Partida Rol por web

Había llegado el momento de la verdad, de entrar a combatir de cerca con aquellas bestias pielverde. El mercenario se movió hacia ellos, con toda la decisión que pudo reunir, en apoyo de un Walter que luchaba en inferioridad numérica contra demasiados enemigos. Sin embargo, el maldito orco debió verle llegar y no consiguió acertar a aquel bastardo. 

Sonrio al ver caer al goblin y animado por el éxito encaro al orco , la situación sigue siendo problemática pero al menos por el rabillo del ojo veo que la mayor parte de los compañeros siguen de pie .Por el imperio y la buena gente a por los pieles verdes .

Mi golpe casi había rebotado contra el grueso craneo del piel verde. Casi como si llevase un casco. Mal nacidos...

Por suerte Trojan estaba ya junto a mi y su hacha hizo su trabajo habitual, sajar y mutilar.

¡Bravo Trojan! Luchando así esto está ganado -intento animar a los combatientes a mi alrededor, sobretodo a la guapa peliroja. Le guiño un ojo antes de volver a ponerme en guardia con una sonrisa demente en el rostro.

Salto el cuerpo del orco caído mientras cargo contra el nuevo enemigo, otro orco que parece más grande que el anterior.

Decido seguir el ejemplo de Trojan. Sin miembros estos malditos no podrán luchar.

Intento pensar en un grito de guerra que pueda asombrar a la mujer más no se me ocurre nada y el momento de lanzar el ataque llega. Golpeo con furia a mi enemigo.

El pequeño piel verde sintiéndose envalentonado por los continuos fallos en matarlo por mi parte, intentó aprovechar la oportunidad e intentando lancear mi pecho. El golpe era bueno, demasiado bueno y hubiese sido mi muerte si en el último segundo no hubiese conseguido atajar su golpe. - Por un pelo pequeño, por un pelo. Tras esto y sin perder el tiempo descargo la alabarda sobre el dejándolo en un charco de sangre, como él me hubiese dejado de tener oportunidad.

Tras esto el combate continuaba y donde antes solo había goblins ahora había orcos, se esfumaba mi oportunidad de ayudar a Grim y tenía que ser yo el que recibiera ayuda por parte de Kurt. Las cosas distaban de estar igualadas pero al menos no teníamos muchas bajas. Con dos enemigos tendría que mantenerles ocupados a ambos. Con la alabarda intento hacer un circulo intentando golpear tanto al orco y al goblin.

La elfa buscó con su vista el origen de aquella llamada y lo vio, no obsstante aquella distracción fue suficiente para que en su apresuramiento por abatir a uno de los goblins que todavía portaban arco sus dos boleas pasaran lejos de su objetivo perdiéndose en la distancia

El orco habia fallado nuevamente en su ataque (una de as ventajas e ser enano) a pesar de que mi golpe no le habia hecho ni risa tenia otra oportunidad para atacar, esperaba esta vez impactar en un sitio donde si le doliera por lo menos. -Toma esto baba verde¡¡¡.- Dejé caer la maza nuevamente contra quel ser.

Esta vez el golpe casi le había derribado pero no sin antes haber acabado con el malnacido goblin que tenía en frente. Ahora Sir Hugo miró para abajo y vio cómo la sangre se le salía a chorros de un agujero en el abdomen. Mala suerte pensó, pero aún se llevaría por delante a alguno más si la Dama le daba fuerzas.

Entonces escuchó el cuerno, a él le sonó a un cuerno de esos de los guerreros del norte. Lo que no sabía era si eran Kislevitas y aliados o norscas y adoradores del Caos y enemigos.

No se lo pensó más y tajó al orco que tenía más cerca.

Trojan no tuvo tiempo para complacerse de su actuación, dejando atrás el brazo cercenado del orco, así como el orco sangrante en la orilla del río. Parecía que Nathan no tendría problemas con el último orco y Trojan decidió no entrar en combate con él. Observó a su alrededor y sintió deseos de ayudar a Nathan contra sus enemigos, pero la mujer se interponía en su camino y el choque de espadas tras él le indicó que aquella era una mejor opción.

¡Pelirrroja! ¡Ayuda a Walterr!

Trojan encaminó sus pasos en ayuda de Domochievski, que estaba en una inferioridad de cuatro contra uno. Atacó al orco por detrás, con un golpe descendente de su hacha que bien podría abrirle la espalda a una de aquellas criaturas.

Otro de los pieles verdes, de los grandes, viene directo hacia mí levantando espuma con sus poderosas piernas. Pero donde cojones están los pequeños, pienso con rabia. Hay movimientos a mis lados y oigo gritos de dolor. La idea es matar rápido y pasar al siguiente, sin embargo el barbudo se marcha para el lado contrario. Y encima me grita no se qué.

-¡¡¿¿QUIEN COÑO ES WALTERR??!!- le escupo mientras me ocupo de asuntos más apremiantes como cien kilos de musculo que quieren machacarme.

