Partida Rol por web

Mis dedos dibujan acordes imaginarios en el aire mientras observo mi cuaderno de notas, tras algunos gestos de negación encuentro la nota perfecta y apunto antes de que la musa inspiradora me abandone.

No puedo tolerar tu soledad, porque es a mi a quien estas matando
Tampoco toleraré tu felicidad, porque tu sonrisa es tan amarga
Tal vez ame la locura que me ofreces, tal vez te odie por hacerme vulnerable.

Tampoco necesito tu simpatía,
pues me siento reconfortado en mi propia misera 

Siento que caigo eternamente en aquellos ojos negros
Siento que me ahogo en la oscuridad de tu mente

Sigo cayendo en aquellos ojos negros
tan negros como un café de caca de elefante...

Mierda, eso último no ha quedado nada bien. Creo que este lugar no me inspira. En ese momento llega Dakota y me ofrece el tan ansiado café. Al fin algo que me despierte.

La observo directo a los ojos, intentando esconder con recelo lo escrito en mi cuaderno. -Muchas gracias, pero no te preocupes.- Me refiero haciendo alusión al percance con Troy -El café es tan solo café, tan crudo y negro como la realidad. No hay ningún secreto, pues lo que ves es lo que es- No voy a pasar demasiado tiempo degustando el amargo café, tan solo quiero apagar la resaca.

Muerdo el último bocado de mi tostado y mientras aún mastico busco en mis bolsillos por aquel cigarro que había quedado pendiente. Es cuando recuerdo que ya no me queda nada. No importa, me incorporo y voy hacia la máquina expendedora. Necesito algo que me queme por dentro mientras termino los últimos acordes.

Troy se quedó sentado en su asiento escuchando los comentarios de los presentes, sin inmutarse, esperando que le retiraran aquel café y le sirvieran otro. Mientras tanto, algunos otros forasteros comenzaron a llegar al local -No se que cojones pasa hoy, ¿es día de visita de este maldito pueblo?

Chad se acercó y se sentó a su lado a la vez que intentaba bromear.

-No te preocupes Chad, mi refugio está en perfectas condiciones, lástima que con la bazofia que preparas, no tengas cabida en él-contestó Troy a la broma del dueño de la cafetería. -Apuesto mi barba, que al melenas de la barra le gusta cualquier cosa, es mas, seguramente con esas pintas, le encanta que le den por detrás...

Dicho esto, Troy se levantó, metió la mano en su bolsillo y sacó un puñado de billetes. Se acercó a la barra y lo depositó en ella. Volvió la vista hacia atrás, mirando a Chad -Ya sabes que el dinero no es problema para mí. Puedes aprovechar éste que te dejo para mejorar tus productos. Y no te olvides de dar propina a tu muchacha, que la tienes explotada.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar dirección a la salida. No se sentía cómodo en aquel lugar plagado de turistas, así que ya era hora de volver a su casa.

-Puedes estar tranquilo, mañana no vendré.-añadió, mientras se dirigía hacia la puerta.

John tenia el tenedor a medio camino de su boca cuando escucho que el anciano hablaba con el. Emitio un gruñido ahogado intentando no dar una mala respuesta. Era un viejo al que seguramente se le iria la cabeza, no habia que darle mas importancia y tampoco podia partirle la cara al abuelete.... Esas cosas estaban mal vistas.

Se encogio de hombros, metio la comida en su boca y siguio masticando, engullendo la comida ya que apesar de que le hubiera gustado saborearla con mas calma, tampoco podia pasar medio dia alli, con el camion parado.

- Claro campeón, pero tendrás que pedir permiso antes a tu madre. Sonrei al chaval antes de tomar otro trago de mi jarra. Que raro, pues no me sabe tan malo...

- El mapa, si... tengo que reconocer que fue ingenioso gastar todo el papel de water y después, minuciosamente, volver a doblarlo con las indicaciones oportunas. Omití mencionar que había descubierto la obra de arte tras un apretón de los buenos.

Menee la cabeza lentamente un par de veces y entrecerré los ojos, como dando mi brazo a torcer ante el alegato de Christyn que ya se había acercado hasta Joey para jugar con los papelotes.

Entonces bufé al escuchar el comentario de Chad al pasar junto a nosotros, y no pude mas que seguirlo con la mirada.

- Descuida, cuando acabemos en el taller te haré un favor y le echaré un vistazo a esa cafetera tuya antes de que lleguen los de sanidad. 

El comentario del viejo, al que no pude evitar escuchar cuando se metió con el melenas me sacó una sonrisa que contuve para no soltar una carcajada. Un día de estos a este loco se va a llevar un susto con esa lengua larga que tiene.

