Partida Rol por web

- No sé, Yorsar, si es buena idea dejar al gusano con la posiblidad de huir. No sabemos hasta qué punto no hay un agujero en esa balsa... Si lo hubiera, tus compañeros serían capaces de perseguirlo hasta matarlo finalmente? Puede que fuese mejor asegurarnos. Si lo impregnamos de aceite y atacamos a la vez puede que lo matemos antes de que tenga tiempo de reaccionar. Si no lo matamos, espero que lo dejemos mal, y si nos vemos en apuros, siempre podemos huir por la cueva. Pero si dejamos escapar al gusano... Si vuelve luego, esos pobres renacuajos no sobrevivirán...

Issar aún miraba el gusano, la idea de dejar que los compañeros de Yorsar acabasen con el gusano era muy tentadora, pero no quería dejar cabos sueltos. Además... que haría una madre que había perdido todas sus crías? entraría en furia destrozando la cueva? si era así dejarían a los renacuajos sin hogar. Habían muchas cosas como para que Issar estuviera tranquilo dejando la situación en manos de los compañeros de Yorsar

Después de un intenso combate, me percato de que todo ha quedado en silencio y no se mueve nada. Veo al gusano gigante tendido inerte sobre el suelo y al principio, no lo entiendo, pero luego, al ver a Swen, me queda claro que nos ha vuelto a salvar con su magia. Me acerco a mis compañeros mientras me quito con asco los restos de gusano que tengo pegados en el pelo, en los brazos y en las piernas. Después de oír a mis compañeros, expongo mi opinión:

-Yo pienso como Erikand, como Issar, quiero decir. Tenemos que matar a ese engendro ahora que duerme y con todo lo que tenemos: fuego, magia y metal -afirmo decidido agitando la espada cubierta de líquido pegajoso-. Eso es lo que hemos venido a hacer aquí y seremos unos insensatos si no aprovechamos la oportunidad.

- Pues si esa es vuestra decisión -alterna la mirada principalmente entre Kenvent y Erikand-, no lo dejéis mucho tiempo. dudo que permanezca mucho más durmiendo. Les pediré a Randan y Gunhar que os apoyen después del primer golpe, yo poco podré hacer salvo que William -trata de acostumbrarse a usar el falso nombre- me deje uno de sus arcos y os arriesguéis a que una flecha de en el cuerpo inapropiado... -una vez más una extraña sonrisa se dibuja en su rostro. ¿Es una broma?- nada... nada... mejor me preparo por si volviera a ser necesario cantarle una nana -comienza a sacar nuevamente su captura sueños y mira al resto del grupo apremiándole a actuar-. Tened cuidado.

- Ya me habéis oido, preparaos -acto seguido su mente dibuja una escena en la que el cuerpo de la gusana está impregnado de aceite, la antorcha se acerca y, recién prendida la bestia, es golpeada por los guerreros para, en ese instante, ver como se manifiestan los espíritus apoyándolos-.

Yorsai examina detenidamente la sala mientras los otros embadurnan bien a la gusana con aceite. Cuando determinais que no hay más objetos de interés que la caja y el cetro, os preparais para asestarle el golpe final al monstruo.

Issar coge bien la maza y se coloca cerca de la cabeza. Si iban a asestar el golpe final, debería ser un sitio crítico. Empieza a contar en voz alta para poder sincronizarse.

- Tres, dos, uno, YA!- dice, y cuando escucha el chasquido del arco de William, Issar golpea con la maza.

Ahora lo importante es hacer el mayor daño posible, así que cojo mi arco largo y preparo cuidadosamente el disparo. Confío en no fallar esta vez mientras me concentro.

Suelto la cuerda y se me escapa un suspiro de alivio cuando veo la curva luminosa de la flecha dirigirse hacia el cuerpo dormido de la bestia.

Me sitúo junto al monstruo dormido con cuidado de no tocar el aceite. Alzo la espada por encima de la cabeza y susurro un agradecimiento al rey de los dioses por habernos dado esta victoria. Después de haber aniquilado a tantos gusanos, confío en haber atraído la atención de los servidores del gran Atronador y del dios de la muerte, y estos bendicen mi espada para darle el golpe de gracia al ser caótico y así poner fin a esta plaga junto con mis amigos. Cuando Erikand da la señal, descargo la espada contra la cabeza del monstruo.

