Partida Rol por web

Después de todo lo ocurrido, me dirijo hacia las mazmorras aún empapado. Entro en la Sala Común y miro mi alrededor, parece que aún no ha llegado nadie conocido.

Me tiro en medio de uno de los sillones de la sala, con los brazos en cruz, casi totalmente muerto. Suelto un bufido, había sido un primer día muy movidito con todo lo ocurrido con Maren y el tema de las chinches. Estaba empapado pero no tenía ganas de moverme de allí durante un rato, me miro las ropas llenas de agua y levanto la capa con mi mano mirándola con cara de resignación.

Vuelvo a dejar caer mi cabeza en el respaldo del sofá y espero allí a que vaya llegando el resto, deben de estar al caer - ¿Dónde estará Nathan? No le he visto en toda la cena... - Lavinia estará aquí en cualquier momento, estaba con el grupito de los Gryffindor...no creo que tarde. Por lo menos tendré a alguien con quien meterme y así pasar el rato.

Poco después de que Ladien llegase, yo salí de la habitación donde se encontraban los dormitorios. Llevaba ya un rato en la sala común, había sido prácticamente el primero en llegar y me había dado tiempo a cambiarme y todo. Bajé la escaleras y vi a mi compañero sentado en el sillón. Me acerqué y me senté en el sofá de al lado. Lo miré.

-¿Cómo ha ido la noche? -Pregunté con un tono jocoso. Sabía perfectamente lo que había pasado, al menos a grandes rasgos, pero quería ver si me había perdido algo. -Parecía que te llevabas muy bien con Agnes, ¿eh? -Sonreí. 

Al terminar de hablar miré a la hoguera. La verdad es que no me encontraba de lo más animado, no sabía muy bien por qué, pero tenía ganas de irme al dormitorio. Aún así me mantuve allí, seguramente hablar un rato con mi amigo me haría sentirme algo mejor.

Estando tirado en el sofá veo a Nathan salir de los dormitorios - ¿Qué hace el tonto este aquí? ¿Dónde se ha metido? - Estaba raro, no había dicho nada en toda la noche y apenas lo había visto. Incluso se había cambiado ya de ropa.

- ¿Celoso? - le pregunto riendo - Soy la envidia de todos ahora. Los mayores vinieron a alabarme después de que la rubia se pirase - le digo con orgullo - ¿Tú dónde hostias te has metido?

El Slytherin estaba como perdido. Se había embobado mirando a la hoguera y parecía decaído - Qué raro está este capullo... - Me vuelvo a dejar caer sobre el respaldo del sofá y permanezco así durante un rato mientras Nathan miraba el fuego. No es un chico al que le guste mucho hablar y yo la verdad que tampoco, pero no paraba de pensar si estaría bien - ¿Habrá tenido algún problema? - Ya desde el principio se había sentado solo en la escalera sin decir nada - ¿Te pasa algo? - le pregunto sin cambiar de posición mientras sigo mirando al techo de la Sala Común.

Llego a la sala común empapada en compañía de Amelia. Apenas veo lo que tengo delante, mi flequillo está liso por el agua. Me tapa parte de los ojos y mejor así porque no tengo ganas de cruzar mirada con ningún ser viviente de esta sala. El vestido se me ha quedado apachurrado, el agua se ha tragado el almidón y me ha estropeado el vuelo de la falda. Pero bueno, era un regalo de la víbora de mi madre, mejor tirarlo a la basura. -Vaya, quien tenemos aquí?. - pregunto con rintintin. -Al guarro número uno de Slytherin. - no me corto ni un pelo cuando veo a Ladien. -Estás orgulloso de tu actuación?. A su lado está sentado Nathan con la ropa seca y limpia. Tiene cara de no estar muy animado como si le hubiera ido mal la noche. Que se joda.

Tirado como estaba en el sofá escucho a alguien entrar y giro la cabeza hacia la puerta. La imagen de Lavinia con el pelo pegado a la cara, tapándole los ojos, y el vestido empapado, con una pinta asquerosa, llega a mis ojos. Me provoca una enorme carcajada que hace que me hunda aún más en el sofá retorciéndome de la risa, ni siquiera logra que pare de reírme cuando se dirige a mí de esa forma.

