Partida Rol por web

Yo me llamo Alesio. Encantado de conocerte, Anubis. Ahora estábamos hablando de comida, y hace un rato de lugares de origen (Ignora el tema de los exámenes, pues le parece irrelevante y parece asustar o deprimir a todo el mundo) Por ponerte al día: pueblo en las montañas quebradas y queso. No es que coma pueblos y venga de un queso sino que en mi pueblo, allá en las montañas quebradas, mi familia hacia el mejor queso de la zona. Y eso que no era nuestra principal ocupación, mi padre era el metalurgologo y mi madre sanadora.

¿Estaba siendo demasiado extrovertido? Era evidente que habia hablado sin pensar, por nervios. Se sonroja un poco, desviando la mirada al mantel.

Me sorprendo ante la pregunta.

---Bueno, no conozco ninguna tienda de este círculo, aunque en el medio si hay muchas pero ahora estaran cerradas debido a....- comienzo a decir cuando un nuevo individuo entra en la sala, nada mas ni nada menos que un híbrido y bastante rico a juzgar por sus joyas y oro que lleva, me quedo mirandolo un rato y luego desvio la atención hacia la ventana pregunandome cuanto tardaran los otros en llegar ya que al parece habia algunos que tenian hambre....

Kross le ofreció sentarse de una forma tosca pero con buenas intenciones, por lo que Anubis le dedicó una sonrisa y asintió levemente, haciéndole caso. Luego se presentó Alesio, quien parecía ser alguien muy conversador. Rió ante su chiste para luego observar con curiosidad cómo se sonrojaba y desviaba su mirada. - Un gusto en conocerlos - Dijo, mientras se acomodaba en la silla. Notó por un momento que el tercer chico no había dicho ni una sola palabra y mantenía su mirada en la ventana.  

-Yo soy de Korpeus, donde el sol brilla con fuerza y en el horizonte no se ve nada más que arena y montañas, he viajado durante tres días para llegar a Issaera. - Contó, mientras trataba de ignorar momentáneamente su cansancio por el viaje. - De comidas favoritas... no me puedo decidir entre el kufla o kousa mahshi ¡Son los dos unos platos deliciosos! - Exclamó, relamiéndose los labios. - Me pregunto cuántos estudiantes seremos este año. No sé mucho sobre la Academia, de todas formas...

-Según la recepcionista... los nuevos seríamos siete.- Afirma Kross, que seguía apoyado sobre la mesa mirando hacia las ventanas. -No me imagino cómo pueden mantenerse con tan pocos alumnos.-

Termina de hablar y le suena la panza de nuevo. -Mierdaa... Como no lleguen los que faltan, comenzaré a comerme los platos. Quién sabe, quizás sea el nuevo heredero del gran devorador de cubiertos, tal vez eso incremente mi poder. Ah! Tal vez sea por eso!- De pronto levanta la cabeza y se pone a mirar fijo sus utensilios. -Aaah! Quizás! y el maestro no me lo quiso decir porque debió parecerle estúpido!- Golpea la mesa apretando los dientes -He descubierto el secreto de la magia, maestro, he de comer platos!-
-Pero, momento! Cómo podría estar seguro? Debería preguntarle a alguno de estos tres primero.- Con cara seria mira uno por uno a los tres chicos, luego se agarra la cabeza. -Pero nooo! quedaría como un imbécil preguntando "ooigan, ustedes comen platoos?"-

Luego le ruge el estómago de nuevo. -No, seguramente no, el hambre me está haciendo pensar idioteces.- Se lleva la mano a la panza y con resignación apoya la cara en el plato.

Termina de hablar y le suena la panza de nuevo.

Qué pena haber dejado el higo en el zurrón en el cuarto. Parece que le haría un favor.

-¿kufla? ¿kousa mahshi? No me suenan de nada, ¿son platos de Korpeus? ¿A que saben?... No te preocupes ninguno de nosotros parece saber mucho sobre la academia.

