Partida Rol por web

Gordin nos ha traicionado. Le vi una vez aquí abajo, y él me vio. Me iban a sacrificar el siguiente por saberlo. ¿Dónde está? ¡Voy a matarle!

Al parecer los sectarios estaban preparando algún tipo de ritual caótico que diezmara unicamente al clan Norgunson,y para ello necesitaban la sangre del clan, en sacrificio ritual. El joven no sabía en qué estado se encontraba el conjuro ni a quién habían ejecutado.

Con la mano indico que entraran dentro de la sala de donde había salido Señor Norgunson, que recuerda que le hicieron aquí dentro y por que razón pararon cuéntenos, hay que saber que mierda hacían eso engendros asquerosos -durante unos segundo se enfado pero tomo aire y se tranquilizo -hay que ayudar a esta cuidad y liberarlos de esta carga, tu mejor que ninguno lo sabrás -seguía sin fiarse de el pero sacar algo de información y contrastarlo con lo que veía eso si podía hacerlo -no se que puedo encontrar por aqui -miro la sala en busca de indicios de algo el que no lo sabia bien incluso runas.

Había otros conmigo. Humanos y un enano. Hace varios días que no les veo.

La habitación de la que había salido era una sala cerrada, ocupada por una silla de madera y unas celdas para grandes bestias. Semejantes a las que vieron en aquella cueva en las afueras de Puerta Muerta. Olía excrementos. Una única y estrecha abertura en la pared opuesta, por donde se podía observar una gran sala situada debajo. La nave central de un templo enano. Iluminada por los fuegos de varios braseros se veían un altar de piedra negra y los pedestales de estatuas, ahora destrozadas en el suelo.

Jotunn escuchaba todo con atención y medito al respecto:

-Deberiamos movernos o parapetarnos - dijo dando opciones -quien sabe que se encuentra ahi de fuera y estara acechandonos, lo mejor sera moverse o prepararse para recibir lo que se acerque - no era amigo de estar moviendose por un sitio que no conocia a la espera de que le caigan ha uno encima, pero un objetivo en movimiento era mas dificil de cazar. Pero si iban ha estar quietos, lo mejor era apostar vijias  y esperar lo peor. Como siempre hacen los enanos ceñudos tras sus fortalezas, y gracias a eso aun seguimos pisando este viejo mundo.

Con estos tristes pensamientos quedo alli a la espera de ideas.

Miro por abertura y veo lo que hay, no se si hay alguien a el otro lado. -No se como se llega ahi pero creo que es donde tenemos ir -en la mente del enano veía que aquel lugar tenia toda la pinta de ser el altar donde se hacían las sacrificios o lo que fuera, desde luego aquel lugar había que registrarlo y matar a todos los mutantes que allí estuvieran. -Compañeros y... -señala al bastardo -al final no se tu nombre, como vamos hasta ahí abajo

-Ahora que lo recuerdo abajo había un puerta -el enano bajo la escaleras con cuidado de no resbalar con la sangre del animal aquel.
Al llegar a la puerta intenta abrirla buscando con cuidado alguna forma de desbloquear la puerta.

El ingeniero y Torkim se quedaron rezagados vigilando al entrada. Jotunn se quedó con el enano bastardo, mientras Thorin y el Sanguinario inspeccionaban la última puerta. La puerta que conducía a la otra sala estaba cerrada, pero bastaba con empujar la puerta para entrar en ella. Se hizo con cuidado. La sala inferior era la gran nave del templo. O al menos lo fue. Ahora se hallaba ocupada por numerosas piedras de diversos colores y braseros apagados. Al final de la sala, a unos treinta metros había una piedra negra rodeaba de burdas estatuas de madera de extrañas formas humanoides y animales.

El enano entro con el escudo en alto, buscando enemigos en la sala, nunca te podías fiar, podía haber enemigos escondidos en cualquier lado.

Ya dentro de la sala camino con cuidado buscando algún indice de lo que podía haber sido un ritual o algo parecido. Miro con mas detalle las figuras de madera a ver si eran de artesanía enana o podían ser totenes de aquel enemigo. También se fijo en el altar y si toda la sala tenia pinta de ser usada habitualmente o recientemente.

No había enemigos. O, si los había eran invisibles. No había dónde ocultarse en esa sala. Salvo detrás del altar, pero dando un cauteloso rodeo puedo ver que nada se escondía tras él. Estaba solos. Él y Kurdrim.

La piedra del altar estaba manchada de sangre, sangre seca hacía ya tiempo. Había además un ligero olor, como la carne asada del día anterior. La nula ventilación del lugar lo explicaba. Aunque no había restos de fuego alguno. Las estatuas eran sin duda obra de herejes. Pues representaban a humanos mutantes y criaturas del Caos.

Habia profanado toda aquella zona como si fuera nada, y la verdad que solo daba ganas de llorar. Quede mirando toda aquella escena en espera de nada. Y la verdad que la zona no era nada propicia.

-Podriamos movernos de aqui, este lugar no me gusta nada, es como picar en la cantera sin un poco de cerveza enana para la noche - digo con cierta nostalgia.

Aqui no habia nada, nada que yo llegara ha conocer, comprender y utilizar para algo. ¡Malditos mutantes! pense con asco y temor. Esta tos me esta matando, pense con amargura.