La miro a la cara intentando aguantar la risa sin muy buen resultado - No tengo que darle explicaciones a una estúpida como tú - digo justo antes de estallar en otra tremenda carcajada - ¡Qué pintas! Si ya de por sí eres fea, yendo así por los pasillos no sé cómo no te confunden con un grindylow.

La estúpida risa de Ladien se me clavó como un puñal en el estómago. A medida que el volumen de su risa aumentaba, mis ojos marrones se avivaban como fieras por el odio. El tono de mi voz cambió en apenas unos segundos pasando de jocoso a malintencionado. -Quien ríe el último ríe mejor. – dije secamente. Era nuestro primer día, empezábamos un nuevo curso y ya estaba intentando humillarme delante de todos. ¿Hasta cuándo pensaba que lo iba a soportar?. No le tenía miedo después de lo de Voldemort, sus amenazas eran ridículas. Había hecho alarde de su propio descaro ofendiéndome e hiriendo mi orgullo y feminidad. Lo iba a pagar muy caro.

Miré fijamente al sangre limpia meditando cual iba a ser mi próximo movimiento. Sentí el deseo de abalanzarme sobre él llevada por la rabia y la tensión de mi mano, la cual me pedía a gritos sostener con firmeza mi varita. El temblor que la azotaba era prueba fehaciente de ello... Sin embargo, no perdí el control, sino que hice gala de una paciencia admirable, lo que demostraba que ya era una experta afrontando tales provocaciones.

Me giré en silencio buscando la mano de Amelia. -Vamos, necesito secarme. Desaparecimos rápidamente por las escaleras en dirección a nuestra habitación. Allí busqué entre mi equipaje mi varita para volver al salón y terminar lo que había empezado. No me importaba quien estuviera presente, Nathan, James, Samuel, Agnes, Violet… no me importaba nada. Solo quería vengarme.

Entré de nuevo en el salón en silencio, acercándome a Ladien por detrás con la varita escondida tras mi espalda. -¡Tragababosas!. – pronuncié de forma inesperada apuntándolo con decisión sin darle margen de reacción. En ese toque de varita enérgico y sutil concentré todo el poder del hechizo que esperaba le sirviera de escarmiento. Los días de bullying a Lavinia habian terminado.

James permanecía sentado, en la sombra del pasillo que llevaba a los dormitorios de los chicos. No entendía a qué venía aquella animosidad entre ambos, los dos estaban en el mismo colegio ¿no? Los dos habían sido compañeros en primero ¿Porqué ahora faltarse el uno al otro de aquella manera?

James tan solo se quedó allí sentado, observando como se había iniciado la pelea y como se iba a desarrollar, grabándolo todo en su reloj y sin disimular que no ojeaba el cuaderno de notas de herbología que tenía entre manos, observando de forma taciturna a ambos compañeros pelear en aquella sala común, que se supone debía ser para compartir y vivir buenos momentos todos juntos.

La rabia de Lavinia salía desde sus ojos... con fuerza y rencor... cogió su varita y no dudo en pronunciar aquellas palabras, mientras un rayo verdoso serpenteaba el aire con fiereza e impactaba en el pecho de Ladien que lo hace moverse nevioso en el sofa.

Se levanta y posa una mano en su pecho y la mira con rencor pensando que no había surgido efecto. Pero tras unos minutos de escozor en el pecho, vinieron las primeras arcadas, que le hacían tenderse hacia delante, con la boca en un gesto de esfuerzo y los ojos cada vez más cargados de esfuerzo y lágrimas al apretar.

Una ligera baba azulada caía por los labios de Ladien, que tras unos segundos dejó caer la primera babosa al suelo, que tranquila se alejaba reptando en su mocoso pecho.

Sonrío con maldad al comprobar que mi hechizo ha resultado todo un éxito. -¿Que te ocurre Ladien? No te escucho reírte. Oh, vaya, jajaja. - se me escapa la risa. ¿Necesitas que te acerque un cubo para vomitar a tus nuevas amiguitas las babosas?. - pregunto cargada de ironía.

