que contar a su padre, se iba a liar una buena. 

Justo cuando pensaba responder algo a su compañero, observó como en su misma mesa, poco más lejos que ellos, una chica estaba empezando a ser presa de varias lechuzas, parecían estar cebándose con la pobre muchacha. En la mesa de en frente un niño que parecía ser de primero o segundo por su tamaño reducido, parecía estar intentando lidiar también con varias lechuzas que chocaban contra él. Clarisse se empezaba impacientar al ver que nadie hacia nada, varita en mano apuntaba a todos lados intentando pensar en algo.

¡Creo que quien sea que haya tenido algo que ver en esto lo va a lamentar! — El tono de Clarisse dejaba claro su notable enfado. Respiraba fuerte como si acabara de llegar corriendo por los nervios y la impotencia del momento. Finalmente, sin quitar ojo a todos aquellos pobres que no sabían que hacer y que estaban sufriendo heridas por culpa de las lechuzas, Clarisse alzó la varita e intentó con todas sus fuerzas conjurar algo todo lo potente que pudiera. Con el objetivo de acabar con todas aquellas dichosas lechuzas asquerosas.

¡Partis Temporus! — Fue lo primero que se le ocurrió al pensar en un hechizo lo suficientemente potente como para no ir una por una. Con que al menos pudiera proteger a varios de los alumnos cercanos a ella... Le sería suficiente. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

No sé si debería tirar en esta parte porque se supone que es narrativo... Pero como quiero lograr un hechizo más difícil... Pues tiro =) Si no se pudiera por lo que sea, pues la máster manda siempre y yo lo cambio. 

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24/01/2017, 22:28
Nikolay Mijaílovich Poliakov (Kolia)

Yo mismo había contemplado la posibilidad de abrir un camino hacia la salida para todos aquellos que no pueden valerse por sí mismos; un arco de energía mágica que protegiese la ruta hasta el exterior del Gran Comedor. Había acabado descartándolo por la complejidad del conjuro y la cantidad de energía requerida para realizarlo correctamente y me había conformado con mantenernos a salvo a Clarisse y a mí. Sin embargo, mi compañera demuestra no solo compartir los mismos pensamientos que yo sino ser mucho más altruista. En cierto sentido, ella siempre me hace querer ser mejor persona.

La repentina aparición de la muralla de viento lanza contra el techo a varias de las infelices lechuzas que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado y yo no podría sentirme más orgulloso de ella en estos momentos. Sin embargo, sé bien que mi presumida Clarie no necesita esta clase de refuerzos positivos para sentirse satisfecha con su actuación.

—¡Partis Temporus! —repito, conjurando una segunda barrera que discurra en paralelo a la que Clarisse sostiene con su magia, de tal modo que se cree entre ambas un pasillo seguro para cualquiera que desee cobijarse en su interior.

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25/01/2017, 21:14
Vitaly Baburin Bobrinsky

Refugiado debajo de su mesa, junto a varios de sus compañeros, Vitaly intentaba mantenerse a cubierto y alejando a los buhos que querían rasgarles las túnicas y la piel de paso. Gateando debajo de ésta, pudo ver cómo súbitamente los buhos fueron alejados con un viento poderoso, el cual hizo crear una especie de pasillo libre de aves. Vitaly, asomando su cabeza hacia la superficie, vió que el producto de aquella súbita barrera fue producida ni nada más ni nada menos que Nikolay, quien estaba junto con una muchacha de Beauxbatons... aquella muchacha del mismo semblante que su compañero.

Vitaly vió que, producto del sorpresivo empujon, varias aves fueron aturdidas por el mismo hechizo, dejando un lapsus de tiempo avanzar sin preocuparse de las aves. El muchacho, saliendo de su escondite, corrió hacia lo más cerca de la entrada. Con la varita en mano, empezó a repetir el mismo hechizo, expulsando con un explosivo viento a cuanta ave se le acercase a atacarle. Ya cerca de la entrada, Vitaly se deslizó hacia el suelo para esconderse de nuevo debajo de la mesa, sin embargo vio por un segondo, sólo un segundo, a Aline; la muchacha se encontraba conbijada en su mesa, con varita en mano y expectante ante cualquier peligro. El muchacho, descuidando su defensa, fue alcanzada por una de las aves, la cual empezó a buscarle picotear los ojos y la garganta, clavando sus garras en el hombro del muchacho. Vitaly, sin un ápice de asco, agarró la ave con su mano y la aplastó al suelo, pisándola con sus botas, el sonido de los huesos quebrándose perdido ante el chillido de las lechuzas. Tras eso, el muchacho se vió que tanto su frente como su cuello sufrieron pequeñas laceraciones sin importancia, manchándose ligeramente de sangre sus manos. Respirando hondo, el muchacho nuevamente estaba debajo de la mesa, mientras intentaba buscar la manera de no generarse más daño.

