Partida Rol por web

Tras tanto movimiento el día anterior, la mayoría de los alumnos disfrutaron de un atardecer y noche tranquilos. Algunos discutieron posibilidades sobre sus nuevas clases, otros hicieron migas y conocieron nuevas personas y futuros compañeros, y hay los que comenzaron a planear sus actividades para el resto del año.

La noche fue apacible, la mayoría fueron a dormir temprano y poco o nada de ruido se sintió por la academia. Los pasillos se volvieron silenciosos, las ventanas aún se mantienen abiertas pues el calor del verano aún no se ha terminado de escapar, quedando algunas semanas para que el otoño empiece a hacerse más presente.

Llega el segundo día, Martes, y ya hay quienes extrañan el hábito de dormir hasta tarde. Los alumnos de cursos más avanzados son los primeros en salir de las aulas, algunas discusiones sobre como organizar los Clubes y Talleres se pueden más o menos pescar. No es algo por lo que alumnos de primero deban preocuparse por el momento, claro, pero está claro que habrá mucho que hacer en la Academia, incluso si por el momento las opciones son limitadas. Comprensible, después de todo son los primeros días. 

Los alumnos de primero van al mismo aula que fueron el primer día, una de las dos Aulas Magnas que se encuentran en el primer piso de la Academia. Esta vez se la encuentran abierta, incluso quienes llegan temprano: Dentro está sentada sobre el escritorio la Directora, saludando con la mano y dándole una cordial bienvenida a los nuevos alumnos.

Difícil de creer que esa mujer tiene más de 25 años, pero está casada, es Directora y hay quien ha comentado por los pasillos algo sobre que tiene hijos, así que es imposible que tenga menos de 30. Un efecto similar parece presente en muchos otros de los Profesores, y en general en la mayoría de los magos competentes. ¿Que tipo de justicia es esa, después de todo? Los pobres ciudadanos que no tienen magia son relegados a vivir en condiciones precarias y trabajar para el sustento de personas más poderosas que mantienen su juventud y se rodean de opulencia... Pero a saber qué pasa realmente, no podría ser tan simple como un grupo de malvados magos oprimiendo a la sociedad. Debe haber algo más, ¿O será simplemente la avaricia humana mostrando su repugnante cabeza?

Sea como sea, la clase no tardará en comenzar.

-Hola, buenos días a todos. Pueden ir sentándose, comenzaremos la clase en poco rato.- avisa ella.

La noche anterior, Adel soñó con los chicos de su clase: Isen, Alexander, Alesio, Cora, Kross, Flay, Devi... Esos sobresalían entre los demás, pero no recuerda de qué trataba el sueño, ni qué pasaba. Solo que aparecían ellos.

Adel despierta muy temprano como la noche interior, con la intención de nuevo de pillar la ducha a solas y poder arreglarse a sus anchas. Antes de ir a arreglarse saca las cosas que llevará para prepararse... Y se queda mirando el neceser donde lleva todos los cosméticos. Saca un pinta uñas rosita claro y lo deja en la mesilla de noche de Devi, junto a una notita.

"Hola, pastel mal decorado. Te regalo este. Bah, tengo muchos de ese color. Si quieres que te lo haga yo sólo tienes que pedírmelo."

Y tras eso se va al fin a asearse y a desayunar. Se queda pensativa mientras come sin mucho entusiasmo una tostada... Intentando recordar el sueño que había tenido... ¿Por qué recuerda las personas que habían pero no el sueño en sí...? ¡AH! Hablando de recordar, había olvidado ir a buscar los libros que recomendó el profesor de Artes Oscuras... Saca inmediatamente algo para apuntar e intenta recordar los tomos... Eran... Eran... No lo recordaba. Algo de animales tenebrosos.. Algo de teoría básica quizá de defensa contra artes oscuras...? Suspira, menuda forma de empezar... Guarda de nuevo la hoja y el lápiz y espera la hora de la clase, a la cual acude antes que nadie porque tenía tiempo de sobras para llegar. 

-Buenas. -se sienta en un escritorio a mitad de la clase y se queda mirando a la directora...-

Realmente es muy joven, no entiende nada. ¡Si hacer magia o estar envuelta en ella hace que envejezcas más lento ya tenía la motivación que necesitaba para sacarse la carrera y estudiar lo que fuese necesario!

La luz del sol atravesando la ventana despierta a Kross. Pero le toma bastante rato levantarse finalmente de la cama para ir a bañarse y desayunar, sin ver a su alrededor quienes están despiertos y quienes no.

