Partida Rol por web

Y con el pis encima que, por suerte, no parecían haberse dado cuenta llegó el éxtasis de pociones. Tampoco parecían haberse enfadado por el desastre del avis de pájaros meones que no paraban de gritar. 

Si había algo que se me daba verdaderamente mal era pociones, en los TIMOS ya había sacado bastante mala nota... Esperaba mejorarlo. Pero siempre me pasaba lo mismo y nunca practicaba para esta asignatura. Primero me debía secar el pis, así que disimuladamente apunté mi varita a mis prendas mojadas y pronuncié. -Sequía...- Intentando disimular. Por suerte me salió bien. 

La primera poción me salió decentemente. 

La segunda poción no me salió. 

La tercera poción era mejor que la anterior pero... 

Las lágrimas caen por mis mejillas. 

- Jo, he hecho lo que he podido...- Le digo a los examinadores. - Por favor, sé que lo puedo hacer mejor. Que mala suerte ¿No puedo intentar hacer las dos últimas de nuevo, no? 

Los examinadores observaron durante todo aquel tiempo a Anwen, tomando notas tanto cuando lo hacía bien como cuando algo le salía mal. La aplastante seguridad de la chica se vio mermada con los pequeños errores que estropearon dos de las pociones, pero ninguno de los examinadores dijo nada al respecto.

Cuando Anwen se quejó de los ingredientes, ambos la miraron unos segundos. Momentos después miraron su reloj y le hablaron:

Examinador:- El examen ha concluido, señorita Rhys. Por favor, acuda al Gran Comedor. En poco tiempo recibirá sus notas.

¡Pobre Vilma! ¡Con lo bien que lo estaba haciendo! Lástima que esas dos últimas pociones hubieran dado un resultado negativo. 

Ante sus lloros y súplicas, los dos examinadores la miraron, algo dubitativos. ¡Qué lástima les daba! Pero las reglas eran las reglas y desde luego podrían meterse en un serio problema si hacían excepciones.

Examinador:- Lo lamentamos, pero no se puede repetir el examen.- le informó con tacto-El examen ha terminado. Lo ha hecho bastante bien. Acuda al Gran Comedor, en poco tiempo recibirá sus notas.

No me esperaba aquel recibimiento tan grande pero ante los vítores y aplausos de la gente saludé con la mano a todos. Iba serio, nada nuevo en los últimos meses tras lo acontecido en el ataque. No me había sorprendido hacerlo tan mal en pociones y esperaba que el resto de notas fueran bastante buenas, por lo que podría decirse que los extasis habían ido bien. 

Me acerqué a Katherine y le di un  beso en la frente. -¿Qué tal? -le pregunté con cariño. -¿Vienes a nuestra mesa un rato? Seguro que Isaac lo agradece. -en realidad quería que también estuviera conmigo. Me sentía sólo y no era una sensación nada agradable. 

- Vale...

Me voy llorando hacia el gran comedor sintiéndome estúpida. 

Hogwarts aplaudiendo

Tal y como les habían informado en cuanto acabaron el examen, todo estudiante que acabara con sus EXTASIS debería acudir al Gran Comedor para recibir el apoyo de todos sus compañeros y, junto a él, las felicitaciones. 

Y en ese momento llegó Vilma. Albert aplaudió con más entusiasmo ante su llegada y la llamó para que se sentara a su lado; mientras, Katherine aceptaba la invitación de su primo y se mudaba a la mesa de los leones.

Y en esos instantes llegó también Anwen Rhys, la última de todos. En especial, la mesa de Slytherin, sin excepción, se levantó y continuó aplaudiendo ante su llegada.

En especial Beth temía por Emily. ¿Qué tal le habría ido? ¿Estaría contenta? ¡Todo su esfuerzo era para aquel día! Y al ver su forma de actuar, sonrió complacida y rio ante la reacción de Eileen. Chocó la mano con la de la morena y guiñó un ojo.

Por su parte, Bella parecía bastante contenta. 

Bella:- Calculo que aceptables tengo, así que guay- no había estudiado mucho a decir verdad. Los estudios no eran lo suyo.- ¡Habrá que hacer una fiesta!

En cuánto Eileen explotó en frases de celebración y felicitaciones, tuve que dejar de intentar hacerme la tranquila y la interesante y di varios botes abrazandole y soltando incluso un pequeño gritito.

