Partida Rol por web

A la hora indicada, os presentáis en la mansión Ausperg, bien sea en grupo aquellos que os conocéis o bien por separado los que no os conocéis. Os recibe un mayordomo elegátemente vestido, que os anuncia conforme vais entrando. 

No sois los únicos comensales y podéis escuchar como el mayordomo anúncia al resto de invitados:

• Lady Margaret Jameson.
• D. Michel de Borsavin.
• Sir Martin Murray.
• Conde Nicolai Tychevski.
• D. Lesek Czernin.
• D. George Walker.
• D. Klaus Hunderprest.
• D. Darnel Kolson.

En un salón denominado "Verde" y con decoración acorde a su nombre, un cuarteto de cuerda interpreta obras de Hoffman, Strauss y Schubert mientras camareros pasean llevando bandejas con copas de champan y canapés fríos. Hay una mesa dispuesta en un extremo del salón con asientos para todos los asistentes y uno más para el anfitrión, el señor Ausperg, que recorre la estancia saludando amablemente a todos los que habéis asistido.

Después de tantas vueltas pir la ciudad de Viena, consigo llegar y participar en la Subasta. Mi asombro es mayúsculo al ver no sólo caras conocidas en este evento, sino la majestuosidad de la parafernalia para los tiempos que corren. Mucha gente acomodada, mucho dinero para tan pocos caprichos....En fin..disfrutemos del espectáculo. Al fondo, con una copa de champán en la mano puedo ver a mi amigo Joseph dialogando con algún invitado...decido acercarme pues. Buenas noches amigo mío, por fin en la subasta. Estoy ansioso por empezar. le sonrío animadamente.

 No conocía a nadie en la subasta, pero estaba excitado por empezar todo.

 Seguro que sería una velada muy interesante.... llena de arte, antiguedades y revelaciones .... pero ahora tocaba socializar. No había tenido mucha suerte con los alemanes y vió una dama entre tanto caballero. Se alegró cuando la presentaron como Lady Margaret Jameson... eso necesitaba: una británica bien educada y que hablase su lengua. Tomando dos copas de champagne, se acercó a la dama.

 ¿Me permite ofrecerle una bebida, Lady Jameson? independientemente de su respuesta, hizo una pulcra y cortés reverencia Mi nombre es Stuart Wilson y, aunque soy americano, permítame decirle que soy músico y  he viajado incontables veces por Europa. Adoro a los clásicos, ¿le gusta usted la música, milady?

 Esperaba que su educación y su sonrisa le permitieran trabar una conversación trivial pero amistosa con la dama.

No me desenvuelvo demasiado bien en los acontecimientos sociales. No bebo champán y sospecho que los canapés, pese a su fastuoso aspecto, contengan alguno de los exóticos ingredientes con que los occidentales suelen adornar sus recetas...

No, definitiva, rotunda, tajantemente no es el ambiente en el que más cómodo pueda sentirme así que saludo cortesmente a Mr Ausperg y me escurro hasta la mesa con sillas, tomo asiento en una marginal y cruzo las piernas disfrutando distraídamente del espectáculo humano que acontece ante mi!

A Ingrid le reconforta sobremanera ver a Walker en la sala, aunque evidentemente evita todo contacto con él.

“Bueno- se detiene a pensar un momento- si lo evitas en exceso al final va a ser sospechosa también esta actitud. Da igual, sobre la marcha ya veremos, tu ahora limítate a presentarte en sociedad”

Sin ninguna preferencia en concreto –no conocía a nadie más allí dentro-, Ingrid se dirige al único noble centroeuropeo que le parece que hay en la puja, el Conde.

-Buenas noches Conde Tychevski –dice en un buen alemán y con canapé en cada mano para evitar tembleques-. Soy la Sra. Ford y esta noche tendré el placer de pujar con y contra usted en esta velada tan especial. ¡Ardía en deseos de que conocer al resto de los pujantes!

Charles no dejaba de sorprenderlo. Era otra persona desde que llegaran a Viena. Se movía en solitario o con su nuevo amigo Ibrahim (con el que le sorprendía no verlo), y hasta había decidido ir por su lado a la cena... ¡parando ambos en el mismo hotel! Pero no iba a seguir intentando sacarle qué le pasaba. Lo había intentado y Charles continuaba como si su comportamiento fuera el más normal del mundo. Fue por ese motivo que cuando Charles se acercó y le dio las buenas noches, Joseph educadamente asintió y respondió el saludo con una sonrisa un tanto inexpresiva, y poco más que eso. En ese momento estaba ocupado admirando el nivel de los asistentes. Sin dudas serían personas con las cuales se podría tener una agradable charla sin necesidad de mirar el reloj cada cinco minutos o pensar en excusas para interrumpirla. Sin embargo lo que más le llamó la atención fue encontrar una cara que creía haber visto antes. _Ve, Charles, luego me lo presentarás. Dicho eso tomó dos copas de champagne y se acercó a la joven que le parecía conocida. _Buenas noches. Espero no importunarla, pero su rostros me parece familiar. ¿Es posible que sea usted de Boston? Sería mucha casualidad encontrarla de este lado del Atlántico. ¿Una copa? Me tomé el atrevimiento de tomar dos de champagne por si a usted se le ofrecía una. No me he presentado. Soy el Dr. Joseph Sinclair, de Arkham. Cuando terminó de hablar, Joseph se dio cuenta de que en realidad no sabía si esa mujer hablaba inglés. Esperaba no haberse expresado inútilmente.

