Partida Rol por web

Dhalfryn salió de su estado de sopor ante los movimientos apresurados de sus compañeros. No había siquiera notado la situación en la que sus compañeros se encontraban, y cuando se percató, aun así le costó mucho reaccionar.

Abandonando la tarea que ya ningún sentido tenía, se acercó a sus compañeros para tratar de ayudar a salvar a Bungo de la caída.

Cuando el puente se quebró y vi a los dos compañeros caer, el corazón me dio un palpito. Vi que uno colgaba de la cuerda y el otro no llegó a caer por su grandes reflejos. Enseguida todos los miembros del grupo nos pusimos a ayudar para que no cayeran al vacío.

Bungo fue fácilmente aupado, pero Anduin seguía colgando de sus manos, la cuerda que lanzó Baladriel a Narsed ayudaría a que el compañero que todavía estaba en riesgo de caída pudiese salvarse de convertirse en puré. 

Narsed tenía la cuerda en su mano, solo debía dársela a Anduin y entre los otros lo subirían, era fácil, asegurar la cuerda simplemente... pero las cosas no iban a ser tan fáciles, los que estabais agrupados pudisteis ver como por detrás de Narsed unas criaturas de algo más de un metro, se acercaban con afilados cuchillos y punzantes espadas en la mano, dispuestas a desgarrar y triturar. ¡Trasgos! Esta zona debía estar plagada, y lo peor fue que de la cueva que segundos antes os habíais fijado, surgieron otras cuatro criaturas.

Con la cuerda en la mano, y aún sin sentir del todo la peligrosidad en la que Anduín se encontraba al estar a punto de caer por un precipicio, me dirijo a él y le paso el nudo corredizo sobre una mano para que se encuentre bien agarrado.
Venga Anduín, agarralo fuerte y en cuanto tiren, te podrás meter mejor.

Mientras el grupo consigue salvar a Bungo de la desgracia, Dhalfryn eleva la vista tras comprobar que el hobbit no estaba en peligro. Al menos por ahora, porque las hordas de trasgos que comenzaban a rodear a la compañía no auguraban un buen desenlace.

— ¡Anduin, Narsed! ¡Detrás de vosotros! ¡Os rodean un...! ¡Os vienen...! — Las palabras acudían al enano sin un orden claro, y su discurso se había convertido en verborrea. —  ¡Hay trasgos a vuestras espaldas! — consiguió terminar el aviso. Sabía que era su turno de demostrar la valía que pudiera tener en esta compañía, así que tomó su martillo de guerra y se dispuso de tal forma que ejerciera de muro entre el enemigo y la compañía.

Intento amarrar la cuerda cuando escucho el alboroto arriba para darme cuenta enseguida de que hay problemas. Intento escalar con mis brazos ayudándome del cabo pero sin dejar de sujetarme a la roca, ya que la incertidumbre de lo que pasa arriba pudiera no hacer segura del todo el cabo.

Mientras asciendo observo a mi alrededor y hacia abajo por si hay otra alternativa de escape

# Oren se sorprende de ver trasgos por la zona a horas tan despuntadas del día,  tal vez nos hayan visto demasiado desprevenidos, así que coge su escudo y hacha he intenta ganar tiempo para que pasen los demás compañeros, a la otra parte.

 Viendo la situación, me apresuro a ayudar a los demás a subir a nuestro camarada, para poder hacer frente juntos a esta nueva amenaza. Desde luego este día no está siendo nada bueno...

Tras ver cómo se salvaban por los pelos el hobbit y el hombre de caer al precipicio, la situación no mejoró. Un grupo de trasgos apareció ante el grupo con el único fin de acabar con ellos.

Esto mejora. Se decía a sí mismo el elfo mientras preparaba su nuevo arco para el combate. Veremos si es tan bueno como parece.

Ettelëa cogió una de sus flechas del carcaj y la preparo en su arco dispuesto a soltarla en cuanto aquellas criaturas se acercasen.

  -"Maldita sea, justo en el mejor momento." - Pensó la elfa para si misma.

  En cuanto Baladriel vió que Narsed tenía la cuerda y se encargaba de Anduin, esta se puso en pié, sacó su arco  y se encargó de cubrirlos del ataque de los trasgos.  Extendió la mano hacia su carcaj sacando una flecha de momento, no quería arriesgar disparando a multiples enemigos de momento, prefería asegurar el disparo, colocó la flecha y tensó la cuerda hasta que su mano tocó su hombro derecho, inspiró profundamente, se concentró en el trasgo más cercano al pequeño Hobbit y mientras soltaba despació el aire, lanzó la flecha que describió una recta perfecta, solo esperaba que diera de pleno en aquel repugnante ser.

Desde donde estoy colgado hay alguna salida por debajo o descolgándose?

# Mis manos sudorosas estaban preparadas para cargar, por si no llegabamos todos al otro lado. Estaba claro que esos seres nos habían tomado como presa fácil. Pero cuando se acorrala a una rata esta tiende a morder, todavía no sabían los trasgos donde se habián metido.

-Tenemos que darnos prisa en cruzar todos como sea al otro lado- sin embargo fue todo el comentarío que dejé caer a mis compañeros

Tras la voz del enano giré mi rostro hacia atrás. Durante esa milésima de segundo, una vocecita me decía que sería evidentemente una broma típica de las aventuras, como ya me hicieran muchas veces mis hermanastros, sin embargo otra vocecita me decía que viniendo del enano, y no de Bungo, era una broma extraña...
Mi rostro se desencajó al ver a aquellos monstruos viniendo hacia mí. En ningún momento salió mi instinto guerrero, ni pensé en llevarme la mano al arma, sino solo en huir de allí e intentar ayudar a Anduín a incorporarse.

Un vistazo rápido en todos los sentidos para ver una posible huida era lo que mi mente estaba acostumbrado. Inmediatamente después, me agaché nuevamente hacia el dunedain intentando alzarlo con mi poca fuerza ¡Anduín! ¡Ayúdame por favor!

 Ante la alarma, me apresuré a subir al compañero, con el fin de poder ponerle a resguardo cuanto antes y poder enfrentarnos juntos a este nuevo enemigo. Definitivamente este no está siendo un camino de rosas, nunca mejor dicho...