-  ¡Somos libres, somos libres, somos libres!

Tras los debidos saltos de alegría, era momento de recuperar la compostura y sentarme en la mesa, aunque con una sonrisa de oreja a oreja.

- Fiesta, fiesta, por todo lo alto. ¿Alguna ha metido la pata en algun ejercicio? Casi me da un ataque en encantamientos. Me pidieron realizar un Avis y no sé cómo conjuré un puñado de ranas con alas de plumas que se pusieron a volar y saltar por todo el aula... Una incluso se coló en el escoté de la examinadora antes de que las hiciese desaparecer. - les expliqué ahora capaz de reirme de lo ocurrido, aunque casi me desmayo en aquel momento. - Pero creo que lo compensé con los otros dos conjuros. 

Anwen entró en el Gran Comedor con el paso altivo que la caracterizaba. Era como si llevara una mascara de auténtica perfección. Habría hecho falta conocerla muy bien para leer que por debajo de aquella fachada estaba disgustada con como le habían ido los exámenes. Especialmente el desastre de pociones (si bien sus pocimas ya serían mejores que las que muchos harían en su mejor momento).

Aún así su entrada al salón debía ser perfecta. Su casa la estaba apoyando y la reconocía como su prefecta, la que los había representado desde que fuera nombrada en quinto. No dejaría que la frustración fastidiara un momento que no sólo era para ella, sino para sus compañeros.

Se permitió, eso sí, una rápida mirada a la mesa de Gryffindor, a Alex, pero se sentó junto a Roy y su hermano Aled.

Suspiró feliz de haber logrado acabar el examen y aunque quizá le hubiera gustado hacerlo mejor tampoco es que le sorprendiese como le había salido, podría decirse que todo había ido tal y como se esperaba que fuese.

Al entrar en el comedor comenzó a escuchar los vítores de todo el mundo y con esto ya no pudo evitar comenzar a reír, fuese como fuese ya había acabado y se había librado de los exámenes y ya solo le quedaba una cosa… ¡Jugar a Quidditch! Estaba deseoso de volver a jugar un gran partido.

De camino a su mesa, no pudo evitar dedicarle una mirada a su madre y sonreírle, le gustaba que pudiese compartir con ella sus méritos y celebrar haber acabado el curso. Al llegar a la mesa comenzó a preguntar al resto.

- ¿Cómo ha ido todo chicos? - Miró a Mia y sonrió, esperando la respuesta de esta mientras la despeinaba y se sentaba a su lado - ¡Aaahhh! Quitarse esta tensión da un hambre impresionante ¡Comamos mientras!

- ¡No más exámenes! ¡No más potas! Yujuuuu - celebró con Emily.

La verdad era que le parecía increíble que Bella se conformara con aceptables pero la chica no era especialmente ambiciosa, era de las que hacían del "carpe diem" su lema de vida.

- ¡Fiesta a medianoche en el lago! - empezaba a hacer calor y ella se había llevado el bañador, además, ¿qué les iban a hacer por desmadrarse? ¿Expulsarlos? ¡Tarde! Fue entonces cuando Emily habló de los exámenes, lo que le llevó a poner morros -. La verdad es que no la he cagado a lo grande pero tía, estaba tan nerviosa que no sé, sé que era capaz de hacerlo todo muchísimo mejor y nada...En el único que me ha sorprendido lo "bien" - entrecomilló con los dedos - que me ha ido para lo desastre que yo soy, es Transformaciones. Está claro que Smallet nos da caña.

Me acoplo a la fiesta que estaba haciendo Emily a gritos de libertad y secándome las lágrimas. 

- ¡SOMOS LIBRES SOMOS LIBRES!- Me acoplo también yo. Me río. Hacía tiempo que no me sentía así de aliviada. 

- Bueno, justamente en el Avis me ha pasado algo asqueroso. He creado picos gritones y meones... Jajaja... Será porque me he hecho pis cuando me ha salido el examen mal. 

¡Sí, lo reconocía públicamente! ¡Y me la sudaba todo! 

Voy junto a Albert y le cojo de las manos para bailar con él. 

- ¡Vente a la fiesta! ¡Vamos a la fiesta! Nos irá bien para desconectar de los problemas y sobretodo... ¡De estudiar!