Ohhh, americano - te dice, mientras con una mano acepta la bebida que le ofreces. - Si que me gusta la música mister Wilson, pero opino que los clásicos están bien para otra época. Ahora es la era del foxtrot, el charleston y algo que se pueda bailar y no te obligue a estar sentada.

Toma un ligero sorbito de champan y te pregunta: Y dígame ¿que hace que un músico como usted se presente en una subasta como esta?

Con un taconazo a la vez que una rápida y acusada inclinación de cabeza, el conde toma tu mano y se la lleva a los lábios, mientras deposita un educado beso sobre tus guantes.

Encantado, señora Ford - te responde en un más que correcto inglés, si bien con un fuerte acento - Es un placer y un honor conocerla. ¿Es la primera vez que acude a una subasta aquí en Ausperhaus?

Tras ese breve intercambio con Joseph, este te abandona para ir a tratar de conversar con una dama, pero dicha dama está hablando con el conde. 

Tratas de hablar con la dama cuyo rostro te suena, pero por desgracia, está hablando con el conde ruso y se ha dirigido a él en alemán, de manera que no te has enterado bien de lo que ha dicho.

Vuelvo hacia donde está Charles para preguntarle, si está solo aún, si conoce a esa chica cuyo cara me parece conocida.

"Hola Joseph...me encuentro un poco despistado porque trato de hablar con todo el mundo a la vez" muevo la cabeza cono si dijera ..no lo entiendo. "Debe ser esta ciudad...el ambiente que se respira, nadie se fia de nadie, y yo sólo quiero charlar...mantener una conversación inteligente...de acuerdo con mi intelecto, mi personalidad...en fin." vuelvo a mover la cabeza. "Te he visto por el rabillo del ojo tratar de hablar con esa dama...y me he dicho: ya está el don Juan...otra vez, tratando de ligar. Jeje. Es broma." sonrío amigablemente. "No me auena". "Sólo me suena el prof. Ibrahim, que te doy la razón, más raro que un perro verde, míralo, allí solo, aislado...a verlas venir....Verás que al final por ser compañero de trabajo en facultad...tendremos que intervenir...espero que no." miro hacia Ibrahim."bueno..tal vez yo, por ser como soy..un bonachón, y no tú,más estricto...y orgulloso, aunque espero que intervengas por mí" sonrío efusivamente.

Charles hablaba demasiado y de muchos temas distintos. Estaba muy acelerado. Quizás aún no se había acostumbrado a la diferencia horaria o estaba particularmente ansioso, pero era raro verlo así. Estaba poniendo un poco nervioso a Joseph.

_No, no estaba tratando de ligar, aunque debo reconocer que es una muy bella mujer. Simplemente que creí haberla visto en algún momento, incluso quizás me la hayan presentado, no lo recuerdo. Cuando iba a preguntarle se puso a hablar con el conde, esperaré a que terminen de charlar.

Joseph intentaba recuperar su habitual tono jocoso con su amigo, aunque el grado de exitación del mismo lo incomodaba y se lo impedía, por eso intentó desviar su atención a un solo punto.

_Charles, no le debemos nada a ese hombre, y aunque trabajemos en la misma universidad no se desarrolla en mi campo, ni se mueve en los mismos círculos que nosotros, ni nada por el estilo. No sé por qué estás tan interesado en él. Empezaría a creer que tú te quieres hacer el Don Juan con él jaja.

Finalmente su propia ocurrencia le dio gracia y lo hizo descontracturar un poco.

_Sir Martin Murray. Es seguro que él habla inglés. Vamos a presentarnos. Enfócate en él y deja de querer conocer a todos al mismo tiempo jaja. Vamos, tú adelante, has las presentaciones por favor y quítate al charlatán de la mente por un rato.

A pesar de la profunda preparación que hice para acostumbrarme a los modales de la alta sociedad, no deja de darme un pequeño susto el taconazo del ruso. “Menos mal que no insinuaste que era un aristócrata centroeuropeo” –piensa Ingrid mientras Nicolai se presenta.

El placer es mío. Si, es la primera vez que acudo a Ausperhaus, y debo reconocer que no soy ninguna experta en el mundo de las subastas.

