Partida Rol por web

Levanto las manos como rindiéndome.

-Antes, antes- me apresuro a responder.

Bien. No puedes abandonar a esos criminales una vez has entrado en su mundo.

Muerderoejas terminó su jarra. ¿Cuántas iban ya? Pidió una cerveza más

Tranquilo, amigo -le dijo a Ambrosio- Louis viene todas las noches. Mientras le esperemos aquí vendrá.

- Ahora veo como pierden sus fortunas estos testarudos enanos. Los muy salvajes pueden beberse en alcohol el salario de una semana entre charla y discusión. Solo espero que ese tal Louis llegue pronto, o tendremos que cargar al infeliz de Snorri cuando finalmente de por tierra con sus jarra en mano... - Eso razonaba Ambrosio a la par que asentía con su cabeza al enano, aceptado aguardar hasta que el No-muerto se dignara a aparecer finalmente.

Ese es.

Había tardado algo menos de una hora en aparecer. Pero allí estaba. Un bretoniano. Vestido como si de un noble se tratara. Jubón de seda ámbar, capa de armiño y sombrero de ala ancha con plumas de diversos colores. La vaina de la espada tenía incrustaciones de plata.

Entró en la posada y no tardaron en saludarle algunos de los presentes, humanos y halfling. Pidió un vaso de vino y unas aceitunas.

- Acompáñame, Snorri. Tenemos que cerrar un trato razonable con ese pomposo sujeto... - Indicó algo aturdido el cirujano, que no espera ver tanto lujo y derroche en un mercenario de Puerta Muerta. Evidentemente aquel viaje a la oscuridad le había colmado de una estúpida cantidad de oro, que ahora lo vestía y equipaba como a un duque.

- Disculpe, señor... ¿Louis? Mi nombre es Ambrosio, cirujano ilustre de oficio, y este es mi camarada Snorri, luchador del Pozo. Ambos planeamos descender hoy mismo a las ruinas acompañados de otra guerrera de gran talento para la violencia, pero consideramos prudente sumar al grupo a alguien del renombre y pericia que a usted le preceden. Así que esa es mi oferta, de la cual creo fervientemente que podres beneficiarnos todos y con creces... - Explicó prudentemente el profesional calvo de Nuln, tratando de ignorar estoicamente el fulgor que irradiaban las numerosas gemas y otras joyas que el No-Muerto vestía con holgura.

El bretoniano se giró a recibir a sus interlocutores, las plumas acariciaron el rostro de Ambrosio.

¿Sí? Un médico, son muy necesitados aquí. Segugo que encontgagá tgabajo aquí. ¡Oh! Le conozco, señog enano. Es el Muegdeoguejas. Sí, le he visto luchag dos veces. Magnífica aquella lanzada. Me aleggo de que pguebe suegte en las güinas.

El bretoniano se mostró interesado en el trabajo aunque avisaba de que él cobraba por sus servicios, dos coronas por día, más un parte del botín, proporcional a lo obtenido. 

No debemos estag más de tges días abajo, el cuagto tengo un compgomiso con el clan Skalf.

- No planeamos un descenso prolongado, por lo que el plazo de tres días es aceptable para nosotros también. Y su tarifa es igual de razonable, así que ya puede considerarse parte de nuestro grupo. Tenemos la intención de bajar hoy mismo, así que le ruego que se prepare cuanto antes y se nos una con presteza. - A pesar de su ridículo acento extranjero, el bretoniano le pareció un sujeto razonable al cirujano. El precio de sus servicios tampoco le incomodaba, estaba seguro de poder ganar mucho más que eso una vez repartido el botín. Ahora solo quedaba hacer unos arreglos y compras finales y todo estaría  listo para la partida. La próxima parada era entonces el mercado, donde comprar algunas provisiones y equiparse de un buen yelmo que protegiera su generoso e ilustrado cerebro.

- En fin, creo que tenemos una ruinas que saquear, compañeros... 

Miro desde lejos como están hablando con el bretoniano, tengo que reconocer que es guapo, y tienen fama de ser buenos luchadores. Que pena que no de dejan intervenir en las negocioaciones por alguna razón, yo le pondría la exigencia de poder tocarle el culo... Ya se porque no me dejan...

-Jajajaj- me rio antes un chiste que me he hecho a mi misma-.