Partida Rol por web

Entré en la sala común de Hufflepuff, junto con Tim y un montón más de compañeros, entre ellos Lyndsey la hermana de James, o la irlandesa-francesa pelirroja del baile. Todos teníamos dos cosas en común: eramos tejones empapados. Sonreí al tímido Downsend. -No me apetece irme a dormir. -Me miré la ropa- Pero, claramente, no puedo quedarme así toda la noche. Vamos a coger un resfriado. ¡Te veo en seguida! -Echo a andar hacia los dormitorios de las chicas, dando algún saltito ocasional por el camino. 

Unos minutos después, con una muda limpia, un libro bajo el brazo, y seguida de mi gata, bajé al salón principal, y me acomodé en un amplio sofá amarillo. Aún notaba mi largo cabello húmedo. La que habían liado los locos de Gryffindor... Negué con la cabeza para mí misma. No sabía si Tim iba a venir conmigo, me había ido antes de dejarle terminar de hablar. Abrí el libro, Animales fantásticos y dónde encontrarlos, a la espera de mi compañero.  

Tim subió a cambiarse cuando su compañera se marchó, tampoco quería coger un resfriado. No tenía mucho sueño en ese momento así que cogió un libro sobre enfermedades que sólo tenían los magos y bajó a la sala común para seguir leyéndolo. Había llegado a una enfermedad extraña que había cogido merlín en sus años jóvenes y estaba interesado en la cura que tendría.

Al bajar vio a Anne y se sentó a su lado. Algunos compañeros estaban hablando sobre lo que se habían divertido en el baile, hasta que alguien había metido las chinches en la escuela. Las acusaciones volaban hacía, sobretodo, la casa slytherin, pero también había algunos que achacaban la culpa a los exmortifagos del año anterior. No le gustaba el cariz que estaba tomando el asunto, así que el joven Downsend continúo la lectura donde la había dejado y decidió ignorar a sus compañeros. Ya habría un momento mejor para llamarles la atención.

Dejé caer mi espalda contra el respaldo del sofá, y apoyé la cabeza en el hombro de Tim. Con curiosidad, miré qué era lo que estaba leyendo. Parecía un libro de medicina, pero lo cierto es que lo que había escrito me sonaba más a chino o a pársel. 

-¿Qué lees? -pregunté. Era la típica pregunta que se le hacía a alguien que estaba leyendo, probablemente hasta algo molesta. Pero tampoco quería perder la oportunidad que tenía de conocer mejor a Tim. Apenas sabía nada de sus inquietudes, de cuál era su asignatura favorita, o de qué quería ser de mayor. Pero podía ser el momento de averiguarlo. 

- Es un libro sobre en-enfermedades mágicas. - Dijo Tim atento al libro - Trata de en-dolencias que solo tienen la gente que lanza hechizos. Es bastante interesante, aunque a veces creo que tengo varias de esas molestias. - continúo con una sonrisa.

El libro era bastante denso y, por desgracia, había un montón de palabras que todavía no entendía. Pero a medida que lo estudiaba comprendía más cosas sobre el mundo mágico.

Asiento ante las palabras de Tim. 

-Así que enfermedades. ¿Quieres ser médico de mayor? -reí divertida.- El caso es que te pega querer ayudar a la gente. Pero, si es como en el mundo muggle, debe ser muy dificil. 

Cerré el libro sin marcar la página, lo había leído varias veces antes, por lo que era mi pasatiempo comodín. No tenía por qué seguir un orden de lectura, simplemente lo abría por algún lugar al azar y comenzaba a leer. Por fuera aún estaba bien, pero al abrirlo, se podía ver que estaba usado hasta el desgaste. La mayoría de páginas tenían doblada la esquina superior para marcarlas, y en algunas de ellas había escritos a lápiz de mi caligrafía. Adoraba ese libro con todas mis fuerzas. 

