Partida Rol por web

 Envuelvo a la gente en una cesta creada con mis Ligaduras, para apto seguido, con mucho cuidado, ponerlas a salvo en un edificio continuo, lejos del alcance de la batalla, y por el cual, a través de su escalera principal, ellos pueden acceder a la calle. Una vez que todos estén a salvo, me reúno con mis compañeros...

Siguiendo aproximadamente las instrucciones de vuestro compañero escandinavo, él mismo e Ishtar concentran el fuego en los ascensores mientras Gabriel sobrevuela y crea sus ataduras místicas. Los hombres de Mr. People, probablemente emocionados por todo el revuelo creado, no se paran a meditar que el aparato que había creado Erika estaba diseñado para un blanco mucho mayor y más poderoso que lo que estaba subiendo por los ascensores.

El resultado de poner el prototipo a plena potencia allí es devastador: oleadas de los seres mecánicos de Heirloger se deshacen en pedazos antes de alcanzar la “superficie”, desviándose en su acelerada subida con propulsores y convirtiéndose en armas descontroladas en decenas, tal vez centenares de proyectiles autopropulsados o fragmentos de cachivaches a gran velocidad impactando por todas partes. Afortunadamente en lo que a víctimas colaterales respecta las últimas plantas están completamente despobladas. Desafortunadamente en lo que a efectos colaterales respecta, aunque no hay verdaderas explosiones, los proyectiles en los que se han convertido lo que antes eran hombres-mecánicos de Heirloger impactan en todo lo que hay entre ellos y vosotros, lo que incluye muy especialmente suelos/techos.

Ishtar escapa automáticamente a la destrucción, en parte por volar, en parte por su campo de fuerza místico, igual que Gabriel, que además estaba todavía en un viaje aéreo para poner a salvo a los civiles. No corren tanta suerte ni los hombres de Mr. People ni Kjetil...

Salto hacia atrás en cuanto veo que el suelo se desploma realizando una acrobacia intentado aterrizar sobre suelo firme. Al final nos hemos cargado la planta demasiado pronto...

Desgraciadamente la onda expansiva pilla a casi todos, menos al Jefe, desprevenidos. Tanto Pequeño Jou como Forrest caen junto con el piso, mientras que el Jefe, dando un salto (fruto de la veteranía en sobrevivir), consigue agarrarse a unos cables y encaramarse a suelo estable.

Tras salvarme del derrumbamiento del suelo intento teleportarme y rescatar a alguno de los hombres de Mr People...no creo que pueda salvar a ambos pero por lo menos a uno de ellos sí...

Lo que parecía una situación abocada a la muerte de los más vulnerables del grupo de defensa de la planta automatizada, de repente se trunca en un aparecer y desaparecer de los hombres de Mr. People. Kjetil, gracias a su rápida intervención y uso de sus flexibles capacidades de teleportación, así como una buena dosis de reflejos y despliegue acrobático, logra cazar al vuelo a ambos, primero uno y después otro, cuando todo parecía perdido. No es que aparezcan suave y delicadamente en el suelo, ni que el viaje haya sido placentero, pero al final el trayecto es mucho menos concluyente de lo que podría haber sido...

Mientras tanto la diosa observa la situación desde las alturas, asistiendo a la destrucción parcial de la planta, aunque buena parte de la maquinaria sigue "aferrada" a las vigas centrales, que han aguantado las explosiones e impactos sin sufrir daños relevantes.

El mago del grupo, por su parte, ya está de viaje de regreso entre las torres tras poner a salvo a los civiles que quedaban.

Además, las comunicaciones, que habían quedado interrumpidas por alguna razón desconocida, vuelven a funcionar repentinamente. Algo parece ir bien entre todo el caos, al fin.

Apenas os ha dado tiempo a reagruparos cuando del suelo de la planta surgen 5 figuras nuevas: Heirloger y 4 robots de los suyos, chirriando y traqueteando, Heirloger además lanzando humo por unos tubos que le sobresalen de la espalda. Bien mirado, el villano es de lo más peculiar, una especie de androide que se diría alimentado por vapor, con lo que se adivina una cabeza humana, o al menos humanoide coronando el cuerpo metálico. Y en contra de lo que cabría esperar del típico villano, en vez de daros un sermón sobre su evidente superioridad y vuestra irremediable derrota, se limita a emitir unos chasquidos y chirridos que sólo sus robots parecen capaces de entender. Éstos rápidamente extienden sus manos, que se llenan de energía eléctrica y algún tipo de campo de fuerza parece formarse a su alrededor, creando una especie de burbuja azulada bajo la que se encuentra vuestro enemigo.

 Creyendo adivinar lo que pasa, apunto a uno de los robots-secuaces de Heirloger, mientras les grito a mis compañeros:

 - ¡Destruir a los esbirros, protegen a su jefe con una especie de escudo de energía!.

 Apto seguido, le disparo al robo menor...

Pequeño Jou y Forrest todavía se recuperaban del viajecito con Kjetil. Por su parte el Jefe, habiendo perdido el subfusil, opta por la vía fácil de desenfundar la pistola y abrir fuego a uno de los robots pequeños. Desenfunda rápidamente el arma y abre fuego.

