Partida Rol por web

- Es verdad que me gusta chincharte, pero no es por eso solo por lo que me gusta.- comentó, pasando un brazo por los hombros de Eileen.- Es porque no me esperaba que yo te gustara siquiera y me sentí muy feliz.- y le dio un beso en la mejilla.- Cabeza de Puerco no me gusta tanto como a ti. Aún recuerdo cómo llorabas... y lo decepcionada que me sentía antes de que leyeras la carta. Pero sí, lo arreglaste con el super vale sin fecha de caducidad.

Finalmente llegaron a la habitación que, en efecto, poco tenía de dormitorio. Seguía allí la mesa, la silla, el armario y el colchón sin sábanas ni edredones. Zoey, quieta en el umbral de la puerta y aún abrazando a Eileen se quedó mirando la escena antes de decir:

- Qué... acogedor.

Se encogió de hombros, recordando aún con cierta culpa y desasosiego las terribles semanas en que Zoey no había querido saber nada de ella a causa de esa decepción. Por supuesto, no habían sido nada en comparación a los meses que habían pasado a finales de primavera y principios de verano. Aquellos habían constituido la prueba más dura para su amor y, a pesar de todo, lo habían superado.

Pronto llegaron a aquella habitación llena de recuerdos que aunque ya no era el santuario que fue en su momento, seguía conservando parte de su magia. Miró a Zoey. Por lo menos, la conservaba si la rubia estaba delante.

- Va, no seas quejica. ¡Podría ser peor! - sus brazos se colocaron en las lumbares de la rubia, incapaz de borrar la sonrisa de su rostro -. Mi mujer es demasiado exigente - acabó por decir, poniendo morros -. Está biennnn. ¿Dónde quieres ir tú?

Le da un pequeño apretón en la mano a Lucas para que se relaje. Se lo tiene que contar todo para que pueda proteger a Dean y se pueda proteger a si mismo. No solo a ellos... quizá podrían poner hechizos de protección a la casa de sus padres para que no puedan encontrarlos.

Si quieren iniciar una guerra en el mundo conocido, tanto mágico como muggle, sus padres tampoco están a salvo.

-Espera y verás... seguro que no tardan en aparecer - le dice a Dean -. Hay un mundo mágico que solo puedes ver si te fijas bien.

Le señala el techo del Gran Comedor que está encantado para que muestre el cielo del exterior y las velas que flotan sobre sus cabezas.

Era un alivio alejarnos de los adolescentes excitados y llenos de ganas de fiesta. Pese a que yo no era mucho mayor, sentía que había un alto inmenso entre mi vida y las suyas. Tal vez era mi trabajo, o Sean o mis vivencias, pero era como si mi espíritu fuese mucho mayor que mi cuerpo. Suerte de ellos, porque no eran pocas las escaleras hasta la torre. Una vez llegamos dejé que Clark admirase los terrenos, y yo misma hice lo mismo, Apoyándome a su lado. Cuando comentó al respecto, le miré con la ceja alzada. - ¿Cuando me has visto mentirte? - le dije con un tono acusador , obviamente en broma. Un par de segundos después noté que colocaba parte de su capa sobre mis hombros y me tomé unos segundos para decidir como debía tomármelo. En el fondo de mi mente, donde La Voz dormía, escuchaba un eco que decía que Clark estaba jugando en terreno peligroso. Sin embargo, la parte más racional de mi mente decía que simplemente era un amigo y era amable. Simplemente no me quería ver pasar frío. Ni pude evitar reír ante su errónea deducción. - La verdad es que mis prácticas eran en la otra punta del castillo. - dije sin pensar antes de caer en que mi relación con Sean podría considerarse... Bueno, técnicamente, un crimen. No era adecuado hacer llegar esa conversación a lo que hacía o dejan de hacer con Sean en el despacho de las mazmorras. - Y tampoco aciertas en mi humor. No siempre fui tan malhumorada, ¿sabes? Era muy seria en clase, pero cuando salía era bastante bocazas. No todo el mundo era fan de mi sarcasmo casi constante, o de mi expresión favorita. - le dije antes de recrearla, poniendo los ojos en blanco. - Creo que el trabajo me está amargando. Estos últimos meses he sido muy cascarrabias. - Y es que al tema de que me cambiasen de compañeros constantemente para no estar con Sean solo fue el inicio hasta el día de hoy. - Pero tenemos un trato. No hablemos de mi, si no de que haces de verdad aquí y cómo has entrado.