-Oye, ¿tú sabes qué ha pasado en el comedor hoy? Estábamos bailando tan tranquilos y de repente se inundó todo. Uno deja de esperar cosas "normales" una vez entra en Hogwarts, pero de ahí a que nos mojen el día de bienvenida... -me encogí de hombros y miré a Tim a la cara. Quizá no le apeteciera hablar y estaba interrumpiendo sus horas de estudio. Pobrecito. 

Con mucho cuidado, Tim terminó de leer la página y cerro el libro asintiendo pensativo a las palabras de Anne.

- Lo estuve pensando, mi abuelo era médico y me gustaría ser como él de mayor. Muchas en-enfermedades se pueden tratar con magia, pero las enfermedades de los magos son más com-complicadas, quizá si se juntan ambos mundos... - dijo pensativo . Lo cierto es que no había meditado mucho en el futuro, pero siempre pensó en seguir los pasos de su abuelo para que se sintiera orgulloso, pero sabía que no podría estudiar en una universidad de medicina como en la que él daba clases. -¿Y tu qué quieres ser?- le preguntó esperando dejar el tema de su futuro.

- Durante el baile alguien lanzó unas chinches que nos ele-electrificaban, - continúo en respuesta a la pregunta sobre lo que había pasado abajo - creo que la única forma de librarnos de ellas fue con agua salada. No me pareció di-divertido. Nunca había oído hablar de esas chinches y creí que nos volvían a at-atacar. - Más que la broma pesada le molestaban los recuerdos de lo sucedido el año anterior, pero no quería reconocer que le costaba dormir desde entonces.

-¿Unas chinches? ¿En serio? Vaya una broma pesada para empezar el curso.- me quedé pensativa ante las palabras de Tim. No se me había ocurrido que pudiera ser un ataque, y por suerte solo había sido una chiquillada. Pero a cualquiera con un poco más de cabeza que yo se le podía haber venido esa posibilidad a la cabeza. A veces pienso que soy anti-evolutiva. 

-Así que tu abuelo fue médico... qué chulo. Seguro que es un hombre encantador. -Había visto al abuelo de Tim alguna vez en el andén, cuando todos cogíamos el tren para venir a Hogwarts. Tenía aspecto de ser un hombre severo, pero seguro que quería muchísimo a su nieto. -A mí me gustan los animales. Las criaturas. -enseñé la portada del libro a mi compañero. -Y quiero... no se qué quiero. Pero quiero trabajar con ellos. Quizá profesora de cuidado de criaturas mágicas. O algo así. Pero es que son tan bonitas, y tan todo... Me encantaría poder montar en dragón, aunque solo sea una vez. -Dejé que mi mente vagara por esos sueños tan irreales. -Pero sé que es imposible. Los dragones son indómitos y salvajes. En el mundo muggle hay una serie en la que sale una chica que monta en dragones. Mi madre no me deja verla porque dice que soy demasiado pequeña aún. Pero para luchar contra los esbirros del señor oscuro si soy mayor, ¿no? -resoplé. 

Mientras hablabais tras uno de los sillones os miraba sin disimular, con los brazos cruzados a la altura de la boca, mientras se apoyaba en la parte alta del sofá, la pelirroja que os había sacado a bailar.

Espero a que callarais un momento y sin dudarlo saltó de su asiento y se puso frente a vosotros en un cojín y dijo con la mirada entrecerrada más preguntándose a ella que a vosotros.- ¿Sois de fiar...?

- A mi también me gustan mucho los animales - dijo Tim antes de darse cuenta que la pelirroja que les había sacado a bailar estaba allí, mirándoles.

- Cla-claro - respondió el joven Downsend de forma apocada. Se había divertido bailando con ella, pero no la conocía y los nervios le afloraban cuando estaba con gente desconocida. "Ojala fuera menos tímido" pensó. La chica le caía bien y no quería estropear una nueva amistad con unos estúpidos nervios.

Di un respingo al ver llegar a la pelirroja simpática. 