En una de las mesas encuentra una jarra con leche de fresa y bebe todo su contenido sin molestarse en echarlo en un vaso, se limpia con el dorso de la mano.

Con la misma cara de dormido se dirige a clase, donde se encuentra con algunos alumnos conocidos, y otros que quizás conoce pero no recuerda. -Ah, es la de la grasa acumulada.- Dice cuando ve a Adel en el salón. -No has tenido problemas para dormir boca abajo?- Le habla mientras se pica la nariz. -Hmm... lugar vacío lugar vacío...- Se pone a buscar recorriendo con la mirada los asientos. -Ah, allá.- Va hasta uno de los asientos del fondo, se sienta y se recuesta a la silla y cierra los ojos. Probablemente se duerma de nuevo si nadie le llama la atención.

A Kross le vuela a la cara el estuche que Adel estaba sacando cuando hace ese comentario sobre lípidos. Que le dé o no ya es cosa de él o de la suerte.

-¡Qué hablas tú de grasa! -le grita, sacando las uñas de gata casi-. ¡Mis pechos son perfectos y firmes! ¡La envidia de toda mujer! ¿¡Dónde ves tú la grasa, cacatúa!? 

Se pone toda histérica, gritando frente a la directora, ya que se  ha olvidado que está ahí cuando se ha sentido ofendida xD.

Casi sin mirar, Kross de la nada materializa una katana plateada que usa para cortar en dos el estuche al vuelo, con un corte tan pulido que se podría volver a unir con facilidad. -Lo de cacatúa, lo dices por el pelo, verdad?- Dice ya poniéndose de pie con la espada en la mano.

-Lo dices por el pelo, verdad???- Haya sido con esa intención o no, Kross es muy susceptible en cuanto a su permanente natural. En su mano izquierda también materializa otra katana cromada. -Que sepas, que cuando seas vieja las tendrás por las rodillas. Esas cosas siempre se caen con la edad.- Dice con un tono de voz algo extraño, como si no pudiera hablar porque está muy cabreado.

Se queda así un rato, pero luego se da cuenta de que todos en el salón se lo quedan mirando, incluyendo la profesora. Luego de unos segundos su cara vuelve a la normalidad, con los ojos entrecerrados e inexpresiva y las espadas desaparecen en un estallido de luz. -No vuelvas a insultar mi cabello.- Señala con el índice a Adel y se vuelve a sentar mirando el techo.

Alesio se levanta un poco somnoliento, pero aun así madruga. En el pueblo, a estas horas tendría que estar recogiendo los huevos del gallinero y ordeñando a la cabra. En su mesilla está el tomo de "Técnicas Básicas de Defensa contra la Magia Maligna" que estuvo leyendo hasta que apagaron las luces. Al verlo piensa que tiene que conseguir algo de plata y una ristra de ajos. Había vivido indefenso frente a terribles peligros. El precio y la alegría de la ignorancia.

Ha comenzado la mañana con una oración al dragón negro en la planta -3. Luego ha hecho deporte, corriendo por el jardín principal y el lago arcano. Hasta llegar al altar del dragón rojo, al que también ha dedicado unos minutos. Después ha dado uso al gimnasio, donde ha conocido a otras personas madrugadoras y sanas. Ha dedicado un poco más de media hora a tratar de ser un poco menos tirillas. Supone que verle sudar la gota gorda con las pesas menos pesadas de la sala habrá hecho sentirse mejor a los veteranos del lugar. ¡Maldita genética! Tras unos rezos a su dragón favorito, el dorado, se ha ido a las duchas, donde la mayoría de la gente esta quitándose las legañas de recién levantarse.

Alesio ya está cansado pero deseoso de afrontar un nuevo día lleno de conocimientos.  Por voluntad y ganas de hacer cosas no será. Es tal su ímpetu que cuando llega al aula magna solo hay dos alumnos hablando de algo sobre los pechos de ella y el pelo de él. Intenta pasar desapercibido cuando entra y se sienta en la primera fila.  

-¡Ustedes dos! ¡¿Que estáis haciendo?!- dice la directora mientras se pone en pie tras ver las espadas formarse. Kross consiguió terminar su enfurruñado discurso y amenaza a Adel.

