Partida Rol por web

El trinar de los pájaros traía la mañana consigo… y con ella una nueva muerte…

Los ojos al principio no encontraron la victima… pues su tamaño y situación dificultaba el rastreo… pero poco a poco las miradas encontraron el rastro de la muerte…

Trozos de piel, marcaban el camino… y al final de la senda el gran trofeo…

La testa del Leprechaun permanecía intacta… con sus ojos fijos sobre la arena… como si la muerte le hubiera llegado sin dolor… sin masacre… a pesar de que su piel recubría en parte la zona…

Leprechaun había muerto y ahora las miradas se hacían acusadoras….

Cada amanecer una muerte se anunciaba, y esta no iba a ser diferente. Entre las ruinas pequeños trozos de piel verde nos marcaban el camino, tras unos metros descubrimos ante nosotros la muerte del duende irlandés...el cual horas antes acusábamos y estaba en nuestro punto de mira:

- Otra muerte sin duda desconcertante, minutos antes dudábamos de su inocencia...y ahora aquí yace ante nosotros - dije mientras me acercaba a la parte del duende que yacía en el suelo- acaso ¿no os parece que están jugando con nosotros?, con nuestras sospechas...parece ser un juego macabro, se divierten dejándonos en jaque y volviendo a dudar de manera irrefrenable entre nosotros -dije con un tono de desesperación en mi voz-.

- No sé que hacer....me siento impotente- dije con voz desquebrajada- 

Un nuevo días despuntaba y un nuevo ser yacía ahora despedazado por todo el marco del concilio. La cabeza del Leprechaun descansaba sin el resto del cuerpo en el frío suelo mirándonos con aquella expresión burlona y sapiente, y, antes que nadie, el ser alado Edaith habló como si aquello le sorprendiera o le apenara:

-Esto se nos está escapando entre los dedos. Maldigo a los vientos aciagos que nos golpean por una nueva muerte.- ,al decir esto hinqué una rodilla en tierra y apoyé mi cabeza sobre mi puño y este a su vez sobre mi pierna, -Cómo descubrir la verdad tras esta muerte es casi imposible pero algo si me sorprende después de todo y es que vos misma acusasteis a este ser antes de su muerte y ahora por el contrario os ¿entristece?- ,cerré los ojos pensativo, -Eso a mi parecer es o bien una treta o bien una estupidez. Este ser con su muerte deja ahora una sola incógnita, si era inocente ha muerto para que sospechemos de los que lo acusaron o bien si era culpable ha muerto para no descubrir más traidores....por el amor de los vientos....- ,dije suspirando, -Qué decis vos, Quetzalcoatl, hace rato que no os escuchamos a vos y vuestras voces....¿acaso no teneis nada que decir desde que murieran los dos pequeños seres del bosque?-

Observo el cadaver del Leprechaun, del ser que nos habia ayudado a localizar a uno de los traidores. Miro al resto, algunos fingiendo pena ahora ante la muerte de aquel al que acusaron injustamente -Él ha tenido que morir asesinado por los traidores para que lo creais. Pero ahora debeis de creer en su palabra, el Sombrerero Loco lo acusó injustamente diciendo que él era un traidor -confirmo señalando al hombre del sombrero -su palabra fue una treta, una mentira. Ese sombrerero debe ser uno de los traidores, no hay duda.

Miré al arcángel raudo cuando lanzó su acusación y exclamé:

-Y acaso ahora deberá morir el sombrerero para escapar a vuestra acusación.....creo firmemente que hay candidatos más sospechosos que el maestro del sombrero. O errar en su escaso y enfermo juicio será motivo suficiente para condenarlo. Por el contrario llorar la muerte del Leprechaun tras acusarlo o acusar a diestro y siniestro y asegurar que es debido a voces imaginarias me hacen recelar aun más que señalar y equivocarse.-

Al decir esto tomé asiento adoptando la postura del loto de nuevo para acallar mis nervios temiendo la muerte de un nuevo inocente:

-Espero que no os equivoqueis vos y que no tengamos que lamentar la pérdida de otro inocente, aun cuando su cordura no sea la que denominaríamos "normal", clamo a los buenos vientos y cálidas brisas por que así sea.-

Miro a aquel ser que se había atrevido a contradecirme -si lo dices por el dios maya él ya demostró que tenía otra clase de poder, un poder que le hizo saber lo de los enamorados. El sombrerero es el principal sospechoso, solo debes recordar las conversaciones que mantuvimos con anterioridad. Él no es inocente, su muerte no será un peso para nadie -concluyo con frialdad.