Después de un rato observando las llamas, Ladien me preguntó si pasaba algo. Iba a responderle, pero cuando abrí la boca para hablar apareció Lavinia por la puerta, molestando, como siempre.

Después de dedicarse unas bonitas palabras entre ellos, la Slytherin se fue. -No merece la pena, lo hace para sentirse importate. -Le dije, con un tono tranquilo. -Y no, no me pasa nada, no te preocupes. Estoy cansado, nada más. -Sonreí ligeramente y volví a hundir mi mirada en la hoguera. 

Cuando Lavinia volvió, pude ver como se acercaba a Ladien por la espalda y conjuraba el hechizo. Solo escuchar aquellas palabras hizo que se me revolviera el estómago... -No me jodas... -Dije cuando el haz de luz impactó en Ladien, para poco después empezar a escupir babosas. -¡Qué asco! -Me subí de un salto al sofá en el que estaba sentado. mirando la escena con los ojos entrecerrados. -De esta no te salvas, sangre sucia, de esta sí que no. -Solo había una cosa en el mundo que odiase y esa eran las babosas. -¡Qué alguien haga algo!.... ¡Samueeeel! -Grité, con la esperanza de que mi hermano anduviese cerca y pudiese ayudar.

-¡Cállate estúpido!. - grito a Nathan apuntándolo con la varita. -¡No te muevas ni un centímetro o serás el siguiente!. Mi brazo tiembla como un flan. ¿Qué estoy haciendo? ¡Joder, joder! se me ha ido la olla pero ya no hay marcha atrás.

Yo seguía subido al sillón, cagado de miedo, intentando mantenerme lo más alejado de las babosas que pudiese. No dejaba de gritar el nombre de mi hermano, necesitaba la ayuda de alguien de una vez, pero entonces Lavinia me apuntó con su varita. Me callé de golpe y clavé mi mirada en sus ojos. La expresión de asco desapareció por completo de mi semblante, ahora estaba completamente serio. Me bajé del sillón y me dirigí hacia ella, despacio, mientras sacaba mi varita del bolsillo. Una vez estuve suficientemente cerca de ella, la apoyé sobre la parte baja de su barbilla, haciéndole levantar ligeramente la cabeza.

-Atrévete a mover un solo dedo más y te juro que seré yo quien se encargue de que mañana estés haciendo las maletas para llegar a tu cita con el tribunal. -Mi voz, como mi rostro, mostraban un profundo enfado. No había sido una buena noche y no estaba para aguantar las tonterías de esta niñata. -Parece que has olvidado con quien estás hablando. -Dije por último, manteniéndole la mirada en todo momento, a una distancia muy cerca de su cara.

James continuó observando la escena, esperando que la pelea entre Lavinia y Nathan terminara para ir a auxiliar a Ladien, mientras tanto, una intrépida, gorda y repugnante babosa inició una peligrosa aventura de ascensión de los tres escalones que llevaban al pasillo del dormitorio. James la recogió y le ahorró el camino, dejando que siguiera su rumbo a través de los húmedos pasillos de aquellas mazmorras

Mi mandíbula se tensó al sentir la varita de Nathan cerca de mi cara... -Adelante... Dame un motivo más para odiarte. ¿Crees que tengo miedo?. Que me lleven donde sea, que me hagan tomar veritaserum, así podré contarles la verdad. Estoy harta de vosotros. - mis ojos empezaron a humedecerse. -No os pido que me aceptéis pero al menos dejadme en paz este curso.

Samuel salía del cuarto del Prefecto secando su cabello con una toalla, y un pijama de pantalón corto mientras decía sin saber aún lo que estaba pasando.- ¿Qué quieres Nathan... ? No ves que me estoy secando... - Los ojos de Samuel se abrieron de par en par dejando caer la toalla y observando a Ladien casi doblado en un gesto nauseoso y algunas babosas danzado por el lugar.

Pero... ¿Pero quien.... ?.- Miró a Samuel y dijo.- Seguro que tu no....

