Partida Rol por web

Me teletransporto hasta el lugar desde el cual el hombre disparó el misil, voy a neutralizarlo. En cuanto esté cerca de él le atacaré cuerpo a cuerpo si es posible usando toda mi habilidad para acabar con su vida. No tendré ninguna piedad.

Un parpadeo más tarde Kjetil está la Torre 43, persiguiendo al tipo que había disparado el misil. La pista es clara, en la habitación hay cosas rotas, dos impactos de bala de gran calibre y un lanzamisiles "olvidado". Kjetil se ha adelantado al mago, que estaba buscando el origen exacto del misil siguiendo su rastro visualmente con ahínco, pero no importa, en el lugar quedan más cosas que hacer, como por ejemplo salvar a un hombre en caída libre, tratar de evacuar a los científicos que han quedado atrapados sin poder abandonar la planta o proteger a los hombres de Mr. People o a Ishtar del ataque de los dos robots que todavía quedan activos y que ya se están comenzando a alzar nuevamente...

 Me apresuro a tratar de ayudar al hombre que va en caída libre...

Concentro mi poder en la mano derecha y le lanzo una descarga de energía a su espalda. No voy a tener piedad de él, ni de ningún otro...Noto como mis pulsaciones bajan en ese momento, es como si la sangre ya no circulase por mis venas. La frialdad se apodera de mí, y tengo la sensación de que es una vieja compañera. Cuando defendía a Hanna sentía lo mismo...una tranquilidad indescriptible cuando mato...como si ese sentimiento fuera el correcto...y en este caso lo es.

- Tirador neutralizado. Comprobaré si está muerto. Recogeré su equipo de comunicación si lo posee, Mr People en cuanto lo tenga en mis manos tocará descifrar sus comunicaciones. Quiero que la señorita Sullivan y tú sois los idóneos.

Mi intención es cogerle su equipo de comunicación y usarlo en nuestro beneficio. Por si acaso me muevo con cuidado ya que no quiero ser sorprendido, ante la mínima señal de peligro me teleportaré a unos metros de distancia y atacaré sin mediar palabra.

Forrest y el Jefe del grupo salen de su protección."¡Informe!", grita por el comunicador. "¡INFORME!". Al escuchar el silencio de sus hombres en la radio, no puede evitar una exclamación. "¡¡Joder!!". Mirando a su alrededor, observa como Rata está inconsciente pero entero, y como Pequeño Jou está trepando lentamente por la cuerda hacia la torre, por lo que no podía comunicar. No ve por ningún sitio a Bill. Después observa a los científicos, esparcidos y asustados por la planta.

"Evacuamos al personal civil. Puede que esto los supere". Notifica el Jefe. Dicho esto Forrest y él empiezan a moverse entre la maquinaria, agarrando a los científicos y redirigiéndolos hacia la escalera antiincendios más cercana.

Con el pelo chafado y lleno de ceniza, consigo salir de los escombros un poco aturdida, y pongo cara de sorpresa cuando toso una nubecita negra. Intento levantarme, pero al notar el dolor en mis articulaciones caigo de nuevo al suelo. "Aaauu...", digo cuando empiezo a darme cuenta del sabor de la sangre en la boca y el zumbido en los oídos.

Miro hacia arriba, entreabriendo los ojos, y veo que mi plan funcionó a medias. Quedan todavía algunos de esos carros voladores zumbadores, que se dirigen hacia mí para atacarme. Intento levantarme, pero caigo de nuevo al suelo; necesito unos momentos para recuperarme. Me doy cuenta de los efectos colaterales de la explosión, y aprovecho para colocarme todo donde debe de estar, (desventajas de un traje tan atrevido). Luego aprieto los dientes dispuesta a seguir luchando... si puedo.

Quizás sea el momento de pedir ayuda. ¿Seguirá el cacharro en mi oreja, después de una explosión tan grande?. Me llevo la mano al oído, intentando encontrarlo.

 Vuelo a toda velocidad para acercarme lo más posible al tipo con complejo de Peter Pan y trato de usar mis Ligaduras para pararlo en el aire...

Kjetil ha alcanzado al fugitivo atacante del lanzamisiles en poco más tiempo del que había tardado en desplazarse hasta torre "contigua". Era una huida abocada al fracaso desde antes de comenzar, pero el pobre hombre no lo sabía. Su cuerpo, tumbado en el suelo, presenta un impacto a bocajarro horrible al que al causante no le genera el más mínimo remordimiento o asco. Un tipo curioso, Kjetil. Hacerse con su comunicador no es nada complicado, un simple "pinganillo" de los que se colocan a la oreja, muy parecidos a los que vosotros mismos portáis. Probablemente sería complicado tratar de "piratear" la señal, pero el hecho de que el comunicador no esté bloqueado facilita considerablemente el escuchar lo que dicen. Una única voz pide insistentemente: "Carlo, relazioni, ancora una volta, relazioni. Ma che diavolo è?"