9.51 A.M

Pronto Joey se aburre de pintar en el mantel, como niño inquieto que es, y hace amago de desobedecer a su madre y levantarse para buscar algo con lo que jugar. Por suerte, Chrystin se sienta en su mesa, y vuelve a tener algo en lo que centrar su atención.

- ¿Y podemos pintarlos después?

Dice, mientras sigue las indicaciones de la chica para hacer el barquito.

- ¡Podemos hacer muchos, y jugar a las guerras de barcos!

Después mira a John, cuando éste gruñe, y ve como sigue desayunando con ganas. Se inclina sobre la mesa y susurra algo a Chrystin, aunque no lo suficientemente bajo, y casi todos pueden oírle.

- Ese hombre parece un oso, ¿a que sí?

Después se ríe, y vuelve a toser.

Christyn asientio ante la idea de pintarlos, era mas facil pintar servilletas que papel higienico despues de todo.

- Claro, podemos hacer una gran batalla y unos aviones también.- sugirio la chica ante la idea de poder jugar con alguien. Normalmente los padres de niños pequeños no la dejaban jugar con sus hijos, les daba miedo que al ser mayor les hiciera daño sin querer pero parecia que a la mama de Joey no le preocupaba esa tonteria.

Christyn se tapo la boca con las manos para reirse. Lo cierto es que el forastero parecia un oso gruñion.- Si, el señor del pelo de chica parece un osito.- susurro en el mismo tono que su nuevo amigo, lo que hacia que igualmente se la pudiera escuchar.

La chica cambio de servilleta e hizo un avion con ella. Despues hizo el amago de tirarsela al señor oso pero sin soltarla, para que Joey se riera....pero se le escapo y solto el avioncito de verdad, viendo con horror como la servilleta impactaba en aquella mole de carne y pelo.

De camino a la máquina expendedora doy un vistazo a la chica de cabello rubio, ciertamente es atractiva pero no es eso lo que me llama la atención. Parece verdaderamente preocupada y realmente no entiendo que podría asustarla tanto en un lugar tan simple como este. Un pueblo ordinario con gente sencilla, me sorprende la tranquilidad que encuentro en este lugar. 

Una vez que consigo los cigarrillos me dispongo a regresar a mi mesa para terminar el café, pero no logro hacer caso omiso al comentario del viejo gruñon. Si es verdad que me había resultado irrisorio su crítica del café, en este punto comenzaba a irritarme. 

Giro mi cabeza de lado y le clavo una mirada desafiante. -Escucha viejo ¿Acaso es necesario que escupas todo lo que piensas? Si no te gusta el lugar simplemente te marchas y ya. Realmente me fastidia tener que aguantar toda tu basura.- Suspiro con una mueca irónica similar a una sonrisa. -Es la gente como tu la que arruina este mundo-

Debo reconocer que mi boca fue mas rápida que mi mente, pero aún así no me arrepiento. De hecho podría inspirarme para mi próxima canción. ¿Debería comenzar con "Do mayor"?

Finalmente mi vista se sorprende al ver un pequeño avión de papel que impacta contra el camionero y levanto una ceja por acto reflejo. Toda esta situación me resulta demasiado ridícula, finalmente recuerdo por que ya no frecuentaba esta cafetería.

-Joey-dijo la camarera desde el lado del mostrador. No había alzado la voz pero el tono era intenso,cargado de esa amenaza silenciosa que todo niño reconocía y que a la mayoría de los adultos les devolvía a su infancia de forma más efectiva que un zapatillazo de abuela. Al contrario de la mirada huidiza y nerviosa que daba a los adultos, con su hijo podía mantenerla fija en sus ojos. Los comentarios de Christyn no podía controlarlos, la educación de la muchacha a ella se le escapaba de las manos pero su hijo era harina de otro costal.-¿Y la regla de no molestar a mis clientes? Así no iremos a ver a Josh al taller.

Entonces, de mala gana, admitió el progreso que el niño había hecho desde que ambos cogieran a la Vieja Tarta para llegar a ese pueblo. ¿Cómo lo hacían los niños para sobreponerse con tanta facilidad a los tiempos pasados?

Rompió el contacto visual con Joey y suavizó el gesto al encarar a John.

-Perdón por ese par, a veces les cuesta interiorizar sus opiniones- rodeó el mostrador intentando de nuevo recoger uno de los mechones que se escapaban del moño tras una oreja aunque sin éxito-yo recojo el avión.

