Partida Rol por web

Lucas Baker nunca había estado muy allá, pero hizo caso de su compañero, Ethan Jones, y decidió pedir algo más apropiado para su gaznate.

-Póngame una San Miguel, buen hombre -le dijo al camarero, exhibiendo su mejor sonrisa.

Una vez que tuvo esa nueva toxina altamente venenosa en sus manos, Lucas Baker se dirigió hasta Amanda y Lilibeth.

-Siempre me han gustado los trios -fue lo primero que les soltó a las chicas, como si fuera un tema habitual para iniciar conversaciones-. The Police, Nirvana, Motorhead, Paramore, Camela... Mecano no, Mecano siempre me pareció un grupo muy sobrevalorado... A alguna de vosotras le gustan los calvos?

Cerré los ojos, y le concedí un asentimiento con la cabeza a la señorita Schmidt, apreciando enormemente su inteligencia.

-En este mundo todos somos parte de un juego sanguinario, definitivamente

Coincidí fijando la mirada en el fondo de mi vaso antes de dar un nuevo trago.

-Como si no fueramos más que marionetas en las manos de unos crueles amos que solo buscan divertirse un rato, no le parece? 

En ese momento un caballero, con "ayuda", se acercó a mi interlocutora, y otro, sin duda poco dado en captar señales no verbales, se acercó a las dos mujeres restantes en la mesa. Me gire parcialmente hacia él y alcé una ceja a su primer pregunta pero lo dejé terminar antes de abrir la boca, para proferir mi opinión respecto a la serie de palabras que había dicho.

-Interpreto que lo que usted quiere preguntar, es si estamos interesadas en algún tipo de actividad de indole sexual, con usted? Si ese es el caso, creo que puedo hablar por ambas, la respuesta es no.

-¿Actividad de índole sexual? -preguntó Baker, observando a Amanda, con expresión ofendida-. ¿Por quién me ha tomado? ¿Por un depredador sexual que viene en el sótano de su casa, rodeado de cables, Amiibos de Nintendo y restos de basura por el suelo? ¡Solo intentaba intentar hablar sobre gustos musicales! ¡Me ofende!

Lucas dio la espalda a la joven, poniendo los brazos en jarras, una pose típica de Peter Pan.

-Le gusten o no los calvos, objetivamente hablando me veo en la obligación de hacerle uno -indicó el siniestro individuo, bajándose un poco los pantalones para enseñarle el trasero a la mujer.

Di un suave suspiro y me levanté del asiento, tomando mi vaso en el movimiento. Miré al hombre con tranquilidad un par de segundos, y lo di vuelta para que me enfrentara.

-Pues, si se ve en la necesidad de semejante cosa, me veo en la necesidad de responder de esta manera

Replique con la misma tranquilidad y tirando de la delantera de su pantalón, para volcar allí dentro los hielos sobrevivientes de mi trago. Lo solté y le sonreí mostrandole el vaso vacio, ladeando ligeramente la cabeza con simpatía.

-Ahora le sugiero que se marche antes de que encuentre otro lugar para el recipiente de la bebida

Viendo como se ha desarrollado el encuentro sin tener si quiera tiempo a responder, decido hablar antes de que haya otro malentendido.

Vamos, caballeros... No nos alteremos.

Señor Jason, me temo que o bien me ha mal interpretado o no me he explicado bien. Repito, en su caso *no* veo una falta de modales. Es cierto, que estoy presuponiendo, pero al verle me parecía ver que no se encontraba con el ánimo para fiestas. Y diría que ha confirmado mi impresión diciendo que esta de luto. A mi también me ha pasado que he tenido que ir a celebraciones o fiestas en un estado de ánimo pésimo. Por eso mi comentario hacia usted iba con un sentimiento de empatía, no despectivo.

Además, no había oído hablar de la teoría de "Mark Woodman". Sinceramente a la hora de elegir corbata y traje me guié en cómo lucían en conjunto. Aunque no niego que algo de esa teoría se pueda cumplir subconscientemente.

