Partida Rol por web

Los primeros claros de sol despertaron el cónclave…

Todos dormían… y poco a poco se fueron despertando… Todos salvo una… La pequeña centaura seguía durmiendo…

Pronto algunos compañeros se acercaron a ver lo ocurría y al llegar a su lado, un manto de sangre la cubría en su dulce sueño… tiñendo de carmesí el suelo sobre el que Morfeo posó sus dedos..

Dormía mientras murió… y aún en sueños seguirá la vida de su alma…con gesto dulce… pero sin lanza… ¿Dónde se escondería su arma mientras su dueña abrazaba a la muerte?...

Ahora el cielo clamaba venganza y sus lágrimas en formas de gotas de lluvia se precipitaban contra el suelo del cónclave…

- Pobre cuadrúpeda... Descanza en paz, espero que haya sido una muerte sin sufrimiento. lentamente levanta su cabeza y emana un terrible rugido advirtiendo a los traidores que preparen sus tumbas.

La lluvia seguía cayendo y los rugidos de la Manticora vociferaban en el aire…

Poco a poco esos rugidos se fueron espaciando y el suelo confundía el agua de la lluvia, con la sangre de la centaura… y un nuevo color surgía…

De las fauces de la Manticora… surgía un goteo continuo de un líquido azabache…

Las patas de Manticora cedían a la presión que la dama de la muerte ejercía sobre su vida… y sin más lucha que sus uñas aferrándose a la tierra… como si de aquel gesto dependiese su vida…

Ahora Manticora yacía también inerte… y los cuerpos se acumulaban bajo la lluvia…

-Que, como, donde..... ARGH, otra vez lo mismo, malditos sean....

Obsrevo como Mantícora ha sido arrastrada a la muerte con sólo acercarse al cuerpo de la victima. Esto cada vez se tornaba más extraño.

- No puede ser... si parecía inofensivo, ¿quién querría deshacerse de Manticora?

La lluvia cesó… y suelo comenzó a temblar…

Vuestros pies inquietos danzaban en la constante música de la tierra… Nerwen miró bajo los pies del Arcángel… y le dijo: Yo que tú me apartaría de ahí…

Azrael levantó el vuelo y cuando sus pies se alejaban de la zona… el suelo rompió en una incesante fuente de fuego y lava…

Segundos separaron al ser alado de recibir el fuego como mortaja…

Poco a poco el suelo palideció de nuevo… y la tierra bullía en un calor ocre tenue…

El sol se alzaba sobre vuestras cabezas… y entonces un silbido en el viento… trajo hacía la tierra la lanza de la pequeña centaura…

Y con una tenue sonrisa… el cuerpo del Sombrerero recibió la lanza… su cuerpo ensartado miraba la fina arena… su sombrero sobre el suelo… recogía la sangre que brotaba de sus labios… siendo el pañuelo de su muerte…

La mirada baja y la katana en ristre... Yamadashi se acercó al cuerpo enarbolado del Sombrerero Loco...

Alzó la mirada llena de lágrimas y susurró al viento:

Ahora sin tí... el viento grita soledad... No puedo engañar al viento... Dejame irme contigo...

Y tras un golpe de katana... las entrañas de Yamadashi convivian con el acero afilado de su arma... Su cuerpo... cayó al suelo... buscando con sus manos rozar la piel del Sombrerero...

Y a lo lejos... donde el espirtú del viento nació... un loto oscurecía... su piel se endurecía y sus delicados petalos se afilaban con indeseables puntas alimentadas por la soledad y el odio...

Otra muerte más en aquella mañana de irá y sangre... pero esta por propia voluntad

Shea se había despertado intranquila ésa mañana, y aunque ésa intranquilidad no la había abandonado, mucho menos al ver el cadáver, durmiente y pacífico de la Centaura, un sentimiento de irrealidad se adueñó de todo el entorno cuando, una tras otra, se sucedían tantas y tantas muertes.
La lluvia, que ya había parado, lo había impregnado todo, y con el olor a tierra mojada llenando los rincones, Shea miró con tristeza a los muertos, preguntándose cuándo pararía ésto, cuándo dejarían de caer, con el miedo atenazándole la garganta y la incomprensión como único pensamiento.