Por su lado Ishtar comprueba que algún otro dios debe haber tenido la gentileza de darle un respiro, porque el comunicador sigue en su oreja. Sin apenas ni darse cuenta lo ha colocado de nuevo correctamente. Poco a poco el mundo va recobrando sentido, su visión se centra y su oído deja de hacerle zozobrar como un barco a la deriva. Pronto estará lista para el combate. Pronto, pero no todavía(1).

Mientras tanto, los hombres de Mr. People se repliega y tratan de ser todo lo útiles que unos simples "mortales" pueden ser en estos momentos: evacuan a los científicos. Tardarán algún tiempo en hacerlo, claro(2), pero es una tarea importante que alguien debe hacer.

Por último queda un actor en juego, el mago Corvinus, que se lanza al vacío confiando en su capacidad de vuelo para maniobrar en torno a la Torre Europa a toda velocidad y salvar al hombre en caída libre. Aunque todavía lejos, Gabriel enfoca un torrente de energía mística de una pared del edificio y decenas de zarcillos de aspecto sumamente extraño surgen de allí para atrapar al vuelo al pobre hombre. Una vida salvada. Más tarde tocará liberarle.

¿Dije "último actor"? Vaya, no. Hay dos más. Dos pequeños robots voladores de los que habían llegado armando escándalo por los cielos cercanos a la Torre Europa todavía quedan en relativo buen estado. Han logrado, de aquella manera, aterrizar en la planta de la fábrica, y aunque sólo son dos, no dudan en encarar a lo que queda de las fuerzas de defensa de la planta: los hombres de Mr. People. Con la determinación poseída sólo por fanáticos y robots con un único objetivo, avanzan hacia ellos y mientras lo hacen su medio de transporte aéreo sufre una transformación, convirtiéndose en ruidosas armas cortantes giratorias de aspecto muy desagradable.

Un tercer robot, que inicialmente se podría haber dado por caído en combate, avanza hacia Ishtar pese a no quedarle piernas, arrastrándose inexorablemente hacia la diosa caída, sus ojos artificiales parpadeando pero con un brillo de implacabilidad.

Contesto a la radio en italiano como si acabará de echar una buena carrera para disimular mi voz. Respiro fuerte para ello y así no deberían darse cuenta de que soy otro.

- Tutto bene. Penso che ha dato alla donna...Cosa devo fare adesso? - le pregunto para que me diga qué quieren que haga ahora y así adelantarnos.

En ese momento tapo su pinganillo y uso el nuestro para decirle a Mr People. 

- Tengo su comunicador, está abierto. No cerraron la señal. ¿Puedes piratearla desde ahí o necesitas que te lo acerque? 

Esperemos que puedan hacer algo a distancia si no sólo servirá para saber qué tenía pensado hacer Carlo. Hay que aprovechar lo máximo este leve ventaja.

 - No se preocupe, luego vuelvo a buscarle... - Le respondo al asustado hombre, antes de volver y encararme con los robots, a los que disparo, manteniendo el vuelo, con rayos místicos....

Pequeño Jou es el primero en darse cuenta.- JEFE. DOS A LAS CINCO.- Grita por el por el comunicador, mientras se situa en posición y agarra el arma para cubrir a sus compañeros.

Forrest se gira inmediatamente hacia los robotos, alzando y disparando su armas para cubrir a los científicos. El Jefe, enfrascado en reunir a los científicos y sacarlos del lugar, apenas puede reaccionar.

Por su parte, Bill, amarrado al edificio entre zarcillos mágicos hace lo propio de alguien que se ve en dicha situación. Gritar acojonado. Por su parte, Rata sigue inconsciente en un rincón.

A través del equipo se escucha la voz de People contestando a Kjetil apresuradamente. "NEGATIVO. OCUPADO". De fondo se puede escuchar el tableteo de varios subfusiles disparando.

Zapateada por el suelo y bastante humillada por el golpe con el misil, intento averigüar como van las cosas. Afortunadamente, tengo mi cosa de comicarme en la oreja, y la activo; "Coj, coj... chicos, estoy bien... os ayudo en cuanto me recupere un poco, ¿vale?".