Sonrió nuevamente ante las bromas de Eileen, colocando sus manos sobre las de ella, apoyadas en sus lumbares y la miró de reojo.

- Este sitio está bien.- terminó por aceptar.

No era el lugar más idílico, ni el más bonito, ni el más cálido, ni el más aseado -probablemente habría arañas casi más grandes que sus manos- pero le daba igual con tal de estar con Eileen.

- Me vale cualquier lugar con tal de estar contigo.- y la besó, deleitándose de su tacto- ¿Ves? Yo también puedo ser romántica...

Mía también gritó cuando se besaron, feliz de ver aquella escena. No tenía ni idea de que Beth tenía novio y menos aquel tan adulto y de buena apariencia- los novios de Beth siempre habían sido algo afeminados. Aunque Teagan fuera su amigo había que admitirlo-.

- Supongo que el roce hace el cariño.- comentó.

Emily se fue con el superman que para su sorpresa no era Sean. ¿Habría pasado algo entre ellos? Y la música comenzó de nuevo a los pocos segundos de acabar la primera de las canciones.

- Dime, ¿qué tal todo por aquí? ¿Ha sucedido algo?

¿Por qué no podía dejar de sonreír? ¡Parecía idiota! Siempre había sido capaz de mantener sus emociones bajo control, pero ciertamente Ermendrud la hacía muy feliz. ¡Y finalmente la había besado! 

Asintió un par de veces, algo sonrojada también al sentirse el centro de atención de todos. ¡Si hasta Kegan y Mía les estaban diciendo "Woooo"!

- Me parece una idea genial. Te sigo.- le dijo. ¿Irían solo a la puerta o Ermendrud tenía pensado un lugar más íntimo?

Nada. Que no había manera de engañar a Emily... al menos había logrado saber algo más de ella. Resultaba una persona misteriosa y atrayente a partes igual. 

Miró a la chica unos segundos con cara de cierta diversión y tranquilidad. Bueno, finalmente, más pronto que tarde, habñia surgido la cuestión de por qué estaba allí.

- En realidad te vas a decepcionar cuando te lo explique.- Miró al frente, uniendo sus manos mientras se las frotaba para que no se le quedaran frías.- Me propusieron que viniera a verte porque seguro que te destensabas un poco.- tu padre, por supuesto- Me extrañó que no se lo ofrecieran a Sean y pregunté. Por lo visto no tiene permitido entrar aquí.- eso le había intrigado muchísimo pero no había obtenido respuesta. Esperaba que Emily le alumbrara con sus conocimientos. Pero dejó poca pausa y continuó, charlando como si fuera de una anécdota de hacía años.- Así que dije: Hey, Clark, quizás sea tú única oportunidad para ver si entre tú y Emily se enciende la llama, pasáis una noche genial, decide que eres el hombre apropiado para ella y vivís una gran aventura interminable juntos.- miró entonces a Emily. Acababa de hacerlo porque era un hombre valiente. ¿Estaba nervioso? Lo normal en aquellos casos, pero no atacado, porque no servía de nada ponerse nervioso. ¿De qué ayudaría? Observó a Emily de cerca, medio sonriente y seguro de sí mismo. Probablemente el traje no era lo más apropiado para la ocasión pero bueno.- Así que me puse este ridículo disfraz que oye, está mejor que el alternativo de gato con botas que tenían en la tienda, y me presenté. Y ahora estoy aquí, esperando tu respuesta mientras solo deseo besarte.

La condujo hacía donde ella lo había ido a buscar para pedirle un baile. Erm anduvo con aire meditabundo, un par de pasos por delante de Beth, no paraba de darle vueltas a algo, o al menos, eso era lo que parecía. Cuando llegaron al lugar, Erm se giró como una exhalación y miró a Beth con cierta preocupación, parecía que había vuelto la tristeza a sus ojos; miró a un lado y a otro, se humedeció los labios con expresión grave en su rostro hasta que de pronto, agarró a Beth por la cintura, la atrajo hacía él con firmeza y seguridad, y, tras mirarla un intenso segundo a los ojos, la besó, la besó como debía ser besada... la besó como solo en la intimidad se podía besar, y, mientras una mano la tenía aferrada por la espalda a la altura de la cintura, la otra, la derecha, la posó sobre su mejilla izquierda entregándose a la pasión y el deseo. 

Estaba sucio, desalmado y se había vuelto un tanto lúgubre sin el toque acogedor de Zoey de por medio, pero la verdad era que le daba igual puesto que apenas lo notaba en esos instantes. Sonrió al ver que cedía y su sonrisa se amplió cuando los labios de su mujer se posaron sobre los suyos, animándola y dando la calidez que al lugar le faltaba.