Desciendo con brusquedad en el suelo, aún notando el fuego bajo mis pies. Miro a mi alrededor la oleada de muertos que nos han dejado esta noche. Esto ha sido una masacre. Nerwen, te debo la vida, gracias por avisarme -digo con dulzura a la elfa para luego cambiar mi tono de voz, dándole a esta un toque iracundo -pronto tendré la información necesaria y os desvelaré la palabra de Dios, espero que sea de utilidad. Quedamos solo catorce, han muerto doce seres mágicos. Debemos parar a los traidores antes de que caigamos más -concluyo pensando en lo que cerca que había estado de morir.

El arcángel Azrael levanta la voz usando todo su poder -Hermanos, ya tengo tres nuevos nombres. Dios me ha hablado de Atalanta, de Shea y del unicornio -exclamo con una voz que retumba en el valle -Atalanta es inocente debido a que Ruper era el traidor. O Shea o el unicornio son traidores -afirmo señalando a ambos.

Shea no votó a Anchimallen mientras que el Unicornio no lo hizo contra Ruper. Sin embargo mis sospechas, nacidas de un presentimiento, se dirigen al primer ser, al hada -explico a los demás.

Apenas podía creer, lo que veían mis ojos, hacía tiempo que había dejado de comprender los poderes que actuaban a mi alrededor pero lo que no podía imaginarme es que el amanecer iba a traer la muerte de cuatro criaturas:

- No sé qué está pasando aquí pero esto es demasiado, según nos confirmó Mantícora hemos acabado con dos traidores pero a cambio hemos podido perder hasta diez inocentes, esto no puede seguir así. El único poder que me cuadra para estas muertes es el de cazador pero son demasiadas muertes y no creo que haya tantos cazadores. !Maldita sea! En el último cónclave todo fue más sencillo.

El caos parecía haberse adueñado del cónclave y cada vez me parecía más difícil encontrar a los traidores. Fue entonces, cuando escuché las palabras del Arcángel y la esperanza pareció volver de nuevo a mi espíritu:

- A mí Shea me lleva pareciendo sospechosa desde que se peleó con Leprechaun y justo después este murió. Además ella y Edaith estaba muy compenetradas tratando de acusar al Arcángel. Por otro lado el unicornio protegió a Quetzalcoatl una vez así que no creo que sea ningún traidor. 

Shea, tras oír las palabras de Azrael, no puede evitar una leve risa irónica mientras niega con la cabeza antes de decir - Sabía que el no pensar como tú respecto a Achimallén sería mi perdición, Azrael... pero no me arrepiento de no haberle votado como traidor, ni de no haber participado en su muerte, sigo pensando lo mismo, sobre él y sobre ti, y no puedo hacer nada contra ello, ni contra el hecho de que tú acuses basado en ¿qué? ¿un presentimiento? - pregunta en un tono irritado, aunque triste, antes de continuar - me parece increíble que con la cantidad de criaturas que han caído hasta ahora, me acuses tan libremente por el pecado de no pensar como tú. Lo único que yo sé es que soy inocente, y no soy quien debe justificar o probar mi inocencia, sino tú quien deberías probar mi culpabilidad, aunque no lo creas así, ángel autoproclamado juez y verdugo -. tras éstas palabras, Shea, con su pequeña estatura, mira a los ojos a Azrael, desafiándole, mientras sus alas se mueven vigorosamente llenándolo todo de polvo dorado.

Me queda claro pues que eres culpable. Todas las criaturas con algún tipo de poder que han hablado han verificado mis palabras y ahora todas ellas están muertas, muertas a manos de los sucios traidores, de los tuyos -sentencio sin inmutarme ante sus arrogantes palabras.

- ¿Así que soy culpable porque me proclamo inocente y me niego a tener que justificarme? ¿toda vuestra acusación se basa en que acusé a Leprechaun antes de morir? y obviamente, si realmente fuese una traidora, sería tan estúpida de matar a una criatura a la que había acusado unos momentos antes, facilitándolo todo para desvelarme... por supuesto. Dilo claramente, arcángel, no te gusta que siga viva, porque no confío en ti y no beso el suelo por el que pisas... - airada, Shea deja salir todo lo que piensa, con la mandíbula tensa y los ojos brillantes de indignación - Has estado desde el principio recordándonos lo superior que eres a todos los demás, lo poderoso, la increíble conexión que tienes con tu Dios, y yo soy la arrogante. - cuando termina de decir ésto, Shea se gira hacia Atalanta - Y vaya que casualidad... Atalanta casi nunca se pronuncia y justo cuando Azrael me acusa, sin pruebas, además, y dice que ella es inocente, decide hablar para apoyar sus palabras... -.

