Partida Rol por web

                Salieron  por el otro lado del túnel a una sala circular de paredes de hueso. Luces violeta que emanaban de los ojos de calaveras puestas en el techo iluminaban la estancia. Madera Oscura cerró pronto el paso, a las aguas mayormente y a los cadáveres de orcos, con su espadón y el resto de su poder. Ahora casi nadie tenía suficiente maná para hacer un hechizo. Era imprescindible ser cautos.

                Tempestad vio un portón central y una puerta pequeña a un lado. El portón era rojo y la segunda negra. No se veía a nadie en la sala, ni tampoco muebles o algo que resaltara su uniformidad.

                 -¿Por dónde?- preguntó el inmenso felino.

-Mia, no hay peligro en esta sala, de hecho puede que la esfera nos sea útil-

Me acerqué a la misma y extendiendo la mano, pero sin llegar a tocarla a fin de que reconociera mi energía, esperé una reacción.

-Que es este lugar?- pregunté dando tiempo a una primera respuesta- que seres lo protegen? Donde está el objeto capaz de controlar a un dragón?-

La sala contenia dos puertas y era de hueso, nuevamente nos quedabamos en un punto sin salida, nuestros compañeros habian avanzado sin nosotros y eso nos dejaba algo perdidos no sabiamos muy bien por donde se habian ido.

Me puse a buscar huellas o rastros para saber por donde se habian marchado y poder seguirlos para reunirnos cuanto antes.

          -Estáis en las catacumbas, la ciudad Orca. Este edificio es la Torre de Hueso y guarda la llave que abre la Tumba de Tierra, en donde se halla el objeto que buscáis.

        Dijo la bola mientras brillaba con su luz roja resplandeciente. Había otra pregunta, y a ella se dirigió a continuación.

        -En una habitación los Necromantes cuidan la llave, en esta Torre. No intentéis ir por ella... no sobreviviréis. No.

        La voz lo decía con total naturalidad, como si hablase de algo sin importancia. Mia se quedó al lado de Fafnir pero mirando alrededor, temiendo que las sombras cobrasen vida.

La certeza en la cual la esfera hablaba no me gustaba en lo absoluto, pero lo veía como algo normal, gente normal no sobreviviría, pero nosotros eramos los elegidos y ademas en este equipo estaba yo.

-Cual es la debilidad de los Nigromantes? De que me debo cuidar?-

Me agaché con cuidado e hinqué el morro en el suelo husmeando en busca del rastro de nuestros compañeros.

- ​Ésto tendrías que hacerlo tú, felino. 

           Al final no fue difícil encontrar marcas de pisadas en el suelo que conducían a una de las puertas, la negra. Entraron allí pues por ese lugar habían pasado Mía y Fafnir.

           La puerta negra daba a un salón iluminado por luces que no provenían de los candelabros colgados en el techo, sino de las paredes mismas. Una escalera subía hacia el piso primero. Había una pintura en el lateral de la edificación de peldaños. Cuando la vieron mejor era una mujer sin ojos, y que tenía cosida la boca.

           Una mesa estaba en el centro del cuarto, vacía, y el aire olía a encerrado. Lleno de podredumbre, hongos, y vaya a saber qué.

El olor de la sala fue lo primero que impacto en mi, el aire enrarecido el amiente cargante, yo era viento y los espacios cerrados no eran mis amigos aun menos si estos tenian un aire viciado y apestoso, lo unico bueno de aquel lugar es que sabiamos que nuestros compañeros habian pasado por alli.

Mire con tramquilidad la sala, observando el lugar en vista de algo que me llamase la atención y la pintura fue sin duda lo que mas me impacto al principio, aquel dibujo tenia que tener algun significado, sabia que quedarme a observarlo nos retrasaria ligeramente, pero aun así algo hacia que me interesase.

  -Debemos apresurarnos, busquemos a los otros.- dijo el guerrero.

  Maderaoscura siguió buscando huellas de sus compañeros, pero sin dejar de echarle un ojo al siniestro cuadro de la habitación, no le daba buena espina al igual que no se los dió las gárgolas.

