Partida Rol por web

Ibrahïm volvió a sentir una punzada de dolor cuando la multitud de insectos le mordía por todo el cuerpo.
Con un enorme esfuerzo, consiguió sacudirse de encima a esos asquerosos bichos y, cargando con Abbas, salió corriendo a través del pasadizo.
- ¡Cerrad! ¡Por todos los Dioses, que no nos sigan!

En cuanto el hechicero y su cabra entraron en el pasadizo Alí se apresuró a cerrar la puerta, apoyó su hombro contra ella para detener cualquier embestida del enjambre mientras se afanaba en sacar de nuevo sus herramientas... esta vez entrecerró los ojos y sacó la punta de su lengua por la comisura izquierda de los labios en señal de concentración. Hurgó en los mecanismos de cierre y tras un sutil click creck la brillante y perlada sonrisa del mercader volvió a iluminar su cara.

Ahora sí que sí respiró aliviado apoyando su espalda contra la maldita puerta y deslizándose hasta caer sentado. Pero una vez asegurada la retaguardia creo que lo más urgente sería encontrar a Nylwa, pobre, no puedo ni pensar en lo aterrada que ha de estar sola en un lugar como éste. Hizo una pausa para mirarlos a todos buscando con la mirada su aprobación y complicidad La verdad, yo estaría francamente acongojado puso su mano en el gaznate en un gesto instintivo al recordarse encerrado en el sarcófago que casi acaba con su vida y bien?

El explorador respiró aliviado, por el momento. Tenían unos momentos de descanso después de barrar la puerta a la ingente masa de cucarachas.

Pero si situación estaba lejos de relajarse. Nylwa podría estar en peligro, y aquel pasadizo tampoco era de su agrado. Con mil ojos dónde pisaba y por dónde pasaba, asió su escudo, y espada corta, y encaró al final del angosto e inseguro pasillo.

Los Leones de Wati avanzaron por el pasadizo medio construido sin encontrar nada reseñable. Al final del pasillo pudieron ver una puerta oculta que, si su orientación no les fallaba, les conduciría a una parte de la tumba de Akhentepi que ya habían explorado.

Su máxima preocupación en aquellos momentos era intentar llegar hasta el paradero de Nylwa para poder ayudarla.

El agua siguió entrando hasta llegar a una profundidad de dos pies, entonces el flujo se detuvo. Aunque los rayos siguieron golpeando la plataforma de manera alterna, lo hacían lejos de la joven Nylwa que, con lágrimas en los ojos, ya se esperaba lo peor... Pero lo cierto era que ya no entraba más agua y podía moverse con relativa facilidad.

- ¡Vamos! Parece que esa puerta conduce de vuelta a una de las cámaras que hemos explorador. Dudo que Nylwa pueda defenderse sola si algo la ataca... - exclamó con vigor la paladin enana, quién también parecía preocupada por el destino de la más joven de la expedición.  - Ali, ¿puedes comprobar que la puerta sea segura? No nos conviene caer de nuevo en alguna trampa movidos por la urgencia de la situación... - preguntó al pícaro.

El pícaro mercader suspiró ante las ordenes de la enana paladín, muchas eran las responsabilidades que recaían sobre sus espaldas en aquel momento. Debían encontrar a Nylwa antes de que la Tumba acabara con ella, debía curar a sus compañeros gravemente heridos y debía no volver a fallar en su auténtico cometido, librar de trampas el camino. Antes que nada, no es que lo de las trampas no sea una urgencia, ni mucho menos es posponible el encontrar a la desamparada Nylwa, pero si tras esta puerta existen peligros como los que nos hemos encontrado hasta ahora más vales que intente ni que sea sanar a Abbas, no creéis? y sin más dilaciones desenfundó la varita y tras un elegante giro de muñeca dictó la orden de mando que imperaba la curación del animal.

Tras haber hecho uso del objeto mágico Alí invitó a Ravic a que le ayudase a echarle un ojo a la puerta, pues el explorador tenía mejor ojo que él para apreciar esos pequeños detalles que podía causar la muerte de aquellos que no estaban atentos.

Ibrahïm se internó en el pasadizo con el cuerpo inerte del chivo en brazos.
El joven estaba visiblemente preocupado, y hasta que la puerta no se cerró detrás de ellos, no respiró tranquilo; ahora, al menos tendrían unos instantes de paz.

Alí extrajo del cinto su varita de curación y aplicó una descarga de su reconstituyente poder sobre Abbas.
El animnal abrió los ojos y soltó un balido quejumbroso. Había vuelto a la vida e Ibrahïm lo estrujó entre sus brazos, henchido de felicidad.

Con lágrimas en los ojos se dirigió al atento mercader: - Gracias, Alí. Muchísimas gracias.
Dejó al compañero en el suelo y, al recuperar la verticalidad, le sobrevino un vahído que hizo que se tambalease un poco.
- ¿Podrías utilizar esa varita conmigo también?

Después de varios minutos el agua empezó a desaguarse por unas rejillas situadas en el suelo de la sala. Cuando desapareció por completo un sonido sordo indicó que las puertas se habían desatrancado. Los rayos dejaron de descargarse sobre la plataforma. Nylwa había sobrevivido al horror de aquella trampa funesta.

