Partida Rol por web

Miro a mi alrededor para ver quien levanta la voz y parece desconcertar a toda la sala, ¿nos estará tendiendo una trampa para que nos fijemos en él mientras pasa algo desapercibido a nuestro alrededor? pienso mientras miro a todas partes.

Estate atento, esto me huele mal le digo a Eisen mientras me acerco a su lado y le sonrio disimuladamente como si nada ocurriese.

Tienes razón - le susurro - estate atenta. 

Con suma atención Eisen vigila a todos y todo cuanto le rodea, menos al clérigo, de quien se está encargando Narya. Mira las puertas, los gestos, las bebidas, las armas enfundadas... en algún lado está el gato encerrado y se esfuerza por encontrarlo antes de que sea demasiado tarde. 

Los dos guardaespaldas solo miran a Marcus. Tras unos largos segundos de silencio, uno contesta. La seguridad es nuestro trabajo. La seguridad de la Señorita Nile es nuestra prioridad...

Mantienen la postura firme, los ojos al frente. Marcus comienza a darse cuenta de que su mirada, mecánica, es poco casual. Y le recuerda entonces a algunos sujetos que conoció a bordo de una nave cuando era transportado, aún en la guardia: tipos sin memoria ni cerebro, programados para una sola misión. A veces limpiar la nave, otras veces estibar cajas. O esa pobre mujer que solo observaba un panel por si se ponía rojo.

Los hombres ríen, aunque rápidamente suprimen el gesto. Uno de ellos toma un grueso Lho y lo enciende, apoyándolo en un cenicero a su lado. Eres gracioso. Me caes bien. La sonrisa se le ensancha mostrando rotos dientes. Esa boca a visto más de una pelea; y un rápido vistazo a los nudillos corrobora que sus oponentes han quedado aún peor a lo largo de su  vida. 

- Dime, y qué eres? Seguridad? El fulano de la tipa? completa apuntando a Daga.

La mujer se repliega contra la pared. Viktor sonríe pero, acostumbrado a Daga y sus costumbres, rápidamente nota la forma de una corta y estilizada espada envainada en el muslo, debajo de la túnica. Disculpe, pero su presencia no me es grata. No estoy aquí para charlar. Ni sobre el tiempo, ni sobre pensamientos más allá de lo inmediato.

Su tono delata una agresión contenida; Viktor se pregunta si será hacia él. Aunque la mujer simplemente parece una máquina lista para saltar a la acción, no muy distinta a sus dos compañeras de equipo...

Octavia no deja de hacer suaves gestos que acompañan a la conversación. Su sonrisa y modales refinados contrastan terriblemente con los del obeso Abad; la atención de la mujer parece desligarse de este hacia Jhon con facilidad.

- El buen Abad me contaba justamente que ha tenido una visión. Una visión sobre una mujer de oro, una profesía de como esa mujer llevaría prosperidad a su congregación. Congregación que ha ahorrado esforzadamente para que él pueda asistir a esta subasta, y encontrarla. 

El clérigo se limpia las manos sucias de un bocadillo en la parte frontal del hábito. Detrás de él, la charla obscena de los hombres en hábitos se deja oir como un molesto murmullo. Daga observa asombrada algo: el Abad come sin decoro, y lleva los sellos de su ordenamiento sobre el cuerpo... del revés. Así es. Mi generosa congregación. Llevaré ese artefacto a donde corresponde, cueste lo que cueste! Sus ojillos porcinos brillan duros mientras observan a Daga y a Jhon. Y ustedes... qué es lo que buscan? A qué vienen a la subasta? O... por qué?

Octavia rie educadamente. Es una excelente pregunta. Jhon observa una cierta voracidad en su voz, aunque rápidamente esta vuelve al tono de agradable dama noble. Qué es lo que ustedes vienen a buscar a esta Casa del Polvo y la Ceniza?

Nada en la sala les llama la atención, como no sean los modales inapropiados de los hombres que acompañan al clérigo. Uno de ellos se acerca a una puerta lateral y, tras hablar con el marino que allí se encuentra, se cala una capa antiácido y sale a la barandilla exterior. Allí queda ocultado de la vista por una viga que sostiene los ventanales.

     La asesina ríe para sus adentros. Así que también están de incógnito... Se esfuerza por captar cada detalle de la pareja, así como de la conversación. Ahora es cuando se inicia el proverbial juego del gato y el ratón en el que intentas conocer las cartas del rival sin desvelar las propias. A partir de ahora tendría mucho cuidado en no dejarse pillar como han hecho ellos. Aficionados...

    - La verdad es que nuestro cometido no obedece a un motivo tan elevado como el del señor abad. El señor Haarlock tiene una gran reputación entre las gentes de nuestro gremio y mi señor quería echar un vistazo a su legado. Tenemos orden de adquirir algunos objetos de arte recolectados en sus viajes, para añadir a la colección privada de nuestro maestro y quizás alguna carta de navegación o base de datos sobre planetas fuera de nuestro conocimiento con los que comerciar. Su tono y sus gestos parecen quitarle importancia al asunto.

     Cuando termina su explicación, decide dirigirse a la chica. - ¿Y cual es su historia, señorita Octavia? ¿está aquí acompañando al abad, o por el contrario el encuentro ha sido casual como el nuestro?

Entendiendo a la perfección los gestos no gesticulados de Daga... -O si me bella dama, todo lo referente a su historia sera de mi interés, nuestra misión es simple mirar evaluar y comprar lo que nos sea útil, pero vuestra noble causa en estos tiempos es digna de admirar. Así que mi atención esta centrada en vuestra historia

-¿Seguridad? Nada tan sofistido, me temo. Mas bien soy una especie de... basurero, podríamos decir- dice Malek mientras se ríe de su propio chiste estupido- Me encargo de deshacerme de la porquería. ¿Y que hay de vosotros? No pareceis contables precisamente.