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26/01/2017, 15:43
Director

Después de la gran demostración de ingenio y poder que los muchachos de Durmstrang y Beauxbatons habían logrado, los profesores no dudaron en salir de debajo de la mesa presidencial, con la Directora McGongall en cabeza, y unirse al improvisado pasillo seguro que habían instalado los dos jóvenes magos. Así, entre todos, conseguís que todos los alumnos puedan ser trasladados fuera del Gran Comedor y redirigidos por sus respectivos prefectos a sus clases. 

Vosotros y otros cuantos alumnos de los últimos cursos os quedáis para ver si podéis echar una mano en la pajarera gigante en la que se ha convertido vuestro lugar de ceremonias. Os lleva algo más de media hora, pero por fin conseguís aturdir a todas las lechuzas y Hagrid se ocupa ahora de ellas, tranquilas al saber que están en buenas manos.

Al evaluar los daños producidos, os dais cuenta de que hay un puñado de cartas con el sello del Ministerio de Magia dispersas por todo el comedor. Llevan vuestro nombre, así que cada uno recoge la suya:

 

Estimados participantes del Torneo:

Les informamos de que la siguiente prueba se adelantará a la fecha y hora previstas, y finalmente tendrá lugar en el Club de Duelo a las 10:00h del día de hoy.

Vengan preparados con sus varitas.

Atentamente,

Kingsley Shackelbolt, Ministro de Magia.

 

Cuando miráis hacia la enorme torre del reloj, veis que marca las 10:45.

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26/01/2017, 19:43
Vitaly Baburin Bobrinsky

Pasaron varios minutos antes que la situación se calmase. Vitaly, quien se había atendido con su propia varita para curar sus heridas superficiales, salió de la mesa mientras veía a las últimas lechuzas siendo controladas por los otros profesores. Para cuando se incorporó, notó que la cantidad aburmadora de aves que yacían en el suelo, inconcientes algunas y otras muertas, era escabrosa. Mientras miraba en el suelo notó que, a sus pies, estaba justamente una lechuza; la misma que había aplastado previamente, la sangre rodeándole y manchando ligeramente una carta que tenía en su cuello. Suspirando, Vitaly la abrió y al ver la carta, sus ojos se abrieron...

Debía regresar... debía luchar otra vez.

Su primera reacción fue correr hacia el pasillo. Su presura le hizo, tal vez, destacarse sobre el restro, pero estaba seguro que por el shock muchos lo ignorarían. En medio de éste, sacó de su bolso un pequeño vial, uno pequeño y grueso con un líquido rosado en su interior. Bebió un sorbo apresuradamente. Sentía cómo su cuerpo lentamente empezaba a adormecerse, sus músculos contraerse y relajarse, y después sintió que su cabeza dolía, una presión brutal tal que sentía como si ésta estuviese siendo aplastada lentamente por un torniquete. Pero, al segundo, sintió un relajo, y el dolor, al igual que la desesperación, el miedo, los recuerdos, todo aquello que podía sentir a su alrededor se convirtió simplemente en un hormigueo, una cosquilla... y después nada.

Vitaly vió la varita que tenía en sus manos, el papel en el otro, y el reloj detrás suyo. Tras un segundo de silencio, el muchacho alzó su varita, y pronunciando unas palabras, su cuerpo, sus brazos, piernas, torso, su rostro, todo empezó a contraerse y a estirarse; sus ojos pudieron observar como todo lo que le rodeaba se contraía; de repente, todo lo que podía ver eran luces y sombras, luces y sombras moviéndose a gran velocidad, viendo las escaleras deformarse, los cuadros delgados como un pelo, antes de que tras dos segundos sintió su cuerpo nuevamente adquirir masa, peso, forma. Vitaly parpadeó y divisó ahora un banco, el pasillo de Hogwarts y, lo más sorpresivo, la puerta de madera que indicaba que estaba en el lugar correcto.

Imperturbable, el muchacho entró al salon, el cual estaba completamente vacío. Sin atisbos de nerviosismo o inclusive emoción, el muchacho se sentó en una de las bancas, mirando hacia el horizontes, lacónico, imperturbable.

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27/01/2017, 19:28
Nikolay Mijaílovich Poliakov (Kolia)

Parece que nuestra actuación finalmente hace reaccionar a los defensores del Gran Comedor, tanto alumnos como profesores, y nuestros esfuerzos combinados sirven para poner fin a la enloquecedora situación que se vivía en la estancia. Como no podía ser de otra manera, las aves rapaces han salido peor paradas que nosotros.

