Partida Rol por web

Katherina vió cómo su ex-superior se acercaba a ella rebajando su paso y se acercaba a uno de sus oídos. Hizo una mueca de resignación que el cazabrujas no pudo ver desde su posición y escuchó en silencio las palabras del hombre.
- Nunca he dejado de vigilar a la bruja, Herr Thalber, si bien es cierto que de haber combate la cosa estará complicada, nunca está de más saber que no seré la única en prestar atención a lo que ella diga o haga. - le susurró Kat mientras asentía lentamente a sus propias palabras.

Por fin- Dijo Gabriella sin ocultar que le agradaba la idea 

Démonos prisa  hemos perdido un tiempo valioso y no podemos olvidar que nuestros enemigos nos llevan ventaja, pero les daremos caza

Gabriella empezó a guiar a sus compañeros otra vez

  Tomada la decisión de abandonar Delberz aprovechando la confusión de la batalla que se recrudecía tras las murallas de la plaza, los templarios se encaminaron hacia el punto en el que se reunían los soldados de la guardia obedeciendo los gritos de sus Capitanes, veteranos hombres de armas que ultimaban los puntos de la estrategia del contraataque.

  El grupo de templarios destacaba con su presencia y atuendos entre los soldados, quienes no tardaron en percatarse de su llegada. Su reacción, a medio camino entre el miedo y el respeto, hizo que mantuvieran una respetuosa distancia. Puede que sus superiores no mostraran esa actitud con respecto a los inquisidores, pero la gente llana como eran los integrantes de aquella improvisada unidad continuaban mostrando la misma actitud temerosa hacia la inquisición.

  Uno de los Capitanes dió las últimas órdenes a sus hombres.

-¡Recordad! ¡Nuestra unidad es pequeña y frágil! ¡Nuestro propósito es causar la confusión en las líneas enemigas para desorganizar sus fuerzas, y provocar una brecha en sus defensas de la que puedan aprovecharse los Ulritas! ¡Ya no está en nuestras manos terminar con esta batalla! ¡De nuestra unión depende nuestra fuerza, cualquier rotura en la formación será la catástrofe para todos nosotros! ¡De modo, que permaneced férreamente dentro de la unidad, y no habráis la formación o todo estará perdido! Exclamaba a voz en grito. ¡Los pieles verdes conocen nuestra posición, pero el ataque de los Lobos Blancos los ha dejado con la guardia baja! ¡Ahora no nos están teniendo en cuenta creyéndonos débiles, y si golpeamos duro y rápido por nuestro flanco, el revés podría desestabilizarlos lo suficiente como para que las fuerzas Ulritas acaben con ellos! ¡Seguid a vuestros Capitanes! ¡No habrá vuelta atrás despues de atravesar esas puertas! ¡No dejéis de avanzar hasta que nos unamos a los Ulritas y hayamos dejado un surco de muertos verdes a nuestro paso!

  Los soldados alrededor de los templarios rugieron alrededor de los inquisidores.

-¡Servimos al Imperio, y por el Imperio daremos la vida si es preciso! ¡Soldados! ¡¿Queréis vivir para siempre?! ¡No os alistasteis para ello!

  Los soldados volvieron a rugir.

-¡Abrid las puertas! Gritó el hombre al tiempo que alzaba su espada. ¡POR EL IMPERIOOOOOOO!

-¡POR EL IMPERIOOOOOOOOOOOOOOOOO! Respondió todo el mundo al unísono.

  Las puertas se abrieron, y los soldados comenzaron a correr hacia el exterior, arrastrando con ellos al grupo de templarios en el frenesí de la batalla, imposibilitando la marcha atras a los inquisidores en aquella marea humana, aún cuando lo hubieran querido. La fuerza de los empujones de tantos hombres era imposible de contener, y lo único que pudieron hacer fué dejarse llevar por aquella gente que estaba dispuesta a morir por salvar lo que quedaba de su hogar, algo que nadie en el Imperio se lo reprocharía.

