Partida Rol por web

Una inmensa sala de techos abovedados, un penetrante olor a viciado se cuela en vuestras fosas, un inmenso trono de negro ónice se alza en el centro de una de las paredes, mientras una funesta música que parece no provenir de ningún sitio llena vuestros oidos de una triste melancolia.

Las paredes y suelos son totalmente lisos y parece que en su origen eran de un Blanquisimo mármol, pero ahora la suciedad y algun resto de fuego hacen que esten sucios y oscurecidos. Grandes vigas de piedra oscura dan una fuerte sujeccion al solido techo de mamposteria.

Un grupo de estraños personajes permance de pies junto a la única puerta de la estancia, encajada en la sólida piedra, esta construida enteramente de metal y aunque un gruesa capa de óxido la recubre parece que se conserva en perfecto estado.

Un encorvado y envejecido goblin, vestido con unos harapos aparece por la puerta.

Tras una profunda reverencia se dirige a los visitantes(vosotros).

-El Loooord tardará aún un poco en estar con ustedes.

Chasca los dedos y una docena de goblins aparecen por la puerta poniendo una mesa y diversas sillas por la sala  y desapareciendo como si la mesa, las sillas (de diversos tamaños) siempre hubieran estado hay. Con una serie de suculentas y humeantes bandejas con viandas sobre ella.

-Si necesitan algo más, tan solo tienen que gritar mi nombre. Varón.

-Estaré al otro lado de la puerta.

Siseo amenazante a un goblin que se acerca demasiado para hacer su tarea, aunque su castigo no pasaría de un simple descuartizamiento de escarmiento para el resto, dado que su carne no es precisamente algo agradable para llevarse a la boca.

¿Qué querrá el Lord?

No puedo evitar preguntarme mientras sigo royendo un trozo de hueso ya bastante limpio, pero que se asemeja bastante a una costilla. Es una incognita que corroe por dentro y a la que no puedo dar respuesta del mismo modo que tampoco puedo llegar a rechazar su petición sin sufrir desagradables consecuencias por mucho que me moleste estar perdiendo aquí el tiempo.

Los ojos tras la mascara del yelmo permanecen cerrados, mientras el enorme ogro, con los brazos cruzados, permanece recostado contra el muro de la habitacion...

Su escudo, más bien una pared magica de madera y hierro, flota frente a el, moviendose lentamente y bloqueando cada tanto la vision del mismo, un gigante envuelto en acero.

No dice una palabra, cuando el goblin trae excusas y comida. Tampoco se mueve a tomar nada, simplemente se mantiene a la espectativa con tranquilidad, como si estuviera en su casa.

Sus oidos sin embargo, captan cada uno de los movimientos de sus compañeros, lo cual le permite estar atento y en guardia...

*Las peores amenazas siempre provienen de los que estan cerca

Un borrón de movimiento y extraños movimientos de las sombras marcan una pequeña figura que se mueve. Las sombras parecen tomar forma para mostrar un goblin tomando comida y olfateando cada plato con suspicacia, parece intimidado por los grandotes y no le gusta el comportamiento de la lagartija.
Desde la mesa mira al resto.
Una voz estridente rompe el silencio
¿Alguno tiene idea de que hacemos aquí?... Bueno no importa, pero... ¿alguien sabe que hago YO aquí?
Después de mirar con mala cara los alimentos comienza a ver los platos y la vajilla. Hacerme una idea de los gustos de este tipo me puede ayudar en el futuro

Lamia camina silenciosa hacia una de las sillas de su tamaño, sin dirigir la palabra a nadie. Se mueve de forma sinuosa, casi tan felina como su tigre... Aunque ahora mismo no la acompaña.

Toma asiento cruzando las piernas y baja su mirada hacia sus uñas, examinándolas, haciendo caso omiso de los demás. Al menos hasta que la "rata" abre la boca.

Sin despegar su negra mirada de sus manos, una cruel sonrisa se forma en sus carnosos labios rojos.

¿Tú? Molestar.

Responde a su pregunta con tan solo dos palabras, con esa voz sedosa y aterciopelada que ha sido capaz de conquistar a tantos antes... Sin saber que iba a ser la última que escucharan.

Ignora por completo la comida también. La peligrosa morena sólo se alimentaba de una cosa... y era más por diversión que por propia necesidad.

Busca el lugar mas alejado de todos ellos, y apartando una silla para que tome asiento su acompañante, una bella mujer madura de acerados ojos negros, toma otra para sentarse él.

El joven humano de apenas unos 30 años, con un cuidado y unos modales exquisitos comienza picotear y entabla uan anida conversación con su acompañante ajeno, aparentemente todo lo que le rodea.