Cuando salen las notas foy un gritito de pánico. Pero oye, dos extraordinarios de 4 estaba muy bien sobretodo contando mis anteriores notas. Antes me alegraba con un aceptable y esta vez, al ver el Insatisfactorio de pociones se me encoge el corazón. Pero bueno... ¡Tampoco nunca me había gustado esa asignatura! Y de un Troll en los T.I.M.O.S a un insatisfactorio en los Éxtasis la cosa mejoraba notablemente. 

- Uooh... Si la fiesta es en el lago sí que no me vais a perder de vista en toda la noche. O bueno, quizás en ciertos momentos...- Pongo una mirada picarona y miro a Albert. Después pienso que lo normal era mirar a Henry. -Uy, quiero decir...- Y miro a Henry exageradamente mientras río ¡Que fallo! Pero todo me daba igual. 

Bueno, todo no...

Me armo de valor y me acerco a Max. 

- Oye... ¿Qué tal los exámenes?- Digo primero empanándome con su cara linda y después sonriendo tímidamente. 

Mía saludó con una espléndida sonrisa a Kegan y después acompañó aquel acto con un beso en la mejilla. 

- No ha estado mal. ¡No he bajado de Supera las Expectativas!- estaba super contenta. 

Katherine, que se había sentado con Max, dio la bienvenida a Vilma a la mesa, dedicándole una agradable sonrisa. Isaac estaba a su lado y sostenía su mano. Estaba tan serio como siempre, pero la verdad es que las cosas le habían salido bastante bien. Estudiar - y no estudiar- con Kate ayudaba bastante.

Katherine:- Esta noche hay fiesta- por lo que acababa de escuchar de la mesa de Ravenclaw- ¡Será la fiesta más memorable de la historia!

Beth estaba de acuerdo en todo lo que Eileen estaba diciendo. Incluido lo de las potas de Emily y la caña que Smallet les había dado todos aquellos años.

- ¡Ya lo creo! ¡Y me uno a esa fiesta!

Beth no era de las que se unían a fiestas y festivales. Pero algo había cambiado aquel año. Fue gracias a Eileen, a quien estaría tremendamente agradecida. Aquella charla le había cambiado forma de ver las cosas. Ahora era más alegre, menos recelosa y rehuía menos de lo que quería. Sonrió contenta. Sentía un peso menos en su conciencia.

Alex buscó la mirada de Anwen hasta que la encontró. Que se dirigiera a él primero era signo de alegría. Le dedicó una atractiva sonrisa acompañada con un guiño, hasta verla sentarse en su mesa, al lado de Roy. Algo que nunca le había hecho gracia. 

Roy le hizo un sitio a Anwen, apartando a Marcus de su sitio, y le ofreció un poco de zumo. Aled habría preguntado a su hermana qué tal le había ido, pero no se atrevería. Si Anwen quería hablar de sí misma lo haría por su propia voluntad. A la rubia no le gustaba ser interrogada y eso nadie lo sabía mejor que su hermano.

Cuando Sean Pullap abrió las enormes puertas del Gran Comedor, se fijó en que ya estaba todo el mundo ahí. Todo el mundo menos la directora, por supuesto. Como prácticamente siempre que hacía acto de aparición, más de la mitad del colegio dejaba sus conversaciones y sus distracciones para clavar la mirada en él, algo a lo que ya estaba acostumbrado y desde luego en esos momentos le daba bastante igual.

Caminaba con su habitual seguridad. Pisando fuerte, a buen ritmo, serio y con la facciones ligeramente tensadas. Mostrando aquel atractivo inconsciente que derretía a las chicas y las hacía soñar despiertas. Había abandonado sus trajes de maestro por un día, optando por su jersey oscuro y su cazadora de cuero. Pero a pesar de que su dirección por el amplio pasillo que había desde la entrada hasta la mesa de los profesores al fondo, su mirada iba de un estudiante a otro por toda la sala.

Ya no es estudiante.

Pensó al tiempo que buscaba aquella chica con la que había pasado tantas horas en su despacho durante aquel último curso. El recuerdo de sus labios uniéndose aún le erizaba los pelos de la nuca. Pero el destino era caprichoso y aunque había provocado que un profesor ayudara a su alumna favorita en un principio, ahora estaba claro cual era su plan inicial. 

Ya no soy profesor.

Pasión. Lujuria. Deseo. Necesidad. Ansia. Amor. ¡Eso era lo que había estado tramando el destino para él! Y no aguantaba más. El corazón estaba mandando por primera vez más que su propia cabeza. Pero ya estaba bien. Apretó el pergamino doblado que llevaba en su mano derecha. Estaba hecho. Y no podía sentirse mejor. 

