Partida Rol por web

La ruina del Hombre

La flor de la luz (Fajssel, 3 de Numa del 471 d.T.)

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04/03/2008, 11:08
Meridiar de Loorgyll

Y el noble no podía reprimir su satisfacción al verla comer. Se diría que se complacía de ver a un ratón morder el cebo pero extrañamente había algo más. Algo que iba mucho más allá de todo aquello. Era el poder observar a alguien que no comía con desgana, que sabía apreciar los matices de sabor de aquellos manjares, matices que su propio paladar, desde luego que por gustosa habituación, había dejado de sentir.

En cierto modo la envídiaba por ello.

Los matices, dijo ella y el noble apenas podía salir de sus cavilaciones para entender lo que aquella sirvienta tenía que decirle. Trabajadas joyas y lo que parecía una invitación a salir.

- Las joyas que me interesan se aprecian más en la penumbra que a plena luz del día, Rikke. - trataba de entender todo aquello, pero el modo de comportarse de ella le confundía - Puedes hablar con franqueza, chiquilla, nada de lo que se diga en estas paredes podrá ponerte en un aprieto. Dime que no vienes a venderme broches.

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04/03/2008, 13:12
Rikke

La frustración y la desesperación cruzaron por mi rostro unos instantes… aquel hombre no confiaba en mí, no tenía porque hacerlo, pero aún así no puedo evitar esa sensación...es complicado salir de esta situación, me había perdido en un juego demasiado complejo para mí, ojalá nunca hubiera cogido aquel anillo…

Pero el noble no iba dejar que me marchara sin más, eso hasta yo lo sé…suspiro mirándome los pies, las manos entrelazadas sobre mi estómago, avanzo un par de titubeantes pasos hacia Meridiar, quedando cerca de él, lo suficiente para que mis ligeros susurros lleguen a sus oídos…cuando te sabes presa, da igual quien te termine cazando…

Mi señor, han ocurrido cosas extrañas en el castillo…ha muerto un noble… Rannedh, es hijo de Breent de Hasslayth y temo que aún cosas peores vayan a pasar trago saliva, temblorosa, le arrancaron la lengua… mis últimas palabras apenas son audibles… tengo que ver a mi tío…avisarle…hablar con él…pero…pero temo…no puedo ir sola, no puedo salir del castillo… definitivamente no sirvo para esto…tengo que hacer un esfuerzo por retener las lágrima de impotencia que pugnan por derramarse, pero no dejarían que lo hiciera, ahora no…

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04/03/2008, 16:48
Meridiar de Loorgyll

Si bien la miraba, cuando ella rodeó la cama para acercársele, mantuvo la vista al frente, sin despegarla de la puerta. La escuchó llegar, la olió arrimarse y la sintió susurrar. Verdaderamente parecía aterrorizada y el permanecía inmóvil temiendo que cualquier movimiento la hiciese volar lejos.

Palabras de peligroso contenido se vertían en su oído. Nada nuevo, quizá, más que la información sobre la disposición de aquella sirvienta a traer a su conocimiento sus inquietudes compartidas. Eso, en aquel momento, era suficiente.

- ¿Le arrancaron la lengua? - siguió mirando al frente y pero tras un momento de silencio se giró despacio hasta enfrentar su rostro al de ella - Está bien, Rikke, te acompañaré mas has de contarme, ¿qué tiene que ver tu tío con todo esto?

Mientras decía esto se separó un poco de la sirvienta, hundió la mano dentro de un pliegue de su chaqueta y sacó un sobre lacrado.

- ¿Y qué te hace pensar que cosas peores pasarán? - casi entonó la pregunta al vacío mientras se giraba apoyándose en el marco de la ventana y rasgando el lacre descubrió la carta y le leyó con cierto gesto desapasionado sin dejar de atender a las palabras de Rikke.

