Partida Rol por web

El Barrio del Oro se encontraba en el extremo oeste de la fortaleza, al norte del Barrio Foráneo. Era el hogar de los mercaderes y los gremios de Karak Azgal, y su nombre se debía a los numerosos tejados dorados, estatuas de oro y demás evidencias de riqueza que eran claramente visibles. La Plaza de Piedra y las tres grandes salas gremiales dominaban la arquitectura del barrio, pero también había multitud de tiendas donde se vendían joyas, gemas armaduras, armas, telas, obras de arte y herramientas.

La Plaza de Piedra era un espacio abierto que se usaba en un principio como lugar de descarga para los envíos de piedra que llegaban a la ciudad durante su construcción. Cuando la ciudad creció, empezó a utilizarse este espacio como mercado, y así ha permanecido hasta el día de hoy. Los consumidores podían encontrar aquí distintos tipos de gemas en bruto, así como mármol y piedra tallados. Los cazadores vienen a este lugar para vender la carne y las pieles que han atrapado en el campo. La estructura del mercado cambiaba cada día, y nadie podía saber lo que se podía encontrar en venta. En este lugar también se podían vender los objetos que se habían recuperado legalmente de las ruinas.

Hay una tarifa de dos monedas de oro para abrir un puesto de venta en la Plaza de Piedra, y la venta de cada objeto será cargada con impuesto que dependerá del producto vendido. 

Señaló uno de las mesas de madera que los legisladores ponían a su disposición

Según el punto 6 de la sección IX del Gran Libro de la Legislación de Karak Azgal el impuesto sobre la venta de reliquias permite vender los objetos extraídos legalmente de las ruinas de Karak Izril, así que necesitaré el albarán de los objetos extraídos, así como los objetos. En caso de exponerse a la venta un objeto no reflejado en el albarán será confiscado de inmediato según afirma el punto 8 de la sección IX. Al caer el sol los puestos de mercado de la Plaza de Piedra quedan revocados, y deberá adquirirse otro al día siguiente.

En serio, aquí tienen una seria fijación con los impuestos. Será posible, aunque pagarle con el mismo dinero que he conseguido en sus ruinas no parece del todo un robo. Le pago al correspondiente tipo y pongo mis cosas a la venta, incluido el cofre, aunque le estaba cogiendo cariño...

Anillo de oro x2
Collar de plata y joyas
Brazalete de oro x2
Brazalete de plata
Ojo postizo de piedra

Los presentes en la Plaza de Piedra se mostraron muy interesados (para satisfacción de la mercenaria) en todos los objetos que ésta empezaba colocar cuidadosamente sobre la mesa que los legisladores le habían prestado (o alquilado según se mirase). Nobles enanas, nobles enanos, joyeros, orfebres, humanos, artesanos, gente acaudalada, gente no tan acaudalada, amantes de alguien, un elfo que era objeto de miradas como cuchilladas, y un par de rechonchos halfling que miraban todo con interés mientras toqueteaban sus ligeras bolsas de oro, con cara de lamentar no poder pagarse alguna preciada joya. El collar fue objeto de un gran ¡ooooh!

- Acercense y comprueben estos maravillosos objetos que logré rescatar de las profundidades, cada uno con su historia- pausa dramática- cada uno con su leyenda...-miro a los dudosos- ¡¡O me comprais u os maldigo con este ojo!!- y lo apunto hacia ellos- ¡comprad!

No es que fuera la mejor vendiendo la verdad, pero es que nunca he hecho esto antes...

Los malos modos no habían obrado bien en Melissa, muchos creyeron que tal vez les estaban tomando el pelo, que igual las joyas no eran de verdad, que quizá fuera un fraude. Pero los más expertos (o los más adinerados) dieron el visto bueno a algunas de las joyas, los dos brazaletes y el valiosísimo collar de plata y joyas, por el que Melissa consiguió un buen pellizco que incrementó el peso de su ya de por sí abultada bolsa. tendría que tener mucho cuidado con los ladrones.

