Partida Rol por web

Al amanecer una comitiva de elfos, en la que se encontraba Elrond, os acompañaron hasta los mismísimas puertas de Rivendel para despediros. Gandalf no estaba entre la multitud.

Los bienes que los elfos os dejaron incluían provisiones, mezclando algo de Cram, con bizcochos secos, carne salada y alguna fruta para los primeros días, una espada para Oren, un arco para Ettelëa, limpiaron el arco de Baladriel, os dieron 2 cuerdas de 10 metros cada una, un pico de escalada y algunos soportes y arneses, todo iba en una bolsa empaquetado, una lona, cuatro estacas y una pala, y para terminar, dos ponis con alforjas que os ayudarían a llevar todo, hasta donde pudieran llegar ellos mismos.

El viaje ahora era más corto que el de la etapa anterior, pero mucho más peligroso, ¿qué peligros os aguardarían?

Había dos opciones ocultas:

- Hablar con Elrond

- Quedarse en el banquete y recibir ayuda extra de los elfos (a parte de la que ya os iban a dar)

Tu hablaste con Elrond por lo que no pudiste acceder a la ayuda adicional de los elfos.

Si, como he dicho, los elfos dan dos ayudas, la general (comida, cuerdas.....) y la especifica (espada, arco...) y si lees de nuevo lo que te dijo

Cuando paséis por el bosque Negro, que lo haréis, decidle al mago que os dé Maëia y Körudi

El documento esta claro que te lo da 

  La compañía emprendía de nuevo su marcha, ahroa con un mayor y peligroso propósito, debían hacer de señuelo. Baladriel se acercó a Yuna y preguntó.

  -Mi señora, lo más cómodo sería ir con una marcha lenta para agotarnos lo menos posible, pero si es cierto que el enemigo nos espía, deberiamos ir algo más apresurados para así engañarlos y nos sigan cuanto antes , de esa manera darles una oportunidad al otro grupo, no se que opinais vos.-

  Baladriel siguió el paso junto a Yuna a la espera no sin dejar de vigilar los cielos y tratar de preveer que el buen tiempo los acompañase.

Amaneció un nuevo día en Rivendel, el día en el que Bungo (junto a sus compañeros) se iba a embarcar en la misión más importante de su vida. Como siempre que sucedía algo de gran calibre, el joven hobbit era el más madrugador de todos, incluso con poco tiempo para descansar su cuerpo estaba listo para lo que fuera.

Una vez que se encontró con sus compañeros, no paró de hablar con ellos, pues su nerviosismo le impedía dejar de parlotear sobre cualquier cosa, de todo menos de la misión.

Cuando los elfos aparecieron, Bungo calló inmediatamente y se puso la mano donde estaba el anillo, la misión estaba a punto de comenzar y el miedo empezó a mostrarse en la cara del hobbit. Mantente alegre, venga, no propagues el miedo entre los demás...tú eres muy fuerte y si te ven así ellos también decaerán...vamos, hazles creer que piensas que todo irá como la seda y se acabará cumpliendo... 

Mientras llegaban al final del paraíso (pues lo siguiente que vivirían podría llegar a convertirse en el infierno) Bungo confió sus secretos en Narsed, no lo quería preocupar, pero ante tal situación de miedo y desesperación no podía quedarse callado. Aquel que no pusiera oído en él, sólo podía ver a Bungo mover los brazos de manera exagerada.

# Oren cogió su parte terminando por la espada, era magnifica digna de Elrond. - Con vuestro permiso la rebautizaré con el nombre de Espada de Rivendel en honor a tan magnifico regalo, será empuñada con justicia. - me incline con respeto  y me puse al lado de Bungo para comenzar la marcha nos esperaba un largo recorrido lleno de emocionantes aventuras de este no regresariamos siendo lo mismos.

Narsed...umm...querido amigo -dijo Bungo a la vez que se ponía las manos a la cabeza- no sé cómo decírtelo... -ahora no paraba de mover las manos de un lado hacia otro- no te quiero preocupar...pero...es que tengo que decírselo a alguien...tengo... -Bungo se mordía el labio al intentar decir lo que le reconcomía- yo...Bungo Proudfoot tengo...tengo...tengo miedo...¿cómo puedes estar tranquilo sabiendo lo que nos puede ocurrir? -sin dejar que Narsed respondiera continuó hablando- ¿o estás muerto de miedo como yo? Aii, no quiero hablar de muerte ahora...Si estás como yo realmente lo haces muy bien...aiii... -hizo un breve descanso para poder respirar lentamente e intentar relajarse-. Tranquilízate Bungo, tranquilízate...Querido amigo, ¿me puedes ayudar? Yo solo no puedo, aii...

Avanzaba en silencio, algo muy raro en mí, pero mis sentidos estaban centrados en aprovechar los últimos momentos en ese lugar. Andaba casi de espaldas para poder apreciar la belleza de aquel sitio, miraba a todos lados, olía, palpaba e intentaba escuchar el sonido de la cascada y los pájaros. Aquel lugar era fantástico y me prometí que algún día querría volver allí.