Alentados por la orden del chamán Randan y Gunhar se manifiestan en el mismo instante que la flecha prende en el descomunal gusano. La espectra lanza sus garras hacia el enorme bicho y el fantasma absorve su alma preparándose por si fuera necesario dominarla.

Mientras tanto Swen mantiene su concentración en el captura sueños y en los poderes que este alberga preparándose por si fuera necesaria su intervención.

Concentrados, esperais la señal para lanzar un ataque simultáneo contra el gigantesco gusano durmiente. Al golpearle descubrís que su piel, al contrario que la de sus engendros más perqueños, es dura y resbaladiza, lo que atenúa considerablemente el daño de vuestros golpes. Pero a pesar de esos lograis dañarle y cuando despierta del sueño mágico, las llamas ya han comenzado a envolverle.

El monstruo lanza un terrible chillido gorgoteante, pero no parece consciente de su situación ya que no corre a refugiarse hacia el agua como os temiais; En lugar de eso se enrosca y se sacude tratando de escapar del fuego que le cubre.

La sala comienza a llenarse de un olor apestoso que suma al ya existente tras la quema d elos capullos, y el aire se vuelve denso e irrespirable. Todo tiembla bajo las sacudidas de la bestia.

¡Máldita sea! Lo que más se temía está sucediendo. El gusano no ha muerto y ahora es un peligro. Los pulmones le arden con el humo irrespirable. Se da cuenta que su precaución ha sido absurda. Ardiendo como una tea es imposible dormir a la bestia. Aunque quizá les de unos segundos necesarios.

- Creo que va siendo hora de salir de aquí si no queremos morir ahogados o aplastados. ¡Cof, cof! Dejad el resto del trabajo a mis amigos. ¡Cof! No va a ser posible dormirla mientras está en llamas pero quizá consiga calmarla el tiempo justo para que no se nos caiga la montaña encima -la respiración casi no le llega para terminar la frase-.

Sopla casi con desesperación al atrapa sueños y comienza a retirarse hacia un lugar más aireado.

- ¡Por Humakt! ¡Todo se viene abajo!- chillo- ¡Vámonos de aquí! ¡Hacia el pasillo!

Me acerco a Swen y le ayudo. Estoy convencido de que el resto podrá arreglárselas sin demasiados problemas, pero él y yo somos los pesos más livianos del grupo.

-Tal vez en el pasillo estemos más seguros que en esta cámara. Deberíamos intentar mover esa caja hacia la entrada de todas maneras... por si acaso -miro al chamán con las cejas levantadas, estoy seguro de que estará de acuerdo conmigo.

Viendo lo que estaba pasando, y con la órden de Aldar, Erikand se retira poniéndose el escudo en la espalda como puede y guardandose la maza. Se para donde está la caja e intenta recogerla. Si podía con ella, se retiraría con la caja tal y como había sugerido Aldar, si no pediría ayuda a Kenvent.

Me dirijo hacia el pasillo a regañadientes al principio, pero luego empiezo a correr al comprobar que la cueva está llena de humo. Con la mano izquierda tapándome la nariz y la boca, me detengo un momento junto a Erikand por si necesita ayuda con la caja.

Las sacudidas del enorme gusano hacen que parte del techo se desmorone mientras correis por el túnel. La caja, al igual que el orbe pesa poco y puede llevarlo uno de vosotros sin dificultad. Cuando llegais a la encrucijada parece que las cosas se han calmado un poco en la gran cámara, aunque sigue saliendo un humo espeso y pesado que huele realmente mal.

Toso y escupo una asquerosa mezcla de polvo y trocitos de roca y barro. Otra como ésta y no la contamos. Ahora hay que decidir qué hacer. Me siento con la espalda apoyada en la pared de la gruta, sujetando todavía el extraño cetro mientras observo con satisfacción como Erikand sostiene la caja.

