Partida Rol por web

TRAVESÍA NÚMERO 1: De camino al valle de Imladris

Intento acercarme a Yuna y decirle algo al oido sin que se escuche mucho.
Señora, esto... le prometo que soy un gran explorador y puedo servir bastante de ayuda, pero tengo que reconocerle, que hace mucho tiempo que no viajo hacia Rivendel, esto... de hecho creo que he ido una o ninguna vez. Digo agachando un poco la cabeza y tras un poco titubeo continúo. Bueno, que me gustaría preguntarle si podría decirme si hará mucho frío en el viaje. Es que aquí en esta zona, normalmente no paso frío, pero algunas veces he pasado un frío increible. Mientras realizo gestos de frío extremo, frotandome todo el cuerpo. Y mi ropa de invierno pues la vendí hace tiempo. Y levanto un poco el tono de voz. Un día ¿sabe? Es que no tenía nada para comer y un tendero me lo cambió por un plato tremendo de carne. Estaba buenísima Mientras levanto un poco más la voz y me llevo la mano a la barriga era una carne de cerdo...! Madre mía, se me hace la boca agua. Paro de gesticular y me vuelvo a acercar más aún a ella y vuelvo a bajar el tono de voz. Ah eso, entonces ¿debería comprar ropa de invierno? Y... una última cosa...Le digo mientras le indico que se agache un poco para susurrarle al oido para que nadie más escuche. Si hay lobos por el camino, no es que yo les tenga miedo, es por Bungo ¿sabe? Le dan pánico. Si hay lobos, ¿usted me defenderá no? Quiero decir, ¿usted defenderá a Bungo no? Yo por supuesto también le ayudaré. Mientras le miro a los ojos con una cara de inocencia y tal vez un poco de miedo que hasta entonces no había demostrado

Yuna se ríe, el hobbit le parece muy gracioso y simpático - ¡Ja ja ja! Tranquilo, estamos en primavera, quizás nos de algo más de frío por la noche si estamos al descubierto. En cuanto a lo de los lobos, dile a Bungo que no tiene que preocuparse- se ríe entre dientes - somos un grupo numeroso, los lobos no se atreverían a atacarnos, por lo menos no unos lobos normales- y mira de reojo al hobbit con una sonrisa como siempre. De repente, se pone un poco más seria - Pero yo no me preocuparía tanto por los lobos, hay seres mucho peores ahí fuera. Pero dile a Bungo que no se preocupe, - dice con una sonrisa de nuevo - no pasará nada, estaremos bien.

El camino era a pie ya que algunos no tenían caballo, así que solo andaba con el mío al lado, ahora me encontraba feliz andar al aire libre era a lo que estaba acostumbrada. El aire limpio cuando inhalaba era algo maravilloso, el sonido del bosque también. Estaba contenta para que negarlo.

Maeses Narsed y Bungo, ¿Son de la Comarca?. Durante mi vida me encontré con varios hermanos suyos que me hablaron de su tierra natal, por sus palabras parece maravillosa y eso ha hecho que tenga ganas de conocer tan bella tierra. No temáis por los animales del bosque, no nos atacaran. Comento con una ligera sonrisa. Como dice la Señora Yuna por desgracia en este mundo existen cosas más peligrosas, pero no temáis entre todos conseguiremos superar cualquier problema. Comento con voz suave pero segura, mientras andamos me voy fijando por si algo me llamara la atención.

Como explorardor Anduin conocía bien el camino y más aún con un destino tan importante como riveldel, de todas formas todos sabían bien que en estos tiempos no había ningun lugar del todo seguro.  Anduin caminaba junto a la compañia conforme se alejaban de bree, pasadas las afueras, las tierras empezaban a cambiar y la oscuridad se hacía más penetrante, Anduin monto en su caballo mientras decía al grupo Echare un ojo algo hacia delante para comprobar que el camino es seguro e inclinando la cabeza hacia Yuna como esperando su aprobación, espoleo su caballo.
 

Ataviado con su pesada cota de mallas, un yelmo ceñido y el martillo de guerra presto en el cinto, Dhalfryn acompañaba al grupo encerrado en su mutismo. Había realizado el camino desde su hogar en las Ered Luin a pie y así seguía siendo. Con su enorme mochila a la espalda y la capa desplazada sobre uno de sus hombros para que no le estorbara, tan solo el tintineo del equipo acompañaba la cháchara de los demás. El enano no se fiaba de la mitad de sus compañeros y menos aún de los elfos. Sin embargo, si alguien al servicio del peregrino gris necesitaba ayuda no podría decirse que un enano se la negara. Siempre había sido así y lo seguiría siendo, al menos por lo que a Dhalfryn le competía.

Tras las palabras de Yuna, y antes de partir, me voy a un lugar un poco apartado, para ocultarme de la vista de todos, incluso de Bungo. Cuando creo que no puede verme nadie, rebusco en mi mochila y abro el paquete que me dio hace poco tiempo un ser encapuchado junto a las lembas.

