Partida Rol por web

La Iglesia de Capuchinos de Granada estaba llena de gente, los tíos de Verónica, sus primos y otros amigos hacían corro en la puerta mientras llegaba el feretro. Los Padres de Verónica, aunque no lo sabíais, habían muerto en un accidente hace un par de años. Muchos curiosos se acercaron, los medios locales y regionales habían dado cierta cobertura a la noticia y algunos medios capciosos empezaban a hablar de un sospechoso que podría ser detenido en breve.

Un coche de la Policia Nacional y otro de la Municipal estaban en la puerta, por si había que alejar a la prensa o si hubiese algún problema. La atmosfera era tensa, el dia gris y oscuro. Nadie parecía dispuesto a decir mucho. Los tíos de Verónica os habían llamado para pediros que asistieseis, erais sus amigos y también lo pasasteis mal, según os dijo ella.

Curro se despertó pasada la hora de almorzar, el día anterior había sido intenso, pero al despertarse pensó que quizás todo había sido un sueño. No obstante mientras iba recuperando la compostura se dio cuenta de que no, todo el dolor sufrido era real y le volvió de golpe, haciendo que se lo volvieran a poner los ojos llorosos y no pudiera contener todas las lágrimas. Quería quedarse allí en la cama, no tenía ganas de nada y cada vez que cerraba los ojos recordaba a su fallecida amiga, martirizándolo aún más; hasta que de repente el sonido del móvil lo sacó de su ensimismamiento y se apresuró a cogerlo de manera inconsciente:

- ¿Quién es?... Mi más sentido pésame señora, Vero era una joven excelente ... sí, de acuerdo... gracias por llamar, intentaré ir. Y colgó, eran los tíos de Vero, al parecer la familia no los culpaba por lo acontecido, eso lo tranquilizó un poco, pero aún así no se encontraba con ganas para acudir al funeral, pero sentía que debía despedirse adecuadamente de su amiga.

Como hacía siempre en caso de duda, llamó a su amiga Judith, la experiencia vivida al menos había servido para unirlos aún más. Durante su trayecto en el coche de vuelta, los abrazos y el consuelo de su amiga le habían ayudado bastante, y él intentó ser de igual ayuda para ella, pero era palpable que el joven Curro se culpaba en parte por lo acontecido y no pudo consolarla tanto como le hubiera gustado.

Escuchando el pitido de la llamada pensaba "Vamos coge el teléfono, coge el teléfono ..." hasta que al final escuchó la dulce voz de su amiga, le animó en parte, pero no lo suficiente como para ayudarle a olvidar momentáneamente su pena:

- ¿Judith? buenos días, buenas tardes o lo que sea, ¿cómo estás? yo estoy fatal, pero ahora me acaban de llamar los tíos de Vero para que vayamos al funeral. Yo no tengo el cuerpo para ésto ahora, pero creo que deberíamos despedirnos debidamente, ¿tú que vas a hacer? si vienes conmigo me acerco, pero sólo no voy a ir ni de coña - dijo con voz melancólica, aunque parecía algo más recuperado que el joven de la noche anterior.

Estaba pálido como un muerto y no precisamente por que llevara maquillaje encima, de hecho aquel día no llevaba una gota de maquillaje, me sentía demasiado mal, un poco más afectado  de lo que yo mismo esperaba por la muerte de Verónica  y para hacer más Inri,  el solo mirar el féretro me enfermaba y no podía hacer nada más que mirar y estar ahí.

En silencio me preguntaba que podía hacer más allá de estar sentado en aquella silla vestido de negro y olvidado en un rincón, como cuando mi hermana había muerto, (al menos entonces mi madre había llorado  gimiendo que yo no debía estar en el velatorio, ahora no pasaba eso, ella debía estar con una de sus dosis de pastillas para dormir en su sistema o en su notorio despacho como fiscal, en cuanto a mi padre, no estaba en la ciudad por lo que sabía)...

Mire a mi alrededor, buscando en silencio una oportunidad para salir, el lugar me ahogaba, me mataba me destrozaba ¿Por qué había tenido que morir? Y más aún ¿Por qué había aceptado venir aquí? Ya era lo suficientemente terrible saber que alguien había muerto… “santa maría…” cerré los ojos rezando en silencio, luchando por ahogar un dolor que no me era tan desconocido… le eche en silencio una mirada a mi alrededor…  

Un hombre alto, cercano a la treintena, entró en la iglesia. Iba vestido con un traje negro de corbata y tenía ojeras. Al pasar por el lado de Curro y Judith los mira con mala cara, pasa con indiferencia ante Gabriel y se sienta. Se sentó en la primera fila junto a la tía de Verónica. Su expresión era seria y ceñuda, sus brazos apretaban las ceñidas mangas de la chaqueta.