¿Dónde estás?

Y finalmente la alcanzó ver entre la multitud. Sus ojos se fijaron en ella y el resto de personas desapareció por completo. Ahí estaba. Aunque se había parado un segundo, reanudó la marcha, ahora variando su dirección. Ya estaba claro que no iba hacia la mesa de los profesores. Ahora todo el colegio, intrigado, seguía a Sean Pullap por la sala. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué ocurría?

Y terminó por alcanzarla, estiró su brazo y la ayudó a levantarse del asiento. Se la quedó mirando, serio durante unos segundos. Hasta que tiró el pergamino por ahí y...

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¡La atrajo hacia él con firmeza y la besó apasionadamente! El Gran Comedor estalló en un grito de sorpresa inesperado, quedándose sin aliento. ¡Hasta los profesores alucinaron con aquel hecho! Bueno, todos menos Smallet, que desde su mesa, terminó por sonreír y apoyar su cabeza en el brazo, en una clara expresión de "ya era hora". Y es que, ¡Sean Pullap, el profesor Sean Pullap, estaba besando a Emily Van Dyck en pleno Gran Comedor, con pasión e intensidad delante de todo el mundo! 

Me reí con mis amigas, rbomeando, aliviada. Se había acabado la vida de estudiante y habùai conseguido lo que necesitaba para mi futuro. Incluso aquel fallo en encantamientos me daba igual, a pesar de que por supuesto habría preferido salir de allí con un pergamino lleno de "Extraordinarios".

Y de repente nuestra pequeña fiesta se había convertido en un evento en el que todo el mundo parecía dispuesto a unirse. No era la chica más fiestera del mundo, pero ¡rayos! ¡Hoy era distinto! ¡Si incluso Beth estaba radiante y con ganas de fiesta! 

Fue entocnes cuándo se abrió la puerta del comedor, y antes de girarme, ya sabía quién era. Mi corazón se detuvo unos segundos y me dio la sensación de que el tiempo a mi alreadedor también. Me di la vuelta poco a poco encontrándome con su mirada. Todos los sonidos del comedor desaparecieron, sólo era capaz de escuchar los latidos de mi propio corazón y, de algún modo (probablemente mi propia imagianción), los suyos. El camino entre la puerta y mi sitio parecía no ir a terminarse nunca, y no estaba muy segura de si ese momento eterno me encantaba pensando en lo que venía, o me impacientaba hasta límites insospechables.

Tantos meses esperando para este instante, un instante que nunca habría podido imaginar antes ni en mis sueños más surrealistas. Se habían acabado las excusas, las escapadas, los secretos, la sensación de agobio cuándo estaba tan cerca pero a la vez tan lejos, el miedo a que descubriesen algo que suponía el fin de su futuro... Todo se había acabado. Mis notas me libraban del título de alumna, y ese pergamino en su mano del título de profesor.

Finalmente llegó a mi lado y lanzó el pergamino cómo si no importase. Y sabía que todos nos miraban, pero ser el centro de atención en ese instante me resbalaba cómo agua de lluvia. Y sobre todo, sabía que tan sólo unos instantes nos separaban y mi corazón estaba a punto de explotarme en el pecho...

Pero en cuánto su mano rozó la mía, todo ese camino recorrido a cámara lenta se tornó lejano, y el mundo que se había parado, volvió a rodar. Y yo volví a notar el contacto de sus labios con los míos cómo si fuese la primera vez, esa corriente electrica recorriendo cada centímetro de mi piel.

No sé cuánto tiempo me perdí en ese beso, pero cuándo finalmente nos separamos noté una felicidad que no creía haber sentido nunca.

Necesité medio segundo para recomponerme antes de finalmente sonreir. Y tal vez nadie entendería el porqu´€ de mis siguientes palabras, o pensaría que eran absurdas, idiotas, pero para mí significaban mucho.

- Hola Sean. Ya era hora. - le dije con una sonrisa, sin apartar la mirada de sus ojos verdes.

Sonrió a Mia al escuchar las notas de esta.

- Yo si no contamos el suspenso en pociones, tampoco - y comenzó a reír tras decir eso. Ciertamente le gustaría haber aprobado pero, tampoco iba a agobiarse por aquello y no es como si pudiese cambiarlo.