  Aquel lado de la muralla comenzó a vomitar hombres armados con sed de sangre orca, que aplastaron sin resistencia alguna a los primeros pieles verdes, que apenas los vieron venir. Rajados, cortados, mutilados, y pisoteados, goblins y orcos cayeron como hierba segada. La carnicería era atroz. Sangre pielverde se derramaba frente a la terrible acometida de la resistencia de Delberz, y la formación avanzó sin resistencia alguna. Los huesos crugían ante el golpe de las armas más contundentes, y las arterias eran seccionadas por el acero afilado. El pandemonium en el que los templarios se encontraban era ensordecedor, y los gritos de las bestias moribundas se entremezclaban con los de los hombres que se cobraban la venganza por lo que le habían hecho a su ciudad. A sus amigos. A su familia. No había piedad. No había respiro. No había posibilidad de olvidar. Sólo había GUERRA.

  Los templarios se vieron fuera de las murallas de Delberz arrastrados por la furia ciega de los últimos defensores de la ciudad, que se unían a aquellos que habían venido a salvarlos, pero ¿Quién salvaría a los templarios? De nuevo se encontraban en medio del fragor del combate, y el caos de la batalla los rodeaba por todos lados. Zarandeados de un lado a otro a causa de los empellones de los soldados que los rodeaban, apenas eran conscientes de lo que sucedía más allá de los apretujados cuerpos que se masacraban y trituraban alrededor, esforzándose en no perder la formación. Los templarios alcanzaban a ver atisbos de la batalla más allá de los cuerpos que los asfixiaban en los agobiantes apretujones, pero ellos apenas tenían espacio para moverse, mucho menos manejar sus armas. Lo único que podían hacer era seguir moviéndose al paso que marcaba la formación, con la esperanza de no tropezar y acabar convertidos en la misma pulpa sanguinolenta mezclada con la tierra que pisaban, y esperando la posibilidad de alejarse de allí en pos de lo que los había llevado a aquel matadero.

Maul no podia confesarlo por que hubiera sido algo de muy mal gusto pero segun se abria paso por la marabunta del combate, tenia que reconocer que se lo estaba pasando en grande; adios politica, adios palabras, hora del acero y la sangre, hora de la paliza.....por Sigmar que ya era hora...

Le costo mucho esfuerzo no ponerse a cantar un himno a Sigmar a pleno pulmon, principalmente por que eso podria poner el peligro los gritos y las ordenes de batalla al provocar confusion entre las falanges que les rodeaban con llamadas al valor y al coraje; ya habia sargentos que se hacian cargo de esos menesteres...era labor para otra ocasion...

Gracias a su corpachon, Maul podia mantener el ritmo con facilidad, en peores condiciones habia tenido que trabajar y sin embargo ahi estaba feliz y contento con la batalla clamando a su alrededor.....esto era vida, que ganas de poder poner su martillo encima de sus enemigos..

Se arriesgo a echar una mirada hacia atras para hacerse cargo de que tal estaban encajando la fiesta sus compañeros, habia un par muy poco dados a los ejercicios fisicos de modo que quizas tendria que levantarlos en aras antes de que la marcha los aplastara....

Con su martillo al hombro y una sonrisa en la mente que no en la boca, Maul avanzo feliz en pos del combate prometido....

Katherina pronto sintió cómo era zarandeada de un lado para otro en medio de la caótica marabunta que había arrastrado a todo el grupo de templarios fuera de la ciudad.
Sin embargo, se dió prisa en ponerse justo tras el grandullón en cuanto pudo ser, mínimamente, dueña de sus pasos, mientras trataba de no perder de vista a los demás. Maul era como el faro o el guía que debían seguir en aquel gentío inmerso en la batalla contra los pielesverdes.

En cuestión de segundos se vió abrumada por todo lo que sucedía a su alrededor, y se obligó a agarrar con fuerza el cinturón del grandullón. Pero pronto se dio cuenta de que, además de su propia supervivencia, debía asegurarse de completar la misión encomendada, así que buscó rápidamente a la bruja con la mirada y, cuando halló su posición, alargó la mano que le quedaba libre para atraerla hacia sí.
Puede que sea una maldita bruja mentirosa, pero por el momento es la única que puede guiarnos hasta el artefacto, así que más vale que trate de mantenerla con vida..., pensó Kat una vez que la tuvo agarrada tras ella.