Incluso tras que Kross deshaga las espadas, la profesora avanza unos pasos, mirando fijamente al pelicromado antes de alzar la voz de nuevo, severa: -Quiero que quede claro que es inadmisible el amenazar de esa manera a un compañero, sea cual sea la provocación.- , Lunaire frunce el ceño y agrega -Tu debes ser Silverbach. Te espero en mi despacho después de clases.-. Tras declarar eso, fija la mirada unos momentos en Adel y luego suspira, sentándose en el escritorio. Cierra los ojos y dice, en voz alta: -Habrase visto, tercer día desde que se abren las puertas y ya hay tantos problemas...-

Afortunadamente, Alesio consiguió pasar desapercibido y conseguirse un buen asiento. La mañana fue bastante tranquila para él, incluso habiendo dormido un tanto menos que los demás, el haber estado tan activo lo lleva a estar despierto y enérgico. ¡Ojalá esas fuerzas le duren toda la clase...!

Adel iba a responderle, pero entonces Lunaire se levanta a pegarle el broncazo. Se hace la buena, quedándose callada mientras dura y le saca el dedo corazón al peliblanco mientras la directora mantiene la mirada en él. Sonríe, triunfal y se vuelve al frente, sin decir más.

La expresión de Kross no cambia mucho al oír a la directora, se lo veía venir y no le importaba demasiado. Luego de que Adel se sienta y le hace esa seña, chasquea los dedos y crea en su mano un pequeño abrojo cromado, del tamaño de un garbanzo, que con total destreza y puntería, catapultandolo con la ayuda del índice y el pulgar logra que se cuele por el cuello del uniforme de la chica sin que nadie en el salón se dé cuenta.

El chico se queda sentado recostado en su silla, mirando hacia otro lado con disimulo.

Adel se sobresalta al sentir eso. Mantiene la mirada al frente, desconcertada y poniéndose roja por momentos. Se lleva la mano al canalillo y toma el abrojo. Le tiembla la ceja... Y le dedica una mirada a Kross, girando el rostro lentamente hacia él... ¡Se va a enterar ese estúpido! No sabe con quién se ha metido... Se va a arrepentir toda su vida. Ya se le ocurrirá algo. 

Un nuevo dia... antes de salir el Sol ya estaba dando vueltas por la caba incapaz de conciliar el sueño ¿ como era posible que pese a haber dormido pocas horas no  estuviera cansado? A veces era un fastidio ya que sí se acostaba temprano podia pasarse en vela casi toda la noche.

Tras una ducha de agua fria para estimular sus sentidos bajé al comedor dispuesto a darme un buen desayuno, así que tras coger un poco de leche y fruta me senté en una de las mesas libres y comencé a devorarlo todo, una vez con el estomago lleno y con todo el material recogido llego a la clase donde se está establando una discusión entre Adel y Kross, al parecer  tenian que destacar siempre de alguna manera, tratando de no destacar camino de manera sigilosa hasta encontrar un asiento libre en las primeras filas

Hola- saludo Alesio al ver sentarse por las primeras filas a un compañero de posada. -¿Que tal llevas la vida en la academia, te está gustando?- No imaginaba que alguien pudiera no estar disfrutando de este lugar, aunque nunca se sabe. Además era una escusa para charlar un poco con alguien antes de que la directora comenzara a hablarles de runas. 

-Hola...-, saluda ella apresurada mientras avanza hacia la primera fila, acomodandose en uno de los asientos que quedan libres. Suspira, cansada: Pensaba que llegaría tarde, pero aparentemente la profesora está esperando un poco antes de comenzar.

Mientras esperaba que comenzara la clase, Kross coloca sus pies sobre la mesa y se recuesta en la silla, un brazo sobre su pecho y el otro colgando. Se queda un rato mirando el techo. -Debí haberme traído otra jarra de leche de fresa del desayuno.-

Pasa el rato y sus ojos se van cerrando de a poco, si la clase no comienza en breve es posible que caiga dormido. Y si comienza también.

Casi como si le leyese los pensamientos a Kross, la profesora alza la voz:

-La clase comenzará de aquí a unos pocos minútos. ¿Alguien tiene alguna pregunta?

Una niña bajita en la segunda fila se para sobre la silla y saluda con la mano.

-¡Yo, yo, yo tengo una pregunta!

Tras que la directora le mire y asienta, sonriendole, la niña añade:

-¿Puedo ir al baño?

La directora ríe con suavidad, cerrando los ojos.

-Podeis ir al baño sin necesidad de pedirme permiso, siempre y cuando no molesteis ni hagais ruído.

Adel estaba ya aburriéndose de esperar cuando ve a esa mocosilla levantarse y preguntar. Alza la ceja, apoyando la mejilla en la palma y el codo en la mesa mientras la miraba.

-¿Cómo es que hay una niña en el aula? -pregunta en voz alta, curiosa-. -¿Pueden hacer magia niños tan pequeños?