Empiezo a salivar ante la posible comida. El hueso cada vez llama menos mi atención y mis ojos van de un humano a otro, mientras considero cual será el más suculento de los tres hasta que mi cabeza impide que progrese ese pensamiento.
Si están aquí significa que no son humanos normales y corrientes, lo que significa además que serán piezas demasiado peligrosas para atraparlas con un ataque directo y están esos pequeños matices que mis sentidos aprecian y mi cabeza se niega a reconocer y que delata que al menos dos de ellos no son lo que parecen.
Así que resultan rapidamente descartados, por el momento, y me centro en la tercera mujer, aquella que aún no ha sido descartada de la lista y se encuentra al lado del pequeño hombre.
Vuelvo a prestar un poco más de atención al hueso mientras ingenio alguna forma de poder atraparla sin complicaciones.

El hombre-rata se quedó de pie, apoyado en su bastón de calavera. Como todos los presentes, echaba miradas furtivas a aquel tropel de criaturas que se había reunido allí. Era curioso el contraste entre aquel gigante recubierto de acero, y el escurridizo goblin que correteaba por la sala. Bueno, por lo menos Skelos no era el más pequeño. Ni tampoco el más repulsivo, confirmó, al ver al saurión que siseaba con ganas de cazar al mayordomo.

En cuanto al hombre y mujer humanos, Skelos adivinaba que sin duda eran más de lo que aparentaban. Sobretodo la chica, que tenía un aura que atraía magnéticamente al nigromante, como la llama a la polilla.

Se preguntó por enésima vez por qué motivo había abandonado la comodidad de su alcantarilla para venir a ver a aquel Lord. Hizo el equivalente mental a un encogimiento de hombros. Por lo mismo por lo que lo hacía todo: la posibilidad de acumular un mayor poder sobre la muerte.

Intentando no llamar la atención por el momento, esperó a que el liche tuviera a bien presentarse ante ellos.

El pequeño goblin sonríe ante la respuesta recibida.

¿Molestar?, es posible, pero dejaré que nuestro anfitrión decida eso, pero me parece que esos humanos de allí desconfían más de tí que de mí

Continúa dando algunas vueltas, mirando las paredes y la decoración. Al final decide sentarse en el suelo, lejos de las paredes y vigilando las distintas entradas y salidas que pudo distinguir.

Lamia dirige sus oscuros ojos negros a la pareja de humanos nada más escucharlos entrar.

Tan ruidosos... y tan apetecibles...

Piensa sin poder evitar morderse el labio inferior en un gesto demasiado seductor como para aparentar lo que es... un gesto de contención. Si estaban allí, le serían útiles al Lord... Y no es que le importara demasiado, pero... se perdería la posterior diversión si no obtuviera la misión para la que los han reunido.

Sin apartar la mirada fija de ellos, Lamia responde al goblin en el mismo tono de voz de antes... quizá algo más tétrico.

Y hacen bien...

Añade a su afirmación. Quedarse mirando fijamente a alguien podría considerarse de mala educación en algunas culturas. Sin embargo, Lamia estaba más que cómoda con aquella situación, observando a los humanos con una leve sonrisa en los labios, las piernas cruzadas enseñando gran parte de sus atractivos muslos y los brazos apoyados en los reposabrazos de la silla... dejando que sus largas uñas colgaran por el borde, relajadas... la misma imagen de la crueldad.

Todos teneis un mensaje en vuestra escena, os dice como habeis llegado aqui mas o menos

Un Humano de mediana edad, con cierto atractivo físico, el pelo es de color oscuro con algún mechón de blanquinosas canas en sus sienes, tiene un rostro serio pero que trasmite cierto grado de inocencia. Viste un holgada camisola acuchillada y unos ajustados pantalones de cuero. Rematada su indumentaria con un elegante chaleco y un sombrero de ala hancha.

Se deja caer pesadamente en una silla y comienza a comer algo de fruta. Un pequeño mono corretea desde su sombrero por su antebrazo y coge algunas uvas al tiempo que vuelve a escalar por el brazo para sentarse tranquilamente en hombro de este....

Mi nombre es Rómulo, y he sido llamado por el Lord, como todos ustedes.....

¿Alguien sabe algo de él?, Vamos ¿alguien lo ha visto o conoce sus intenciones?

El pequeño goblin mira al recién llegado y a los demás humanos con recelo, comienza a moverse nervioso.

Esto se plaga de humanos, espero que el Lord los despanzurre a todos, por lo que sé el único humano bueno es el humano muerto

Comenta con desprecio y una mirada maligna en sus pequeños ojos, al tiempo que lleva la mano discretamente por debajo de su manto

EL humano acaricia a su mono y le dice algo al oido, el mono se acerca al goblin y le tiende amigablemente una uva con sus diminutas manos...

Glibrit mira con sospecha la uva y al mono.

Un pirata y un mono... el mono podría perderse en una isla y el pirata ser alimento de cualquier cosa en esta cueva

Con mucho cuidado y sin perder de vista al mono, Glibrit coge la uva con la mano que tiene libre

Gracias, no tengo nada contra los ancestros de humanos, pero se han convertido en una plaga desagradable Murmura

El mono, roza levemente la mano del goblin y este siente un escaloofrio y....

Malditos doble-post es la segunda vez hoy

Dang traté de editar el anterior pero no veo la tirada

te a afectado un hechizo de la carne a la piedra. Tu y todas tus posesiones sois una estatua. Permitire que sigas escuchando.