Bueno, es lo que intenta, pero al parecer, entre tanto ajetreo el arma parece haberse encasquillado. El arma dispara, sí, pero la vaína no sale despedida, enganchándose con el mecanismo de expulsión del arma y fundiéndose con la bala, obstruyendola totalmente.- ¡JODER!- Exclama el Jefe, lanzándola con rabia al suelo, y buscando desesperadamente el subfusil.

Gabriel levita apenas sin moverse y dispara sin miramientos a uno de los pequeños robots de Heirloger, que estalla en pedazos por el fuerte impacto.

Ishtar, vuestra diosa particular, hace lo propio y por fortuna se decide por el que tiene más cerca, que resulta ser uno de los 3 que quedaban. Y esa es la palabra, quedaban, porque el impacto eléctrico del rayo también acaba con él.

El escudo, generado por algún aparato que portaban los robots, fluctúa y chisporrotea, evidentemente debilitado, pero no desaparece. En cualquier caso ha cumplido con su función, darle unos segundos de margen a Heirloger para actuar. O tal vez no...

Por el transmisor puede escucharse la voz de People. -"Aquí People, ¿me escuchan en la Planta Automatizada? Situación".-

Pequeño Jou, todavía medio atolondrado, contesta. -Aquí Pequeño Jou. Heirlog está en la planta junto con varios robots que le proporcionan una especie de escudo energético. Intentamos destruirlos, pero hay muchos y puede crear a más. Hemos tenido varias bajas, necesitamos apoyo inmediato.  Esta tecnología nos supera, a ver si la informática puede hacer algo, jefe.- No recibiendo contestación por la estático y los disparos, pregunta insistentemente.- Jefe, jefe... ¿jefe?... Joder, se ha cortado...-

Entonces, reciben una respuesta.-"Aquí People, subimos en ascensor, no disparen. Repito. subimos en ascensor, no disparen".-

Ahora es nuestro turno. Activo mi poder en puños y piernas preparado para entrar en combato.

- Ishtar, Gabriel encargaros de los que crean el escudo...el relojero es mío...hombres de People fuego de cobertura...

Dicho esto me teletransporto a lado del relojero y lo golpeo con una fuerte patada para luego teletransportarme a mi punto de origen y ponerme fuera de su alcance. Espero acertarle y mandarlo bien lejos.

Bajo la debilitada capa de protección generada por los pequeños asistentes metálicos del super-villano, una prácticamente pegada a su cuerpo reluce ante el brutal impacto propinado por Kjetil. Su capacidad de teleportación le permite colarse más allá del primer campo y su puño, reforzado por algún tipo de energía, se las apaña para resquebrajar y superar el segundo, logrando que Heirloger acuse el golpe y machacando algo de su blindaje externo.

Pero lo que nadie esperaba era que el cuerpo metálico del super-villano estuviera electrificado. Miles de voltios recorren el cuerpo del joven héroe, que se desploma entre arcos eléctricos, gritos y convulsiones un par de metros más allá.

Y mientras esto sucede la mano izquierda de Heirloger ha dejado de serlo: en sustitución de la misma ha aparecido algún tipo de artilugio acabado en una especie de lámpara de plasma, rayos eléctricos ionizados incluidos. Sea lo que sea, parece que se está cargando y no tardará mucho en poderlo usar.

-¡Ping! -¿Ping? Así es, "ping", las puertas del ascensor se abren nuevamente y en su interior viene el resto del grupo. Por desgracia los últimos 3 pisos del hueco del ascensor han sido completamente destrozados, casi es un milagro que el ascensor haya podido llegar hasta ahí. Claro, son autopropulsados...

 - ¿No es lo que he dicho?. - Replique, molesto por que repitiera mi plan de ataque, mientras atacaba a otro de los esbirros con otro rayo mágico.

Al abrirse las puertas, el primero en salir es Mr. People, pertrechado con un subfusil, disparando constantemente hacia Heirloguer. Justo detrás de él salen tres hombres más que se dispersan hacia los lados en perfecta formación, a fin de dificultar cualquier blanco. Walter, Bigfoot y Michelle, una vez colocados en los flancos, abren fuego sobre el mismo objetivo. Tanto Walter como Bigfoot disparan sin problemas, pero Michelle solo consigue encasquillar el arma por las prisas, obligándola a desatascarla. Pero... ¿Son los únicos en salir? Pues no.

Del ascensor salen uno, dos, tres... seis, siete... hasta diez hombres de Mr. People más, los cuales empieza a correr en todas direcciones, cogiendo objetos del suelo y empezando una lluvia de palos, piedras, vigas y todo cuanto encuentran, sobre el mismo objetivo. Entre disparos y lluvia de objetos, pronto la zona de Heirloguer se convierte en el centro de la batalla, rodeado por completo por hombres del SWAT.

Por su parte, Pequeño Jou busca desesperadamente el arma creada por la informática, mientras que el Jefe y Forrest se afanan en lanzar objetos sobre Heirloguer..