- Te lo he puesto a huevo - murmuró mientras atrapaba sus manos entre las suyas y daba varios pasos hacia atrás en dirección a al cama sobre la que esperaba caer.

Tragué saliva ante el comentario y miré a Ashley buscando complicidad, pero ella estaba tan sorprendida como yo. Entonces, con una sonrisa de lado, miré a Killian. 

- Ja, ja, me encantas. Eres super bromista, Killian. Por eso te quiero tantísimo. Ya le irás conociendo...- Añado mirando a Ashley. - Si quieres claro. Pero nada de enamorarte de él, este chico es todo mío ¿eh?- Bromeo, siguiéndole la broma y pegandole un puñetazo de colegas en el hombro. 

En realidad, lo que me apetecía de verdad era bailar con él, besarle, hacer el tonto... Y decirle que en realidad le quería como algo más. Pero lo de sentar la cabeza se nos daba mal a ambos y estaba segura de que su comentario era de broma... Era de broma ¿no? 

¿Es que no había música a no ser que yo cantara? ¿Por qué estaba tan nerviosas? Era solo broma ¿no? 

Rió por que era verdad que se lo había puesto a huevo y dejó que Eileen tirara de ella mientras no podía apartar la mirada de aquellos azulados ojos. Cuando alcanzaron la zona del colchón empujó un poco a su mujer para tirarla sobre la cama  - aunque tampoco habría hecho falta ya que la misma Eileen se había dejado caer- mientras Zoey se iba colocando sobre ella de forma felina y depredadora.

- Acabas de ponerme a huevo que empiece a hacer otras cosas...- ronroneó en su oreja antes de mordérsela levemente y pasar a sus labios.

Vilma no se lo creía y era de esperar. ¿Acaso él la hubiera creído de ser al contrario? ¡Por supuesto que no! Ambos eran unos picaflores tremendos y desde luego el compromiso no había formado parte de ninguno de los dos nunca. Pero las cosas cambiaban o al menos él quería intentarlo. Con solo imaginar a Vilma con cualquier otro hombre en la cama se ponía enfermo.

- Si soy todo tuyo, ¿por qué no me llevas a tu habitación?- le dijo entonces.

Ashley estaba escuchando más de lo que debía. ¡Que era una adolescente hormonada delante de un tío bueno! ¡Qué vergüenza y nervios a la vez! Quería irse de allí cuanto antes, pero no encontraba una buena salida. Bueno, eso y que quería ver a dónde llevaba aquello. Para aprender. Solo para aprender.

Haciendo caso de su madre, miró al techo y se quedó total y absolutamente obnubilado. ¡Era increíble! ¡El techo era mágico! Y... y...

Dean:- ¡Las calabazas flotan en el aire! ¡Pensaba que eran efestos ezpeciales!

Lucas sonrió, aunque era difícil concentrarse en nada más que no fueran los peligros que se avecinaban. No le gustaba Emily y procuraba evitarla, porque siempre que esa chica estaba en algún sitio traía problemas. Aún sentía en su muñeca el efecto del juramento inquebrantable. Cuanto menos se cruzara con ella mejor para todos.

Dean:- ¡Haz algo de magia!- le pidió a Tabatha.

- Es una buena idea.- Dije riendo, siguiéndole la broma. - Me gustaría enseñarte mi habitación de profesora.- Le hice una mueca a Ashley y alcé el dedo a mi frente mientras daba vueltas con él, queriéndole decir que Killian estaba loco. Sin embargo, le empujé y le llevé para afuera, dejando a Ashley ahí. - Diviértete un poco, en mi grupo hay uno que dice que eres guapísia... Y la verdad que él es un ligón. - Añadí para que mi hermana de rebote se animara.

- Anda que tu...- Le regañé a Killian de broma. - Queriendo espantar a mi hermana de buenas a primeras. ¿Tenías miedo de que te violara ahí mismo?- reí. Era una adolescente hormonada. - La verdad que sería raro que estuvierais juntos, creo que no me gustaría. 

Acabaron en la cama como había planeado mientras dos meses de abstinencia hacían que el momento juguetón pasara a uno de plena excitación. Cuando sus labios volvieron a encontrarse, fue evidente la necesidad de ambas, sobre todo porque Eileen no estaba para ser comedida y mucho menos vergonzosa.

Había echado mucho, muchísimo de menos a Zoey. Y se había sentido sola. Y eso convergía en aquellas ganas locas de querer y sentirse querida, te notar el contacto de su piel contra la de su mujer. De estar al mismo nivel que otra persona.