Lo único en lo que estoy en total desacuerdo con usted, señor Jason, es que aquí, una organización como la V.F.D los modales y la dedicación a la causa de la organización son algo tan importante como la Fe.

Solo espero que podamos tomarnos una bebida juntos sin tensiones, ya que no tenemos razón por la cual discutir o enfrentarnos.

Concluyo el monólogo con la esperanza de no haberme explicado aún peor.

Veo a la niña ruidosa gritarle a Jason. Lo último que necesito que alteren a alguien con quien acabo de tener un malentendido.

Me giro a la niña y le digo en el tono más amigable que puedo:

-Lo siento jovencita, estamos teniendo una conversación con él. ¿Puedes hablar con otros invitados durante un tiempo, por favor?

Empieza el tango y me gusta ser tremendamente sensual y explícito, la mano derecha tocando las caderas apretando su cuerpo contra el mio, notando la presión sobre mi paquete, a mitad del baile Abbadon me suple en el baile y me echo a un lado intentando aparentar que el cortejo de Abbadon no me importa, es todo un papel, el tango es una actuación teatral más que un baile, por eso me gusta tanto, Abbadon baila igual de sensual con Agnes y parece que Agnes lo disfruta, luego nos vamos turnando hasta que acaba la música, si alguien ha visto teatro, podría parecer una discusión entre tenerus y abbadon por el amor de Agnes. Al acabar la música beso junto a Abbadon el cuello de Agnes, uno a cada lado, Oigo la proposición de Abbadon a Agnes y me sorprende lo lanzado que va mi antiguo alumno, sin embargo, le sigo la corriente susurrando Será increíble seguro...

Sólo me quedé un momento absrota en mi propia conversación para asimilar fue entonces que volteé a ver a la persona que había tratado de llamar la atención de Amanda y Lilibeth, entonces decidí nuevamente girar hacia la persona que trataba de llamar mi atención para finalmente percatarme que volví al sitio con sus amigos, palabra que en este momento significa compañeros de copa.

-¿How... Quién, dónde?* -digo haciendo una cacofonía involuntaria.

Baker sintió que la mujer de rojo introducía los hielos de su bebida dentro del pantalón y de inmediato la expresión de su cara cambió por completo.

El calvo comenzó a temblar y a moverse agitadamente como si le estuviera dando el baile de San Vito. Acto seguido, se desplomó en el suelo, echando babas por la boca mientras colocaba los brazos demasiado pegados al cuerpo.

-Potencia... potencia... -se podían escuchar los balbuceos del alopécico neófito.

Cuando Victoria gira una y otra vez el rostro buscando una explicación a la vorágine de acontecimientos que ocurría, Howerd se arreboló observándola y viéndose frente a ella. Más aún cuando ella habló reconociéndole.

¿Co.. como lo supo usted? ¿Ya nos conocíamos? Es decir ¿Ya la conoceré?

Pero sus palabras caerían en la más absoluta incomprensión de los presentes, como no podía ser de otro modo.

Viendo el rostro de incomprensión, anticipó el desconcierto.

Errr... quiero decir. Ese soy yo... Howerd. Y usted es... - ...Preciosa - Supo callar mordiéndose la lengua y completar la frase solo mentalmente, de modo que consiguió que sonase como una pregunta abierta para conocer el nombre de ella si ella quería darlo.

¿Me... me permite que le invite a una bebida? - Dijo aun de pie y ruborizado

Señor con el culo al aire, llama Olegario a Lucas golpeando su espalda con dos deditos, no me parece correcto ni cristiano enseñar su rajita del pecado a mujeres en edad casadera y paridera y ni mencionar a seres de piel distinta que igual le sodomizan por que la gente sin bautizar hace eso.

El calvo continuaba sufriendo espasmos tendido en el suelo, por lo que no llegó a escuchar las palabras del joven amish. Sus ojos se habían quedado ahora en blanco. Si estaba teniendo un orgasmo o un ataque epiléptico, era algo que difícilmente se podía saber.