La sollozante muchacha aguardó durante largos minutos, en el interior de aquella carcasa inanimada que constituía el sarcófago. Mientras estaba en su interior, cerró los ojos y pidió a los antiguos dioses: Ra, Osiris y Anubis que la protegieran, que le dieran el valor que le estaba menguando a cada paso que daba en el interior de aquel laberinto letal. Y al parecer, los dioses de otro tiempo la escucharon...

El nivel del agua comenzó a descender, mientras se filtraba por los sumideros y rejillas que el polvo del desierto había mantenido durante siglos ocultos, a la par que los haces eléctricos dejaron de chisporrotear. Nylwa abrió los ojos verdes como esmeraldas para contemplar cómo el destino le concedía una nueva oportunidad. Sin perder un  segundo, salió de su escondrijo y se dirigió hacia las puertas dobles que tenía frente a ella.

- ¡¿Hay alguien al otro lado?!...- golpeó con lágrimas en sus ojos, esperando que alguien contestara.

Recorrieron el angosto pasadizo sin dificultad y salieron a una sala donde ya habían estado. Mientras recorrían el camino hacia la gran sala, donde habían perdido la comunicación con Nylwa, Ali extrajo la varita de curar que habían adquirido en Wati y sanó las heridas que habían sufrido.

Cuando llegaron a las puertas dobles escucharon como las puertas se desatrancaban e instantes después escucharon un sonoro golpe proveniente del otro lado junto a un amortiguado lamento:

- ¡¿Hay alguien al otro lado?!...-

Abrieron las puertas apresuradamente y se encontraron cara a cara con Nylwa....

- ¡¡Chawi!! ¡¡Cali!!...- exclamó con los todavía ojos llorosos. 

La muchacha había pasado mucho miedo aislada en aquella cámara. Durante un buen rato, había pensado que moriría sola en aquella sala donde anteriormente combatieran con el monstruoso sarcófago animado, pero el destino había querido que salieran victoriosos nuevamente de una prueba de aquella mazmorra ladina y mortal.

-¡¡He tenido mucho miedo Mali!!...- dijo abrazando con fuerza al estrafalario mercader. - Prometedme que no me volveréis a dejar nunca más sola... ¡¡Prometédmelo!!- Exigió, al tiempo que un destello se dibujó con formas geométricas sobre su piel durante una milésima de segundo. Parecían unos tatuajes, pero aquello había sido tan fugaz que nadie pudo contemplarlos el tiempo suficiente.

Ravic suspiró aliviado. La "inocente" niña estaba sana y salva después de todo. Su atención parecía que se iba a centrar de nuevo en otra cosa cuando su mente recaló en la frase que acaba de soltar la niña: "Prometedme que no me volveréis a dejar nunca más sola". Se volvió hacia ella con ojos de indignación y comenzó una especie de regañina:

  - ¡¡¡Pero si ....!!! - Nylwa había emprendido una carrera sóla que activó la trampa y la aisló, ..., sin embargo se paró en seco, no era plan de volver a convertir en aquella joven mujer en un nuevo mar de lágrimas - Es igual. Estás bien, y es lo que importa. - Comentó a modo de resignación pasando al lado de ella e introduciéndose de nuevo en la habitación - ¿Qué fue lo que tocaste? - Lanzó la pregunta de una manera brusca, aunque luego matizó, ..., a su manera - No es plan de volvernos a quedar atrapados en otra habitación.

¿¡Te pasa algo Galic?!...- preguntó la muchacha antes de caer en la cuenta. - ¡¡Perdona!! ¡¡A veces me confundo con los nombres, Pablic!!- intentaba arreglar el desaguisado mental que Nylwa padecía cada vez que se dirigía a uno de los Leones de Wati - No recuerdo haber accionado nada... ¡¡De verdaaad!! Simplemente se cerraron las puertas y comenzó a salir mucha agua y rayos por todos lados y me caí y tuve mucho miedo y estaba solita y... ¡¡Me he empapado toda entera...!!- nuevamente las lágrimas fluyeron por el rostro de la moza. Tenía las telas de su túnica mojadas y chorreando.

Por fin se reunieron con Nylwa, que parecía haber sufrido un contratiempo igual de peligroso que los demás. Ella, no obstante, había estado sola e Ibrahïm no podía ni imaginar el miedo que habría pasado.

- ¡Nylwa! ¿Qué ha pasado?

Cuando la joven les explicó su incidente, pudieron comprobar una vez más la crueldad de los dispositivos de seguridad del terrible hipogeo en el que se encontraban.

- No te preocupes, lo importante es que estamos todos bien y juntos de nuevo.

Awib se aproximó con cierta preocupación y examinó a la miembro más frágil de los Leones de Wati. Con el reencuentro de Nylwa aquello suponía un problema menos para los Leones de Wati, y podrían proseguir con la exploración tratando de evitar nuevos contratiempos.

La enana se echó su enorme martillo al hombro y aguardó a que la muchacha se tranquilizara. - Jamás he visto una necropolis tan traicionera como esta... sin duda nos hemos ganado el pan - comentó la paladin, quién cada vez parecía más tensa dada la impredictibilidad de los peligros del lugar.