No Shea, eres culpable por acusar de forma reiterada a aquellos con poderes que están descubriendo a los traidores -respondo con una sonrisa en los labios -y se que no eres la única pero eres el nombre que Dios me ha dado. El hecho de que trates de defenderte por medio de llamarme a mi mentiroso no hace más que justificar mi acusación.

Por medio de mi poder divino creo la imagen de el niño dios maya, aquel que seguía vivo -Cuando el dios serpiente nos dió información y yo defendí mi inocencia me acusaron. Cuando defendí las palabras del asesinado Leprechaun contra Anchimallén me acusaron. Cuando juntos acabamos con Ruper me acusaron. Tras la confirmación por parte de Manticora y mi posterior sueño me vuelven a acusar. Y todo ello sin contar que han tratado de asesinarme esta noche ¿acaso necesitais más pruebas de que digo la verdad? -pregunto a las criaturas que me rodean.

- Shea no te acusamos sin motivo, Azrael reveló sus poderes, Mantícora los confirmó y ahora ese poder te señala a ti. Por cierto yo no hablaré mucho pero ya dije que me pareció sospechoso que Leprechaun muriera después de pelearse contigo. Tú le acusabas de lo mismo, de no justificar sus acusaciones, y eso que Mantícora había confirmado sus palabras acerca de la culpabilidad de Anchimallén pero para ti Mantícora tampoco justificaba nada. Leprechaun murió a manos de los traidores y tú seguiste diciendo que era una treta. Lo siento pero para mí que alguien se arriesgue a revelar un poder y a que lo maten los traidores es motivo de sobra para creerle y sus razones están más que justificadas. Sin embargo tú nunca has justificado nada y quieres que te creamos ciegamente y que matemos a quien tú señales. Lo siento pero para mí Azrael, Leprechaun o Mantícora tienen la misma credibilidad que Dragón y el Ángel caído en el último cónclave así que seguiré sus palabras. En cuanto a tí llevas mucho tiempo recordándome demasiado a Seelie...

Tras dejar de lamentarse por todas las muertes de esta aciaga noche, la mujer de los túmulos, se serena poco a poco, debido a lo que se está diciendo. ¿Shea o Unicornio? ¿Unicornio o Shea?

- Arcángel, tu Dios te dio dos nombres, sin embargo tú das por hecho que la culpable es Shea, cuando tú mismo has dado motivos para dudar de Unicornio. Antes de pretenderte más inteligente que tu Dios, ¿no deberías al menos escuchar lo que tenga que decir Unicornio? A mi, personalmente, me gustaría escucharle, por si acaso.  Ahora que nos falta tanta gente que podía ayudarnos debido a sus poderes... ¿no hay nadie que pueda aportar algo más gracias a sus habilidades?

Tienes razón Banshee, yo mismo he dado motivos para dudar del Unicornio, si bien este protegió al dios maya -le contesto a la mujer muerta -pero la absurda defensa de Shea acusándome sin justificación me hacen creer que ella es la culpable.

Conmocionada por la matanza que ha acontecido durante la noche, no puedo evitar acercarme a Azrael y verificar si realmente se encuentra bien.

Asiento con la cabeza a sus palabras de agradecimiento y me alejo caminando alrededor de los restos de los fallecidos, tocando la tierra allá dónde encuentro restos, haciendo crecer enredaderas y flores para ocultar sus cuerpos marchitos, permitiendo así que florezcan sus almas.

Al acabar mi labor, me acerco a Shea, -Querida hada, criatura de los bosques, me cuesta mucho desconfiar de ti, pero las palabras del Arcángel son sagradas para mí y más después de observar como casi acaban con él... deberás darnos más motivos para creer en tu inocencia pequeña, estoy segura que tras esas palabras y gestos arrogantes se encuentra un corazón puro y con buenos sentimientos... dinos la verdad, si eres culpable, podremos perdonarte, pero acabemos con esto, ¿cuántas vidas más deben perderse?-