Layla entregó el paquete a Chad, y sacó un resguardo de su bolsillo, una vez tenía las manos libres. 

- Señor Samson, firme aquí, por favor. Dijo sonriente. Y, pasados unos instantes, mientras Chad se acercaba para firmar, añadió:

- ¿Sabe qué? Creo que tiene razón, que me tomaré un descanso. Total, este sitio está un poco alejado de ninguna parte, y gran parte de la ruta era llegar aquí. No tengo excesivos pedidos que entregar, así que me tomaré una de esas "mierdas de elefante", aunque me gustaría que me echase un chorrito de leche fría, manías mías, ya sabe. Hizo una mueca cómplice.

Se quedó apoyada en la barra, sentada en un taburete, y se giró a contemplar la variopinta situación de aquel lugar para las horas que eran.

Más tarde le daré un poco de miel en un vaso de leche

Solo asintió.

Os sirvo en un momento el café, ¿con leche? ¿solo? ¿azúcar o sacarina? ¡en seguida os lo pongo!

El mío solo, sin nada. A ella un vaso de leche. -Miró a la rubia por un momento.- No le sienta muy bien la cafeína.

Mientras la atareada camarera atendía al resto de clientes Lys sacó su móvil, enviándole un mensaje al Mórbido.

"Ya hemos llegado. Estamos en Rae's, la cafetería. Iremos a la tienda en un rato. Más vale que cuando lleguemos estés aseado y limpio."

Degustó su desayuno. Estaba delicioso. Parecía todo casero, y teniendo en cuenta en los bares y hoteles de carretera en los que solían comer podría decir con seguridad que era lo mejor que habían tomado ese mes...y el anterior.

A la vez que le daba otro bocado a las tortitas y soltaba un leve "Gracias" a la camarera por traer su café se percató del emo. Había mirado a Ally.

Lo fulminó con la mirada. Una mirada amenazante, como poco. Aunque no tardó mucho en devolver su atención a las tortitas.

Le he mandando un mensaje al Mórbido. Después de desayunar iremos a la tienda de ordenadores. -Suspiró.- Quizás tengamos que quedarnos unos días, Ally. Se ha debido de mojar la bujía de la moto.

Mientras Troy se dirigía a la salida, un gilipollas comenzó a replicarle...

-Si no me gusta el lugar, haré lo que me salga de los mismísimos cojones, ¿entiendes? Y si te fastidio, te jodes...-contestó Troy, sin ni siquiera mirar al joven. -Vaya tela lo que tengo que aguantar de estos jóvenes engreídos...

Acto seguido salió de la cafetería, dando un fuerte portazo. Avanzó hasta su furgoneta y una vez montado en ella, puso rumbo hacia el supermercado... no sin levantar con las ruedas traseras un vendaval de polvo, a conciencia.
 

El avion de papel impacto contra John y de inmediato la madre que habia dentro de aquella camarera le dispenso una de esas miradas serias.

- No importa, en serio. No tiene de que disculparse, son niños.- dijo aunque la chica ya no tenia nada de niña, salvo su forma de comportarse.- Yo tambien tengo un par de monstruos en casa y le aseguro que me han tirado cosas peores.- dijo el enorme camionero con una sonrisa. Echaba de menos a sus hijas, cada vez que las veia estaban mas altas y le miraban peor. Se perdia sus cumpleaños, sus funciones en el colegio.... se estaba perdiendo sus vidas.

Pensando en sus hijas le entraron ganas de volver corriendo a casa. Apesar de que no sabia con que humor encontraria a su mujer y no le apetecia nada discutir con ella por enesima vez. Saco la cartera para pagar el desayuno y de paso le enseño una foto a la camarera de sus pequeñas.

-Esta es la pequeña, ahora tiene casi dos años... no es una foto muy actual, la mayor va camino de siete.

John resoplo, se parecian mucho a su madre.- Lo siento...- dijo disculpandose por aquel momento de orgullo parteno.

- Prepareme la cuenta cuando pueda. Aun me queda mucho viaje por delante.- aseguro recuperando su postura de "oso" y terminando lo poco que le quedaba en el plato.

-Claro que hay que disculparse, no le educo para ser un niño cotilla que vaya ofendiendo por ahí a nadie-explicó con el avioncillo en la mano. Iba a arrugarlo y tirarlo a la basura, pero la parte de ella que entendía que había sido un accidente ganó y dejó el avioncillo de nuevo sobre la mesa.-nada de hostigar a los mayores con la artillería- dijo mirando a la pareja- si os portáis bien tendréis premio, si no.. pues ya sabéis- ¿cómo llamaban a eso? ¿refuerzo positivo? Ella lo llamaba chantaje pero normalmente funcionaba apelar al orgullo y al amor por lo dulce.