Me vuelvo para marcharme pero me detengo un momento -y no me fio de aquellos que no votaron a Anchimellen como tu o Rumpelstinski, por ejemplo

Al escuchar a Yamadashi,no pude evitar mirarlo directamente a los ojos:

-He mostrado impotencia ante este acotecimiento, como bien ha dicho señor, esto se nos escapa de las manos y si ha notado tristeza en alguna de mis palabras, es porque si teníamos la certeza de que este ser era un traidor y nos podía confesar quienes son los culpables de todos los asesinatos presenciados, esta posibilidad se ha vuelto a desvanecer, hemos vuelto al principio y estamos desesperanzados e indefensos aquí. Lo único que hemos conseguido es instaurar la semilla de la desconfianza en cada palabra, en cada argumento que manifestamos, usted mismo acaba de desconfiar de mis intenciones...y no le culpo de ello, yo también lo haría dada la situación en la que ahora mismo nos encontramos- dije mirando a Yamadashi-.

Yo, personalmente, no tengo argumento, prueba o hecho que culpe a los presentes aquí, ante mis ojos, en mayor o menos grado todos son inocentes, el único que me hacía desconfiar era este ser que ya no encontraba argumento alguno para defender la teoría que favorecía la muerte de Anchimallén y demás acusaciones- dije mientras cerraba los ojos y levantaba la vista hacia el cielo, buscando una señal, un algo que nos ayudase.

Shea abrió los ojos somnolienta, para encontrarse por el suelo manchas verduzcas y jirones que conducían hasta lo que quedaba de Leprechaun y sorprendida, bajó a tierra, antes de acercarse lentamente. De fondo se podía oír a Edaith y Yamadashi, antes de que Azrael lanzase al vuelo su acusación - Pero no puede ser... El parecía ser el traidor... ¿nos hemos equivocado después de todo? - dijo el hada negando con la cabeza, todo el sueño ya evaporado - no... ésto no puede ser cierto... tiene que ser una treta... tiene que ser un truco de los traidores... si fuera inocente habría dicho verdades, pero sólo hablaba y hablaba, sin justificar... acusaba sin explicar... como tú, Azrael - dijo Shea mirando al ángel enfadada -, ¿tú también nos quieres engañar? no voy a dejar que me engañes. Al igual que la muerte de Achimallén no demostraba que fuera culpable, la muerte de Leprechaun no demuestra que fuese inocente... ¿y ahora cargas contra el Sombrerero? ¿por qué? ¿por no enturbiar sus pensamientos o disfrazar sus intenciones? dicen que los niños y los locos siempre dicen la verdad, y yo le creo... y me parece muy sospechoso la forma en que has justificado las últimas muertes... no me fío de ti, ¡por muchas alas de ángel que tengas! siempre callado, excepto para hablar como si fueses la autoridad aquí... -.

Al escuchar las palabras de Edaith sonreí y exclamé:

-Desearía que por un instante vuestra sabiduría alcanzara la mente de vuestro superior.- ,al decir esto miré al Arcángel y le dije son el rostro petreo, -Entonces mi muerte servirá para culparos a vos si eso es lo que dice vuestra razón Azrael. Como ya he dicho, el comportamiento de muchos de los presentes es más sospechoso aun que el del maestro sombrerero por el mero hecho de la ausencia del mismo. Y como bien dice Edaith, en lugar de buenos vientos se ha instaurado entre nosotros una espesa bruma la cual acabará con inocentes y traidores por igual, víctimas de la ira de algunos y la desconfianza de otros. Que los vientos del este nos asistan.....- ,suspiré resignado.

Y de pronto, la dulce y musical voz de Shea se alzó entre las nuestras para decir algo que seguramente encolerizaría al arcángel, mas mi tiempo de palabras había cesado y ahora llegaban brisas de observar y permanecer en el estudio del silencio.

Ante las palabras de Shea no puede evitar sonreir

Tiene razón, podrá ser un arcángel, pero ahora está en la tierra y aquí no hay rango que valga, pero parece ser que no se ha dado cuenta y abusa de su rango y cree poseer una autoridad, un poder que a ojos de los demás se transforma en sospecha.

Me acerco a Shea y desenfundo mi espada de luz, colocándosela en el cuello -¿Ves esta espada? ¿la sientes en tu cuello? ¿notas su letalidad? -con un rápido gesto la giro y le acerco el pomo del arma -ahora tu tienes la espada, tu eres la que tiene la culpa de una muerte prematura, ya me he cansado de escucharos lanzando acusaciones a los pocos que aportamos algo. Si no queremos dejar las cosas más claras es para que los traidores no nos maten, pero tu has sentenciando mi muerte.

Dicho esto me encamino hasta quedar justo enmedio de todos, cerca de donde murió la mujer de fuego -Como ya os dije dios me habla. Me ha dado tres nombres distintos cada día, dos de ellos de inocentes y uno de un culpable. El primero me habló de Anchimalle, del ogro y de Quetzalcoatl. Es por ello que se que la sierpe es inocente y que uno de los dos primeros era el culpable, seguramente el enano. Los otros dos días me ha hablado de Banshee, Rumpelstinki y sombrerero loco una noche y de Atalanta, Rumpelstinki y Sombrerero Loco. Dos nombres se repiten y uno de ellos acusó con firmeza a Leprechaum -afirmo señalando al extraño ser del sombrero -yo ya he desvelado mis cartas, pronto moriré pero espero que os ayude a cazar a uno de los traidores. Si el protector sigue en pie debe protegerme esta noche para daros otros tres nombres.