  La batalla se recrudecía alrededor del grupo, y los alaridos de todos los implicados en la salvaje carnicería se entremezclaban con el chocar de las armas.

  Los pielesverdes reaccionaron, y la acometida redujo su velocidad cuando se encontró con resistencia. Los golpes empezaban a ser devueltos.

  La sangre orca pronto comenzó a mezclarse con sangre humana, y los hombres de la unidad en la que los templarios y la hechicera estaban integrados comenzaron a caer.

-¡MANTENED LA FORMACIÓN! Gritó alguien cuando se empezó a sentir que el espacio entre los cuerpos apiñados en la unidad de soldados, comenzaba a agrandarse. Ante la orden, todos los soldados trataron por todos los medios de no ceder espacio al enemigo, juntándose entre ellos lo máximo posible, al tiempo que no dejaban de avanzar.

  El caos era brutal, y los templarios en medio de la formación eran incapaces de hacerse una idea del lugar en el que se encontraban. Concentrándose únicamente en seguir avanzando, solo podían esperar a la ocasión para salir de allí, y buscar una ruta que los alejara de Delberz en pos de su objetivo, ocasión que no tardó en aparecer.

  El flanco a la izquierda de Thalber resultó ser el más castigado, y tras escuchar un desgarrador alarido de dolor:

  El templario se vió cara a cara con el feo rostro de un orco. El pielverde que acababa de sacarle las tripas al soldado que había gritado, lanzó una furiosa mirada con sus ojos inyectados en sangre a Thalber, y levantó su enorme chopa para continuar su trabajo, pero en el alzamiento del arma, una alabarda se incrustó en su frente. El orco torció los ojos de forma antinatural cuando la hoja del arma se retiró, y se desplomó dejando un chorro de sesos y sangre en el aire según caía, y un hueco por el que destrabarse del combate en el lado de Thalber.

Kat iba aferrada cual lapa al cinturón de Maul mientras agarraba, a su pesar, una mano de Gabriella para mantenerla lo más a salvo posible.
Pero los orcos comenzaron a defenderse de la marabunta y aquello se convirtió en una trituradora enorme, donde solo se veían chorros de sangre de aliados y enemigos y trozos de carne, sin siquiera dar tiempo a ver si era humana u orca. La crueldad de la guerra concentrada en aquel pequeño territorio a las afueras de Delberz.

Por suerte, tras el golpe inicial, un flanco se abrió más de lo normal y la sacerdotisa trató de guiar al grandullón y la bruja con ella a través de aquel hueco que había quedado más o menos libre, sudando a mares y con los sentidos al cien por cien en todo lo que sucedía a su alrededor.

Thalber observa irritado como la multitud lo empuja y zarandea sin tener en cuenta que él era uno de los elegidos de Sigmar, un hombre de mucho mayor rango que ellos y que debían respetarlo.

Envuelto en sus sentimientos y, aún tratando de mantener la compostura, casi pierde el total control de su cuerpo cuando un orco se abalanza sobre él. El monstruoso enemigo levanta su arma y una plegaria se escapa de los labios del atemorizado cazador. Una plegaria que es respondida.

Tras mirar a la muerte a los ojos y sobrevivir Thalber se siente el guerrero de Sigmar más afortunado del lugar y, tras ver un hueco en el lugar donde el orco se ha desplomado, lanza un gesto a sus compañeros para que lo sigan y se escabulle por la brecha de las lineas de batalla.

Maul noto la repentina carga de los soldados a su derecha, los jodidos patatanes habian visto venir a un orco y se habian echado hacia atras, idiotas, entrar en la guardia del orco y meterle la lanza en la boca; aprovechad que es sus brazos estan hechos para golpear no para finuras de esgrima....

Adelante Hijos de Sigmar aullo Maul abriendose paso entre el monton donde estaba para continuar con el avance en pos de los malditos hijos del caos....

Por problemas personales me veo obligado a dejar la partida.

Un saludote

Barlow

El grupo de templarios se arrastró penósamente hacía fuera de la carnicería en la que se había envuelto, y no todos lo hicieron con fortuna.

