Partida Rol por web

Escuché las instrucciones de los examinadores y dudé un instante. Sin embargo al instante recordé que había practicado todos esos hechizos mil veces, simplemente nunca juntos. Sabía cómo hacerlos, podía hacerlos. 

Miré la cuerda, el primer ejercicio y respiré hondo. recordé el movimiento, los principios y la imagen... y mi varita fluyó. La cuerda se retorció y tomó vida. Además, no era una serpiente cualquiera. No era una culebra de jardín. Era un serpiente colorida y llamativa.

El reptil se enroscó con elegancia y obediencia y esperó paciente, observando. Había empezado bien, tenía que acabar bien.

El segundo conjuro tenía que salirme mejor. No era tan complicado permutar dos objetos inanimados, la dificultad aquí estaba en el tamaño y la dureza. Realicé los movimientos adecuados y la piedra era ahora una pieza del mobiliaria más exquisito que había pisado Hogwarts. Hasta me entraban ganas de sentarme en él y no hacer el tercer ejercicio.

Pero no. El último era el más complicado. Cambiar las propiedades en movimiento y en múltiples objetivos. Sin duda de nuevo el tercer ejercicio era el más complicado, y era el que marcaba la diferencia entre destacar o no. Me preparé repasando mentalemnte el conjuro e informé al examinador que estaba lista, y no tardó en solrar los cristales. Con rapidez y precisión, todos y cada uno de los pequeños cristales se convirtieron en agua antes de estar tan siquiera a mitad de camino. Por segunda vez, sonreí orgullosa de mí misma.

"2 de 2 Sean. Sólo un poco más."

¡Vaya! Aquello sí que era un buen comienzo. Y precisamente esos examinadores no eran fáciles de impresionar. Ni siquiera cruzaron una mirada antes de ponerse a escribir en el pergamino tras untar la pluma en la tinta negra.

- Bien, pasemos a Transformaciones, señorita Rhys.- dijo el examinador con más confianza al tiempo que regresaba a su asiento, al lado de su compañera- Ahí tienes cuerda, esa gran roca y ahí arriba ahí cristales.- señaló al fondo de la habitación.

La cuerda estaba sobre una mesa de profesor, la gran roca delante de la mesa y los cristales estaban sujetos por una tela clara, desde el techo.

- Primero tendrás que transformar la cuerda en una serpiente. Luego, la roca en un sillón o una silla y finalmente haremos caer los cristales y tendrás que transformarlos en agua antes de que llegue en al suelo.

Asombroso. Aquella chica se estaba luciendo de una manera increíble. ¿Quién iba a decirles que tras esa máscara de nervios con sed se escondía una bruja con tanto talento? Los examinadores se miraron, ahora dirigiéndose una mirada de "es una portento" y volvieron a escribir en el pergamino antes de pasar a Encantamientos.

- Bien, en Encantamientos deberá realizar un encantamiento Avis dirigido hacia la ventana, a continuación se acercará a aquel perro- ¿Desde cuándo llevaba aquel animal allí? Estaba como dormido, sobre un cojín aterciopelado.- No sufra, no le ocurre nada malo. Tendrá que despertarle con un "ennervate" y finalmente acudirá a ese sillón que ha transformado y lo reducirá. Cuanto más lo reduzca, mejor.

Examinador 2:- De nuevo, cuando esté lista puede comenzar.

Esta creciéndome, segura de mi misma. Además, estaban examinándome en mi orden de habilidad empezando por DCAO, Transformaciones y ahora Encantamientos. No sabía si era hecho a propósito, pero ahí estaba.

Cuándo me dieron las instrucciones, dudé un instante. Había practicado conjuros de mucho mayor nivel. El último Avis y Reduccio que había realizado era hacía meses, y no despertaba a nadie desde que dejé inconsciente a Lucas antes de su interrogatorio. el ennervate nunca me había fallado, pero no estaba muy segura de los otros dos.

Tal vez fue eso o el hecho de pensar en la bandada de pájaros desnucándose contra la pared alrededor de una ventana pequeña. O tal vez fueron los resquicios de la Emily insegura de antaño haciendo una última aparición, pero en cuanto agité la varita y sonó el cañonazo un montón de ranas con alas salieron disparadas por todas partes. Se me cayó el mundo al ver lo que ocurra, pensar en que la había fastidiado de una manera indescripible y agité la varita desesperadamente para hacerlas desaparecer, aunque no a tiempo: una de las ranas saltó (o voló) dentro del escote de la examinadora. Cuando con otro "pof" desaparecieron, había plumas por todas partes, incluyendo el escote de la muejr.