Se fue hasta Lavinia y dijo.- Muy bien señorita... un Tragacaracoles de alto nivel... incluso con hiel de sapo por lo que veo... Pero ahora, te pregunto... ¿Crees que la Señora Swann estará muy acorde a que después de una infección de chinches electricas, un alumno desencadene un ataque de babosas el primer día?.

A Samuel se le veía más preocupado que enfadado, incluso empezaba a sudar, mientras se mesaba el pelo hacia atrás.- Joder... como era esto...

Un rayo argénteo cruzó el comedor, mientras la muchacha miraba con cierta cara de desencanto a su superior y dijo señalándolo con un dedo.- ¿Y de verdad es este... nuestro prefecto?

Creo que este año, las pruebas para los de séptimo van a ser un verdadero chiste... o un fraude, porque si ha llegado hasta ahí...

Con el pelo ondulado por la humedad y con ropa más cómoda y más tapada, llego al centro de la Sala común y dijo señalando a Amelia.- No olvides que Slytherin siempre deberá resaltar... si ves un fallo, actua para que no lo vean los demás.

La Agnes divertida y juguetona, si había ido junto con su ropa estelar, ahora parecía demasiado sería. Miro a Ladien y dijo evaluando lo que pasaba allí.- Por abrir la boca, limpia este estropicio Crawford... - Luego señaló a Ladien, Nathan, Lavinia y James y dijo.- Tú, tú, tú y tú... venid conmigo... necesitamos destilar unas cuantas hierbas para que mañana sus eructos no sigan destilando gasterópodos.

Coged vuestras varitas, y que nadie diga nada... no quiero empezar el año restando en el marcador.

Se giró hacia Amelia y dijo.- Por cierto... Perfecto contrahechizo... sino fuera por la hiel de sapo, para mañana nadie notaría nada...

Miró a Samuel y dijo.- ¿Podemos irnos... verdad?

Samuel escucho la converdación de las muchachas al principio con cierta mirada de enfado, para luego ser la de un lacayo, al empezar a ordenar Agnes, hasta que finalmente en la pregunta éste se aclaró la voz y dijo.- Si, claro... es lo que estaba a punto de decir yo...

Necesita aún una poción... Id y confeccionarla, el prefecto de Slytherin os da la potestad... y si alguien pregunta decidle que os mando yo.

Informaré al Señor Setzer para que nos cubran ante el profesorado.

Amelia puso los ojos en blanco al escuchar a Samuel se notaba que no lo soportaba... Y estaba algo furiosa por el castigo de fregona, después de ayudar... pero al menos aquella chica de sexto había dejado claro que su poder en maleficios y contrahechizos era ejemplar. Así que sin más se dio la vuelta y empezó a buscar algo con lo que limpiar...

Agnes cruzó sus manos entorno a su pecho y dijo a los chicos de segundo.- Os espero aquí... cuando esteis listos nos vamos...

Y Samuel... duerme tranquilo, seguro que el Señor Setzer ya sabrá...

La idiota de Lavinia se acerca a mis espaldas y me lanza un hechizo. Casi enseguida empiezo a notar cómo se me revuelve el estómago y las primeras babosas empiezan a salir de mi boca - Por las espaldas eh...¡muy bien! Si te gustan los animales quizá un día te despiertes con uno en la cama...- Mientras me retuerzo en el sofá, Nathan empieza a discutir con Lavinia y ahora es él quien la apunta con la varita - A esta niñata hay que bajarle los humos - pienso justo antes de que aparezca Samuel a la llamada de su hermano.

Nada más entrar el prefecto observa la escena, no especialmente bonita, de la Sala Común, pero no es demasiado útil. Es Agnes la que al aparecer, nos pone en marcha para remediar el hechizo que la asquerosa sangre sucia había lanzado, así que tras el "visto bueno" del prefecto, simplemente acato órdenes y voy tras Agnes sin decir ni una palabra por culpa de las babosas. Espero estar perfecto mañana...- pensé - y seguí detrás de la Slytherin a confeccionar aquella poción.