Los gopes llovían desde todos lados, y era difícil evadirlos en aquel entorno rodeados de cuerpos empujándose, y matándose. Maul, Gabriella y Heinrich se llevaron la peor parte, y salieron de la trituradora de carne en la que estaban con profundos cortes y contunsiones, pero aquello no logró que aminoraran la marcha, por lo que aunque a duras penas, lograron seguir a sus compañeros hasta la linde del bosque, en donde todos se refugiaron aprovechando que los contendientes de aquella batalla habían dejado de tener ojos para ellos.

Desde donde estaban escondidos, entre árboles, tenía una buena perspectiva de lo que acontecía, y la idea de que el ataque planeado desde Delberz para ayudar a ganar la batalla a los Ulritas iba a tener éxito, se fué formando con más fuerza en sus corazones. Al final, era posible que Delberz tuviera una oportunidad de salir de aquello, pero el precio a pagar sería alto, como lo atestiguaba el fuego en la ciudad, y los cadáveres en el campo.

Ja, ja, ja...trurujhm....Maul se comenzo a ahogar en un acceso de tos mientras se reia; escupiendo un cuajarron de sangre del interior de la boca...esa paliza habia sido tremendamente desagradable y lo malo es que ni siquiera habia podido contratacar contra la maldita masa de escoria piel verde por que eso solo les habria ralentizado pero habia sido vigorizante....mucho y eso era muy de agradecer tras las inmensas penurias pasadas ultimamente.....

Ja, esto esta acabado.....vamos compañeros y bruja...hay herejes que matar...el brillo frenetico en los ojos de Maul no presagiaba nada bueno para todo aquel que se atreviera a ponerse en su camino...no, desde luego no auguraba nada bueno...

-¡Aaaarf!... arf... Lazár trataba de recuperar el aliento a la sombra del cobijo otorgado por el bosque. ¿Estáis...? ¿Estáis todos bien? Preguntó. Sangraba profúsamente por muchos cortes, pero a parte de un evidente agotamiento físico, y unos miembros doloridos a causa del castigo al que estaban sometiendo todos a sus cuerpos, no se le veía en estado grave.

-Maul... tiene razón. Tenemos que ponernos en movimiento cuanto antes. Todavía no estamos a salvo de esa horda de pieles verdes, y aquí no tenemos nada más qué hacer... Señorita... Miró a Gabriella, que estaba a su lado. ¿Algo que decir?

La hechicera miró a Lazár, con aire ausente en su mirada, y cuando fue a abrir los labios, se desplomó.

A su lado, Lazár fue lo bastante rápido de reflejos como para agarrarla antes de que cayera al suelo, y con algo de dificultad, la apoyó en el tronco de uno de los árboles. El semblante de la mujer estaba lívido, y su estado no era el mejor. Cansada, y con numerosas heridas apenas sanadas, la mujer sufría los estragos del combate, algo a lo que no estaba habituada. Con los ojos cerrados, no respondía a las palabras y zarandeos de Lazár para reanimarla, pero despues de unos momentos de este tratamiento, al fín Gabriella respondió.

-Estoy... estoy bien. Musitó. Cuando Lazár dejó de sujetarla, la mujer trató de mantenerse en pie por si misma separándose del árbol en la que la habían apoyado. Con un gran esfuerzo, consiguió hacerlo. El rastro... continua hacia delante. Y ahora sé la verdad: Que... se entremezcla con la pestilencia del Dhar de ese hechicero al que combatió Herr Vortier. Ambos rastros siguen la misma dirección.

Casi no salimos de la batalla con vida, debemos darnos prisa, el Imperio tiende de un hilo.

Thalber miró a sus compañeros, magullados, cansados, heridos, desplomados. Su mirada se fijó en último lugar en Heinrich, su supuesto líder.

Heinrich, tus heridas son bastante graves y no has vuelto a ser el mismo desde que te lo hiciste encima. No me gusta tener que hacer esto pero la misión es demasiado crucial para que sigamos en tus manos visto que no eres capaz de soportar la tensión de la acción -aunque sus palabras lo negaran en sus ojos se veía claramente que el cazador disfrutaba de la situación -a partir de ahora tomo el mando del grupo. Si muero Maul os liderará y si el fallece lo hará Katherina, la fe de ambos sólo puede compararse con la de los verdaderos fieles de Sigmar.