- Oh no... Lo siento tanto, no sé que me ha pasado... - me disculpé roja hasta las orejas y queriendo que el cielo me tragase. Los examinadores debían estar acostumbrados a esa clase de cat´strofes, ya que sólo me dijeron que continuase, calmos y profesionales.

Nerviosa ahora sin poder evitarlo, me acerqué al perro. Puse una mueca de preocupación, pues excepto Mozart no había muchos animales que apreciasen mi cercanía. La gran mayoría me ignoraba cómo si fuese invisible, pero unos pocos optaban por gruñirme, picotearme o semejantes. 

- Sé simpático por favor... Ennervate. - El perro tardó un segundo en reaccionar, y aquello me pareció una eternidad. Seguro que me pondrían un aceptable... El perro miró a su alrededor un poco confundido, con la lengua fuera y los ojos aparentemente mirando en distintas direcciones. Creí que había dejado al perro tonto hasta que empezó a sacudir la cola y olisquear las plumas, con las que se puse a jugar. Respiré aliviada al ver que al menos mi segundo conjuro no fue un desastre.

Me aparté del perro (el cuál parecía ni siquiera recaer en mi presencia ante tantas plumas interesantes con, probablemente, olor a rana) y me acerqué al sillón. Mi cómodo y elegante, perfecto sillón. Podùia hacerlo, claro que podia hacerlo. Respiré hondo y agité los hombros y los brazos cómo hacía a menudo para relajarme y apunté la varita para el último conjuro de mi EXTASIS de encantamientos.

"Vamos, vamos, a por el 3 de 3..."

- Reduccio - el sillón se empezó a encoger sin problemas ni a trompicones, hasta que detuve el conjuro cuándo tenía el tamaño de una moneda. Me agaché para recogerlo y lo coloqué sobre el escritorio de los examinadores, observándolo con ojo crítico mientras lo hacía. Seguía estando perfectamente proporcionado y seguía siendo balndito y elegante. Me había salido bien. Eso tendría que compensar algo...

Francamente bien. Aquel chico demostraba grandes dotes como mago. Lo hacía todo con facilidad y confianza. Y además, era conocido porque había fichado como buscador profesional de quidditch. Sin duda era uno de esos magos que aparecen una vez cada cien años, hábiles con el cuerpo y con la varita. Los examinadores no dudaron. Asintieron y escribieron brevemente en sus pergaminos. Luego pasaron a la asignatura de Encantamientos.

- Bien, en Encantamientos deberá realizar un encantamiento Avis dirigido hacia la ventana, a continuación se acercará a aquel perro- ¿Desde cuándo llevaba aquel animal allí? Estaba como dormido, sobre un cojín aterciopelado.- No sufra, no le ocurre nada malo. Tendrá que despertarle con un "ennervate" y finalmente acudirá a ese sillón que ha transformado y lo reducirá. Cuanto más lo reduzca, mejor.

Examinador 2:- De nuevo, cuando esté lista puede comenzar.

Bueno, no estaba del todo mal. Los examinadores no hicieron comentario alguno sobre si se le daba bien o mal, permaneciendo callados y escribiendo en sus pergaminos. Una vez terminaron, el examinador se dirigió a ella nuevamente para explicarle en qué consistiría la prueba de Encantamientos:

- Bien, en Encantamientos deberá realizar un encantamiento Avis dirigido hacia la ventana, a continuación se acercará a aquel perro- ¿Desde cuándo llevaba aquel animal allí? Estaba como dormido, sobre un cojín aterciopelado.- No sufra, no le ocurre nada malo. Tendrá que despertarle con un "ennervate" y finalmente acudirá a ese sillón que ha transformado y lo reducirá. Cuanto más lo reduzca, mejor.

Examinador 2:- De nuevo, cuando esté lista puede comenzar.