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04/03/2008, 17:58
Rikke

Un suspiro de alivio cuando Meridiar acepta acompañarme, una inexplicable sensación de apremio me invadía, quizás debida al miedo de que cambie de opinión, mi nariz arrugada en un gesto de fastidio al ver como se para a leer una carta, no me parece un buen momento para hacerlo, así que continúo hablando en susurros…

Sucesos extraños y relatos que se oyen…mi señor me miró sin ojos…era una sombra intangible… realmente estaba más asustada de lo que podía imaginar… anillos que cambian de dueño, de la mano de un muerto a la de un vivo… cada vez me costaba más respirar, era como si aquel cuarto hubiera reducido su tamaño al de una pequeña jaula… mi tío fabricó ese anillo… puede que esté hablando más de la cuenta, pero como decía Annyrr, una ventaja no se puede desaprovechar, he visto la tristeza y la pesadumbre en sus ojos…creo sus palabras… Rannedh era un hombre solitario…un alquimista he oído…aunque no se bien lo que eso significa… lo que dijera de él ya no importaba demasiado…tengo que ayudar y proteger a mi madre…

Retrocedo un par de pasos hacia la puerta, sin hacer ruido, esperando a que tomara una decisión mientras echo una fugaz ojeada a la puerta, casi puedo verla abrirse y entrar a Eddyck para que me lleven…un escalofrío me recorre el cuerpo sin poder evitarlo…

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05/03/2008, 10:50
Meridiar de Loorgyll

La pequeña Rikke susurraba nerviosa. Parecía necesitar algo a lo que aferrarse mas lo que le rodeaba le quemaba las manos y el rostro. Meridiar aparentaba en cambio estar impertérrito, tranquilo centrado en su lectura. Se diría que ajeno a los sentimientos y voces de aquella chica de no ser porque, tras un incómodo silencio, dobló de nuevo la carta, la metió en su chaqueta y se giró hacia la sirvienta.

- Sucesos extraños y relatos insólitos, Rikke, algunos he escuchado aquí en mi breve estancia más nunca tantos como en mis tierras. No subestimes, chiquilla, hasta dónde es capaz de creer cualquiera que provenga de Hassped.

Se acercó algo más hacia ella lo que hizo que la chica retrocediese un par de pasos intranquila. Meridiar aprovechó el espacio para adelantarse entre Rikke y la puerta.

- Coge algo de fruta, no querrás presentarte ante tu tío con las manos vacías. No sería educado. - sonrió mientras abría despacio la puerta y se asomaba al pasillo comprobándolo vacío.

- Vamos, no perdamos el tiempo, por el camino te explicaré lo que es un alquimista.

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05/03/2008, 21:00
Director

El camino llevó fragancia de enebro y lavanda, un perfume de oro envuelto en sedas y capricho. Rikke era la perla negra, única, de los dwarghii del profundo golfo central, hermosa por contraste, porque nadie la espera ni la encaja en aquel lugar. Se detuvo un segundo ante las escaleras de blanco mármol, o era únicamente una duda. Había podido contar con los dedos de una mano las veces que las había usado en toda su vida. Su lugar era el espiral estrecho de la esquina discreta, incierta, donde los pies y los hombros estrechos eran una bendición.

El patio apareció menos dorado, ya que el Sol continuaba su viaje y tenía ya la mitad recorrido. Los hombres que se cruzaban evitaban la mirada del noble y posaban la suya en la joven. El orden de las cosas, la vida en un vistazo.

Al salir por la puerta principal un destello de luz viajera descansó en los atribulados cabellos de la muchacha y jugaron con ellos antes de perderlos entre las sombras claras. La calle adoquinada descendió, como hacía siempre, y entonces ella tomó la iniciativa del paseo hasta llegar a un grupo de casas más separadas, donde cada una disponía de un buen pedazo de tierra ajardinada, con almendros ya floridos, o arbustos esculpidos al gusto del dueño, oscuros como el boj o más claros como las sabinas, o incluso un olivo.

La casa a la que se dirigían era grande aunque no ostentosa. Tenía algún desperfecto no reparado, pero nada realmente grave, y no muy apreciable excepto a los ojos expertos de Meridiar. Rikke buscó el hueco entre los dos pequeños frutales que le permitiría ver a su tío trabajando. Aún no podía verlo, pero intuía que allí estaba. Sí, era sin duda su brazo lo que veía, trabajando como siempre. Pronto estaría de nuevo con él.