- Bueno... repasemos nuestras opciones -vuelvo a toser- Podemos salir y decirles a esos renacuajos sobrealimentados que hemos limpiado su cueva, y tener nuestra agua y provisiones. Podemos colocar esto -señalo el cetro- ahí -señalo la caja- y ver qué pasa, o podemos terminar de explorar la cueva para comprobar que es segura.

Dejo el cetro cuidadosamente apoyado contra la pared.

- Tal vez explorando el resto de la cueva sepamos para qué sirve esto. Además, en la entrada principal había rastros en varias direcciones. Hemos destruido el nido, pero puede que queden algunos gusanos sueltos por el resto del complejo. Yo me inclino por explorar.

Llego corriendo detrás de Erikand después de recoger la antorcha y recupero el aliento entre tosidos mientras escucho a Aldar.

-Sí, además... -me interrumpo para toser varias veces-, además Joh nos dijo que el artefacto ese se había separado en tres partes, así que nos falta una. Venga, vamos -digo señalando el camino sin explorar.

La falta de aliento le ha impedido hablar antes. Entre jadeos asiente al comentario de Kenvent -queda aún una pieza por encontrar-. Hace un gesto con la mano tratando de captar la atención del resto pero le falta el aire para hablar y, después de unos eternos momentos, logra articular palabra.

- Si nos metemos por los otros pasillos podríamos encontrarnos con que el humo nos cierre el camino de vuelta y morir asfixiados. Pienso que deberíamos salir, respirar aire fresco y recuperarnos. Esto no ha terminado hasta que encontremos la tercera pieza y... ¿quién sabe que hemos encontrado ya dos? Los tri... loquesea no van a entrar hasta que les aseguremos que hemos dejado limpio su hogar.

Tras su intervención el enjuto chamán está rojo y sin aire -parece haber usado todo el quedaba en sus pulmones para decir de un tirón todo lo que quería decir-. Comienza a toser compulsivamente y con tanta fuerza que parece que se va a dar la vuelta a si mismo pero parece que recupera el resuello.

- Siempre podemos esperar aquí a que se airee algo el ambiente y mientras, si no confíais en Randan para explorar los otros caminos -parece descartar directamente a Gunhar-, puedo ir yo mismo como hice con los hombresplanta*. Eso si... tendría que preparar el ritual y tardaríamos bastante.

Erikand había corrido hasta la encrucijada. Con el peso de su armadura, y todo su armamento había llegado exhausto, rojo y tosiendo, y entre la conversación se iban escuchando toses. Finalmente parece recomponerse inspirando una profunda bocanada de aire, que le da la suficiente calma para dar su opinión.

- Mmmh la verdad es que me gusta la idea de Yorsar de mandar a Randan. Si nos vamos fuera sin vigilar la entrecrucijada... - respira metiendo un poco de aire medio fresco a sus pulmones- Quién dice que los gusanos, si queda alguno, no volverán a su nido? Vosotros estaríais dispuestos a entrar en ese lugar de nu.. coff, coff.... de nuevo?

Niego con la cabeza y toso un poco.

-Yo digo que vayamos a explorar el resto de la cueva ahora mismo, hemos acabado con la madre de los gusanos y los dioses nos sonríen por nuestra valentía ante el Caos. Encontremos el trozo de cosa rara esa que falta y sigamos nuestro camino. Yorsar -digo centrando la mirada en el chamán-, si te encuentras mal, ve afuera un rato y llévate las dos partes que hemos encontrado para dejarlas a buen recaudo. Si quieres, puedes enviar a tu... amigo con nosotros -añado con evidente incomodidad.

Miro con preocupación a Swen. Creo que debemos seguir y explorar lo que nos queda de cavernas, pero me resisto a hacerlo sin el shamán.

- Podemos hacer algo intermedio -sugiero- Acompañamos a Yorsar a la entrada, para que recupere un poco el aliento, y dejamos que su... amigo explore un poco las cuevas. En cuanto se encuentre mejor, volvemos a entrar. La caja y el cetro podemos dejarlos en la primera intersección, no creo que corran ningún riesgo allí. Yo puedo aguardar junto a ellas para asegurarme de que ninguno de esos monstruos intenta reunirse con su madre... o lo que fuera eso ¿crees que tendrás suficiente con unos minutos, Hombre Santo?