Francamente bien. Aquella chica estaba demostrando grandes habilidades mágicas, sobretodo en Transformaciones. Era de aquellas chicas que entraban sin llamar la atención pero que después lograban acaparar al público con sus acciones. Los examinadores asintieron varias veces, contentos con los resultados que estaban viendo y escribieron con seguridad en sus respectivos pergaminos. Luego pasaron a la asignatura de Encantamientos.

- Bien, en Encantamientos deberá realizar un encantamiento Avis dirigido hacia la ventana, a continuación se acercará a aquel perro- ¿Desde cuándo llevaba aquel animal allí? Estaba como dormido, sobre un cojín aterciopelado.- No sufra, no le ocurre nada malo. Tendrá que despertarle con un "ennervate" y finalmente acudirá a ese sillón que ha transformado y lo reducirá. Cuanto más lo reduzca, mejor.

Examinador 2:- De nuevo, cuando esté lista puede comenzar.

Mucha gente estaba súper nerviosa con los exámenes pero para bien o para mal yo no era uno de ellos. Tenía cosas bastante más importantes en las que pensar por lo que preparé los exámenes más como un método de distracción que otra. Por lo menos cuando estaba estudiando no le daba vueltas al mismo tema todo el maldito rato.

El día llegó y fui a reunirme a la hora acordada con aquellas dos examinadoras, las cuales parecían hacer su trabajo de forma más autómata que mi propia rutina diaria.

Asentí a sus explicaciones y en cuanto me dieron autorización no tardé en lanzarle un expelliarmus a la examinadora con convicción, centrado en demostrar de lo que era capaz. Tras eso efectué un protego del que no estaba especialmente orgulloso pues mi preocupación era el último: el patronus.

Al momento volvió a mi cabeza el sentimiento de culpa pues de haberlo hecho bien en su momento otro gallo hubiera cantado seguramente. Negué con la cabeza, no iba a dejar que la negatividad me afectara. Tenía que ser productivo no dejar que la espirar de autodestrucción en la que había estado me volviera a engullir.

Me centré en el momento en el que Meredith me había confesado lo que sentía en aquel primer beso como algo más que amigos que había iniciado nuestra relación. Ese recuerdo me hizo esgrimir la primera sonrisa desde el ataque y con ella lancé mi último hechizo, dejando que mi patronus surgiera de mi varita. 

-¡Expecto Patronum!

Un dragón iluminó la sala, llevándome a nuestro momento en el bosque, cuando le conté mi secreto. Y de nuevo una pequeña sonrisa volvió a surgir en mi rostro. 

Se cruzó de brazos, como siempre que estaba nerviosa y necesitaba mantener esa sensación de seguridad que daba el replegarse en uno mismo. Ojalá funcionara. Pero es que la estaba fastidiando en cosas que dominaba y eso cada vez le daba más rabia. Era eso o pensar que tenía una mala suerte del mil, que los astros se habían conjurado contra ella al nacer, que alguien le hacía vudú, que tenía dos manos izquierdas, que el feng shui de su habitación no era el adecuado, que en una vida anterior había sido realmente malvada como explotadora de testículos oficial de algún rey loco...Pero no, eran nervios, seguro.

Sólo eso podía explicar que incluso los encantamientos, su materia estrella junto a pociones, le saliera tan increíblemente...mediocre. Vale, sí, había hecho bien los hechizos, había invocado a los pájaros, despertado al cachorrito que ahora saltaba alrededor de sus pies e incluso reducido el sillón, pero es que ¡sus encantamientos de normal eran sublimes!

¿Cómo podía estarse fallando a sí misma de semejante manera?

Bueno, a pesar de las ranas voladoras, el resto de encantamientos realizados por Emily estuvieron muy bien hechos. Después de todo el espectáculo que habían visto, no iban a ser muy duros por aquel pequeño desliz. Ya solo quedaba una asignatura: Pociones.

La mesa para las pociones estaba lista, junto con los ingredientes necesarios y todos los utensilios que Emily podría necesitar. Era el examen más largo, puesto que una poción requería mucho más tiempo que un hechizo. Por ello era la última de las pruebas.

- Bien, señorita Van Dyck. Esta será la última prueba. Tiene todo el tiempo del mundo, no le recomendamos que tenga prisas. Tendrá que realizar tres pociones distintas.- si una sola requería tiempo y concentración, tres ya era un desfase. Por algo era los EXTASIS- En primer lugar realizará un Antídoto para venenos comunes, en segundo lugar una esencia de Murtlap y finalmente una poción Reabastecedora de sangre. Estaremos aquí sentados. 