No se lo tomaron con calma ni tampoco fue el encuentro más romántico que habían tenido entre las dos, a pesar de que el amor que se profesaban se hizo evidente a cada momento, aumentando exponencialmente al acabar, cuando Eileen quedó abrazada a su mujer a quien daba suaves besos en la clavícula de forma casi constante.

- Te he echado mucho de menos, ¿sabes? Estos dos meses aquí... - ahogó un suspiro -. No es como volver a Hogwarts, cuando estudiaba. Ni Emily ni yo somos tampoco las mismas amigas de cuando estuvimos aquí - comentó con tono cauteloso. No había hablado de aquello con Zoey por carta por el temor de que estuvieran leyendo el correo. Sobre todo le había dicho que la echaba de menos y le había explicado brevemente la misión sorpresa del primer día pero ya está.

Los encuentros con Eileen siempre eran un "¡WAW!" en mayúsculas y aquella vez no había sido para menos. Después de aquel intensísimo reencuentro, Zoey conjuró una manta y tapó a ambas, desnudas, mientras Eileen se le abrazaba y ella le acariciaba el brazo. 

Había quedado satisfecha, feliz y agotada. Pero desde luego, si estar dos meses sin ella se traducía en aquello podría soportarlo un poquito más. Pero solo un poco. Cada beso de Eileen en su clavícula le ponía la piel de gallina y le provocaba cierto placer.

- Yo a ti sí que te he echado de menos.- la apretó un poco más hacia ella durante unos segundos sin importarle que el pelo de Eileen se le metiera en plena cara. Pero la continuación de Eileen la pilló con cierta sorpresa. Algo extrañada, mostrando una mueca de suspicacia, preguntó a su mujer.- ¿Ha pasado algo?

Desde luego estaba claro que Emily y ella nunca se habían llevado bien. Ni se habían tragado y eso que Zoey en un principio lo intentó. Pero su carácter chocaban en demasía. Eran muy opuestas en la mayoría de los sentidos; sin embargo, y como bien sabía Eileen, Zoey se había mantenido algo al margen de aquella amistad. O al menos todo lo que había podido porque ciertas circunstancias le habían provocado casi perder el control. No. Desde luego Emily no era alguien que le gustara, pero sabía que para Eileen siempre había sido importante y que probablemente ahora debía de estar sufriendo.

Sonríe al ver la carita de Dean al darse cuenta de que la magia existe de verdad y que él la está viviendo en ese momento. Piensa en que puede hacer para su pequeño y decide hacer que los pastelitos de la mesa se pongan a danzar en círculos, como si un corro.

-¿Ves? Los pastelitos también quieren bailar.

Ríe.

Nunca había pensado que tendría aquella conversación con Zoey, es más, casi siempre que había tenido algún roce con Emily se lo había callado para no darle más motivos para su antipatía por su amiga. Pero se sentía decepcionada por todo lo sucedido y no había podido hablarlo con nadie. Además, esos dos meses sólo habían ayudado a incrementar el rencor.

- Bueno... - empezó con un suspiro -. Creo que se le ha ido la flapa - a continuación volvió a explicarle lo que sucedió en la misión sólo que de forma más detallada -. Me dejó sola cuando estaba drogada aunque eso puedo llegar a aceptarlo pero es que cuando nos encontramos en la enfermería se puso hecha una energúmenos acusándonos de desacato - esos términos se le pegaban por culpa de la jerga de Zoey - y de tramar cosas a sus espaldas y no sé, todo lo que se le pasó por la cabeza, chorradas, hasta que dijo que iba a dejar el trabajo. Me enfadé y le respondí y ¿sabes qué dijo? Nada. Me ignoró. Pidió perdón a dos personas pero no a los demás por haberla liado y ni siquiera me respondió. ¡No sabe trabajar en equipo! Nunca ha sabido, pero ahora es peor porque se le ha subido el poder a la cabeza - terminó por decir con ofuscación.

Los ojos de Dean se abrieron como platos y se acercó un poco, agarrándose con uno de los brazos al cuello de su madre, para ver mejor. ¡Increíble! ¡Su mamá sabía hacer magia!

- ¡Ahora que hagan un duelo de espadas!- aquello provocó que Lucas riera divertido. Dean eran tan bruto como él a su edad. Y es que veía tantas cosas de él mismo en el pequeño... menos las buenas que sin duda pertenecían a su madre.- ¿Y yo sabré hacer magia?