Hasta que el orden no queda restituido nuevamente no consigo entender las razones de este ataque sin sentido. La idea de que no había sido accidental cobraba cada vez más peso pero al descubrir la ensangrentada carta, toda duda al respecto se disipa. Ahora está claro que todo este alboroto ha sido intencionadamente provocado para distraernos a los participantes del torneo de nuestra próxima prueba pero, ¿por qué?

Cuando miro a mi alrededor descubro que el Gran Comedor está ya prácticamente vacío. De no haber sido por Clarisse, que la ha encontrado tirada por ahí y me la ha entregado, ni siquiera hubiera reparado en que había una carta del Ministerio con mi nombre. 

—Alguien se ha tomado muchas molestias para impedirnos llegar a la siguiente prueba —comento con mi pareja con sincera preocupación. Esto va más allá de las discretas trampas que los de Hogwarts acostumbran a cometer—. Demasiadas molestias y demasiado descaradas como para sospechar de los organizadores del torneo. ¿Crees que alguien puede tener intereses en boicotearlo? ¿Pero quién y qué sentido tendría retrasar nuestra participación en la prueba? Si no nos presentamos ninguno a tiempo, parece claro que Shackelbolt y los demás estarían obligados a retrasar el comienzo de la prueba, ¿no?

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27/01/2017, 22:15
Clarisse Delacroix

Toda la situación parecía haber sido por un momento un simple sueño. Como si se hubiera quedado dormida un rato en la mesa del Gran Comedor y en realidad no hubiera ocurrido nada de eso. Pero las pruebas eran obvias. Las lechuzas que llenaban el suelo, inconscientes las más afortunadas... Otras, no tanto. Clarisse una vez todo quedó en calma y en silencio, se atusaba el pelo para colocarlo aun fatigada. Guardó su varita, no creía -y esperaba- que fuera a usarla ahora mismo. Según caminaba por entre las lechuzas que yacían en el suelo, encontró las cartas que las más cercanas a ellos tenían. Pudo leer claramente su nombre y el de Nikolay. Se la entregó mientras abría el sobre de la suya. 

Alzó la vista hacia su pareja con una expresión atónita. La boca a medio abrir del asombro en el que la chica se encontraba. Escuchó aquella retaíla de preguntas que le había hecho y no respondió por un momento más que con un pausado parpadeo. Su mente aturdida intentaba buscar respuestas, pero no era capaz de encontrar ningúna en ese instante. Su compañero podía notarlo, ya que Clarisse permaneció un buen rato, el suficiente para llamar la atención, en silencio, con la mirada perdida a pesar de que lo miraba, parpadeando perpleja. 

Tras un rato "volvió" a la Tierra. — Eh... Ah... — Fue lo primero que musitó. Segundos después resopló soltando una gran bocanada de aire y relajando los hombros y el cuerpo entero contra su chico. Apoyó la frente en su pecho y volvió a suspirar. — No entiendo naaaada... Aggghhhh... — La cabeza le iba a explotar. Claramente el esfuerzo físico y mental de conjurar un hechizo potente y el shock de la situación habían dejado a Clarisse en stand by.

Levantó la cabeza, aun dejando el cuerpo contra el de Nikolay totalmente lacio. Le dio un tierno beso en la barbilla y se incorporó volviendo a sostener su propio peso por si sola. — Creo que lo mejor sería subir al Club de Duelo... ¿No? — Parecía estar recuperándose, pero no del todo.

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29/01/2017, 22:03
Aline Dunne

Oculta debajo de la mesa, esperó a recibir instrucciones por parte de alguien con autoridad, pero fue en vano. Algunos estudiantes habían conjurado algunos hechizos para frenar el ataque de las aves, sin surtir demasiado efecto. Necesitaban coordinarse y atacar en conjunto. Justo en el momento en el que se había decidido a organizar un plan de ataque con los estudiantes que se hallaban con ella, vió cómo surgía un pasillo que facilitaba el acceso a la salida del comedor, por medio de dos barreras. Tanto profesores como alumnos abandonaron en tropel el lugar. Aline tenía curiosidad por saber quién había reaccionado de manera tan eficaz en esa situación, y vio que se trataba de Clarisse y Nikolay. Esbozó una leve sonrisa, y suspiró: sus compañeros no dejaban de sorprenderla con su talento, pero ella no había sabido cómo actuar. Las situaciones que estaba viviendo durante su estancia en Hogwarts le estaban haciendo replantearse muchas cosas.

