Partida Rol por web

Ambas mujeres escucharon la historia sin interrumpir. Sus gestos fueron transformándose en expresiones de preocupación. No era una noticia agradable de escuchar y desde luego el culpable parecía no tener escrúpulos.

- Y todo esto el primer día... no sé por qué, pero me da muy mala espina. 

Smallet:- Creo que no será la última vez que haga algo como esto. El mensaje parece claramente una declaración de guerra.

Greenbell:- De guerra, sí. ¿Pero contra quién exactamente? ¿El colegio? ¿Una de las casas? ¿Estudiantes en general o de forma específica?

Pullap:- Creo que es algo que tendremos que tener presente pero que no vamos a resolver ahora mismo. Necesitamos más pistas. Habrá que esperar, mínimo, a ver qué dice Myrtle.

Greenbell:- Tienes razón. De momento...- miró a Emily- Un gran trabajo, señorita Van Dyck. Se te recompensará con una medalla a los servicios especiales de la escuela y con cincuenta puntos para Ravenclaw. Por otro lado...- miró a Pullap.- Si el culpable se entera, si es que no se ha enterado ya, de que Van Dyck ha desbaratado sus planes, puede correr más peligro que otros alumnos. Vigílala, Pullap. 

Pullap:- Lo haré. 

Cuándo terminé el relato y empezaron a intercambiar palabras, miré de unos a otros, siguiendo la conversación. 

"Eeeeeeeesto es de lo que estaba habando. Reconocimiento, seriedad. No como los idiotas de tus amigos."

Cuándo la directora me dijo que iba a premiarme, abrí los ojos cómo platos. No era algo que hubiese esperado... Es decir, que no lo había hecho por puntos, o por atención, o premios. La verdad es que no sabía muy bien porqué lo había hecho. Llevaba rato pensando en porqué el culpable habría hecho eso, pero no me planteaba el porque yo había actuado así en lugar de huir.

"¿A lo mejor sí que querías demostrar algo? ¿Demostrar que Emily Van Dyck no es sólo una neurótica sarcástca hija de un pez gordo de la política?"

- Muchas gracias, no esperaba... - ​​empecé a contestar a la directora, atragantándome un poco en las palabras. A lo mejor La Voz tenía razón y yo había actuado por egoísmo. A lo mejor era igua de mezquina...

"Que Anwen Rhys."

"¿Quieres dejar a Anwen a un lado de una vez?"

Dejé de discutir con La Voz cuándo la directora comentó que tal vez y era ahora un objetivo para el culpale, por haberle estropeado los planes. No había pensado en eso. No creía que nadie se tomase mi acción de ese modo, que me considerase...¿un obstáculo?

https://youtu.be/k6EQAOmJrbw

Miré a Sean de reojo, preocupada... pero su seguridad era tan imponente que cualquier duda se desvaneció.

Le da una chuchería a Pixie antes de que emprenda el vuelo para que tenga energía suficiente. Se queda mirando a Pixie hasta que se pierde en el horizonte. Luego se da cuenta de que pasa algo raro, muy raro. ¿Qué hacen hablándole al lago? Sin duda, es muy extraño.

Baja de la lechucería dispuesta a preguntar qué pasa. Antes iba demasiado animada como para preguntárselo... pero ahora siente curiosidad. Va encaminándose hacia el lago a ver si cuando llega aun están sus dos compañeras y poder preguntarlo.

- Pero, esp...¡Vilma!

No Eileen, no te metas en el lago, no, que ya lo hago yo con mis superpulmones de acero. Los hechizos para respirar bajo el agua no son para mí. No debería dejar que la ironía dominara sus pensamientos pero se sentía demasiado idiota habiéndole hablado al lago como para no hacer extensiva su estupidez al blanco fácil.

Aprovechando que la chica no la veía se dio con la palma de la mano en la frente antes de echarse el encantamiento cascoburbuja y lanzarse tras la hufflepuff, ruborizada por el disgusto pero sin intención alguna de dejarla sola ante aquella estupidez de idea que había sido de la propia Eileen.