Escucho a Baladriel y la observo con admiración y bastante respeto. Bueno, yo no soy de la Comarca, nunca viví allí. Viví un poco más alejado, pero es muy bonita. Bungo podrá contarle más de esa zona. Y me alejo un tanto de su compañía. Pero si algún día quereis viajar por esa zona, yo soy el mejor guía-explorador. Digo más en voz alta mirando a todos mientras me estiro un poco. No hay nadie tan bueno como yo. ¡En serio! ¡Lo digo de verdad! Díselo Bungo ¿A qué soy el mejor? Mientras continúo hablando y andando me pongo de puntillas. Todos me contratan en Bree. Soy muy muy conocido allá. Saco pecho de tal manera mientras me mantengo tan erguido hablando que mi altura aparenta ser más alta que la del enano. Os haré un buen precio la próxima vez que volvamos. No tendrán ningún peligro, ni de los lobos ni de nadie. Esa es mi zona, allí me respetan. Termino concluyendo con un orgullo impresionante que casi parece que tengo la altura de un humano, mientras me acerco al enano. Oye Dhalfryn, ¿de qué parte vienes? ¿Has visto a algún dragón alguna vez? Yo una vez creo que ví uno, era enorme. Pero no lo pude ver bien. Creo que huyó.

Escucho las palabras de Narsed no podía si no que estar contenta, cierto era que no desconfiaba de la valentía del hobbit, pero veía que la seguridad en sí mismo era mucho mayor que su tamaño. Pero lo cierto que sus palabras me gustaron quien sabe igual las tendría en cuenta.

Está bien maese Narsed las tendré en cuenta y será un orgullo vuestra protección. Contesto sin expresar ninguna sonrisa que pudiera molestar al orgulloso hobbit. Tras escuchar este como pregunta al enano de donde venía, la curiosidad también aparece una vez tuve el honor de ver una fortaleza enana por dentro eso si entrar fue complejo ya que a mi padre y a mí nos vendaron los ojos. Todo fue en agradecimiento por salvar la vida del hijo del señor enano. Aunque es cierto que está bajo la montaña, la arquitectura y la ingeniería enana que vi fue algo que me hizo respetar a aquellos gruñones. Era una lástima que nuestras razas no dejaran de pelear, juntas harían mucho más por esta Tierra.

 Pero no hablaría ya que el taciturno enano se había mostrado algo desconfiado de los elfos.

Etelëa no necesitaba que nadie le dijera lo que debía hacer, como soldado y guardián de la frontera del bosque verde, era sin duda, el mejor para actuar de avanzadilla y explorador de aquel pintoresco grupo, o al menos así lo veía él. Los hobbits no dejaban de charlar entre sí y con la dama, el enano, podía ser oido desde kilómetros de distancia, tanto por el tintineo de su armadura, como por el golpeo de su mochila e incluso por el ruido que hacía al respirar.  La elfa, Baladriel parecía divertida en entretener a los hobbits por lo que no parecía una compañía deseable.

Maldición, pensaba. Tan sólo quedaban los tres edain, uno de ellos, estaba herido y con dos monturas parecía más un mercader o un caravanero que un guerrero por mucho que sus armas trataran de decir lo contrario. Otro, se había ofrecido como explorador ¡pero iba a caballo! ¿cómo pensaba buscar rastros desde ahí arriba? ¿cómo iba a pasar desapercibido al trote?. El más prometedor parecía el último, que apenas había hablado hasta ahora, pero que por su mirada en la taberna parecía comprender las palabras de Ettelëa.

El elfo empuñó su arco y con un ligero trote se adelantó de la compañía unos centenares de metros, para mantenerlos dentro de su alcance visual (la oscuridad no es para los eldar un problema mayor que un día nublado) pero fuera de su oído. Así vería u oiría a cualquiera al que se acercaran en su camino hacia Imladris. Eso, si el jinete no decidía galopar arriba y abajo del camino sin descanso, claro.

Por enésima vez el elfo maldijo su destino que le había obligado a salir de su hogar y unirse a semejante comparsa de no-elfos.

Ratrear 4D - por ir explorando

Acechar 5D - por hacerlo atento a ruidos y dispuesto a ocultarse ante cualquier un hallazgo anormal

Al quedar abierto el paquete una pequeña espada con vaina de cuero cuelga de éste.

 Antes de salir de Bree, Oren se había preparado para lo peor, sabía bien que las batallas no esperaban a nadie. Su espada envainada, armadura puesta, a la espalda, escudo, arco y carcaj, sin olvidar su cuerno, que colgaba de su cuello, listo para pedir ayuda si fuera necesario.

Desde que partieron de Bree, había ido caminando junto al grupo, y aunque algo hablaba, intentaba permanecer callado y alerta durante el camino. Miraba hacia los lados del camino y hacia atrás cuando podía, ya que tanto Ettelëa, como Anduin se ocupaban de vigilar por delante del grupo.

"Yuna tiene razón, sí. - Pensaba- Los lobos no atacan grupos tan grandes, pero no pasaremos desapercibidos fácilmente, haya lo que haya cerca nuestro, no le será difícil percatarse de nuestra presencia..."

Los encapuchados no hacen ademán de seguiros. Tal vez sea porque vuestro numero les disuade, pero en cualquier caso toman sus monturas y salen desde Bree con destino hacia el sur al mismo tiempo que vosotros partís hacia el este.

Tras asegurarme de que no siguen al grupo, aunque sin duda van a informar a alguien, corro a interceptar a los demás, sin duda Yuna querrá saber de esto...

 Durante todo el viaje me he mantenido en segundo plano, vigilando a mi alrededor, sin apenas hablar con nadie desde que me reuní con el resto del grupo a las afueras de Bree. Más de uno me reconoció del Poni y se preguntó la razón por la cual había elegido permanecer al margen en la reunión y luego unirme al grupo fuera de la población, pero respondí con evasivas... Tras hablar con Yuna a solas, me uní a ellos y no se habló más de ello...

 Finalmente me acerqué a la líder de La Compañía y le susurré algo al oído...