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05/03/2008, 23:04
Rikke

Tras coger un par de dulces piezas de frutas y hacerlas desaparecer en algún oculto bolsillo de mi sencillo vestido camino detrás del noble…una leve sonrisa ha aparecido en mi rostro al sentir el suave olor de la fruta fresca…

Atenta por el camino a las explicaciones de aquel hombre que parece saber muchas cosas, o puede que sea yo la que sé muy pocas…el sentimiento que me ha recorrido al bajar por aquellas escaleras ha sido muy extraño…similar al que sentía cuando me probaba aquellos hermosos y elaborados trajes de las mujeres nobles cuando era una niña…sentí que la gente me miraba con ojos diferentes a los habituales…miradas que me veían…cuan irreal puede ser la vida en alguna ocasiones…apostaría a que este suceso llegaría a oídos del odioso mayordomo…

Mi mano indica a Meridiar que me siga tras aquellos árboles que flanquean la entrada al lugar de trabajo de mi tío…al entrar y verlo mi rostro se ilumina y corro hacia él olvidando las formas…

Tío digo con alivio…

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06/03/2008, 09:40
Meridiar de Loorgyll
Sólo para el director

Notas de juego

Master, master... mi carta, ¿qué pone en mi carta?
!!

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06/03/2008, 10:34
Meridiar de Loorgyll

Hay un umbral entre el lujo y la pobreza, entre lo recargado y lo austero. En algunos lugares se puede decir que es tan fino como un cabello, en otros, la transición es más suave y deliciosa. Meridiar se sentía reconfortado en aquellas travesías, sobrio pero elegante, lugares donde la riqueza se ve desprovista de vanos ornamentos y se abstrae a una mínima expresión, la cual, a cada paso, se va difuminando paulatinamente hasta convertirse en nada, en barro sin adoquinar.

En ocasiones le gusta bajar y obervar al pueblo con la pasión con la que un naturalista observa a las aves. Le encanta descubrir comportamientos y pulsiones que lo ponen en común con ellos de entre tantas otras que evidencian que pertenecen a especies completamente distintas.

Hay un umbral entre la virtud y el defecto, entre la excelencia y la falta. Siendo la nobleza especialmente predispuesta a la primera y el pueblo avocado a la segunda, en algunas ocasiones, en algunos lugares, en algunas personas, existía una transición de pasiones suave y deliciosa. Meridiar disfrutaba con ello sintiéndose cargado de tanta luz como tiniebla pero gozando del mérito de saberse conocedor de la misma. Hay ocasiones en las que una adecuada disposición de la sombra no hace sino realzar el brillo de la luz.

El jóven noble, de mirada inquieta y de mente curiosa, caminaba entre la gente sin sentirse apenas tocado mas que por aquellos lugares donde podría desear apoyar su mano. Apartando las ramas que ostentaban el privilegio divino de no doblegarse a su paso, alcanzó el patio del orfebre.

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06/03/2008, 11:18
Rhiannon de Curyll
Sólo para el director

Será...

La voz apenas me emergía del cuerpo... siseando furiosa... abrasando el aire. Casí me sentía chiporrotear en llamas al caminar... Aquel juego no me gustaba... aquel juego era incomprensible... en aquel juego, las damas desarrollaban un papel que no era el mío... un papel que sentía como una condena... Losa sobre el pecho y las pestañas...

Las mejillas rivalizaban con el carmesí del vestido... y respirando agitada intentaba tranquilizar el animo y el aliento... imposible... la mirada llameaba en oro al salir a la luz de día...

Uno y otro... TODOS!... Qué no era una victima había dicho... y tenía razón, no.. no lo era... porque no era ese el papel que queria aceptar. Porque no me dejaría avasallar ni buscaría ayuda entre lágrimas... porque no doblaria la rodilla.. ni bajaría la mirada...

Al sentir el sol en la piel me giré en busca de las sombras en las que quedaron la puerta y los hombres... los puños crispados... la mirada más que eso... Si yo fuera un hombre.. si yo tuviera una espada... El bufido lleno de desdén brotó entre los labios cuando dejando todo atrás volví a adentrarme en el jardín... Quizá yo no fuera un hombre... pero ni lo necesitaba.. ni deseaba serlo...

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25/03/2008, 17:35
Director

Entre los floridos frutales que daban cierto amparo a las figuras, la mente de Meridiar se deslizó hacia un recuerdo de papel reciente. Pudo escuchar en su mente el lacre al romperse, y el crujido suave del papel al desperezarse. Las palabras aparecieron en una letra de ortografía correcta, no tan recargada como a las que tenía acostumbrados sus ojos, pero quizá por eso más clara y fácil de leer. Como una orden directa, sencilla y a la vez firme.

Señor en tierras ajenas,

seguro que tenéis presente nuestras últimas palabras. Yo también. A ese respecto, a medida que otros quehaceres me aguardan y determinados sucesos exigen mi atención, me he dado cuenta de que fui parco al hablaros, y no es justo dar tan poca ventaja a un jugador en un tablero tan grande y desconocido.