Esa chica era idiota, mucho. Pero vaya, verla con la túnica empapada pegándose a sus curvas la había ruborizado y enfadado. ¡No podía ir por ahí de ese modo! Y menos con su inteligente. Aún no entendía como ningún chico no la había utilizado para...; siendo sinceros, era una víctima extremadamente fácil.

Buf. Era un verdadero fastidio sentirse incómoda por ver a Vilma en ese estado; suerte que intelectualmente no la atraía para nada.

Ambas se metieron más hondo. Nadando hasta un lugar en el que no hacían pie. Vilma conocía bien el lago y por eso sabía que con solo dos pasos- si la corriente no las llevaba más al interior del lago- estarían en zona segura.

Estaban empapadas y con ropa sus cuerpos pesaban más. Tenían que hacer esfuerzos por mantenerse emergidas.

Justo en esos momentos llegaba Tabatha a la orilla del lago.

Eileen lo tuvo muy fácil. Quizás fue casualidad o que sus movimientos y el ir con el cascoburbuja le permitieron advertir mejor lo que había sumergido en las oscuras aguas. Pero allí estaba, Myrtle la llorona entretenida con los peces que había por ahí.

Empapadas de arriba a abajo en un tiempo no tan bueno como para que aquello resultara placentero, ambas se habían adentrado en el lago, alejándose varios metros en su afán de encontrar a Myrtle con, más bien, ningún tipo de esperanza al respecto.

La túnica tiraba de ellas hacia abajo así que, tras un instante de forcejeo sumergida, se la quitó, quedando en camisa y falda, para llevarla con un wingardium leviosa hasta llegar a tierra, sorprendiéndose al encontrar a Tabatha ahí.

- ¡Guárdamela, por favor! - no estaba por la labor de regalárles la túnica a las sirenas.

Fue entonces cuando miró a su compañera de aventuras, pensando en cómo decir las siguientes palabras con tal de no producirle la clásica exaltación que experimentaba ante prácticamente todo.

- Vilma - habló con voz muy lenta y muy suave, con ánimo de tranquilizar y no advertir de sus intenciones -. Acabo de ver a Myrtle - aquello había sucedido cuando se había sumergido para quitarse la túnica, posiblemente gracias a la claridad en la visión que le daba el hechizo cascoburbuja -. Voy a por ella. Y, sobre todo, eh... - no la líes, pensó para sí para luego decir -... tienes que parecer calmada, no queremos que se largue.

Tras decir aquello se sumergió de nuevo, acercándose hacia el lugar en el que estaba la fantasma.

- Myrtle te estábamos buscando, ¿estás bien?

Le importaba un comino como estuviera la fantasma llorona pero conociendo lo exagerada y sensible que era sabía que aquello la "animaría" a participar en la conversación.

- Bien. Descanse por el momento, señorita Van Dyck. Vaya a clase solo si se encuentra bien.

Smallet:- Ahora tienen conmigo, por lo que entenderé que se quede en la enfermería.

Pullap:- Tengo la hora libre. Puedo quedarme.

Greenbell:- Perfecto. Y si alguien más falta a clase de séptimo, hacédmelo saber.

Después de quedar de acuerdo, y queriendo hacer varias indagaciones más, tanto la directora como la profesora de Transformaciones se marcharon. Sean miró a Emily nuevamente.

Sean:- Quizás sí que deberías ir a clase luego. Si el culpable va y no te ve puede que empiece a atar cabos.

Abrí los ojos completamente sorprendido. Cierto era que se me había pasado por la cabeza usar explosivos alguna que otra vez pero nunca lo había hecho. Aquello era cruzar el límite. Sin pensarlo más cogí mi varita e hice un movimiento con ella.

-¡Accio escoba!

En cuanto mi fiel montura apareció me monté sobre ella para salir volando por la ventana. Miré a Meredith. -¿Tu qué vas a hacer? -no quería dejarla tirada y mucho menos cuando ella había sido la única que se había molestado en ver como estaba. 