Examinador:- No se preocupes por el tiempo. Aquí tiene un poco de agua.- le cedió el vaso y la jarra antes de sentarse.

¡Vaya! Aquello era un buen comienzo. Y precisamente esos examinadores no eran fáciles de impresionar. Siguieron el recorrido del dragón durante unos segundos antes de bajar la cabeza al pergamino y escribir sus notas e impresiones. 

- Bien, pasemos a Transformaciones, señor Scofield.- dijo el examinador con más confianza al tiempo que regresaba a su asiento, al lado de su compañera- Ahí tienes cuerda, esa gran roca y ahí arriba ahí cristales.- señaló al fondo de la habitación.

La cuerda estaba sobre una mesa de profesor, la gran roca delante de la mesa y los cristales estaban sujetos por una tela clara, desde el techo.

- Primero tendrás que transformar la cuerda en una serpiente. Luego, la roca en un sillón o una silla y finalmente haremos caer los cristales y tendrás que transformarlos en agua antes de que llegue en al suelo.

El momento decisivo. El último examen era obviamente el que más tiempo requería, y además, el que más temía. Escuché lo que me pidieron y asentí con tanta lentitud que seguramente debieron pensar que me estaba dando una embolia cerebral. Tragué saliva nerviosa y parecieron notarlo, ya que me ofrecieron un vaso de agua. Sonrei tímidamente y lo acepté con una mano sudorosa y temblorosa, tragándomelo de golpe y haciendo que varias gotas escurriesen mi barbilla. 

"Bien Emily, elegante."

Me acerqué al primer caldero y recordé mi estrategia del último mes, aquella combinación que me había funcionado esas semanas. Una mezcla de recordar los pasos de manera objetiva -mi mente Ravenclaw -, la relajación de pensar en Sean, y lo más importante: los comentarios cínicos y sarcásticos de Eileen que me guiaban durante todo el proceso.

Dejé mi mente en blanco para entrar en "la zona" y empecé a trabajar.

"Bien emily, vemaos si machacar un bezoar se te da tan bien cùomo macharme a mí con tus historias." - empezó a decirme La Voz (quién si no)en el tono de Eileen en mi cabeza. Le hice caso y me concentré en la primera poción.

Sudaba, me temblaban las manos, me manchaba la ropa y mi pelo era un engorro que tenía que recogerme una y otra vez. Pero me estaba saliendo, increíble pero cierto, me estaba saliendo. A medio camino ya no llevaba la capa, tenía un calor agobiante, pero me estaba saliendo. Tras aproximadamente media hora de trabajo y cinco minutos de dudar sobre mi poción, indiqué a los examinadores que estaba lista y esperé a su valoración. Cuándo apuntaron algo en sus notas y vaciaron el caldero tragué saliva. Había asentido a su compañero o me lo había imagiando? Era eso un amago de sonrisa?

"Emily, tú puedes. deja de darle vueltas, ve a por la siguiente." - Desde cuándo sabía La Voz imitar a Sean? Fuera cómo fuese, funcionaba. Me di la vuelta y por centésima vez me aparté el pelo de la cara y me arremangué. Esencia de Murtlap. ayuda a regenerar, se usa en la curación de heridas exteriores...

"Empieza con agua. Tiene que hervir si no quieres preparar una sopa fría." - Eileen de nuevo.

La segunda poción me tomó mucho más tiempo, pero tan concentrada cómo estaba, no supe cuánto. Esta vez había acabado deshaciéndome de la corbata, notando que me ahogaba. Miré la poción mordiéndome el labio. Tenía buen aspecto, buen color, buena textura... Me tenía que haber salido bien. No podía tener ese aspecto si estaba mal. Miré a los examinadores y asentí apartándome para dejarles valroar el trabajo. Empecé a enrollar un mechon de pelo en mi dedo mientras intentaba descifrar su lenguaje corporal. No tardaron en hacerla desaparecer y dejarme espacio para la última. 

La última poción. La última prueba. La más complicada y lo único que me separaba de Sean. Me saldría. Me saldría bien.

Con medio uniforme ya desecho en una esquina, arremangada, con un moño de todo menos elegante y sudor recorriendome la nuca empecé la última.