-¡Chloê! -saludé. Aunque la chica estaba actuando muy raro. Había saltado hacia nosotros de la nada, como un gato cuando ve una cuerda moverse, y ahora farfullaba cosas sobre que si eramos de fiar. 

-Depende de para qué me necesites. No creo que puedas fiarte de mí para que te guarde algo, soy un desastre y acabaría perdiéndolo. Pero sí que puedes confiar en mí para un plan genial -sonreí con picardía a la irlandesa. No sabía qué estaba tramando, pero todo ese halo de misterio y confianza me sonaba genial. Y si era algún plan estrambótico y divertido, entraría de cabeza y sin pensarlo dos veces. Como todo lo que hacía.  

La pelirroja negó con la cabeza mientras Anne hablaba y dijo.- Renê... Al menos aceptas que la memoria no es tu fuerte... Lo cuál será una escusa genial...

En la casa de Hufflepuff parecía que el agua no iba a aguar la fiesta, y el ambiente seguía en pie. Renê miró a un lado y a otro, y sin pensarlo os agarró de la mano como hiciera en el gran salón y os arrastró hacía fuera de la Sala, cerrando rápido la puerta para que el sonido hueco, no propagara la fiesta, y no delatara que en Hufflepuff no iban a dormir.

Una vez fuera, empezó a andar aún sin soltaros y empezó a decir en silencio, mientras andaba casi de puntillas para no hacer ruido, y con cuidado en las esquinas de no ser vista.- Necesito ir a un sitio... y necesito una escusa para salir... además de ojos que nos protejan de los demás...

El año pasado fuisteis unas piezas angulares a destacar por mucho que nadie lo reconozca, además sois de mi casa, y no pienso dejaros atrás...

Miro a Tim y Anne y dijo.- Si nos perdemos... vamos hacia los baños del segundo piso, y si os pillan... inventaros algo... que tu estas enferma, y el te intenta llevar a la enfermeria... o que os olvidasteis del camino... o lo que se os venga a la cabeza.

Os soltó las manos y dijo con una sonrisa.- Vía libre... 

Y comenzó a andar un poco más ligera y suave, como si volviera a bailar, pero descalza esta vez, y sin girar.

Tim siguió a Renê, primero obligado y después con ganas de saber que se proponía. No le gustaba incumplir las normas, pero la curiosidad le podía y, además, la chica le caía bien. Seguro que no tendrían problemas si iban con cuidado y se apoyaban entre Hufflepuffs.

Durante un instante pensó en las travesuras que le contaba su abuelo que hacía su madre y no pudo evitar sonreír. Seguro que su padre también era travieso. Ojala supiera más de él.

Sonreí ampliamente. Así que una alumna, nada más y nada menos que de sexto curso, quería que le sirviéramos de cabeza de turco para liarla por ahí. Bueno, no dejaba de ser una Hufflepuff. Y si algo nos caracteriza, es que juntos somos invencibles (aunque los Gryffindor se empeñen en pensar que ellos son LA manada). 

Seguí a Renê, observando su peculiar manera de caminar, casi como si se deslizara. Era asombrosamente ágil. Mientras andábamos, pensé en las excusas que nos había facilitado la pelirroja. Practiqué mi mejor cara de enferma. Ha, además Tim estaba leyendo un libro sobre enfermedades. Es casi perfecto. 

Quería hablar con Renê, pero ella había tomado la delantera. Quizá quería que no supieran que íbamos juntos. Bajé la voz para tratar de susurrar. -Renê, ¿qué es lo que quieres hacer en los baños? 

Poco a poco ibais avanzando por los pasillos, mientras una luz os hizo centrar la mirada en el exterior... Un destello desde el Bosque Oscuro.

La forma delicada de Renê se frenó y os agarró por las muñecas y dijo seria esta vez.- No me gustan las visitas a altas horas... vamos rápido, tenemos que avisar...

