Partida Rol por web

En el taller del herrero rúnico Thorin (el primero) el ambiente era excesivamente caluroso. Arkold golpeaba una espada sin cesar para darle forma, normalmente no se forjaban espadas, pero este era un regalo del Pequeño Consejo de Karak Azgal para un caballero del Arabia, que había venido a Karak Azgal a firmar un acuerdo de comercio. Arabia, aunque no la pareciera, era rica en alimentos y quería obtener beneficios de su venta. La espada, si es que así se le podía llamar, era un khopesh, un arma de larga empuñadura y forma de hoz, ideal para la lucha en un país donde las armaduras no eran algo habitual. Arkold trabajaba en ella.

Pero la atención estaba en otra parte, Thorin I había entregado un martillo de excelente calidad a su nieto para que forjara su primera runa. Un martillo es lo más apropiado para un herrero había dicho, y ahora el herrero se esforzaba en inscribir su primera runa.

Thorin volvió a su "hogar" como llamaba a la herrería, vivía en casa de su abuelo, aunque era grande y tenia sitio para los dos y más, sentía que realmente no era su casa, sin embargo en la herrería pasaba la mayor parte del día que estaba activo, allí estudiaba, allí entablaba amistades...

Al llegar su abuelo estaba allí, no era raro verle allí, pero si era raro verle sin trabajar.
-Niento-solo esa palabra ya descubrió a Thorin que algo aquel día era diferente -Hoy vas a empezar a trabajar como lo que eres un orgulloso herrero rúnico -mientras hablaba se acerco a una caja de madera de bella artesanía, decorada con una runa enana con significado de familia, Thorin I tomo la caja en sus manos y se la entrego a si nieto -Esto es para que inicies tu trabajo tras tu estudio

Thorin I abrió la caja, esta contenía un bello martillo, no muy decorado ya que la función de este era ser inscrito con runas. -Gracias abuelo, no dudes que haré buen uso de él -acto seguido tomo el martillos fue a su estudio personal y comenzó el diseño de la runa, para ello abrió el libro donde guardaba todas las runas, el otro gran regalo de su abuelo y con un carboncillo empezó a trazar las runas sobre el martillo.
Su Thorin I superviso paso a paso el proyecto de su nieto de forma que no cometió ningún error y en menos de dos meses consiguió forjar su primera runa.

Thorin el segundo mostró muy orgulloso a su abuelo el fruto de su trabajo, un arma digna de los grandes guerreros de los enanos.

Un trabajo excelente Thorin -dijo una voz conocida.

Torkim Morondor, el rompeescudos estaba en la puerta de la herrería, vestido de una ropa muy elegante (que incluía un colorido y horrible sombrero de plumas) y con su vieja armadura en la mano. Sonreía a los presentes.

Vengo a que me reparen la armadura, ningún goblin volverá a herirme cuando la lleve.

La cota de malla tenía una brecha en la cadera, y había perdido parte de su anillado. Parecía sorprendente que con tales daños Torkim siguiera vivo, el rompeescudos era un guerrero imbatible.

Al ver llegar a Torkim le saludo efusivamente, sentia que era un buen enano y su presencia en sus aventuras le resultaba tranquilizadora.
-Bueno vamos a echarle un ojo, pero yo solo colaborare con Thorin I o Arkold que son los armeros de verdad lo mio son las armas no las armaduras -sonrió a su amigo

-Por cierto si necesitas alguien que te acompañe otra vez a las profundidades no dudes en llamarme, que gustoso te acompañare

Arkold preparó sus herramientas y recogió la armadura de Torkim. Con el garfio y unas tenazas rompió la dura malla que estaba dañada.

¿Por qué llevas ese sombrero tan espantoso? -preguntó Arkold.
A mí me gusta, he ido al teatro con Louis, y dice que la gente de su tierra lo lleva para molestar  a los de las filas de atrás. A cierta hembra le ha parecido interesante...

Mientras Arkold examinaba la armadura el rompeescudos se acercó a una estantería donde aún estaban esas reliquias que habían encontrado en el santuario de Grugni.

¿Aún no las has llevado al Templo de los Ancestros? ¿Has estado ocupado con la forja? Déjame ver ese martillo.

-La verdad es que no, este mes he estado muy ocupado, todos los preparativos y demás cosas para crear mi primera runa,cuando vaya me tendré que disculpar formalmente con Grugni, de hoy no lo dejo pasar...

Thorin I tomo su martillo en las manos y junto a Torkin examinaron la calidad de los acabados y la artesanía de la runa.

-¿Que tal te parece el trabajo?

Magnífico, sin duda serás un gran herrero rúnico, y el Señor de la Fortaleza te recibirá en audiencia.

Torkim-dijo Arkold-, esto llevará un tiempo, vuelve mañana y podrás recoger tu armadura. Thorin II tenía que ir a buscar materiales para un escudo. ¿Por qué no dais una vuelta por la ciudad?

Sí, será una buena ocasión para presentar una ofrenda a Grimmir.