He decidido hablar con las órdenes*, y hay corregidores de camino al norte para averiguar cuanto sea posible. A estas alturas, seguramente ya habrán llegado, son hombres diligentes en sus obligaciones, y estoy muy seguro de su fidelidad a la Palabra.

Aquí, por otro lado, se han levantado sombras. Desde nuestras palabras junto a un orgulloso Sol de verano, he visto la luz decaer, y su brillo se arruga. No es de mi gusto, y no quiero ser pesimista, mas me temo que estan por llegar malos momentos.

Hay ciertos negocios con hombres del norte, son asuntos de tierras, como en fin lo son casi todos los que mueven a gentes a hacer grandes viajes por obligación. Seguro que imaginaréis qué podría estar en juego, pero es posible que no entendáis aún el completo del cuadro que se presenta.

Para ayudaros, no dudéis en contar con hombres de confianza. Hay conocimiento de sobra en estos muros si uno sabe buscar. Un hombre de fe, especialmente, es bien conocido aquí por su trato difícil, pero su buen tino en asuntos oscuros y su más que probada sabiduría. Se llama Casyyr, es un preste a quien todos recurren, tarde o temprano. Estoy seguro de que podréis hablar con él en confianza.

Buenos vientos en la mar.
E

Las palabras de Rikke sacaron a Meridiar de su recuerdo. El hombre que había junto a ella parecía sorprendido, y su primera sonrisa fue atajada por la desconfianza de ver a su sobrina acompañada por un hombre de muy mayor nombre.

Notas de juego

se refiere, por supuesto, a los prestes.

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25/03/2008, 17:52
Herond

El hombre sonrió un momento a su sobrina, pero la sombra de rango y nobleza congeló la sonrisa y la hizo desvanecerse. Quedó así mudo un hombre de edad suficiente para tener canas, con el pelo largo y casi todo negro, recogido en una cómoda coleta. Vestía bien, pero no se había afeitado desde hacía unos días, y a la mirada experta de Meridiar era un artesano de suficiente talento como para ser apadrinado por un mercader con ínfulas, pero la mala suerte suficiente para no poderse despegar de él. Los mercaderes, era por todos conocidos, eran como las sanguijuelas que bebían sangre, pero más veleidosas, éstas no absorbían los malos humores para sanar a un enfermo, sino que exprimían el arte de hombres muy válidos para lograr de ellos un beneficio. Una relación parecida a la del señor con el campesino. Los mercaderes hacían posible la salida de las obras al mercado, y los artesanos ponían el sudor y el genio. El oro, en general, terminaba demasiadas veces en manos de quien menos lo trabajaba.

- Señor - se levantó el hombre -. Soy Herold, artesano primero del señor de Gyll. Es un honor recibiros en este modesto taller. Si os place, decidme vuestro nombre para avisar a mi señor de vuestra llegada.

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25/03/2008, 18:00
Unnysia ni Dooyrn

Unnysia sonrió ante la despedida y el rostro molesto de su amiga.

- ¿Te ha molestado su marcha, querida? - rió -. Es propio de los hombres. Quizá debiéramos buscar a alguno que aprecie más nuestra presencia...sobre todo la tuya. Vamos...ayer mismo por la noche fuiste muy solicitada.

Por un momento su sonrisa se olvidó, pero luego se hizo más amable, con un ligero encogimiento de hombros a modo de disculpa por unas palabras que podrían haberse entendido mal.

- Sabes a quíen me refiero, ¿verdad?

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28/03/2008, 10:35
Rhiannon de Curyll
Sólo para el director

Su… marcha? miraba a Unyssia con las mejillas ardiendo… aunque no tanto cómo la mirada, que se desvió un segundo para recorrer el camino que había tomado Meridiar… Qué dices??... por mí como si vuelve a sus montañas negras y lo devora una jauría de lobos… Tan aranero… tan pedante… tan suficiente… tan… tan… que iba a decir?... Misterioso?... Interesante?... la furia aún se desbocaba más en el pecho… Aggggghh… Giré en redondo demasiado bruscamente, dando la espalda al lugar y al recuerdo…dibujando con el vestido y la trenza el movimiento, y empecé a andar apretando los puños y los labios… no merece la pena…

El resto de las palabras de Unnysia flotaban en el aire… y me detuve para buscar sus ojos negros con los míos sorprendidos ahora, con el pecho acallado y la furia desvanecida… y un rubor muy diferente esta vez...