Vestido con traje oscuro y corbata, llegó Julio con su moto a los alrededores de la iglesia. Antes de acercarse, como no vió a nadie conocido, decidió entrar a un bar cercano a tomar un café. Mientras tomaba el café veía las noticias y esperaba no tener que escuchar nada de lo ocurrido en la televisión. Sorbo a sorbo, iba recapitulando los acontecimientos que se produjeron en la casa, que desencadenaron la muerte de Veroníca. No tenía la mejor afinidad con ella, pero tampoco le deseaba ningún mal a la chica.

Tras acabar, dejó un par de euros en la barra y salió. Se colocó unas gafas de sol oscuras y fué decidido hacia la iglesia. Al llegar, desde la entrada observó dentro a Curro sentado junto a Judith. Se acercó cabizbajo hacía ellos y los saludó.

- Hola gente. Hacedme un hueco....Se que es una pregunta estúpida pero...¿cómo estáis?

Se sentó al lado de los dos compañeros y desde lejos vió a Gabriel, al que saludó con un ademán de cabeza. Estaba seguro de que ninguno de ellos lo estaba pasando nada bien.

Juanjo llegó en taxi al funeral, ya que su casa estaba a tomar por culo de la iglesia, y su coche aún se encontraba en el taller.

Lucía un traje negro con camisa roja oscura, todo muy sobrio, y sus gafas Ray-ban reglamentarias para la ocasión.

Le había jodido la muerte de Vero, aparte de porque le gustaba, en el fondo no era mala chavala, se sentó con los demás, y apenas dijo unas palabras.

-Hola, ¿que tal?-

 Sin aun asimilarlo, y habiendo dormido fatal, Judith había estado dándole vueltas a todo lo que había pasado, lo que podría haber sido peor, o lo que podría haberse evitado. 

 Se sentía mal sola, quería estar con alguien en quien poder apoyarse, como con Curro en el taxi, aunque no hubiera nada que decir, sólo estar con alguien con quien pudiera sentirse reconfortada, tener una compañía agradable.

 Temía que cada llamara que recibiera fuera para hablarle de una forma u otra sobre todo lo acontecido. Agradecía que se preocuparan por ella, pero que un tema tan desagradable se repitiera, no era plato de buen gusto.

 Al menos la llamada que recibió ésta vez era de Curro, a quien no tendría que relatar lo que había pasado, y con quien compartía más empatía respecto a todo el tema de Vero. 

 - ¿Sí? - Respondió de manera sistemática, pero cansada, al descolgar el teléfono. - Pues... Estoy. - Suspiró. - Yo también creo que deberíamos ir al funeral y despedirnos en condiciones... No es mucho mejor, pero no quiero recordarla por última vez como en el claro. Nos vemos allí, Curro. - Se despidió seca antes de disponerse a prepararse apropiadamente para el funeral.

 Esperó a Curro en la puerta de la iglesia, y tras saludarlo con dos besos entró a la iglesia, a buscar un lugar en el que pudieran sentarse, mientras discretamente buscaba a los demás con la mirada. 

- Gracias por avisarme, yo tampoco lo tenía muy claro. - Se inclinó ligeramente hacia Curro para susurrarle antes de sentarse, notablemente incómoda por la tensión en el ambiente, además de alguna que otra mirada que además tenía que soportar, al contrario de pasar tan desapercibida como quisiera. 

 - Cómo vamos a estar.... - Contestó desanimada a Julio y Juanjo sin añadir mucho más, apretando luego los labios.

 Tras una incómoda pausa, señaló discretamente con la cabeza hacia delante, al hombre que acababa de pasar mirándolos mal. - El que acaba de pasar que es, ¿Su primo, o algo?- 

Curro iba con un esmoquin negro y una camisa azul marino oscuro debajo, había intentado arreglarse lo mejor posible, pero las cuencas moradas de sus ojos debido a la falta de sueño y a las lágrimas derramadas, junto con su mirada de tristeza hacía que su cara evocase la compasión y la pena en los demás, daba realmente lástima mirarlo.

En cuanto vio a Judith se acercó rápidamente a ella, intentó esbozar una sonrisa pero quedó en eso, en el intento. Correspondió adecuadamente a los dos besos de su amiga y la siguió al interior. Ante su comentario el joven le respondió:

- No, gracias a ti Judith, por muy lamentable que sea mi aspecto, estaría mucho peor si no te tuviera a ti - dijo mientras ésta vez sí conseguía una sonrisa sincera, al menos en parte.