-Si sera lo mejor vamos Torkim, si quieres acompáñame, pasaremos a rendir tributo a Grugni y luego a comprar unos buenos materiales para un escudo que quiero hacerme -Luego guardo su martillo en la misma caja en la que su abuelo se la regalo. Lo llevo a su estudio y lo guardo junto con su libro cerrado en la caja fuerte, los materiales importantes siempre se guardaban ahí, ademas de las cosas de valor.

Al volver partieron hacia el templo para después ir a comprar lo materiales...

Como individuo respetado en la comunidad enana Thorin I tenía su taller en un barrio acorde a su posición: El Barrio del Templo.

Era una de las secciones más antiguas de Karak Azgal, construido inmediatamente después de El Refugio. Está situado justo al sir de la Puerta de la Escalera del Dragón. Había cuatro grandes templos en él: el Gran Templo de los Ancestros, el Templo de Shallya, el Templo de Myrmidia y el Templo de Gorlaz el Dorado. Había otros muchos edificios religiosos, pero no eran santuarios de deidades menores que no alcanzaban la categoría de templos. Había otros edificios, básicamente tiendas de hierbas curativas y pequeños comercios de índole civil. Todas las demás estructuras eran casas de los enanos acaudalados que no eran de noble cuna, y por lo tanto no podían vivir en El Refugio.

Tras dejar a buen recaudo su recién creada obra de artesanía Thorin II caminó junto a Torkim por las calles de su barrio, saludando a conocidos e interesándose por los últimos rumores.

¿Visteis el combate del Pozo de Sangre? Snorri el Muerdeorejas le clavó una lanza a un humano mientras estaba en el suelo. ¡Grandioso!
Yo he oído que profanaron tumbas en el cementerio.
Sí, es cierto pero los legisladores llegaron a tiempo y han detenido a dos criminales. Pronto colgarán de una soga.

Era Marktag, día de mercado, y los vendedores y comerciantes seguían abiertos ofreciendo sus productos a voces en las puertas de sus locales.

Thorin guió a Torkim por la calles del barrio del templo tomando el camino más corto hasta el Templo de Grugni.

-Nunca me resultaron muy agradables las peleas del pozo -comento al oír a los caballeros, continuaron hablando de este y otros temas hasta llegar al templo de Grugni.

-Ya hemos llegado amigo, vamos a depositar las ofrendas y rendir culto al dios Grugni -al entrar al templo Thorin se dirigió al lugar preparado para realizar las ofrendas. Acto seguido comenzo los rituales para dar culto a Grugni...

Poco después de erigirse el torreón, y para mostrar la veneración que profesaba a su cultura y su pueblo, Skalf encargó la construcción de un formidable templo. Quería honrar todos los aspectos de la cultura enana, desde sus dioses hasta aquellos que habían muerto defendiendo sus hogares. Skalf contrató a Roran Gundorson, un famoso arquitecto de Karak Ocho Picos, célebre por sus elevadas estructuras y su cuidado de los detalles, y el producto final superó con creces las expectativas de Skalf.

El exterior era impresionante; consistía en un enorme edificio circular en el centro con ocho torres circulares más pequeñas situadas alrededor del perímetro. Unas vidrieras encajadas en la fachada del edificio narran la historia de la caída de Karak Izril, Ciudad de Joyas. Skalf quedó tan impresionado que llamó al edificio Templo de los Ancestros, en honor a todos los enanos que habían vivido allí antes que él.

Ocho puertas talladas en piedra conducen al interior del templo, una en cada muralla que conecta cada pareja de torres. El interior está completamente abierto; el techo se sustenta sobre arcos expertamente construidos. ocho pasillos discurren entre hileras de bancos de piedra hasta un estrado circular, sobre el que hay tres estatuas de piedra de los dioses, mirando hacia el exterior y equidistantes entre sí, situadas alrededor de un altar con forma de yunque en el centro del templo. El techo estaba cubierto de mosaicos, cada uno de los cuales ilustraba diversas facetas de la vida de los enanos; las más destacadas eran la minería, elaboración de cerveza, talla de gemas, herrería, cantería y escenas de batallas.

El templo estaba abierto todos los días desde el amanecer hasta el anochecer, salvo en las festividades enanas que permanecía abierto todas las horas. Se celebraban tres oficios diarios, uno para cada deidad, y el séptimo día de cada semana se celebraba un servicio especial para honrar a los tres dioses juntos. La Suma Sacerdotisa Balikina Furlisdotr vivía bajo el templo con sus cinco sacerdotes y sus diez iniciados. La suma sacerdotisa preside los oficios importantes, y sus cinco sacerdotes se encargan de los demás oficios en su lugar.

En ese momento se estaba celebrando un servicio en honor a Valaya, oficiado por una sacerdotisa de la deidad. Eran muchos los que seguían el rito, varones y hembras, aunque con mayor proporción de las últimas. Iniciados de diversas deidades enanas se movían por el gran templo, adecentando las estatuas de los dioses o cargando pesados volúmenes de gran valor histórico.