 

Salió del escondite, y percibió con total claridad las consecuencias de la situación. Cientos de lechuzas yacían inconscientes, o muertas, en el suelo del comedor. Sus ojos se cubrieron de lágrimas ante la imagen desoladora que presentaba un lugar al que asociaba con sentimientos de tranquilidad y júbilo. Se abrió paso, mientras se frotaba los ojos con uno de los extremos de la túnica, procurando no hacer daño a ninguno de los animales, y llegó a una zona en la que vio un sobre con el sello del Ministerio de Magia y su nombre. Se apresuró para recogerla y leerla. Se tapó la boca con la mano y exhaló un suspiro. La siguiente prueba ya había dado comienzo. Buscó a sus compañeros con la mirada, pero no vio ni a Eileen ni a Vitaly, tan solo a Nikolay y a Clarisse. Iba a advertirlos de la situación, pero se fijó en que ambos habían abierto sus sobres, por lo que se apresuró en llegar al club de duelo. No era un lugar que le resultase demasiado agradable debido a lo que había sucedido semanas antes, pero no iba a permitir que ese suceso repercutiese en su actuación. 

 

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30/01/2017, 20:07
Eileen Mc Griogair

Cuando pasó todo aún me dolía la mano de usar la varita con tanta rapidez, qué es lo que ha pasado, me pregutaba mientras aún veía alumnos con cara de susto, sobre todo los de primer año.

Busqué con la mirada a Aline pero no la encontraba, a quien si pude ver en la distancia fue a Clarisse junto con algunos alumnos de Beauxbatons. El suelo parecía un mosaico macabro lleno de lechuzas muertas, ¿porqué reaccionarían de esa manera?, noté un picor en la mejilla, me toqué con el dedo y descubrí una herida que probablemente me haría una de las lechuzas.

Me sacudí las plumas del uniforme y cogí uno de los vasos de vacíos que aún quedaban intactos sobre la mesa -Aquamenti-, lo llené de agua, me lo bebí y puse rumbo al club de duelo.

Por el pasillo me encontré con algunos compañeros de Gryffindor. Los prefectos consolaban a los más pequeños, que aún tenían el susto metido en el cuerpo.

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11/05/2017, 22:29
Director

Lejos de normalizarse, la situación en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería desde vuestra prueba de duelo ha ido volviéndose más oscura e inquietante con el paso de los días. Incidentes como el de la suelta de lechuzas en el Gran Comedor no han vuelto a repetirse pero sí pequeños sucesos en apariencia inconexos que la rumorología atribuye incondicionalmente a una siniestra mano que está conspirando contra el Torneo.

Muchos son los que comentan entre susurros que detrás del reciente atentado contra las instalaciones de Hogwarts se encuentra un seguidor de El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado pero solo uno se atreve a proclamarlo sin mesura: El Profeta.

Desde la explosión en el Club de Duelo, día tras día las páginas de este diario se han llenado más que con noticias, con artículos de opinión que han ido adoptando un incendiario crescendo hasta el punto de que en su última portada puede leerse con letras que gotean sangre el siguiente titular: "Un nuevo Señor Tenebroso aterroriza la comunidad mágica."

Algunos padres han prohibido a sus hijos acudir a la escuela y pedido que se suspenda el Torneo hasta que las autoridades aclaren qué es lo que está ocurriendo y en el Ministerio de Magia, con el Ministro Kingsley Shacklebolt a la cabeza, se encuentran manifiestamente superados por una situación desconcertante pero que parece ser más amenazante en el imaginario colectivo que en la realidad.

Pero no todas las miradas recaen sobre la organización del torneo, muchas de ellas están fijas en vosotros, en los participantes. Hay incluso quienes acusan subrepticiamente a la Escuela de Durmstrang de estar detrás del boicot para forzar que la competición finalice anticipadamente y se declare la victoria de Kolia Poliakov.

En una sesión extraordinaria a puerta cerrada, el profesorado de Hogwarts se ha reunido esta misma mañana para someter a votación interna la conveniencia de la continuidad del torneo. Hace apenas unos minutos, todos habéis sido convocados al Gran Comedor para conocer el resultado de su deliberación.

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12/05/2017, 00:34
Minerva McGonagall

—Calma, calma... Silencio, por favor —los pasos de los profesores resuenan en el Gran Comedor cuando hacen su entrada en la estancia. Unos parecen despreocupados, otros, cariacontecidos—. ¡Silencio! Así está mejor. Bien, como sin duda todos sabréis a estas alturas gracias a la... concienzuda labor de la prensa, hemos sufrido recientemente algunos imprevistos durante el transcurso del torneo que nos han hecho plantearnos la conveniencia de su continuidad.