Yo no…no… pero qué me pasaba? El recuerdo del baile parecía acariciarme… atenuando el ánimo, pero despertando de nuevo las preguntas… Yo no fui solicitada, más bien fui impuesta, lo sabes muy bien… los dedos jugueteaban de nuevo entre ellos escondiéndose de la luz bajo las mangas del vestido, y volvía a mordisquear algo nerviosa el labio inferior, mientras perdía las pupilas en el jardín… Sí es que te refieres al noble de Nyrr… Aunque… no pude contener el esbozo de sonrisa que se me dibujaba en los labios al recordar al águila del norte… la verdad es que…bueno… miraba ahora con complicidad a mi amiga.. es un hombre interesante… pero complicado… la sonrisa se perdió dejando paso al gesto pensativo. De nuevo la voz de Meridiar acuchillándome el cerebro... muerta… en su cama… una guerra…

Las imágenes del baile volvían… Los brazos del águila.. y aquellos otros…

O tal vez hablas de Lonnegahr?... miraba inquisitiva a Unnysia…Temo demasiado a las uñas de Kattya cómo para siquiera arriesgarme a recordarle… ajajajajajajajajajaja…así que cómo para ir en su busca… ajajajajajaj… las risas se fueron atenuando mientras reiniciábamos el paso.. Aunque no puede negarse que el joven Lonnegahr es más que encantador… a su manera, supongo… Recuerdas que le desee un marido a Kattya?.. me retracto… Si ha entregado su corazón a Lonnegahr, ya tiene castigo más que suficiente…

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28/03/2008, 15:41
Rikke
Sólo para el director

Notas de juego

me toca a mi?, a meridiar no?

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28/03/2008, 21:01
Director

Notas de juego

Buenas, compañera...

Tu tío te ha saludado, pero al ver a un noble le ha prestado a éste toda la atención. Tú puedes postear cuando quieras, pero los ojos de tu tío están fijos en Meridiar.

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28/03/2008, 21:04
Unnysia ni Dooyrn

Unnysia rió, cómplice. Se tapó graciosamente la boca con la mano, y entrecerró los ojos en un gesto de contención aprendido, aunque sincero.

- Hay bocados que matan más que alimentan. Y Kattya rara vez mira lo que se lleva a la boca - guiñó un ojo -. Pero no te preocupes, Lonnegahr no tiene nada que temer mientras siga siendo esquivo. Como amante sí podría, pero como marido no le duraría dos meses. Kattya tiene muy claro su futuro. Un hombre gris en un castillo del mismo color, donde el único colorido lo proporcione ella y sus riquezas heredadas. El justo premio a su esfuerzo, que diría.

Luego se quedó un momento pensativa, rumiando su sonrisa cada vez más ligera hasta que la escondió del todo.

- ¿Y si vamos a ver a mi tío? Seguro que está ocupado, pero hay formas de estar a su lado sin que él o los suyos lo sepan todo...

La joven pareció encantada con su idea, y buscó la aprobación en los ojos de su amiga.

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31/03/2008, 10:15
Rhiannon de Curyll

Cuánto hacía que la conocía? Apenas unos días…pero me sentía unida a Unnysia de un modo que pocas veces había sentido. Aquella niña era lo único firme que tenía dentro de aquellos muros… Ella y mis propias rodillas… y mi testarudez…

No podría decir que me sorprendieron sus palabras respecto a Kattya… aunque sí la ligereza en la que se hablaba de amantes y amores… Podía entender que no fueran la misma cosa, pero… aunque mi cerebro sabía de alianzas y dotes, un lugar mucho mas recóndito de mi sentía nauseas. Yo había recibido castigo por no ser dócil y aceptar un tálamo que no deseaba… había sido desterrada a aquel lugar… o eso había creído. Porque ahora, con todo lo ocurrido, dudaba. Dudaba de las motivaciones de mi padre al enviarme a aquel lugar… dudaba de las motivaciones del Donner al “solicitarme” que acompañara a Mydôyrn… Dudaba de las palabras de Meridiar… de las de Lonnegahr…. Dudaba de mi propia capacidad para enredarme en aquellas intrigas…

¿Y si vamos a ver a mi tío? Seguro que está ocupado, pero hay formas de estar a su lado sin que él o los suyos lo sepan todo...