- Qué sitio tan inhóspito. - Murmuré mientras me adentraba poco a poco en la estancia. Al ver las setas de pronto recordé que con las prisas, Fafnir no me había dejado desayunar. Me agaché con cautela y las husmeé sin tocarlas, me daban cierta desconfianza pero estaba hambriento.

Al poco desistí y acompañe a Viento mientras examinaba el cuadro.

- ¿Crees que es alguien importante?

                Madera Oscura comprobó que las huellas se dirigían escaleras arriba. Mientras Viento y Khivit estaban mirando ese cuadro más de cerca. La pintura parecía un material desconocido: no óleo o acuarela, sino algo de hechura oscura  (en el sentido de pertenecer a las artes arcanas), no parecía ser pintado por un orco ya que solían carecer de dichas habilidades, sino por alguien con mayor destreza y percepción. La mujer los “miraba” desde el interior del cuadro haciendo una promesa espantosa: de dolor y muerte.

                -Los huelo arriba –dijo Tempestad –y no me vuelvas a llamar Rayitas, kobold hiperdesarrollado –bromeó por lo que le había dicho antes, al felicitarlo por el maremoto –vamos, y debemos descansar. No sé vosotros pero mi plan es reponer fuerzas…

      -La luz del sol -dijo la esfera brillando tranquilamente. -Pero si vais a coger el Cetro, hay algo peor que los Nicromantes y es la mujer sin rostro... ella es la Guardiana de las Catacumbas. No hay debilidad especial en ella. Sólo hay dolor y muerte, hasta los Nigromantes le temen.

       -Acabo de oír pasos -dijo Mia acercándose a la puerta -alguien viene, Fafnir... alguien viene...

- Adelantaros un poco - Dije al resto del grupo - Necesito comprender algo de esta sala, os seguire en unos minutos así que no os preocupeis -

-Entonces tendré que cortarle la cabeza y reducirla a cenizas...- respondí en cuanto me dijo sobre la Dama sin rostro. Luego de eso escuché a Mia por lo que quité la mano de encima de la esfera y busqué algún lugar donde escondernos.

-Ocultémonos- le dije a mi compañera.

  -No creo que sea buena idea que nos separemos más aún.- Le contestó el guerrero a Viento.- No te preocupes,esperaremos aquí hasta que acabes de inspeccinar el retablo.-

  Maderaoscura se sentó un poco a descansar mientras Viento buscaba lo que estuviera buscando en aquella pintura. Se quedó pensativo, tratando de imaginar que estaría ocurriendo ahora en el campamento, fuera como fuese las cosas se estaban poniendo feas y la misión de sigilo se fué al final al traste, no es que le importara especialmente, nunca había sido su fuerte, pero no le gustaba estar en aquella ratonera esperando a cazarlos en cuanto salieran.

              Buscaron un sitio para ocultarse, pero en este recinto circular no había dónde hacerlo. Mia optó por ponerse al costado de la puerta con la intención de agarrar al enemigo desprevenido. Los pasos se detuvieron, por lo que parecieron horas pero que en realidad eran segundos solamente, nada se oyó. La chica miró a Fafnir esperando alguna indicación de si seguir esperando, abrir la puerta, o hacer alguna otra acción.

yo espero hasta que me digas si consigo algo examinando el cuadro

Mia se escondió detrás de la puerta y no teniendo otra opción no me quedó más que usar una de las técnicas aprendidas de Turmalina.

Sacando ambas dagas di un gran salto hacía el techo y girando para dar la espalda a este clavé las dagas contra el mismo y me estiré para apoyar las piernas y haciendo fuerza mantenerme a este sin hacer ruido.

Mi ropa oscura podría ocultarme un tiempo aunque mi cabello rojo me delataría si se miraba arriba, confiaba en que fuera quien fuera que entrara podríamos emboscarlo.

Miré a Mia y asentí dándole a entender la estrategia.