-Supongo que nos enseñaran mucho para que seamos grandes maestros y podamos luego devolverles el favor. Eso o la financiara la ciudad, supongo que no se es el centro del mundo sin una buena academia de magos. Aunque no tengo claro que yo sea un mago,... el profesor Tzar dijo que sí, pero la verdad que yo solo sé de plantas medicinales, nunca he hecho nada mágico... -baja la voz- ¿Vosotros.... vosotros habeis conjurado algo?

Esa pregunta le cayó como flechazo al estómago, y Kross intentó evadirla colocando los brazos sobre su cabeza, que seguía apoyada sobre la mesa y haciéndose el dormido. -Oye oye, esas preguntas no se hacen así a la ligera, que aquí hay gente sensible!

Paró la oreja para escuchar la respuesta de los demás, pues estaba interesado en conocer las cualidades de sus compañeros.

--- Tan pocos....- digo en voz alta pensativo sin dejar de mirar la ventana, luego me giro hacia el pequeño grupo que se ha formado- Yo no he hecho nada de magia de momento...., pero para eso estamos en la academia....., para encontrar el poder que late en nosotros y saber utilizarlo....supongo....

Mientras hablan, el sol se va escondiendo más y más en el horizonte. Una criada, equipada con un vestido blanco y negro típico de tal oficio, entra en el comedor y acerca una vara larga hacia una gran lampara de araña. La vara tiene un cristal iluminado en la punta el cual, al entrar en contacto con el candelabro, enciende los diversos pequeños cristales del mismo, los contagia de su luz. La sala se tiñe de un tenue anaranjado mientras el sol se sigue escondiendo.

-Señores, lamento interrumpirlos, ¿Desean que encienda la chimenea?-

El clima no está frío realmente, pero está bajando poco a poco, y considerando los vientos que se mueven por esas alturas no sería raro que poco a poco la temperatura caiga.

Abro los ojos desmesuradamente ante la propuesta de la criada

---¡NO!- grito espantado mas que digo, al darme cuenta de lo que he hecho me sonrojo ligeramente- Digo....no, no hace falta, estamos bien, no hace frio....

El grito de Isen despabila a Kross, que de tanto hacerse el dormido casi terminó por dormirse de verdad. Vio a la mucama. -Ah! Señora! No podría traer un tentempié o algo? Sabe, es que si estoy mucho tiempo sin ingerir azúcar comienzo a deprimirme. No tiene alguna tarta que le haya sobrado del almuerzo?-
-Bueno, había que intentarlo.- Se queda mirando a la criada con cara de dormido. Luego mira a Isen, -Y tú por qué gritas? Tus padres te golpeaban mucho de pequeño?- Kross se rasca la nuca y da un bostezo largo. -Cuando llegará el resto? Ya es casi de noche.

La mujer queda algo confundida, entre los gritos y la estrafalaria personalidad de Kross. Tras dudar un poco, vuelve a hablar: -Siento las molestias, señor.-, dirigida a Isen antes de girarse un poco a mirar a Kross.

-Ah, señor, no hay tartas ahora mismo... Pero puedo traerle pan y algo para untar, si así lo desea.-, reverenciándose suavemente. -En diez minutos comenzará la cena, si prefiere esperar.-

Y tú por qué gritas? Tus padres te golpeaban mucho de pequeño?

Aquello le dejo sin habla, que tenía que ver el miedo del chico de las orejas puntiagudas al fuego con que le pegaran, Posiblemente el asunto tendría que ver con un incendio o una quemadura, no con maltrato. Y, al margen de que ambas cosas estén o no relacionadas,… ¿Cómo le hacia una pregunta así? ¿Y si la respuesta era que si?

-¿Que traería para untar el pan? ¿Alguna salsa que lleve queso o cebolla?- Pregunta, no porque le interese el tema, sino para desviar la atención del chico y que no tenga que dar ninguna explicación por su reacción de antes.

-Si eso le resultaría agradable, puedo verificar si tenemos una salsa de queso y algunos panecillos.-, dice la criada, mirando a Alesio, también procura no quedarse de por medio por si surge alguna discusión.