Entonces la idea de la fiesta comenzó a recorrer la mesa, ¡Todo el último curso parecía dispuesto a ir! Aquello sería un punto de inflexión en su vida y era buena idea para despejarse de tantos estudios.

- ¡Vayamos a la fiesta! - le sugirió a Mia con voz animada, mientras comía de todo un poco y bromeaba con sus compañeros de equipo.

Entonces fue cuando entró Sean, y Kegan se quedó mirando como este fue y le dio ese beso a Emily.

- Yo lo sabía - le susurró a Mia, orgulloso de saber algo que no mucha gente sabia, entonces se puso de pié entre toda la conmoción y gritó - ¡Iros a un hotel! - con tono de broma, rompiendo la atmosfera del momento y comenzando a reírse el mismo de su broma.

Me senté en nuestra mesa con Katherine a un lado, hablando de los exámenes y demás banalidades habituales cuando sales de los exámenes más difíciles de toda nuestra historia escolar. Justo estaba a punto de contestar a Kegan cuando Vilma llegó a nuestra mesa para preguntarme que tal mis exámenes. Era un poco raro pues desde lo de navidad no sabía cómo tomarme a la muchacha. Temía hacer algo que le dañase o peor, que hiciese que volviera a beber. Y a mayores estaba la carta que me había enviado en San Valentín.

Lo mejor será aparentar cordialidad, hacer como si no pasase nada y tener cuidado de no decir nada que le haga daño.

-Hola Vilma, ven siéntate si quieres. -le hice un ademán con la mano. Pese a que seguía son sonreír estaba siendo amable y cortés como siempre. -Justo estaba a punto de contarles que bastante bien, he sacado dos extraordinarios y un supera las expectativas. Aunque el desastre en pociones era crónica de una muerte anunciada. ¿Tu qué tal?

En ese momento entró el profesor Pullap en el comedor, dirigiéndose hacia la mesa Ravenclaw para... ¿PERO QUÉ COJONES?

Me quedé con la boca completamente abierta mientras se besaban, como si no les importase que nadie los estuviera viendo. Por inercia miré a Smallet, aunque ella parecía divertida.

¿Pero no estaban juntos? esto es muy raro.

-¡Qué cojones! -les dije a los de mi mesa, señalando hacia donde estaba la pareja del momento. Fue entonces cuando Kegan dijo que lo sabía, soltando aquel grito más propio de mi que de él. -¿Cómo no nos contaste nada? ¡Era el cotilleo del año!

Era divertido que precisamente fueron los empollones, los ravenclaw, los que estuvieran organizando la fiesta a la que, sin preguntar, todo el mundo se estaba autoinvitando.

- ¿Quién ha corrido la voz de que los raven montamos las mejores fiestas? - preguntó con tono suspicaz, obviamente en broma, a sus amigas.

La verdad era que no estaban siendo muy discretos y que los profesores debían estar un poco atemorizados por lo que se encontrarían a la mañana siguiente. Sin embargo, lo que le llamó la atención fue un extraño coro de murmullos y la expresión como a la expectativa de Emily.

Con una ceja enarcada dirigió la mirada hacia donde todo el mundo tenía puesta su atención, encontrando más o menos lo que ya esperaba. Claro que no fue hasta que no vio como tiraba de ella que no entendió que había llegado ese día. Oh. Forzó una sonrisa en el rostro aunque lo cierto era que seguían disgustándole aquellas escenas e incluso doliéndole, a pesar de no tener derecho.

- Ei, qué...bien, ¡me alegro por ti! - le dijo a la espalda de Emily que estaba muy concentrada en el intercambio de fluidos bucales con Pullap. La verdad era que se sentía bastante incómoda y como no quería estropearle aquel momento a su amiga se levantó para ir hasta la mesa de Gryffindor, no sin antes lanzarle una mirada a Zoey. Quería hablar con ella... -. Deja de mirar a Emily con la boca abierta - comentó al pasar por al lado de Jeremy hasta donde estaba Kegan -. Eiii, ¿te fueron bien los exámenes? ¿Y a ti Vilma? ¿Max?

Pobre Max. El chico lo estaba pasando fatal. Pero a ella Meredith no le caía muy allá y la verdad era que no sentía demasiado entusiasmo en permitir que el chico desahogara sus penas con ella, por eso no le preguntó sobre el tema.