Qué descaro, vender el ojo de un muerto

Fue una de las expresiones que tuvo que oir Melissa. El maestro joyero compró el brazalete de oro, una acaudalada humana el collar de plata y el brazalete de plata se lo vendió a uno de los halfling, quien al recoger la el ornamento casi tira la mesa con su enorme manaza. El legislador, siempre en la nuca de Melissa como una mosca, comprobó el desarrollo de las transacciones y cobró los impuestos pertinentes, enriqueciendo las arcas del Estado.

Meto lo que me queda por vender en mis bolsillos y con el cofre debajo del brazo, me dispongo a buscar armamento mejor y un escudo nuevo, pero la verdad es que me molesta un poco la herida y apenas hecho un vistazo así por encima, desde lo alto de un carro, del que me he echan enseguida.

-¿eh! que clase de respeto es ese a una mujer, maldito saco de pus?- le grito en el oido.

Me voy de allí, ya vendré mañana y buscaré con más calma.

No vio ningún objeto, arma u armadura que complaciera las expectativas de Melissa, y con su habitual diplomacia no consiguió lo que quería. Es más, le obligaron abajarse del carro al que se había subido bajo la amenaza de confiscarle sus pertenencias. Así que recogió sus cosas y se dispuso a marchar; en ese momento se dio cuenta de que sólo tenía un anillo de oro, y no dos, y no había vendido el otro. ¡Se lo habían robado! ¿Quién se lo había robado? Había estado muy atenta a todo, precisamente para que esto no ocurriera. Tal vez sólo se le había caído al suelo, pero en el suelo no había nada.

Miro perpleja donde debería estar el anillo y no está. Saco el ojo de madera y apunto a la gente a ver si me dice algo.

Mierda, era una buena idea...

Miro por el suelo, si no encuentro nada, los objetos que sobraron me los pongo que es donde estarán más seguro y ademas son muy lindos.

El cirujano recorrió durante un rato el mercado de la Plaza de Piedra en busca de un ayudante para su tienda. Buscaba a un sujeto lo suficientemente apto y barato para el oficio, y con ciertas luces de poder mejorar con el tiempo. El lugar estaba abarrotado de gente, y si bien eso le molestaba en cierta forma, por otra parte había una interesante cantidad de mano de obra disponible de cuál elegir para su negocio. Encontrar al sujeto indicado no le sería complicado después todo.

A la mañana siguiente Jotunn ando hasta la casa de su amigo, tuvo que pasar algún control de guardias y aunque reconocieron a su amigo, no quisieron dejarle pasar entonces tuvo que alimentar al fantasma del "mata-demonios" y los guardias quizas impresionados, quizas dubitativos, lo dejaron pasar son mas reservar llegandole a dar la mano efusibamente.

Cuando llego toco fuertemente. El estruendo fue a algo parecido a su hubieran querido echar la puerta abajo. Pero asi se tocaban las puertas en su clan, puertas fuertes cuando las habias, nadie se molestaria en tener algo de menor calidad.

Un sonrisa estaba clabada en el rostro de Jotunn, era un peligro constante y si iban a morir porque pasarlo mal. De eso se encargarian los habitantes que robaban a los enanos sus espacios. Jotunn tenia en mente una misión e iba a complirla hasta sus últimos limites.

-Bien hayado Thorin II- digo con tono seco cuando habre la puerta -que Valaya te sonria, grandes asuntos nos esperan y aunque la mañana solo empieza, aun podremos que beber y pensar en nuestras cosas - siempre habia tiempo para beber, comer, fumar en pipa, atusarse la barba y pensar -espero no cogerte en un mal momento - digo esperando respuesta.

Thorin II abrió a puerta del taller a Jotuun, lleva puesto una chaqueta de cuero y un delantal de cuero manchado de hollín y con muestra de algunas quemaduras de hierro ardiendo. Ademas llevaba en la mano un martillo de metal. -Pasa amigo, estaba dando forma a unas espadas para que luego Arkold las termine -luego le guió hasta el taller donde sobre un yunque reposaba una trozo de metal que empezaba a parecerse a una espada. Thorin se acerco a él y con un guante la metió en un caldero de madera llena de agua el trozo de metal de donde broto vapor que recorrió el taller hasta salir por una ventana abierta.... Acto seguido se quito el delantal y en otro caldero se lavo las manos y las cara, secándose con un trapo que colgaba de un gancho alado del cubo. -Bueno podemos partir amigo. ¿Donde quiere ir primero?