La ira invadió al enano al ver esos totems de madera. Su puño agarro con mas fuerza todavía la empuñadura de su martillo, con su escudo derribo una de esas figuras de madera, con su martillo y su fuerza la golpeo provocando un alud de astillas por el altar -!!!Malditos mutantes¡¡¡

Sus ojos se fijaron en la sangre la miro bien y miro su martillo manchado de sangre de aquel mutante de fuera la comparo una y otra varias veces, no sabia si era la luz o simplemente el paso del tiempo pero la sangre del martillo le parecía mas oscura que la del altar -creo que es sangre enana -!!Señor Norgunson¡¡ -exclamo a la espera de que apareciera -desde la otra habitación se veía esta sala, ¿ oíste o visto lo que se hacia aquí? -espero la palabras de Norgunson -!y como coño te llamas -era la segunda vez que se lo preguntaba tenia algo que ocultar......

Algo paso por si mente en ese instante -Gordin el señor del clan Norgunson, están juntos, vayamos

Jotunn observaba la sala mientras otros seguían sus pasos. Cuando Thorin derribó una de aquellas estatuas estalló en sangre, esparciéndola a los más cercanos. La madera era hueca y el interior estaba relleno de sangre. Sangre reciente. ¿Todas las estatuas, y había una docena, contenían sangre? ¿De dónde había salido?

Soy Furtin -le respondió el enano a Thorin.

¡Mentira! -le increpó Kurdrim- Eres el Bastardo Norgunson, todo el mundo lo sabe.

Nadie me habla en ese tono, Sanguinario.

Eres una abominación, un bastardo de la raza enana. Tu padre deshonra mujeres con las que no está casado, y tú eres la prueba.

Thorin estaba lleno de sangre desde la punta de sus pies hasta los pelos de la barba, el color de su barba torno rojizo más todavía -!!Malditos hijos de puta¡¡ -exclamo en desesperancen la la ira del enano aumento -los matare los matare a todo no dejare ni uno de los enemigos de la raza enana -su martillo goteaba sangre enana o eso suponía el, ya no podría comparar la sangre del mutante de su martillo con la del altar, pero ya daba igual sabia que la sangre del altar era enana -la sangre de nuestro congéneres esta en estas figuras, de tus hermanos Furtin

Intento calmarse -Tranquilo, necesitas calma para pensar que hacer ahora, esos malditos mutantes hijos de un snotling -su mente estaba bloqueada la sangre de sus congéneres le llenaba de rabia contenida pero aun así logro tranquilarse con un fuerte suspiro -¿que hacemos ahora? -no sabia que podía hacer -para que sirven estas figuras que utilidad tiene por que están encima de ese altar -muchas preguntas rondaban su mente y no tenia respuesta para ellas, así que tomo algo de iniciativa y alejo uno a uno las figuras del altar posando las el suelo lejos de aquel altar.

Me mire de arriba ha abajo, que el padre Grungi me perdone porque estaba enfadado, sucio de sangre y cansado. Por primera vez en mas de sus largos años por un dia estuvo cansado. Cansado de todo esto, de la desesperación.

Pero una idea aparecio en su cabeza, todas aquellas figuras estaban echas con algún proposito, demasiado tiempo muerto, demasiado tiempo perdido para que no fueran para nada - mientras guardo la ballesta y saco el hacha - miro a mis compañero y busco una de las figuras para romperlas. -¡KRASG! - sono por el recinto, mientras la sangre se derramaba -rompamoslas todas - digo con la voz en un hilo de pura rabia y odio por todo aquello - ¡AHORA! - grito nervioso. Sea lo que sea no voy a dejar piedra sobre piedra, sea lo que sea que el padre Grungi me perdone y Valaya me cuide.

Muy pronto la nave estuvo inundada de sangre y astillas, trozos de madera de diversas formas y tamaños. Gran parte de la sangre del interior de las estatuas estaba seca, pero otra parte, una gran cantidad, aún estaba fresca. Aquello era una imagen...parecía un campo de batalla tras un combate, aunque sin cuerpos. No era un lugar agradable en el que estar, todo era granate y carmesí, con llamas tintieantes y sombras danzantes en las paredes, dándole el aspecto de lugar aterrador que en realidad era. Mucha sangre, enana creían todos, era la decoración de la sala.

Kurdrim se ha ido -les dijo el rompescudos- Aún se lucha contra los mutantes y tiene sed de...-Miró el suelo de la sala un momento- ...sangre.

A su espalda estaba el cuerpo del mutante y a unos diez pasos, como queriéndose alejar del difunto, Suldrek recargaba su arma.

¿Cuántos...cuántos creéis que...?

-Grungni perdónanos si estamos cometiendo un error, pero no veo otra solución a este problema -algo en el interior del enano le hacia sentir una congoja, no se sentía bien incluso su ojo derecho llego a humedecerse la raza enana estaba desapareciendo y encima la corrupción invadía alguno de los supuestos buenos enanos.

Salio junto a Suldrek, guardo su martillo y en la palma de la mano tomo una de las plantas medicinales que le vendió aquel halfling. -¿Tienes algo con lo que prender esta planta?

Manchado de sangre y cansado por aquel destrozo acompaño al grupo aun enarbolando mis armas, escudo y hacha bien sujetos y al frente, esperando un virotazo llegado de la nada que acabara con alguno de nosotros.  Vaya camino que nos esperaba mas con el olor que nos perseguia a sangre que se secaba lentamente.