"Si te sale bien podemos usarla en Tabatha y renovar su horchata con sangre." - dijo La Voz, esta vez con su propio tono. O era el mí? Siempre había sonado tan parecida su voz a la mía?

Cortar, machacar, mezclar, hervir, sumergir, sacar, agitar la varita, bajar el fuego, añadir más de esto, de lo otro... Las instrucciones en la voz de Eileen se sucedían y se metía conmigo cuándo iba a equivocarme, justo a tiempo para no hacerlo. Cuándo apagué el fuego observé la poción extremadamente nerviosa. Si se coagulaba al dejar de de hervir, era mi final. Vi las burbujas desaparecer poco a poco... Y la poción mantenerse perfectamente líquida. Agité la varita para aplicar el conjuro de refrigeración al caldero y miré a los examinadores.

De ellos dependía si podía salir de esa habitación y ser libre, o si por el contrario mi futuro acababa de encontrar un bache que me iba a hacer caerme de bruces al suelo y romperme la nariz.

Había llegado el turno de mi asignatura predilecta, aquella en la que siempre había destacado. Las transformaciones no eran un juego de niños como podría ser lanzarse hechizos sin parar. Eran más complejas que los encantamientos y mucho más profundas y complicadas que seguir la receta de una poción. Si las dominabas... podías tenerlo casi todo.

Convertí la cuerda en una reluciente cobra real como las que había visto en cuadros, estandartes y demás parafernalia de mi tío, que adoraba el animal de su casa en el colegio. A mi me parecía un animal demasiado falso, escurridizo. No pegaba conmigo.

Tras eso convertí la roca en un sillón como en el que me sentaba siempre con Meredith a planear alguna travesura sin que Kegan se enterara y quizás por ese recuerdo me despisté un poco aunque por suerte la experiencia ayudó a que no fuera una transformación desastrosa. 

La última transformación era más compleja y los nervios afloraron momentáneamente en mi, pensando en que quizá volvía a ser lento, quizá volvía a ser un inútil como en el ataque. Pero por suerte el instinto estuvo de mi lado y pude dejar a un lado los nervios, logrando la compleja transformación. 

Mientras que el examen de DCAO le había parecido sencillo en comparación a los que hacía Pullap, con transformaciones le había pasado todo lo contrario. Era la asignatura que peor se le daba con diferencia y además aquel examen era difícil.

Anwen se mentalizó lo mejor que pudo. A la cuerda le salieron escamas, nada más (lo cual le dolió en su alma de Slytherin). La piedra adquirió patas de silla...que utilizó para huir del aula. Sorprendentemente consiguió transformar los cristales en agua poco antes de que tocaran el suelo. Aquel examen había ido indudablemente mal si bien el último hechizo había sido bueno.

Eileen no estaría muy conforme con sus resultados, pero los examinadores, que nunca antes la habían visto, creían que estaban frente a una bruja muy hábil. No dudaron en escribir sus notas e impresiones, sin hacer ningún tipo de mueca ni nada por el estilo. Ya solo quedaba una asignatura: Pociones.

La mesa para las pociones estaba lista, junto con los ingredientes necesarios y todos los utensilios que Eileen podría necesitar. Era el examen más largo, puesto que una poción requería mucho más tiempo que un hechizo. Por ello era la última de las pruebas.

- Bien, señorita Morgan. Esta será la última prueba. No hay límite de tiempo. Tendrá que realizar tres pociones distintas.- si una sola requería tiempo y concentración, tres ya era un desfase. Por algo era los EXTASIS- En primer lugar realizará un Antídoto para venenos comunes, en segundo lugar una esencia de Murtlap y finalmente una poción Reabastecedora de sangre. Cuando esté lista, puede comenzar.

Bien. Pociones. Aquello no sólo le gustaba sino que se le daba bien y además, era el último examen que le quedaba. Y el más importante, porque todo su futuro laboral estaba encarado hacia ese ámbito. Sabía que estaba nerviosa pero no podía dejar que estos le jugaran una mala pasada, no ahí.