Mensandose la barba Jotunn dijo;

-La otra vez tuve problemas con mi armadura, sobre todo porque no tenia - dije muy serio - me conformaria con alguna armadura de cuero para brazos y piernas, lo que me preocupa es una buena protección en la cabeza, he pensado en un buen yelmo. Lo prefiero sin adornos ni hornamentos asi en un futuro podre añadirle simbolos en honor a mi clan y mi casa. - un escudo no estaria mal, pero se conformaba con el que tenia hasta el momento, ya habra tiempo para comprar mejor equipo -la otra vez que intente comprar una armadura me meti en un taller de estupidos humanos que no sabian la diferencia entre un martillo y una piedra del camino. Realmente estupidos. Y pense, si no lo entiendes sin que se lo explique, quiere decir que no lo entendera por más que se lo explique- asi eran lo humanos y claro, uno puede perder el tiempo hasta un limite - creo que por tú condición podras encontrar lo que te pido sin muchos problemas. No se si tú necesitaras algo en especial de equipo. Por lo demas ya hablamos de lo que nos faltaba para la espedición, podriamos hacer una lista y compartir parte de los pesos. ¿que te parece? - digo amigablemente dando un pequeño golpe con el codo. Habria que llevar de todo, y compartir los pesos daba garantias de que siempre hubiera algo de lo que faltara, en alguna mochila.

-Ya sabes, por ejemplo; Cuerda, antorcha, linterna, aceite, comida, cerveza, saco, mochila, odre, pedernal y acero, hierva para fumar, pala, pico...-Jotunn se perdio en una retaila de cosas, que no apuntaba en ningun sitio. Pero parecia claro que iban ha necesitar y que no.

-Conseguir una armadura es difícil yo estoy igual que tu, me falta metal para cubrir mi cuerpo -luego paso por su mente Dorg Borinson, aquel enano vendía cosas interesantes y algunas a buen precio sin duda -Vamos a ver a Dorg Borinson, un enano que tiene su local en el barrio de Barrio foráneo

-Hacértela llevaría mucho tiempo el cual ahora mismo no tenemos amigo -y salieron al encuentro del enano que Torkim les presento.

La chatarrería seguía como la última vez, llena de cachibaches y sucia. Dorg Borinson se encontraba fundiendo las puntas de unas flechas para reutilizar el metal.

Bienvenido de nuevo señor herrero rúnico. ¿Qué le trae por mi taller? ¿Cascos? De esos tengo muchos -dijo señalando con la mano una montaña de cascos, yelmos, cofias y gorros.

Los había de metal, de madera, de cuero, de cuero reforzado, de diversas formas y tamaños. Algunos tenían manchas de sangre, otros agujeros de flechas. Extrañaba no ver cabezas dentro de alguno de ellos.

Thorin saludo al hombre no muy efusivamente -Traigo un amigo para que compre algunas cosas, tratarlo bien -dijo señalando con la mano -es amigo mio y de Thorkim. Por cierto como vas de materiales de buena calidad, los que vayas encontrando por ahí vete guardado me los, que yo te los comprare

Jotunn saludo amablemente como siempre hacia:

-Hola, Soy Jotunn Snorkinson, es un placer conocer a un maese artesano como usted - hizo una pequeña pausa y prosiguio -me gustaria proteger mis brazos y piernas, el cuero no es el mejor material, pero debere conformarme por esta vez, ademas quiero un yelmo, preferiblemente sin ornamentación, lo tratare como me plazca cuando tenga tiempo.- mirando el taller - ¿podra hacerlo en menos de dos días? no pongo en duda sus habilidades, es que no tengo mas tiempo. - digo procurando no ser descortes, y dando enfacis en la prisa que tenemos. Los cascos no eran de fiar, pero si encontraba uno bueno, lo compraria o se conformaria con uno malo.