Vengo aquí atraída por la tremenda fama ocultista y espiritista que tiene todo el lote subastado. Me interesa todo lo que tenga que ver con el espiritismo y el contacto con el Más Allá, pero como entenderá usted, cuesta mucho encontrar personas y piezas realmente valiosas en este campo. Cuando vi el prestigio de todo lo que se subastará esta noche aquí, no lo dudé ni un instante en venir. Además, los mejores médiums que conozco son alemanes.

Y dígame, ¿le interesa a usted el trasfondo mágico de los lotes subastados, o solo viene a por el lucrativo negocio que puede conseguir con su posterior venta?

 Sonrío. Vaya, uno pensaría que los nobles recibían una educación superior, pero esta claro que no.

 Por supuesto, pero la ventaja es que un instrumentista formado en los clásicos, como yo, es perfectamente capaz de tocar toda esa música, mucho más sencilla. Cuando quiera le hago una demostración. Quizá para amenizar una de sus fiestas... ¿De dónde es, Lady Jameson?

 Por supuesto se dio cuenta en seguida de que no podía esperar respuestas si él no las ofrecía primero.

  Bien, recientemente he entrado en contacto con círculos esotéricos, allá en mi Pensylvania natal. Ya sabe: lectura de manos, tarot, ouija, cosas asi... Cuando supe que se subastaban objetos que habían pertenecido a reputados magos, como Paracelso, pensé en conseguir un "trofeo" que mostrar en nuestra siguiente reunión... Sólo espero no tener que irme con las manos vacías.

 Stuart practicó una risa hueca de cortesía. Esperaba caerle bien a aquella dama después de todo.

Haciendo caso a las palabras de mi amigo Joseph me dirijo a hablar con Sir Martin Murray.

##Un Sir, que honor, será un título honorífico, familiar u otorgado por méritos propios; se lo preguntaré, tengo curiosidad.## pienso mientras me acerco a él.

-"Buenas noches Sir Martin Murray, me llamo Charles Diehl y es la primera vez que acudo a un evento de estas características."

Le saludo amigable y sinceramente.

- "Dígame: ¿se consiguen objetos tan sorprendentes y estrafalarios como se dice? O más bien, ¿es un lugar para conocer a personalidades tan importantes como usted?" con una leve sonrisa espero su respuesta.

-"La verdad, que me he alegrado de ver a alguien de habla inglesa, aunque yo soy americano, ante tanto alemán cerrado y tosco, aunque yo hablo un poco de alemán, como el lenguaje de los grandes autores....ninguno, ¿verdad?."

Continuo charlando.

-"Créame, se de lo que hablo, soy profesor de Filosofía. Y la gente de por aquí no ha sido muy habladora hasta el momento."

Muevo la cabeza de lado a lado lentamente. Al ver acercarse el camarero, cojo dos copas y le ofrezco una a él.

-"Como ya le he dicho es la primera vez y mi interés es solo curiosidad, aunque si puedo obtener algun que otro libro para aumentar mi biblioteca particular, no estaría mal."

Doy un leve sorbo al vino de mi copa.

-"He venido acompañado por mi amigo y colega Joseph Sinclair, también es profesor".

Señalo con discreción hacia donde se encuentra.

-"Conoce la bella dama con la que se encuentra o está apunto de hablar con ella"

Señalo con un leve movimiento de cabeza.

-"Sí la que está hablando con el Conde". "Por cierto, siempre he dicho que la palabra Sir detona más categoría y glamour que Conde."

Vuelvo a sonreír sinceramente.

-"Y ¿qué me dice del señor Ausperg? un gran anfitrión....aunque algo excéntrico y muy muy reservado. No le parece".

Miro hacia el señor Ausperg mientras espero su respuesta.

Con un leve gesto de sorpresa, el conde te mira de arria a abajo. Sin duda no está acostumbrado a que se le interpele de una forma tan directa. Por último, opta por soreir de forma un poco lobuna y responderte: Bueno, sra. Ford, sin duda todos los que estamos aquí tenemos buenos motivos para querer hacernos con los objetos expuestos. Supongo que no esperará que descubra mi juego así, ¿verdad?. Y ahora, si me disculpa voy a saludar al señor Ausperg.

Tras lo cual te deja plantada en mitad del salón. La altivez de la nobleza europea te hace agradecer ser de un pais que tiene prohibido por ley ostentar títulos nobiliarios. Más repuesta, puedes observar el salón por si te decides a hablar con otro asistente.

Sonríe al responderte: bueno, en esta época tan avanzada que vivimos, me considero ciudadana del mundo, pero si me pregunta por mi lugar de nacimiento he de decir que soy de Manchester. 

Puedes notar verdadera curiosidad en su voz cuando te pregunta: Ohhh, ¿también tienen círculos esotéricos allá en América? No sabía que habían cruzado el oceano. La verdad es que también a mí me interesa el ocultismo. Pienso que hay mucho más de lo que nos cuentan habitualmente y quiero explorarlo.