Y allí estaba, con la mirada parpadeando ante las luces y el derroche de lujo, deslumbrada en parte y extrañada en otra... con los dedos apoyados, inocentes ellos, en la superficie de madera de algún mueble, un mueble sin una sola mota de polvo. 

Porque el servicio era bueno.

Entreabrí los labios en un suspiro admirado y avance al interior observando a todos, la misma expresión de admirado asombro que tanto molestaba a mis familiares, pero ¿cómo iba a evitarlo? Todo era admirable, el lujo del salón decorado con el exquisito gusto de un experto en interiores y las damas vestidas de tal forma que las más populares anfitrionas de Europa se pondrían verdes de envidia (una risa, ellas, por lo general, eran malas conmigo)

y los caballeros no se quedaban detrás, cada cuál dispuesto a mostrarse más alto que otro, los trajes eran cada cual reconocibles por el corte que les daba el nombre. 

Bajando los ojos al suelo de azulejos brillantes lo levante de vuelta para ver en derredor y luego acercarme a un camarero. 

-Por favor señor ¿Puede servirme una limonada? -pregunté, titubeando antes de retroceder y buscar donde acomodarme viendo en aquel instante, para mi absoluto horror, como un hombre caía en convulsiones al suelo. 

¡Horror! retrocedí un paso, aunque el suceso se daba casi a un metro de mi persona y solté en palabras alteradas. 

-Buen Dios ¡un médico!... ¡o un exorcista, lo que llegue primero!

Desvío mi mirada de la niña hacia el ruido provocado por el calvo con el culo al aire tumbado en el suelo. Con un suspiro y una mueca de vergüenza miro a Jason y Fabrice Di Viega y señalo con la mano extendida en dirección al espectáculo montado por Lukas Baker.

A esto me refiero, caballeros. No se puede ir a una velada de la V.F.D con ésta actitud y montar un número. Sobre su pregunta, señor De Viega, sobre qué opino de cómo me parecen que van las cosas... Es cierto que como dice el señor Jason, estoy presuponiendo. Pero como la gran mayoría de neofitos sean como él -digo mirando a Baker- creo que la organización irá a peor. No me considero un gran neofito pero creo que ninguno debería ser como ese "showman".

El pequeño Amish se sorprende y su cara lo refleja cuando ve al negro hablar por si solo, unos instantes después vuelve en si, se remanga las mangas de la camisa, saca cu crucifijo de madera que lleva colgado al cuello y lo besa, se quita la correa que sujetaba su pantalón y mira al cielo,-Tantas horas de clase por fin dan su fruto...

Apartaos de el ! esta poseiiiiiidoo!,- le muestra entonces la cruz a Lucas mientras que comienza un azote constante y fuerte, es mas cuando comienza ha recitar parece que incluso el mismo Olegario entra en trance- Exorcizamus te, omnis immundus spiritus, omnis satanica potestas, omnis incursio infernalis adversarii, omnis legio, omnis congregatio et secta diabolica. Ergo, omnis legio diabolica...

Que alguien traiga un cuchillo y una barra de hierro al rojo vivo, yo le salvo, yo puedo,dejadme solo!

Contempló entre risas la escena, no sabía que le hacía más gracia, si la timidez de Howerd o la increíble reacción que estaba teniendo Lucas. Cogió la botella de Cruzcampo que aún seguía pululando por ahí y se acercó al pequeño amish para pararle los pies, aunque primero dejó que le diera un par de azotes más al calvito.

Tranquilo pequeño, que tengo un remedio que cura todo mal e incluso espantará al mismísimo Satán. - le acercó el botellín por la nariz, para que pudiera oler la cerveza - Venga Lucas, vuelve al mundo de los vivos o esto va a acabar en tu estómago. - dijo con una ligera sonrisa maliciosa.