Mierda...Me he topado con Descerebrados....Bueno aun me queda el Adepto del fondo...

Marcus dio una calada mas y ocultó a duras penas su decepción,tras lo que apagó la varilla de LHO de un certero golpe con el dedo con el que arrancó la parte encendida.-Disculpen Señores.-Marcus se inclinó levemente para despedirse y se dirigió al adepto del final de la sala.-Disculpe señor,Me permite?.-Dice Marcus mientras retira con tranquilidad una silla y se sienta en ella.-Espero no molestar demasiado señor.-Sonríe abiertamente y le tiende una mano al hombre.-Me llamo Samuel,Encantado¿Que os trae por aqui señor?.-Marcus se relaja a la espera de la respuesta del hombre y ocasionalmente lanza miradas al joven que lo acompaña.

Narya, vigila a ese. Que nadie se escape a nuestra vista. Yo controlare a los demás, si ha de pasar algo, que lo veamos venir. - Le susurró el clérigo en el código secreto, sin apenas moverse, solo gesticulando con los labios para que sus palabras fueran entendibles. 

Voy a dar un paseo, necesito mover las piernas , digo al clérigo en un tono normal, estiro los brazos y bostezo.A continuación, me giro a un lado y paseo rodeando la habitación lentamente, acercandome hacia la puerta por donde se ha ido el tipo de la capa y hecho un ojo a ver si lo veo.

Con una expresión de lastima en el rostro, realizo una inclinación cortés con la cabeza y le digo a la dama: !Oh! Cuanto lo siento de verdad, no pretendía contrariarla. Solo pretendía charlar, espero que no haya malinterpretado mis intenciones. Le ruego acepte mis disculpas. Que pase un agradable trayecto, nos veremos. Ha sido un breve placer. Y tras esas últimas palabras me dirijo hacia mis compañeros que están esperando hablando entre ellos al fondo de la sala.

Me dirijo hacia Eisen y Narya, que al parecer hasta hace unos minutos estaban charlando tan amigablemente mientras a mi me daban puerta más a lo bestia que un Orko. ¿Donde estaban estos dos..? Me pregunto mirando por la sala aun con el baso en la mano mientras me aproximo hacia el último lugar donde se les vio juntos. Ha sí, ahí están… Una vez junto a ellos comento: Hum… Interesante, ha sido casi humillante pero bueno… Jajajaja. ¿Qué tal vosotros? ¿Disfrutando de la velada? ¿Habéis captado algo interesante?

- Silencio - Dijo el clérigo mientras despedía con la mirada a Narya, que ya se marchaba de la mesa. 

Dirijo la mirada extrañado hacia donde el clerigo señalaba y lo entiendo:Ajamm... Puede que Narya haya encontrado algo interesante... Pienso mientras la veo alejarse por la sala. Con un gesto de la cabeza le indico al sacerdote que entiendo a que se refiere, y mantengo silencio mientras no pierdo detalle de la sala. Procurando ejercer de seguridad para mis compañeros y evitar que algo malo les pase, como por ejemplo una cuchillada a escondidas mientras ellos no ven sus propias espaldas.

Octavia sonrie. Bajo esa mirada pícara y distraida, Daga alcanza a ver una determinación dura y aceitada. Oh, no. El Abad y yo no estamos afiliados. Estoy aquí con mi comitiva, señala a los dos guardaespaldas, con los cuales Marcus se ha rendido y ha abandonado, y a la figura encapuchada con la cual Viktor intentara trabar conversación sin mucho éxito tampoco, simplemente por un encargo. Un capricho, solamente... un viejo salero de plata que se pondrá en exhibición y mi familia quiere obtener para sí. Mi abuela, sabe... cuenta en tono confidencial, una vez lo observó, y desde entonces no puede quitarlo de su cabeza.

Sonríe suavemente. El Abad se aleja dando temblorosos pasos apartando a todos rudamente en dirección a las habitaciones. Octavia simplemente los observa, esperando alguna reacción; y a los ojos de Jhon y Daga no se les escapa que Marcus ha cambiado de objetivo, dirigiéndose hacia el Adepto, que Malek continua sentado junto a los dos hombres del bar, y que Narya se ha alejado levemente del grupo que ahora forman Viktor y Eisen junto a una ventana....

Los mercenarios te observan, imperturbables. Somos agentes de alguien que prefiere permanecer anónimo. Solo eso. Y vamos a la subasta, claro.

Continúan tomando sus copas, lentamente. Sus ojos observan a la gente a su alrededor, atentamente.

Malek nota que, mientras Daga y John conversan con la dama, el clérigo se aleja dando temblorosos pasos apartando a todos rudamente en dirección a las habitaciones. Asimismo, Marcus ha cambiado de objetivo, dirigiéndose hacia el Adepto, y Narya se ha alejado levemente del grupo que ahora forman Viktor y Eisen junto a una ventana....

El hombre junto a la ventana levanta la vista, ajusta un par de finos lentes sobre su nariz, y sonríe tímidamente. Oh. Oh... encantado. Lanus Cisten, a su servicio, ofrece un saludo con la mano, sin soltar su pluma. Soy un estudioso, y claro... una posibilidad de observar de cerca los artefactos con que se hicieron los famosos Haarlocks es una oportunidad única! Única! Y salir de la colmena también, claro, completa mientras observa con el ceño fruncido a su asistente, el cual obviamente está asustado de todo hombre a su alrededor. No es usted de Solomon, verdad? Sabía, por ejemplo, que el mar está tan contaminado que sus ácidos pueden consumir cualquier cosa en segundos? Eso dicen, al menos...

- Pero qué lo trae por aquí... Samuel?