Partida Rol por web

Mikael se apoya sobre una roca para recuperar el aliento después de la dura batalla, no puede perder mucho tiempo, pues tiene que ocuparse de las heridas del resto, pero podrá hacerlo más eficazmente si descansa un poco primero.

¿Que tal estáis chicos? Un buen combate, si señor. Estaba deseando algo de acción para desentumecer los músculos del viaje.

Sonríe a sus compañeros y en cuanto se siente mejor se dirige a ver a Zenram para estimar la gravedad de sus heridas restantes.

Déjame ver, si, esto no está muy bien, espera un momento, creo que puedo hacer algo.

Cogiendo su símbolo sagrado con una mano mientras con la otra cubre la herida más fea del mediano, reza una plegaria curativa. Después vuelve a mirar el campo de batalla, salpicado de kobolds muertos.

Creo que lo que suele hacer un aventurero en estos casos es registrar los cadaveres para buscar tesoros y objetos mágicos, así no necesitaríamos pedir tantas recompensas a la gente decente por cumplir con las tareas que nos encomiendan, ¿quien se ofrece voluntario?

Morodar esperó a que Mikael hiciera su trabajo con Zenram vigilando los cuerpos de los kobolds por si no estaban muertos. Era la primera vez que usaba sus habilidades para matar, aunque fuera a otra raza, y esa sensación era muy rara.

- Creo que podríamos aprovechar sus pertenencias para financiar nuestras necesidades. Es un buen uso para contrarrestar el que ellos les han dado.

Merhin se sentó en el suelo, mientras recuperaba el aliento. Cuando su respiración volvió a estar normalizada, y sin más preámbulos, se dispuso a registrar sistemáticamente a los kobolds.

- Malditas lagartijas... -murmuró.

Registráis a los kobolds y además de sus armas encontráis un total de 34 piezas de plata.

El mediano se encuentra mal herido al terminar el combate y su habitual candidez ha sido apagada por el dolor, sus manos cubren apenas las heridas y sin decir nada se tumba cerca de una de las rocas, donde su compañero Mikel le ayuda con sus siempre útiles poderes... En un acceso de gratitud el mediano estira su pequeña mano y la coloca en el hombro de su amigo, dirigiéndole algunas palabras para las cuales esta vez se toma el tiempo adecuado para decirlas correctamente...

Hoy me haz salvado la vida en mas de una ocasión, te lo agradezco enormemente, sé que aveces soy un poco molesto, lo veo en sus caras, pero nunca olvidare lo que hiciste hoy por mi...

Luego al ver que sus compañeros comienzan a registrar a los caídos el mediano se levanta sin dar tiempo a que su compañero se reponga y como siempre comienza a dar saltos al rededor de los cadáveres con la daga en mano, haciendo decenas de pases en los que según el clava a sus enemigos...

Eso les enseñara a no meterse con Zenram Fasthand y su banda de aventureros invencibles espero que les quede claro que no tenían oportunidad con un liderazgo como el mio sus trampas y engaños no les ayudaron de mucho he..he... Mientras dice esto toma la espada corta y la daga...

El clérigo le agradece a Zenram sus palabras restandole importancia a sus acciones:

No te preocupes compañero, mi trabajo es manteneros con vida, y nunca me perdonaría fallar en mi cometido. Además, prefiero mil veces escuchar tus historias a verte caer en el campo de batalla...

Pero al ver que el mediano ya ha vuelto a sus andadas y ha recuperado el color y el humor, sonrie y deja su discurso a medias para despues comentar al resto:

Bueno, esto ya está. No está mal para nuestro primer combate, aunque el botín ha dejado algo que desear... creo que estos kobolds deberían tener una guarida o un campamento por aquí cerca, tal vez allí encontremos más, o al menos acabemos con más de estas malditas criaturas. ¿Que me decis, intentamos buscarlo o seguimos hacia Winterhaven?

Después se pone a buscar huellas de los kobolds como las que vieron antes para ver si descubre a donde se dirigen.

Tras registrar los cuerpos de las criaturas y buscar rastros de forma infructuosa ponéis de nuevo camino hacia la ciudad de Winterhaven.

Tras un par de horas de marcha vuestro destino está a la vista. El viejo Camino Real lleva a los pies de una amplia colina sobre la que se encuentra el poblado amurallado de Winterhaven. El pueblo se encuentra en las colinas que hay al sur de los Picos Cairngorn. Las murallas están hechas de una piedra gastada coronada por unas almenas defensivas.

Alrededor del pueblo hay casas humildes que se encuentra cada una de ellas enfrente de una pequeña parcela de tierra trabajada o de pasto. Más allá de las granjas, al oeste y al sur hay unos bosques sombríos mientras que hacia el norte están los altos picos montañosos de los Cairngorn.

Morodar hizo un alto y contempló la ciudad de Winterhaven. Sus murallas, sus granjas, .... nadie podía imaginar a simple vista que albergaba a una secta de malvados seres.

- Al final no ha sido tan difícil, ¿no creéis?

Bueno, teniendo en cuenta que aún no hemos empezado, jeje... y hablando de empezar, ¿por donde empezamos? Yo creo que deberíamos investigar sin llamar mucho la atención, si vamos preguntando abiertamente sobre el culto y resulta que preguntamos a un miembro del culto no creo que nos haga ningún bien.

Se queda pensando unos instantes y propone:

Tal vez podríamos llegar en calidad de aventureros buscando trabajo, y una vez nos mezclemos con la gente y nos ganemos su confianza empezar a preguntar con mucho tacto, no sería raro que un grupo de aventureros buscando algo que hacer pregunten a la gente si ha ocurrido algo anormal de lo que pudieran tener que ocuparse...

Mientras, sigue avanzando hacia la ciudad, estar tan cerca de su destino solo ha conseguido que acelere el paso debido a las ganas de cumplir con su misión y serle útil a los aliados de su dios.

- Podríamos intentar hablar con el clérigo de Avandra que nos refirió la Hermana Marla, porque preguntar a Lord Panting me parece demasiado arriesgado.

- ¿No ha sido difícil? Putas lagartijas, no hay manera de que luchen honorablemente...

- Pero has aprendido algo. La próxima vez que te enfrentes a kobolds no les darás oportunidad de tenerte danzando ¿verdad?

La cara de Morodar no mostraba burla ni ganas de ofender al enano. Había hablado en un tono neutro mostrando hechos.

- La próxima vez creo que intentaré cortarlos de un solo tajo.

Morodar sonrió levemente a su amigo enano. Estaba seguro que Merhin cumpliría su palabra.

- Pero en la ciudad deja el hacha un poco de lado. Podemos tener problemas si cortas de un solo tajo al primero que parezca sospechoso.

- Sobre todo -Merhin soltó una carcajada- por lo difícil que resulta cortar a alguien con un martillo. No te preocupes, sabré comportarme.