Cuando iban llegando sus amigos los recibía con pocas palabras y con algún gesto de respeto. A la pregunta de Julio no tenía sentido negar lo que su mirada ya delataba y contestó brevemente:

- Fatal tío - dijo mientras miraba a Julio indicándole que no exageraba - he venido para despedirme adecuadamente de Vero, a ver si así al menos me recupero un poco.

Luego al ver lo mismo que su amiga, también se extrañó, a su parecer, los tíos de Vero había sido amables en el trato con él por teléfono, pero aquel joven no compartía su opinión al parecer. "Si yo fuera él, también odiaría a los niñatos que dejaron a Vero sola en el bosque" se dijo a sí mismo con otro de sus martirizantes pensamientos. No compartió con sus amigos éste punto de vista, dado que no quería desanimarlos más y se limitó a responder:

- Tiene toda la pinta, lo mejor será que no nos mezclemos mucho con él para no empeorar las cosas, creo.

Luego se quedó escuchando en silencio como las típicas marujas que hay en todos los funerales y que van sólo por el morbo del acontecimiento, los señalaban y empezaban a criticarlos con total desconocimiento de causa; las ignoró como pudo, pero una dijo algo que le llamó la atención, por lo visto tenían a un sospechoso y se volvió a sus amigos para decirles:

- ¿Habéis oído eso? Al parecer tienen a un sospechoso de lo ocurrido ayer, ¿alguno sabe algo más?

A Curro, la posibilidad de que hubiera alguien al que señalar de todo aquél mal le ayudó en parte a reducir la culpabilidad que sentía y le sirvió para sobreponerse un poco. Se prometió a sí mismo averiguar cuanto pudiera sobre ese asunto.

El Funeral discurre sin incidentes, al finalizar la misa sacan el ataud de la iglesia para subirlo al coche funebre. El ambiente es triste y deprimente, en la calle algunos hombres comentan que la radio ha dicho que se sospecha de un ex-novio de la muchacha de más edad que ella. Algunos periodistas se intentan acercar para sacar fotos del feretro, pero la policia los hace retroceder a una distancia prudencial y respetuosa entre quejas de la prensa. Se empieza a palpar cierta tensión.

Al salir el coche funebre el hombre alto salió y se dirigió al grupo, con cara de pocos amigos.

Tenías que venir a ver lo que has hecho ¿no? dijo mientras empujaba a Juan José No podías quedarte en tu puñetera casa, tenías que venir a regodearte.

Seguia presionando al madurito del grupo. La policía seguía entretenida para que la prensa no acosase a los familiares. A su vez los periodistas parecían encantados al ver lo que estaba pasando.

Observo de lejos al hombre que ingreso y miro mal a Judith y Curro, ¿familiar? Probablemente… Verónica no nos comentó y si lo hubiera hecho yo no habría sido el primero en oírla, “cálmate” me dije  y correspondí al mudo saludo de Julio,  aprieto los labios al terminar la misa y observo como sacan el féretro, cerca de mí escucho a alguien estallar en llanto y aprieto ligeramente los ojos, deseando que todo acabe pronto, me levanto y salgo de la Iglesia junto a otras personas, con los ojos busco a Curro suponiendo que seguirá con los demás y camino en su dirección, mientras me acerco a ellos escucho a algunos hombres comentar sobre los sospechosos, los mire de lado y luego llegue con los demás.

-hola – salude apagadamente, mi voz había salido apenas, un poco inquieto arregle el largo abrigo negro que llevaba, apenas los observe, pero en verdad necesitaba estar con ellos, no conocía a nadie aparte de ellos en aquel lugar después de todo, mentalmente anote los funerales entre mis cosas menos favoritas.

Entonces un tipo, el mismo que mirara mal a Judith y Curro hacía no mucho, se nos acerco, su expresión era… furiosa y comenzó a lanzarse contra Juan José… ¿familiar de Verónica? Probablemente… mis labios formaron una línea delgada al observar como los periodistas miraban como buitres e drama emocional desatado… con cierta tensión observe a Juanjo… “mientras no se rompan la nariz”, les dirijo una sorprendida mirada a los demás... este tío  “hace frio aquí”

A Juanjo no le gustó nada aquel comportamiento, y menos que lo inculpasen de algo que no habia hecho

-Tengamos el funerá en paz, no se quien eres ni que  te han dicho, pero te está confundiendo, socio-

Apartó las manos de aquel tipo con un manotazo, luego dio un paso atrás, por si se ponían las cosas peor. No es que quisiera pegarle, joder era un funeral, pero si al menos reducirlo.