Sin más tregua que seguir en aquella dirección, llegasteis en un par de minutos al segundo piso y a la puerta de los baños. Ni siquiera ahora paraba a mirar si había alguien, solo pensaba en avanzar.

Y con el mismo ímpetu cogió la puerta y os lanzó dentro cerrándola rápida y silenciosamente tras de sí.

Pronto llegaron a la Sala Común junto a las Cocinas, y tras llegar... Renê se apostó junto a la puerta y dijo a Anne y Tim.- Esos chicos los tienen bien puestos, si osan enfrentar a Vissel... no se la conoce por su docilidad o por su forma de dejarse manejar...

Si no queréis problemas con ella... no intentéis dejarla mal...

Es buena buena tipa, pero un mal enemigo si estas en contra, la verdad... Todo lo que tiene de lista, lo tiene de peligrosa.

Respirando algo más tranquila tras soltar lo que tenía dentro, echó su pelo hacía un lado y dijo mirando la mesa central de la Sala Común.- ¿Una taza de Chocolate antes de domir...?

- Creo que voy a dor-dormir ya - Dijo Tim zanjando la cuestión. Le hubiera gustado ir a ver lo sucedido y el porque del estruendo, pero ya habían escuchado a la prefecta, era mejor no meterse en líos... Por ahora.

Cogió el libro que había dejado sobre el sillón y subió para descansar esa noche. Tendría que dormir para recuperar las fuerzas, lanzar el hechizo le había dejado agotado y, por lo que parecía, era posible que sus habilidades se necesitaran más adelante.

- Buenas no-noches - dijo despidiéndose de sus compañeras.

-Buenas noches -me despedí de Tim con una sonrisa en los labios. Al pobre ya le habían vuelto los tartamudeos. Pero ha tenido las narices de querer investigar el ruido. Mientras me perdía en mis pensamientos, fuí avanzando hacia la mesa, aceptando la sugerencia de Renê. 

-Yo creo que sí me voy a quedar. Todo lo que ha pasado hoy me ha dejado loca. Un chocolate lo mejora todo. -Una vez sentada, apoyé los brazos en la mesa, y la cabeza sobre ellos, todo mi cabello rojo desparramado por encima. -Vaya con el genio que se gasta Vissel. No creo que nadie en su sano juicio fuera capaz de desafiar una de sus órdenes. Yo, por lo menos, no lo haría -me río. Pese a ser una chica extrovertida, no tenía mucho trato con las otras niñas de mi casa, por lo que echaba de menos poder hacer "charlas de chicas" y cotilleos con alguien. Aunque ese alguien tuviera 4 años más que yo.

Renê despidió a Tim con la mano, mientras lo veía ascender por la pasarela que llevaba al cuarto de los chicos, y luego fijo su mirada en Anne con la jarra de chocolate en la mano esperando una decisión y cuando esta aceptó la sonrisa volvió a nacer en su rostro y aproximó la primera taza de chocolate en llenar.- Yo pienso que es demasiado directa... piensa que la información y sabiduría es poder, y no se da cuenta de aún sabiéndolo todo, no sabe estar con los demás...

Es una pena... pienso que si hubiera sido de mi año, la hubiera ayudado a mejorar...

Estoy deseando que sean los EXTASIS para ver su nota final... será digno de atender...

Sonrío a Renê mientras cojo la taza de chocolate que me tiende. La poso en la mesa y la rodeo con las manos. El calor que emana de ella es reconfortante, por lo que decido no bebérmelo aún. -Bueno, cada uno es como es. Seguro que no es una mala persona en el fondo. O sí, tampoco la conozco -río. -Pero no tiene pinta de actuar con malicia. -Asentí ante el comentario de los exámenes. -Vissel parece una mujer inteligente. Tendrá el mundo a sus pies cuando se lo proponga. 

-¿Qué sabes de los demás prefectos? El que más me interesa es el de Hufflepuff, claro. Es el flautista de tejones. ¿Es buena gente? -pregunté a Renê, con ganas de cotillear.