Lanzo estocadas desde detrás de mi escudo con movimientos repetidos una y otra vez, con la esperanza de alcanzar a la nueva mole que tenemos delante. Ataco junto a otro de los muchachos, uno moreno de pelo rizado, no lucha mal. ¿Me ha guiñado un ojo? parpadeo varias veces y me vuelvo hacia el combate, pero me hes imposible reprimir una sonrisa que asoma en la comisura de mis labios.

El mercenario Justin había muerto atravesado por la lanza de un Goblin; con el, ya eran dos los soldados del imperio que habían caído en batalla. Con su muerte y la llegada de muchos orcos, la situación en la orilla del rio empezaba a tener un tono desesperado. Luego, si los jinetes que se aproximaban no eran aliados, lo mejor que podían hacer todos era reagruparse e intentar escapar de la batalla.

Al menos la eficacia en combate de los mercenarios seguía siendo superior a la del enemigo. En los últimos instantes al menos dos Goblins y un Orco, lo cual aligeraba el problema un poco, o al menos de momento. Para aquellos momentos quizá la situación mas apremiante se presentaba en el extremo este de la batalla donde el arquero Ralf combatía solo contra tres goblinoides.

El orco resulta ser un adversario mas coriacio y aunque consegui impactarlo apena sangra .El piel verde aúlla lanzando un golpe que falla por poco pero que me desequilibra lo bastante como hacer que mis ataques no le alcancen .

El mercenario esta vez se tomó algo de tiempo para apuntar su ataque, y tras un par de maniobras con la espada, lanzó un golpe certero y con fuerza hacia el orco, deseando que este llegara a caer de una vez al suelo.

-¡Vamos, bestia, ¿es lo mejor que tienes?!

Cansada ya de disparar sobre el arquero goblin que se resistía a caer bajo sus flechas se tomó apenas un segundo más para disparar, un segundo para encontrar de nuevo la armonía con su arco, con la naturaleza, dejando volar entonce la flecha, que fue directa a la cabeza del piel verde.

Luego viendo que la carga de caballería vendría por la derecha y para darle un poquito de margen de maniobra al imperial que ahí se batía con dos orcos giró rápidamente su torso para aprovechando su posición elevada descargar sobre él una de sus flechas.

- JINETES IMPERIALES A LA CARGA POR EL ESTE, ¡CUIDADO NO OS DEJÉIS ARROLLAR! - advirtió.

La armadura del orco libró a la bestia de lo más terrible de su golpe, pero Trojan no se dejó amedrentar, y realizó un segundo ataque, igual de poderoso, pero esta vez sería un hachazo bajo, con el objeto de cortar la pierna del pielverde. Trojan estaba empezando a aficionarse a cercenar miembros.

¿Qué? -pienso cuando mi espada golpea contra metal. Sin saber cómo el orco interpone su hoja en el momento en que mi furioso ataque estaba a punto de impactar.

Aprieto los dientes en una mueca de asco e ira sólo para darme cuenta de que la expresión en el rostro del orco podría ser muy similar a la mía.

El golpe de respuesta del orco no se hace esperar y con un brutal giro de su rebanadora consigue impactarme en el brazo. Por suerte para mi no es el filo lo que me golpea y puede que sólo porte un feo moretón durante unos días.

Rodeado como estaba entre la guapa pelirroja y yo mismo, tenía la esperanza de que cometiese un error fatal.

La voz de Lorantha avisando de la llegada de la caballería Imperial me saca una sonrisa.

Parece que llegan los refuerzos compañera.

Lanzo mi ataque sin demasiada efectividad, vuelvo a golpearle por abajo, quizás... con suerte, bajaría la guardia y la joven pueda acabar con él.

El Orco con el que luchamos ataca al joven simpático de los rizos con su gran arma. Aprovecho la ocasión para lanzar un tajo a su cabeza de lado, dando una vuelta en el aire para coger más fuerza. Al aterrizar con una rodilla en el agua, el brazo del escudo se apoya en él para hacer fuerza y lanzar otra estocada, esta vez a su pierna izquierda.

Será un oponente duro, pero no aguantará mucho más. Mis espada acabará en sus entrañas.

Me quito el pelo mojado de la cara, mientras su sangre mancha mi cara, gruño con furia y enseño los dientes convirtiendo mi melena roja en un fuego igual que el de mis brillantes ojos.

Seguíamos inmersos en el combate contra los pieles verdes, con la llegada de Kurt a mi lado la presión que el orco y el goblin podrían haberme hecho, había desaparecido. Por otro lado los orcos iban menguando lentamente nuestras fuerzas y esto podría ser nuestro fin.

- Kurt hay que terminar con ellos, un par de orcos mas y estamos jodidos.

Intentando acabar rápido con ellos lanzo un ataque a cada uno, si no los mataba al menos se lo podría mas difícil. 

El orco con el que me encontraba peleando me había atacado, el golpe había sido duro, pero eso no había evitado que yo le propinara al orco un golpe aún mas fuerte que finalmente lo había derribado. Sin embargo no había tiempo para celebrar, otro orco ya estaba sobre mi, por lo que no podía flaquear ahora, seguiría luchando hasta el ultimo momento como buen nórdico. -Ya maté a tu camarada, ahora te toca a ti cara de vomito.- Amenazo al orco antes de lanzarle un ataque con mi maza.