Consigo ponerme a cuatro patas e intento vislumbrar entre el humo qué es lo que pasa. Veo a dos de esos bichos zumbones aterrizar en algún lado de la fábrica, lejos de mí. Así que no pude acabar con todos con el misil... mis amigos me necesitan, tengo que volver a la acción... pero todo sigue dándome vueltas todavía...

Sólo Forrest consigue actuar antes que los robots, adelantándose a ellos y disparando una buena ráfaga. Ráfagas de disparos de plomo contra chapa metálica. Cualquiera diría que no iban a tener demasiado resultado, pero sí tienen uno claro: uno de ellos se abalanza contra él, las mortíferas aspas girando a una velocidad endiablada. Esto va a acabar mal... hasta que reaparece el mago como si del 7º de caballería se tratase y aniquila al pequeñín entre explosiones de energía dorada.

El segundo robot, decidido, salta prodigiosamente entre vigas y maquinaria, ayudándose por un instante del rotor de su mano, cayendo entre ellos, a punto de comenzar una escabechina pero sin decidirse por ningún blanco concreto.(1)

Y luego está Ishtar, que no acaba de reincorporarse cuando ya recibe nuevo castigo. Los restos de las aspas de vuelo del tercer robot, convertidas ahora en un arma cortante, aunque no giratoria, impactan contra ella. ¿Contra ella? No, por fortuna el collar místico que porta la diosa vuelve a protegerle del daño y un escudo de energías mágicas hace que de la cuchilla brote un chispazo por la fuerza del impacto, pero sin ningún otro efecto aparente.

Kjetil... ¿dónde está Kjetil? Ah, Kjetil acaba de regresar a la azotea, a punto para observar la caótica situación.

 Miro a mi alrededor y mi primer impulso es ir detrás del robot saltaría, pero entonces veo que Ishtar está en apuros y decido ir a ayudarla, disparando a su atacante...

Conseguí levantarme entre los escombros, justo cuando una de esas cosas zumbonas vino a mi lado y empezó a golpearme con sus aspas. Mi gargantilla brilló, protegiéndome con su magia de aquellas cuchillas tan rápidas, y aunque yo estaba medio aturdida conseguí centrarme lo suficiente como para levantar las manos y lanzar un montón de relámpagos mágicos hacia aquellas aspas giratorias.

No sabía si le había dado o no, pero las rodillas ya no me temblaban. Vi que Ojazos salía de entre las nubes y también lanzaba rayos de colores hacia mi enemigo, y sonreí y saludé con la mano mientras me levantaba del suelo, volando de nuevo. Luego pensé en lo chafado que debía tener el cabello, pero en fin. Supongo que una heroína no puede estar guapa en todo momento.

Reaparezco sobre la azotea para ver que el caos impera en la zona. Tocará provocar más caos. Cargo mis puños y piernas de energía y me lanzo hacia el robot más cercano que acaba de llegar a la azotea. Lo miro y le digo:

- Eres mío...

Salto hacia él con todo, intentado perforar su armadura con la fuerza de mis puños potenciados con la energía que soy capaz de convocar y esperando acertarle de lleno.

Todavía sudando, Forrest no puede por menos que hacer una leve inclinación agradeciendo la prodigiosa intervención de Gabriel.- Gracias.- Dice con la boca seca, acto seguido se dirige hacia Rata, para verificar su estado de salud. Mientras, el Jefe ajeno a la escena sigue reclutando científicos y metiéndolos por la escalera de emergencia y sacarlos de alli.

Pequeño Jou, en su puesto ya, y aunque con alguna magulladura, se asegura de nuevo en los anclaje y coge de nuevo el fusil de francotirador, dispuesto a cubrir a quien lo necesite.

El mago había destrozado con su rayo místico a uno, Ishtar se había librado también de un rayo del que estaba tratando de herirla y la súbita aparición de Kjetil tras el último de los robots había acabado violenta y eficientemente con el número de siervos de Heirloger presentes en la planta automatizada a 0. Y de repente reinaba la calma... Pero no por mucho tiempo, eso nunca le suele pasar a los héroes.

Tan pronto como habíais empezado a respirar tranquilos, un nuevo mensaje os llega a vuestros oídos:

- Es Heirloger. El robot más grande es él. No he podido conectarme a él más que unos segundos -reconocéis la voz de la señorita Sullivan como la interlocutora, que tarda unos segundos en volver a tomar la palabra, casi se podría decir que aliviada, pero todavía nerviosa- Va a la planta automatizada.