- Gracias. - dije en general, tanto a Smallet como a la directora. - Si puedo hacer algo más para ayudar a resolver eso, estoy dispuesta. - les dije decidida. 

No sabía si (siendo la cosa seria) iban a implicar a los alumnos más de lo que ya estaban, pero tenía que probar. Icnluso si no me dejaban, iba a investigarlo por mi cuenta. No podía quedarme apartada a un lado sin saber qué ocurría, cuándo podían atacar de nuevo y por qué lo hacían. Al fin y al cabo, era Ravenclaw, y la curiosidad y el deseo de saber eran parte de mí.

Observé a ambas mujeres marcharse hasta que la puerta se cerró tras ellas. Entonces mi mirada se cruzó con la de Sean, y asentí a sus palabras. No sólo por lo que él decía, sino porque yo no tenía intención de perderme una clase. Prderme una clase suponía estrés extra para estudiar lo que se había dado ese día. Aún recordaba cuándo había tenido un gripazo gigantesco en quinto y aún así había ido a clase hasta que me obligaron a ir a la enfermería, cuándo la fiebre empezó a hacerme delirar ligeramente durante la clase de Encantamientos. Por suerte Marian, Beth y eileen tomaron apuntes a piñón para mí (conociéndome) y me ayudaron a prepararme para las próximas clases cuándo me dejaron salir de la enfermería. Aún así había perdido unpar de kilos esa semana, entre la gripe y el estrés.

- No tenía intención de faltar, - corroboré - aunque unas vacaciones con un guardaespaldas sexy sean tentadoras.

Me giré y saqué los pies de la cama, estirándome ligeramente. Lo que fuese que me había dado la enfermera funcionaba - algún tipo de calmante muscular o antiinflamatorio seguramente - Y podía moverme con normalidad. No sabía si hacer volteretas iba a ser posible, pero no tenía pensado ir al circo, si no a clase. de lo que seguro que no me libraba era un bonito mapa de moratones en la espalda que seguramente me molestasen una temporada.

"Tal vez no puedas tumbarte de espaldas unos días." - me dijo La Voz, aguantándose la risa, auqnue no entendía muy bien el porqué.

"Duermo de lado, no debería ser un problema..."

"No hablaba de dormir, bobalicona." - contestó antes de reírse... Y entonces entendí a qué se refería, mirando a Sean, y por poco me sonrojo. 

- Como una rosa. - le indiqué a Sean abriendo los brazos en un gesto teatral, saliendo de la embarazosa conversación con La Voz. - Hacen falta más que unos petardos para acabar con una Van Dyck. - añadí quitando hierro al asunto, a pesar de saber que había estado a medio segundo de no contarlo. No creía que sólo el Protego ubiese sido suficiente para contener el fluído explosivo.

- Cuándo encuentren a Mytle y la interrogueis - pregunté,a pesar de que interrogar sonaba negativo - Me gustaría estar presente. 

No sabía qué intenciones tenían, pero quería estar ah´cuándo hablasen con ella. Por diversas razones.

Al principio el fantasma dio un pequeño respingo debajo del agua, pero en cuanto vio que se trataba de Eileen*, pareció calmarse un poco. Aún más cuando ésta le preguntó si estaba bien. Poca gente era amable con ella.

Myrtle puso un puchero y contestó con voz de angustia:

- Me asusté... la explosión fue enorme- abrió los ojos muchísimo al tiempo que se acercaba más a Eileen- Quise huir y de pronto me di cuenta de que había llegado aquí.- asintió un par de veces.

Solucionado el asunto de Max y con el consentimiento de Anwen Rhys, Kegan se bajó de la escoba y se colocó al lado de los tres Slytherin, observando el hueco por el que iban a pasar. No era una persona a la que le gustaran los líos, pero precisamente aquello no podía ser considerado como tal, ¿no? Al fin y al cabo estaban en investigación y todos los prefectos parecían estar de acuerdo.

- Vale. ¿A quién me llevo abajo?