»Aunque todos tenemos muy presente el lamentable fallecimiento de Artemis Flamel y somos muy conscientes de los riesgos inherentes a una competición de estas características, es un parecer generalizado entre la organización del torneo que la peligrosidad del mismo ha sido injustificadamente magnificada por algunos maledicentes rumores.

»El Ministerio de Magia ha dejado en manos del claustro de profesores la decisión sobre la continuidad del torneo y, aunque existe una mayoría razonable a favor de la misma, el cuadro de nuestro añorado ex-director Albus Dumbledore ha señalado con su acostumbrada sabiduría que dicha decisión compete en exclusiva a sus participantes.

»Así pues yo, en nombre de toda la organización del Torneo del Elixir de la Resurrección, os pregunto formalmente: ¿es vuestro deseo continuar demostrando vuestra valía personal y la de los ilustres colegios que representáis? Hablad ahora libremente, ninguno será evaluado por lo que aquí declare.

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12/05/2017, 02:54
Nikolay Mijaílovich Poliakov (Kolia)

Estos últimos días no han sido fáciles para mí. Supongo que no han sido fáciles para nadie pero a mí los demás me importan un bledo; todos salvo mi Clarie, por supuesto.

No sólo he tenido que encontrar la forma de sobreponerme a mi humillante derrota en la última prueba del torneo sino también soportar las insidias de los envidiosos de los tres colegios. Con tres oros, tres platas y un bronce en mi palmarés sigo siendo con diferencia el participante más aventajado de la competición. Que alguien piense que están tratando de sabotear desde fuera el torneo para que me declaren campeón antes de que mis oponentes logren adelantarme es un auténtico ultraje. Yo soy el campeón, a diferencia de otros, yo no necesito que nadie haga trampas en mi nombre.

En este tiempo no he recibido noticias de Crawford ni de ningún otro. Puede que después de todo sí tenga a gente deseosa de que me alce con la victoria, pero no a cualquier precio. ¿O sí?

Me resulta imposible no volverme paranoico pensando que tal vez sí sea cierto lo que dicen algunos. ¿Y si todo esto es por mí, para asegurar mi victoria? Pero, ¿con qué fin? ¿Es que hay alguien que a estas alturas piense sinceramente que algún otro puede arrebatarme la victoria? O tal vez nada de esto tenga que ver conmigo y se trate de un asunto mucho más oscuro y relevante, tal y como apunta El Profeta. Una conspiración a gran escala.

Si no tuviera el apoyo de Clarisse probablemente habría perdido el juicio hace tiempo; y eso que soy consciente de que mi egocentrismo le resulta tan cargante que últimamente no me ha honrado con su compañía tanto como a mí me hubiera gustado. Supongo que tampoco debe ser fácil para ella escuchar lo que los demás van diciendo de mí. Si alguno de ellos tuviera el valor de decírmelo a la cara...

Sentado a la mesa en el Gran Comedor, escuchando a McGonagall, me parece increíble lo mucho que ha cambiado mi percepción de este lugar desde que llegué aquí. O tal vez no sea únicamente mi percepción, quizá el lugar a cambiado de verdad. Los susurros asustados han ocupado el lugar que antes estaba reservado para las risas.

Tal vez a causa de esto o tal vez únicamente debido a mi desmesurado ego soy el primero en ponerme en pie cuando la directora de Hogwarts nos cede la palabra a los participantes del torneo.

—Las pruebas nos han puesto a todos contra las cuerdas en más de una ocasión. Nos han llevado hasta nuestros límites y nos han obligado a exigirnos lo mejor de nosotros mismos. Cada uno de nosotros sabe por qué está aquí, cada uno de nosotros tiene sus motivos, pero hay una cosa que sí tenemos todos en común: ni uno solo de nosotros es un cobarde.

»¿Nos preguntáis con sinceridad si queremos rendirnos en mitad de la competición? ¿Quién? ¿Quién de los presentes se atreve a semejante infamia? A mí no van a disuadirme un puñado de lechuzas incontroladas, ni una triste bombarda lanzada en el Club de Duelo. A mí no iba a disuadirme ni el mismísimo Lord Voldemort si se levantara de su tumba.

Puedo sentir como muchos se encogen cuando pronuncio este nombre. Está muerto y todavía le temen. En esta escuela de cobardes no debería sorprenderme que propongan la rendición como alternativa al coraje. Solo confío en no haberme equivocado al juzgar el valor de mis adversarios y que cuando me alce con la victoria definitiva de la competición sea por méritos propios y no porque los demás hayan desertado.