-Bah... Mejor déjalo así.- Dijo Kross mientras se reclinaba en la silla. -...Si son solo diez entonces puedo esperar.- Y se quedó mirando el candelabro en el techo.

-Aaaah! Por qué habré dicho eso! Un pan con mermelada habría estado bien! En este silencio incómodo diez minutos son como cuando te estás haciendo encima pero tienes que esperar porque el baño está ocupado!- Pensaba con la mirada perdida en las luces del candelabro y la cara relajada.

La reacción de Kross me deja sin palabras de manera literal, le miro sin saber bien que contstarle aunque me dan ganas de decirle 4 cosas bien clara me muerdo la lengua y desvio la mirada hacia otro lado.

--- Lo siento....- digo a la camarera antes de que se vaya, aunque lo hago con voz tan baja que apenas se escucha, así que me centro en permanecer en silencio a la espera de que empiece la cena

La camarera se retira camino a la cocina mientras que del otro lado de la sala entra una mujer de rojizos cabellos y ojos color miel.

En el comedor, sentados alrededor de la redonda mesa (la única que tiene mantel y cuenta con sillas ahora mismo), hay un joven de cabellos plateados y ojos rojos sentado de forma perezosa, un atractivo chico de cabellos de un azul de tal oscuro que parece negro y orejas algo puntiagudas, un exótico joven de cabellos negros que porta orejas y cola de perro, y finalmente un chico castaño vestido en una túnica blanca, roja y azul.

Parecen estar hablando un poco entre sí.

-Vaya, poco a poco, parece que van llegado los rezagados!!!- Exclama el curandero, sonriendo a la que acaba de entrar. -Hola, me llamo Alesio. Pasa y siéntate, que de momento no muerde nadie,... aunque igual eso cambia si no llegan los demás pronto.
 

Eleanor luego de bajar lentamente las escaleras se encamina hacia el comedor, observando los cuidados detalles del lugar exquisitamente decorado. Al llegar ve un amplio lugar con capacidad para muchas personas pero extrañamente sólo parece haber una mesa disponible... Que estraño, a quién se le habra ocurrido apiñarlos allí con tantos espacio disponible, murmura por lo bajo. Camina despacio hasta llegar a la mesa en la que ya se encuentran cuatro sujetos bastante extraños para su gusto.-buenas noches! Se detiene, mira fijamente a cada uno de ellos y continúa: -Podré tomar asiento en esta mesa junto a ustedes. Odio interrumpirlos pero lamentablemente no hay otra mesa disponible, sino no lo haría...pero que remedio!-

Anubis observó con el ceño fruncido a Kross, quien parecía estar pasando un mal momento por el hambre, el resto estaba tardando en llegar. Sintió curiosidad ¿Sólo 7 estudiantes? ¿Por qué aceptarían tan pocos? Era extraño...

Pero entonces Alesio hizo una pregunta que si Anubis hubiese estado bebiendo algo, lo hubiera escupido de la sorpresa. Observó como Kross parecía dormirse y el chico de orejas puntiagudas contestar que no. Anubis estaba extrañado ¿Cómo es que aquellos tres chicos no habían hecho magia en su vida pero estaban en la academia?

-Bueno, yo he practicado un poco... - Confesó con modestia, para no decir que ha estado toda su vida siendo educado por sabios y hechiceros eruditos.

Pero entonces llega una criada, encendiendo los candelabros, para luego ofrecerles encender la chimenea. El de orejas puntiagudas pega un grito diciendo que no, el cual le hace sobresaltar un poco a Anubis. Se queda mirándolo con los ojos bien abiertos - No hay necesidad de ser tan brusco... - Murmuró para sí mismo, mientras Kross pedía a por comida.

Anubis se quedó en silencio, mientras observa llegar a una chica por la puerta. Le sonríe tímidamente, intentando hacerla sentir cómoda, aunque a Alesio le sale mucho mejor la tarea. Parecía ser un chico muy extrovertido y sociable - Hola ¿Cómo te llamas? Yo soy Anubis - Se presentó.