Asentí con la cabeza y la sonrisa, con el labio entre los dientes mientras retiraba el mechón rebelde que me caía sobre la frente con la mano… Perfecto amiga… la sonrisa aún se amplió un poco más… me encantaría…

La seguí con una extraña sensación en el pecho… una excitación difícil de definir, enredada y difusa. El Donner… los hombres del norte… el ataque extraño… Mi atención se desviaba sin remedio de la política hacía el tacto de aquel hombre… y su frío endemoniado… La mano inconsciente acarició el brazo magullado mientras vlos ojos se afilaban en el recuerdo, entornándose solo un segundo hacía mi amiga… Cómo explicar algo que ni yo entendía?...Cómo buscar palabras razonables para algo que estaba fuera de mi razón?...

Tomando aire levanté la barbilla para caminar cadenciosa junto a Unnysia… con el paso tranquilo y la mirada preocupada… El pecho me gritaba que en aquel lugar dormían algo más que peleas por tierras y fronteras… Pero sobretodo me gritaba que tuviera cuidado…

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01/04/2008, 19:30
Unnysia ni Dooyrn

Unnysia se alegró de la respuesta y encaminó sus pasos hacia las escaleras, mientras hablaba con su amiga.

- Llaman a este palacio "el jardín de piedra", pero eso es ahora. Cuando pertenecía a los Yradûn, su nombre era más antiguo, y era "el hogar de los vientos". Un nombre algo más pretencioso, quizá más apropiado para su antigua familia y para tiempos de guerra. Pero igual que el nuevo es bastante adecuado, el antiguo tampoco estaba puesto sin más. Sígueme y verás por qué lo digo...eso sí, espero que no tengas mal de alturas.

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01/04/2008, 19:48
Director

Se dirigió por pasillos frondosos, siempre encaramados a patios interiores con altos y afilados cipreses, o pinos oscuros. Las madreselvas medraban en algunas de las columnatas que sostenían los pasillos abalconados, como amantes celosas. El verano era el esplendor y la luz, y ellas no dejaban de subir.

Pronto las piernas de Rhiannon comenzaron a notar el esfuerzo. Los escalones, aunque amplios y bien tallados, no cesaban nunca, y ya habían ascendido los cuatro pisos principales de la zona de vivienda del palacio. Lo que quedaba por subir era terreno desconocido a cortesanos, lugares oscuros con puertas cerradas.

Unnysia se paró junto a una de ellas, y con un gesto cómplice extrajo de un pliegue de su vestido una llave que parecía demasiado grande para haber podido ocultarla tan bien. Sonrió mientras la introducía en la cerradura y asintió cuando un leve crujido metálico indicó que estaba abierta. Hizo una señal para que Rhiannon la siguiera y comprobó que entraban en un túnel cuadrado con escaleras en espiral, la luz provenía de troneras pequeñas pero abundantes, y para la noche había hacheros sobre ellas.

Los escalones eran igualmente amplios y cómodos dentro de la estrechez, lo cual tranquilizó a la joven de Curyll. Aparte de pelear contra la creciente debilidad de sus piernas ya agotadas y de asegurarse de que mantenía las faldas del vestido sobre los pies para no tropezar, el camino no era complicado. Sin embargo, tuvieron que detenerse varias veces, y ambas notaron el sudor en su piel y la respiración muy agitada, lo que les acrecentó el olor a polvo de piedra y frío.

Luego escucharon viento que silbaba a través de las troneras, y vieron que los hacheros estaban cubiertos por una campana de cristal transparente que parecía resistente. Rhiannon pensó entonces que llevaban medio día subiendo, sin parar, y tenían que detenerse ahora cada pocos pasos, pues mareaba el recorrido y los brazos empezaban a cansarse también de recoger las faldas. Aunque las piernas era lo peor.

Finalmente, cuando creía que ya no llegaría más arriba, al fin una puerta anunció el final del trayecto. Unnysia sacó de nuevo la llave y repitió la operación, con idéntico resultado. Abrió con cuidado hacia dentro, más bien sostuvo la gruesa puerta para evitar que se abriera demasiado fuerte por el viento, y una ráfaga fresca inundó a las jóvenes. Salieron a un patio y Rhiannon miró alrededor.

A ambos lados había torres, algunas más altas todavía, y con patios mayores e intermedios, a distintas alturas. Algunas tenían vigilantes en ellos. Unnysia hizo una señal a Rhiannon.