El lumos salió disparado, pero no nos descubrió mucho, tuberías, escombros y poco más, no parecía tener más de 15 metros de profundidad.

Kegan nos preguntó a quién bajaría y como era un caballero, dejaría que la señorita que fuera sentada en escoba.

Pues....si la señorita prefiere en escoba, yo bajaré por estas escalerillas... si no pues....me da igual, como ella prefiera.

Anwen miró a Will seriamente durante un instante. No le había hecho gracia esa forma de llamarla "señorita". Ella siempre iba perfectamente arreglada, pero no porque le asustara mancharse las manos, si no porque era como creía que debía ir. Y además nunca le había gustado montar en escoba.

-Iré por la escalerilla, gracias.-contestó secamente.- Eso sí, estaría bien que nos esperabas abajo Porcher, en caso de que la escalerilla no aguante. Fijaros en si hay algo que muestre el paso de gente por aquí recientemente. Aled, acompáñame.- Terminó, adelantándose.

Ag, Myrtle en plan meloso era casi tan mala como Myrtle en plan lacrimógeno, pero no estaba como para hacerle un corte, ni aunque hubiera sido propio de ella, que no era el caso. Así que fingió atenderla, con la cabeza un poco ladeada mientras asentía con falsa compasión.

- Ya veo, normal, pobre... - murmuró con afán de ir contra antes mejor al grano -. Ahora está todo bajo control, Emily ha logrado detener la explosión y salvar la vida a los que estaban en peligro. Pero es posible que algo así vuelva a suceder, ¿podrías ayudarnos, Myrtle? - hacerla sentir como alguien de valor, eso suponía que tendría que valer de algo a la fantasma -. ¿Viste algo o a alguien sospechoso?

Asiento, concentrada. Ya conocía a Myrtle, sabía como era. 

- Hola. -Le digo, sin más. - Estábamos preocupadas por ti, nena. Ya hemos visto lo que ha pasado en el lavabo.- Miento. - ¿Puedes acompañarnos fuera del lago? No es seguro para nosotras y nos estamos congelando, porfi. 

Antes de salir espero a que la fantasma llorica nos responda, pues bien sabía que se ofendía muy fácilmente. 

Kegan al ver que preferían bajar personalmente, no espero más respuestas y se introdujo en el agujero, volando con mucho cuidado y fijándose en todo, a medida que bajaba, sacó su varita.

- Lumos - dijo mientras iluminaba a su alrededor.

Aunque una de sus manos estuviese agarrando la varita, estaba acostumbrado a volar con una mano suelta para agarrar la snitch, así que eso no afectaba a su capacidad para volar y le permitiría ir viendo lo que había a su alrededor hasta llegar abajo, estando siempre pendiente de los que bajaban a pie, por si alguno caía poder intentar atraparlo a vuelo.

El escenario que se encontraron abajo era oscuro, frío y con muchísimos escombros. Era una sala muy amplia en la que una enorme piel de serpiente se extendía por el suelo. En aquella sala no había nada más que oscuridad. Pocas cosas útiles.

Parecía como si no hubiera sido pisada en años. No había huellas, ni objetos que llamasen la atención.

Al fondo de la sala había una puerta cerrada:

Myrtle ya estaba respondiendo a Eileen cuando Vilma metió la cabeza en el agua:

- Estaba yo... inspeccionando las guarrerías que tiráis por los retretes, cuando escuché un sonido metálico en el baño. Asomé la cabeza a través de la puerta de ese retrete y me dio tiempo a ver el caldero y a una persona saliendo corriendo, encapuchada. Era alta, pero no sabría decir de qué tipo de complexión porque llevaba la túnica de la escuela desabrochada y al vuelo. De espaldas no pude ver nada más. Me enfadé mucho- asintió, triste.- Y me quedé atenta para ver si volvía a entrar. Entonces entró Van Dyck y empecé a echarle la culpa, creyendo que había sido ella... entraron las niñas, les reñí pero ella las echó... y de pronto... justo cuando seguía hablándole... aquello estalló...