Siguiendo las palabras de Gabriella Thalber señaló dicha dirección y continuó con sus órdenes -Debemos continuar inmediatamente, el caos no puede escapar. Cuando los encontremos nos dividiremos en dos grupos para atacar a nuestros enemigos. Maul, Lazár y Heinrich se ocuparán de la bestia mientras que Gabriella, Katherina y yo daremos caza al hechicero -el guerrero confiaba que Maul matara a la bestia, no sin que antes esta desgarrara el rostro de Arztmann, y que el hechicero consumiera a la bruja mientras él se acercaba lo bastante para matarlo.

Lazár, ayuda a Gabriella durante el camino si es necesario. Al igual que ella puede seguir el rastro del hechicero tal vez este se haya percatado de nuestra presencia. Cuando estemos cerca Lazár debería adelantarse, al ser nuestro mejor explorador, para averiguar si nos estamos metiendo en una trampa -aunque Lazár no le caía demasiado mal era una pérdida asumible. Si lograba descubrir la posible trampa o emboscada antes que saltara perfecto, si la hacía saltar. Bueno, ellos estarían lejos.

Katherina se llevó las manos al pecho y agarró fuertemente, con fervor y casi dando las gracias en silencio, la cruz que colgaba de su cuello. La cruz que le recordaba, dura y cruelmente, por qué estaba allí, con cuatro garrulos tratando de detener algo que se les escapaba de las manos con paso ligero.

Aspiró hondo una buena bocanada de aire mientras veía por el rabillo del ojo cómo Gabriella se desplomaba, malherida, y Lázar conseguía sujetarla a tiempo. A pesar de su propio cansancio, la sacerdotisa sabía que debía intentar aprovechar el momento de calma entre esos árboles para tratar de asegurarse de que, quizá algunos mejor que otros, todos llegasen a la batalla que sin duda tendrían al alcanzar a ese maldito hechicero del Caos.

- Sigmar, da fuerzas a tu hija, que solo quiere hacer el bien y preservar el mundo tal y como lo dejaste: libre del Caos y sus malditos seguidores. Libre de esta peste que amenaza a todos por igual. Ayúdame a proteger a los míos para la dura batalla que se nos presenta... - Katherina, muy seria y en leves susurros, rezaba a su dios mientras trataba de sanar las heridas nuevas que habían sufrido el grandullón y la bruja. Sin embargo, y a pesar de que la mujer quería ayudar a la bruja sabedora de que aún era vital para lo que acotecería, no pudo hacer nada por Gabriella, cuyas heridas se mantuvieron obstinadas en su sitio con la sangre visible en muchas partes de su cuerpo.

Sudando se apartó de sus pacientes algo alicaida, sintiendo que había fallado nuevamente a la bruja en sus curas.
Quizá Sigmar no desee que su cuerpo sea curado, ya que su alma está henchida de repugnante magia y brujería... pensó, para quedarse más tranquila, que quizá su amado dios estaba interfiriendo en ello.

Después escuchó sin decir ni una palabra lo que Thalber dijo. Seguro de sí mismo, se percibí a la legua que estaba deseando recuperar el liderazgo del grupo de inquisidores, pero el chillidos-de-rata no se lo pondría fácil, de eso estaba segura. No pudo evitar mostrar una media sonrisa ante la descarada posición del cazabrujas.
- Partamos antes de que el rastro se aleje demasiado. Con suerte los pielesverdes estarán entretenidos un buen rato con los soldados y los lobos como para que podamos pasar desapercibidos, aunque debemos evitar acercarnos a la ciudad en todo lo posible. Tomad aire y arriba, hay que ponerse en marcha. - dijo la sacerdotisa, sin hacer mención alguna a los planes que Thalber, muy taimado, había impuesto descaradamente al grupo.

Si Maul tiene alguna idea mejor cuando estemos cerca de plantar batalla, más nos convendría también tener en cuenta su amplio conocimiento belicoso. Nunca nos ha venido mal desde que le conozco, pensaba mirando al grandullón. Era un buen hombre y, sobre todo, una increíble máquina humana de matar. Convenía tenerlo cerca y Kat lo sabía muy bien.