Recordé con pena no haber podido despedirme de aquel hobbit, Bilbo, parecía un tipo gracioso y simpático con el que podría haber compartido muchas historias.

Ahora comenzaba un nuevo camino y... de repente mi compañero Bungo me asaltó, pudiendo comprobar como hablaba con él entre risas.

Finalmente hablo más en voz alta para que todos me escuchen. Por cierto, ¿os han regalado algo los elfos? ¿algún amuleto? ¿sabeis a que me refiero no? ¿algún amuleto de esos que repelen enemigos? un ejemplo para que me entendáis, por ejemplo ¿amuletos que repelen lobos? por decir algo. Digo mirando a todos y Yuna en concreto.
 

Escuchaba sorprendido a Bungo. Le habían dado toda la responsabilidad y tenía miedo. Yo también tenía miedo, claro, pero no estaba tan asustado como él, ya había estado en peligro muchas veces y viajaba a menudo por caminos peligrosos. Intenté tranquilizarlo. Jajaja, no te preocupes Bungo. Reí alegremente quitandole hierro al asunto. ¿Cómo vas a tener miedo? Mira cuantos guerreros vienen con nosotros. Le dije señalando a nuestros compañeros. Además fíjate, no hemos visto a casi ningún enemigo y Anduín ¡¡para rayos!! Le dije llevandome las manos a la cabeza. Aún me sorprendía recordar aquello. Así que no te preocupes amigo. Mientras le daba un golpe en el hombro. Tal vez no fuese el digno portador de ese objeto, tal vez debería convencerle de que yo sería el correcto. Sin embargo recordé algo y decidí que no sería buena idea intentar convencerle. Por cierto, ¿os han regalado algo los elfos? ¿algún amuleto? ¿sabeis a que me refiero no? ¿algún amuleto de esos que repelen enemigos? un ejemplo para que me entendáis, por ejemplo ¿amuletos que repelen lobos? por decir algo. Digo mirando a todos y Yuna en concreto.

La maia se despidió de Elrond con un asentimiento con un gesto de cariño, dándole un leve beso en la mejilla. Sonrió y poco a poco comenzó a andar hacia el destino que les esperaba. Sus pasos no eran rápidos pero se mostraban incansables. Andaba a grandes trancos y en sus ojos se ocultaba algún misterio o conocimiento. Desnudó su cabeza mostrando su pelo castaño que brillaba con los rayos de sol de la mañana.

Yuna escuchó a Baladriel y asintió a su razonamiento aunque por lo visto también estaba razonando consigo misma.

El enemigo sospechará de nosotros pero si nos mostramos lentos o despreocupados descubrirá el engaño. Nos apresuraremos, al menos al principio. Debe parecer que nos preocupa el tiempo.

Bungo Dijo hablando con el mediano Debes mostrarte receloso ante los extraños. Cualquier otra actitud hará pensar en otro objetivo para nuestro camino.

Luego se dirigió a Oren

Las palabras encierran fuerza y poder y Rivendel es un nombre poderoso, no quepa duda. Haz que tus actos se adecúen al nombre que has elegido. No dejes que se embote ni se oxide y dale buen uso. Que sirva para defender y liberar y no para otra cosa pues ese es el espíritu de Rivendel

Pasó el rato y Narsed habló de los objetos de los elfos.

Amuletos... Comentó divagando. Muchos objetos hay que dicen realizar prodigios y muchos de ellos no son más que engaños y trampas del enemigo. Aquellos que valen la pena son forjados y cuidados con cariño pero si se confía todo a ellos se puede pecar de torpeza.

 Miré a mis camaradas, mientras nos disponíamos a partir:

 - Yo iré delante, de avanzadilla, con el fin de asegurarme de que el camino esté despejado. Si hay algo fuera de lugar, os avisaré...

 Lo último que nos convenía era caer en una emboscada debido a querer ir demasiado rápido...

Las palabras recibidas por parte de su amigo Narsed tranquilizaron a Bungo considerablemente Gracias amigo. Narsed tiene razón, tenemos unos compañeros muy buenos en el arte de la lucha, capaces de proteger a cualquiera que esté en peligro. 

Las palabras recibidas por parte de su amigo Narsed tranquilizaron a Bungo considerablemente, pues sus manos ya no parecían estar poseídas por algún ente demoníaco.

Una vez en la puerta, tocó despedirse del Señor Elrond, de manera que el hobbit hizo una reverencia (y más que querría haber hecho, pues gracias a éste Bungo logró descansar apaciblemente y tener un banquete que nunca olvidaría, pero las prisas lo impidieron).

Ahora sí que había empezado la misión que lo coronaría hasta lo más alto de su aldea, o tristemente sería recordado por su fracaso.

Unos pasos más tarde, Bungo recordó gracias a Yuna la pregunta que anteriormente Narsed había hecho al grupo Me temo que no me han dado nada...aún así, tengo el amuleto de la suerte de mi padre...que es el único objeto que me puede dar suerte...y fuerzas para seguir, claro.