Se sentó frente al caldero, mirando los ingredientes. Seguramente aquello le llevaría horas y, al no tener límite de tiempo, lo mejor era tomarse unos segundos para serenarse y para analizar lo que tenía ante sí porque ni eran sus ingredientes ni era su caldero ni nada. Durante los siguientes minutos estuvo ordenando todo tal como lo tenía en su ambiente de trabajo habitual, limpió algunos ingredientes y preparó el caldero.

Y, acto seguido, sin siquiera dirigir una mirada a los examinadores, empezó. Estuvo horas cortando, removiendo, aspirando los vapores de las pociones, para finalmente tener ante sí las tres pociones embotelladas. Sabía que el color de la esencia de Murtlap - la más fácil de las tres - le había quedado algo más claro de lo que debería pero en general sabía que no eran malas pociones. Tampoco las mejores que había hecho, pero bueno.

Cuando por fin se levantó, se secó el sudor y les tendió los tres frascos de pociones, etiquetados con el nombre de la poción.

- ¿Alguna cosa más? ¿Cuándo sabremos las notas?

¡Mierda, mierda! Los nervios me podían. Me podían tanto que... Agh. Hacía tiempo que no me sentía así. De hecho, hacía mucho que no tenía ganas de hacer pipí de los nervios. Solo esperaba que me controlara y me saliera bien el examen. 

¡Tendría que haber soltado una buena meada antes! En cuanto acabara este examen, sería lo primero que haría... Así quizás iría más relajada. 

Asiento a las palabras de mi examinadora. - Todo claro, me parece.- Digo juntando las piernas y dando diminutos saltitos para que no se me escapara el pis. 

- ¡Expelliarmus!- Hechizo antes de que pase un desastre. - ¡Protego! - Digo automáticamente después.

Bien, bien... Solo me queda el patronus. No se me daba mal, al menos la última vez que lo conjuré. 

- ¡Expecto patronum!- Digo agitando mi varita.  

Francamente bien. A pesar de que parecía nervioso, las transformaciones le habían salido muy bien. Los examinadores destensaron los labios.

- Bien, en Encantamientos deberá realizar un encantamiento Avis dirigido hacia la ventana, a continuación se acercará a aquel perro- ¿Desde cuándo llevaba aquel animal allí? Estaba como dormido, sobre un cojín aterciopelado.- No sufra, no le ocurre nada malo. Tendrá que despertarle con un "ennervate" y finalmente acudirá a ese sillón que ha transformado y lo reducirá. Cuanto más lo reduzca, mejor.

Examinador 2:- Cuando quiera.

Vale, encantamientos. Las transformaciones había ido bien así que eso me dio algo de confianza en seguir haciendo los exámenes. Cogí mi varita con firmeza y realicé el encantamiento.

-¡Avis! -unos bonitos pájaros de un vivo rojo surgieron de mi varita, rumbo a la ventana. -Ahí tenéis a los pájaros Gryffindor. -el recuerdo de mi patronus, junto a los resultados que estaba obteniendo, me habían puesto de buen humor.

Me acerqué al perro bastante confiado y lo apunté con la varita. -¡Enervate! -cuando el perro se despertó lo acaricié un momento. Me encantaban los animales desde siempre y aquella raza era muy bonita.

Entonces me acerqué al sofá y lo apunté para encogerlo... pero quizás por un exceso de confianza o por despistarme hice mal el encantamiento, logrando que el sofá estallara en mil pedazos, dejando toda la sala llena trozos de sofá y causando que el animal se asustara; ladrando.

-Lo siento... ha sido una cagada monumental. -me disculpé bajando la mirada.

Menos mal que no ha sido al pobre perro...

Con lo bien que iba la cosa... y esa última explosión provocó que los examinadores fruncieran nuevamente los labios y escribieran como locos en el papel. Ya solo quedaba una asignatura: Pociones.

La mesa para las pociones estaba lista, junto con los ingredientes necesarios y todos los utensilios que Max podría necesitar. Era el examen más largo, puesto que una poción requería mucho más tiempo que un hechizo. Por ello era la última de las pruebas.

- Bien, señor Scofield. Esta será la última prueba. No hay límite de tiempo. Tendrá que realizar tres pociones distintas.- si una sola requería tiempo y concentración, tres ya era un desfase. Por algo era los EXTASIS- En primer lugar realizará un Antídoto para venenos comunes, en segundo lugar una esencia de Murtlap y finalmente una poción Reabastecedora de sangre.