Dejó que la mensajera tomase asiento en la barra y echó un ojo por encima a las fotografías que le habían enseñado.

-Son preciosas no tiene nada por lo que pedir perdón.- a veces se preguntaba qué pasaría si Joey no hubiese sido un niño, si hubiese sido una niña como ella lo había sido una vez... pero no sacaba nada bueno de aquellos pensamientos, el imaginar a una hija suya pasando por lo mismo que ella le horrorizaba incluso más que ver el parecido de Joey con su padre.

Jamás será como él. 

-¿Azúcar, sacarina o nada?-preguntó a la mujer mientras mezclaba el café con la leche. Ella jamás ofrecía leche caliente para el café, ¡el café ya salía lo suficientemente caliente! Con leche "templada" era más que suficiente aunque era una conclusión que no compartía con nadie más que consigo misma cuando se servía algo en el descanso

- Ha sido sin querer. - Dice Joey, agachando la cabeza y volviendo a pintar en el mantel para no mirar a los ojos a nadie. - Y ser un oso no tiene nada de malo. A mí me gustan los osos.

Se le ve claramente avergonzado.

Chrystin, que está sentada en la misma mesa que Joey, puede ver lo que el niño está dibujando.

- No pasa nada señora Milles.- dijo Christyn intentando ser educada.- Al señor no le molesta, sabe que no lo decimos para insultarle, lo decimos porque es alto y fuerte y tiene mucho pelo. A mi me parecio un gigante antes, de los que comen niños pero eso no lo dije porque estaria mal, encambio un osito no tiene nada de malo.- argumento con una sonrisa casi inocente.

Volvio la mirada al niño y a su dibujo.- ¡Que chulo Joey!.-dijo al pequeño.- Estas son las casitas del pueblo y las nubes... el arco iris te ha quedado un poco fino, puede que necesite algun color mas.- Observo la muchacha.

Joey y Cryst parecían llevarse bien, hacer migas y jugar entretenidos, por lo que no reparé demasiado en que hablaban ni a quien molestaban. 

Me había quedado con la taza vacía y al buscar a mi camarera favorita me di cuenta que Dakota estaba algo apurada en diferentes frentes atendiendo a los variopintos clientes. Así que me levanté de mi mesa  sin prisa alguna para acercarme hasta la barra. 

De camino hasta la misma fui un espectador mas de la labia del anciano a la hora de hacer amistades. Había que ver como se le habría la boca cuando gesticulaba con pasión y con entusiasmo las palabras "cojones" y "te jodes". Me daba la sensación que algún día se le desencajaría la mandíbula por el esfuerzo.

- Dakota, cuando puedas por favor. En un momento casual en que había captado su atención aproveché para pedirle un poco mas de café.

Una cosa que tiene el trabajar todo el día con cachivaches del mundo del motor es que te vuelves como una esponja, acabas absorbiendo todo lo relacionado con ese mundillo. Por eso, aunque no estaba con el oido parado cotilleando la conversación llegó hasta mi como un eco ".....Se ha debido de mojar la bujía de la moto."

Me volví de espaldas a la barra, a un lado de donde estaba la mujer que hacia el reparto y que sentada observaba todo mientras esperaba que la sirvieran. Mi atención estaba casi en frente, en una de las mesas donde la extraña pareja que había sacado tabaco de la máquina conversaban.

- No quiero meterme donde no me llaman, pero me ha parecido escuchar que tienen problemas con su moto. Si ven que la cosa no mejora puedo echarle un vistazo. Tengo un taller de reparaciones a un par de manzanas, aquí mismo. No perdía el tiempo, posibles clientes con los que hacer caja.

9.56 A.M

- No es un arco iris. - Dice Joey, mirando a Chrystin como si aquello fuese evidente.

- ¿Puedo echarle un poco de cacao a mi leche?

No queda muy claro si Ally intenta resolver una duda sobre la disponibilidad de cacao en el lugar, o le está pidiendo permiso a Lys, pues habla mirando hacia Chrystin y Joey. La imagen de ambos jugando, el percance con el avión y la reacción de John parecen captar toda su atención.

9.56

Sales a la calle, y nada más salir de la cafetería te das cuenta de que lo que decía la adolescente rubia no es ninguna tontería. El aire está enrarecido a pesar de que la niebla comienza a levantarse. Algo emite un zumbido casi inaudible, como una corriente eléctrica lejana. Una vibración.

La sensación pasa cuando entras en tu furgoneta.