Lazár respondió a Thalber tras escuchar sus palabras.

-En condiciones normales replicaría sobre el plan, pero estas no son condiciones normales. Dijo. Debería adelantarme para ir abriendo el camino, y asegurarlo, pero siendo la bruja la que nos guía, no puedo hacerlo sin ella al lado. De modo que estoy de acuerdo con el plan.

Miró a los demás.

-Si no hay nada más que añadir, deberiamos empezar a movernos. Todavía no hemos salido del peligro, y estoy seguro de que aún corremos el riesgo de encontrarnos con pieles verdes en la zona... Miró a Gabriella. Ella nos vá a restrasar, pero necesita descanso, tanto como nosotros a ella, mal que me pese. Sugiero caminar todo lo que podamos, y detenernos a retomar fuerzas en cuanto sea posible. De todas formas, no es la única que lo necesita.

Katherina asintió ante las palabras del aplicado cazador del grupo, desde luego él era el más adecuado para adelantarse y pasar desapercibido si así lo requería la situación pero si la bruja, malherida como estaba, lo acompañaba, no sería más que una carga para el hombre.

Se acercó más a Lázar mientras se ponía su característica capucha:
- Si pudiérais avanzar solo con las indicaciones de la bruja dejándola atrás sería preferible, según mi punto de vista, para que ella no entorpeciera la labor de avanzadilla. Pero lo dejo en sus manos, Herr Harish, es usted el más entendido sobre pasar desapercibido... - le susurró al oído y se alejó, sin esperar a que el hombre pudiera replicarle o aceptar su consejo. Ella simplemente había decidido dar su opinión, y que él hiciera lo que creyese conveniente.

Sobre lo mencionado respecto a la necesidad de descansar, Kat no dijo nada pues no había nada que añadir. Aunque algunos estaban más heridos que otros, todos acumulaban en sus cuerpos más cansancio del necesario, y habrñian de estar en las mejores condiciones posibles de cara a un enfrentamiento directo.

Oh....si bien Maul no habia reparado en sus heridas mas alla del hecho de que, si dolian; la curacion de la hermana Muller era mas que bienvenida; dejando que Sigmar diera fuerza a sus musculos de nuevo, una vez mas Maul se dijo a si mismo que algun dia tendria que aprender a canalizar la furia de Sigmar como era debido.

Ja...mucho, mucho mejor Maul se estiro con su cuerpo sonando como maromas de barco tensadas y un par de crujidos de huesos reencanjadose de nuevo en su sitio; la curacion de Sigmar era mas que bienvenida 

Gracias Frau Muller sonrio Maul con el martillo de nuevo apoyado sobre su hombro en una forma mucho mas natural de la que lo sostenia antes os agradezco la ayuda; estoy mas que listo para enfrentarme a esa cosa bestial..y darle a probar buen acero imperial...

Buen plan; solido y directo...si bien no se ofenda Herr Artzmann pero no es usted un combatiente de primera fila; mejor vaya con el grupo en pos del hechicero...le he visto doblegar a un hombre de un solo golpe certero y esa clase de destracciones pueden fastidiar a los brujos y sus trucos impios....

Maul por lo demas estaba bastante contento con la idea de dejar que la bruja se enfrentara al brujo directamente, fuego con fuego y que aprenda lo que son las trincheras, a ver si asi aprender lo que es estar en primera linea y no con la sangre noble a flor de piel....

-Estoy... estoy de acuerdo. Musitó dificultósamente la hechicera. El brujo es cosa mía. Pero necesito recuperarme si quiero enfrentarlo. Estoy muy malherida y necesito curación y descanso.

Y no le faltaba razón. A la vista estaba que el maltercho cuerpo de la hechicera no aguantaría mucho más el ritmo al que había sido sometido durante las última 24 horas.

Gabriella avanzó unos escasos pasos hacia delante, comprobando su propia estabilidad.

-El rastro se enfría. Dijo. No perdamos más tiempo... Lo primero es alejarnos de aquí.