Se podía liar muy gorda

-Despidamonó de Vero como Dios manda, no con una pelea de por medio-

Por si no tenían suficiente con todo lo que habían sufrido el día anterior ahora encima tenían que lidiar con un familiar enojado por lo ocurrido. De momento parecía que sólo se encaraba con Juanjo, aquello le llamó la atención, pero no le dio mayor importancia. Afortunadamente Juan José había optado por tranquilizarse y apartarse de aquel tipo, "Menos mal ..." pensó, ya que conocía el talante irascible del joven y se había temido lo peor. Por lo que respondiendo a Juanjo y al grupo dijo:

- Tienes razón vamos - luego se giró y le dijo al joven que los acosaba - no queremos problemas, cuanto antes nos despidamos de Vero, antes nos iremos - dijo para ver si así al menos el desconocido los dejaba en paz.

Y luego se dispuso a seguir a Juanjo hacia el féretro de su amiga.

Asentí a las palabras de Curro y quedé sorprendido por la actitud de aquel tipo. Todo hacía indicar que había sospechas por parte de algunas personas, sobre la implicación de Juanjo, o quizás de alguno de sus amigos. Cualquiera podría ser el señalado. Con todas esas pesquisas, traté de liberar mi mente de cualquier pensamiento sobre lo ocurrido. Solo quería olvidarlo. Cabizbajo, me encaminé tras mis compañeros hacía el féretro de Verónica para darle un último adiós.

El primo de Verónica os miró asqueado, se alejó de Juan José dandole un empellón para hacerle caer al suelo con todo el desprecio que reservaba para momentos como este.

Te era mas fácil enfrentarte a ella ¿verdad, maricón? lo miró con desprecio y se dió la vuelta para marcharse.

 Judith se mantuvo al principio cuando aquel hombre se acercó al grupo, pero retrocedió un par de pasos al comprobar que los dos hombres ahora formaban el centro de atención de la prensa, de cuya tensión ella no quería formar parte. Aun así no pudo evitar pronunciarse cuando empujaron a Juanjo. 

 - ¿Estás bien? Mejor dejarlo, pasa de esto, que no es apropiado, y menos con la prensa mirando. - Recordó la chica con timidez, mirando al hombre de reojo y llamando a la tranquilidad. Ya había tenido suficiente con aquel desastroso finde, ahora sólo quería despedirse de su amiga.

El empujón le cogió a contrapié, y trastabillando, Juanjo finalmente cayó al suelo.

Se levantó echo una furia, aquello era más de lo que podía soportar. Se quitó la chaqueta del traje del tirón.

-Eh puto payaso, ven aquí te vas a arrepentir de toda la mierda que has dicho, hijo de la gran pazo de puta-

Avanzó hacia él, en posición de combate.

Al final pese a todos sus esfuerzos la situación se había liado ... A decir verdad no se puede culpar a Juanjo, pero si se metían en otro lío con toda la prensa mirando, serían la comidilla de la ciudad durante mucho tiempo, y esa era una de las cosas que más lo reventaba. 

Tras el empujón de aquel tipo y la evidente ira de la que Juanjo era víctima ahora, Curro no sabía muy bien que hacer, quería detener la pelea pero verse envuelto en todo aquello quizás le perjudicara aún más, sin contar con el posible fuego cruzado que podía sufrir. Finalmente optó por el camino de la razón e intentó agarrar a su amigo para que no empeorara la situación:

- Juanjo, no entres en su juego, ¿no ves que ésto es lo que quiere? - decía mientras tiraba hacia atrás con fuerza del codo derecho de Juan José, pero se revolvía con furia, y aunque no intentaba golpearle para escapar, sí se le escurría cada vez más, por lo que le dijo a Julio:

- ¡Julio ayúdame a agarrarlo!

Esperaba que su irascible amigo se conformara con estar agarrado por dos personas y se limitara a insultar al desconocido, nadie pondría en duda su hombría en aquella situación y al menos así se conseguía evitar que la cosa empeora.

En un principio parece una mancha borrosa en el aire, una ilusión o un engaño. Ves claramente como sujeta a su primo, este se queda parado y permanece inmóvil. Crees que los nervios te estan jugando una mala pasada, pero te parece ver a Verónica. Fulminantemente se desvanece en el aire.