Dirigió su mirada a las damiselas que habían en la mesa - Disculpen el comportamiento de este tipo, todos los que le conocen piensan que debería estar en un manicomio en vez de aquí, dejen que les traiga una bebida de la barra a modo de compensación - distraído contemplando a las dos chicas en las que Howerd no parecía tener especial atención, dejó caer sin darse cuenta un par de gotas de Cruzcampo en los labios de Lucas.

Me pido una copa de Whikey johnny walker Red label, sólo y con una sola piedra de hielo, busco una butaca un poco apartada y me siento tranquilamente a esperar a que nuestro anfitrión se presente. Según pasa uno de los camareros le digo que cada vez que vea mi copa vacía me traiga otra de lo mismo, le repito que quiero un Whikey Johnny walker red label, sólo con una piedra de hielo, al fin y al cabo él no tiene por qué saberlo.

-¡Amanda, a partir de ahora te voy a adoptar como mi heroina particular!. Nunca había visto retorcerse a alguien de ese modo

Desde su lugar privilegiado, no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Un joven ligando con una vieja monástica, que terminaba haciendo una especie de tango con otro presunto profesor de baile. Una niña mimada que no dejaba de querer llamar la atención y comportarse de forma orgullosa y altiva. Un ex veterano de guerra o algo así, dado al alcohol, y que hablaba consigo mismo. Un tipo con una marcada calvicie, que no solo se presentaba calvo por un lado... Todo aquello le parecía totalmente fuera de contexto, e hizo caso omiso, hasta que enarcó una ceja al ver que una dama con vestido rojo, le lanzaba los hielos en sus partes nobles al calvo, y este caía al suelo dando espasmos, como si estuviese sufriendo convulsiones. ¿Aquello iba en serio o simplemente formaba parte del show del individuo con tal de ligar?

- Camarero, otra Coca-cola con una rodajita de limón, hágame el favor. Enunció con su mirada inexpresiva, evaluando a los presentes. ¿Cómo se llama la mujer del vestido rojo? Si, la que tiene carácter y le ha lanzado los hielos al exhibicionista que ahora hace el baile del gusano. ¿Podría presentarnos?

-Señor Tenerus, es usted fuego- mencione encantada por el baile del tango – un trío, un cuarteto o un sexteto no importa si se mueven también como usted, puede invitar a los que guste- la juez estaba al borde del júbilo pero también estaba cansada, en sus 47 años o eran 45, no había bailado de una manera tan alocada como esa.

Pero de pronto algo la hizo caer en cuenta – Momento ese hombre tiene el trasero al aire, eso es exhibicionismo, le sentencio a 120 años de prisión o una multa por 13 000 Euro, y una indemnización a cada mujer a la que lastimado la vista- dijo tomando aire, y roja por la indignación, al ver que el pequeño Olegario tomaba el crucifijo no pudo contenerse y hablar.

-Pequeño ese hombre no está poseído, está enfermo y debe ir a prisión- l explico la juez al pequeño Olegario.

Tendido en el suelo, Lucas Baker continuó convulsionándose hasta que el muchacho amish procede con su exorcismo.

-El Amo... Sony... El Diablo... El Diablo me está entrando... Es negro... -murmuraba el pobre calvo, mientras sus ojos volvían a ser normales. Su mirada se posó en el tipo afroamericano con corbata roja-. Lo siento agarrándome de los huevos... Están muy fríos...

Ethan Jones había dejado caer las gotas de aquel brebaje en el gaznate de Lucas, y el alopécico se incorporó de inmediato. Sintiendo que aquel veneno había entrado en su cuerpo y se extendía por él, Baker echó a correr hasta uno de los camareros y se apresuró a quitarle una copa de champagne, bebiéndoselo aprisa para que sirviera como antídoto contra tan desagradable cerveza.

Después, el calvo corrió a esconderse tras la barra, donde quedó hecho un ovillo.

-Tío Tom, no me toques ahí abajo... -hablaba consigo mismo, rememorando episodios de una lejana infancia.