Cuando mi superior se acercó empeñando su espada hacia Shea, alcé mis alas en posición de defensa, estaba dispuesta a atacar si ponía en peligro la vida de la pequeña hada.

Tras las palabras de mi superior, dije:

- Tus acusaciones no tienen más valía, que de aquellos que en su momento acusaron a otros. Azrael recuerda que tu rango aquí es insignificante, la soberbia de tus palabras, quizás conduzcan a juicios equivocados hacia tu persona -dije mirando a Azrael a los ojos-.

Por un momento, el miedo asomó a los ojos del hada, para dar paso a la sorpresa y después a la rabia con cada palabra que decía Azrael - ¡¡¡No!!! ¡no me eches a mí la culpa de tus palabras y lo que ellas ocasionen en ti! no me creo ése cuento de que Dios te habla, y aunque lo haga, aunque sea verdad, ¡no te ha dicho quién era culpable y quién no lo era! tal vez estés interpretándolo todo mal... puede ser, ¿verdad? ¡¿verdad!? - dijo Shea girándose hacia Edaith como pidiéndole que le confirmase que podría ser - todo ésto no tiene sentido... ya no sé qué pensar, o qué creer... - apesadumbrada, Shea dio unos pasos hacia atrás, hasta que se chocó con un resto del antiguo edificio, donde tropezó sin darse apenas cuenta - maldigo a quién nos trajo aquí ¡y maldigo a los traidores que nos intentan confundir con sus tretas y sus sucios trucos! - terminó de decir el hada mientras se tapaba la cara con las manos para que las demás criaturas no viesen como unas lágrimas se escapaban de sus ojos.

Shea se mostró indefensa, se alejó lo más que pudo de Azrael y se derrumbó indefensa ante lo que acababa de suceder. Me miró buscando un apoyo, una explicación:

- Pequeña hada, soy de un rango muy inferior a él, no te puedo decir si lo dicho por Azrael sea cierto -dije impotente, por no poder disipar sus dudas-.

Miro perplejo a Edaith -Edaith, no me esperaba eso de ti, hasta el ángel caido colaboró con padre para encontrar los traidores en esta reunión y nos ha acompañado para impartir justicia en estos días.

Me acerco a Shea lentamente -Hada, Dios me habla y me dice que uno de los nombres es culpable y el resto inocentes, Él no me mentiría. Confia en mi, escucha mis palabras, las de ahora y las que dije, verás que siempre entoné el mismo discurso pero no hablé antes para daros más nombres -le confieso a Shea.

Bajo presta de mi árbol al escuchar que las voces comienzan a agitarse. Al hacerlo observo con terror la cabeza del pequeño Leprechaun. Yo había confiado en su juicio cuando acusó a Anchimallén y a mis ojos era inocente.

Me acerco despacio y cierro sus pequeños ojos aún fijos en la arena. -Hantalë, mára mesta, tennoio pequeño!-*, susurro mientras coloco mi mano en el suelo y unas rápidas enredaderas cubren los restos del duendecillo verde.

Lágrimas de cristal se deslizan lentamente por mi mejilla. Despacio me acerco al arcángel, colo una mano encima de su hombro mientras con voz firme le digo -Azrael, yo creo en vuestra palabra, lamentablemente no dispongo de poder alguno para defenderos, confiaremos en una sabia decisión por parte de los presentes-.

-Vaya vaya vaya, resulta ahora que mi persona es culpable de las muertes según el angelito, el mismo ser que amenaza a los presentes, espada al cuello, jajaja-, respondió sombrerero sin dejar de perder la sonrisa. -Pues no te voy a quitar la razón, quien sabe, a lo mejor detrás de mi locura se esconde un despiadado asesino que ronda por las noches acabando con la vida de las criaturas y con tal mala habilidad, que lanza flechas envenenadas que no aciertan en el objetivo. Si fuese así, no tengo constancia, pero no voy a desmentir tu palabra ya que la seguridad no tiene cabida en este cónclave.- Finalizó de añadir el sombrerero dirigiéndose al ángel. Esta vez sus palabras no mostraban símbolo alguno de discordancia.

-Así pues, ya podéis acabar conmigo placidamente, porque este que habla, oh si señor, no preparará mas té, ni desvelará mas visiones, ni volverá a reir o llora, en tal caso. Si queréis que mi locura finalize; en vuestra mano lo dejo, juzgad y ser juzgados, poner rumbo al paraiso y obtendréis el mayor de los tesoros. Amén.- 

Gracias por tu apoyo Nerwen, ahora debemos elegir adecuadamente al traidor -contesto a la elfa con gratitud.

¿Y que ocurrirá si perdemos vuestras visiones? ¿tal vez dejarás de acusar a inocentes de ser traidores? No puedes pedirme que confie en ti cuando Dios ha pronunciado dos veces tu nombre y aseguraste el día anterior que Leprechaun era un traidor -contesto al loco del te.