Partida Rol por web

Lo había logrado, y de seguro capturarían a ese encapuchado para poder interrogarlo en condiciones. Aún así algo le hacía dudar de que aquello fuera un simple robo, y no por la persecución sino por lo bien armados que estaban.

Cuando pasó el tren de las 11:20 creyó que sus latidos eran más fuertes que el ruido que provocó al pasar el transporte. Casi literalmente su corazón estaba en un puño, pero las columnas resistieron pese a los daños. Sin embargo, en la nueva huída de los ‘ladrones’ la suerte abandonó el paso elevado tanto como lo hizo una de las columnas al ser arrancada por completo. El siguiente tren descarrilaría, y solo deseaba que no estuviera repleto de pasajeros. Entonces…

- ¡¿Pero qué diantres…?! –exclamó en cuanto vio asomar la cabeza de Tim en aquel escarabajo- ¡Sal de aquí!

Señaló el camino que llevaban los camiones a su amigo, y sin pensarlo dos veces entró y cerró la puerta de su coche. Su Impala ya estaba en marcha dispuesto a continuar la persecución, aunque en ese momento la idea era abandonar el lugar antes de que el tren de las 11:25 llegar allí.

Se juró que si pillaba a esos tipos haría que enceraran su coche con la lengua.

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Tim piso el acelerador y un sonido chirriante sonó de las ruedas traseras del coche. Desde luego Jack no había perdido su toque pensó mientras sonreía acelerando cada vez mas detrás del coche de su amigo. Toda una personalidad él. No sabía que estaba ocurriendo pero desde que había escuchado a dos policías hablar de lo que estaba ocurriendo en la carretera, sabiendo que Jack Danger se encontraba en aquella ciudad, estaba claro que estaba metido hasta el cuello. Y así era. Tim había pensado que necesitaría ayuda, pero se equivocaba parecía que Danger lo tenía todo bajo control. Así que se limitó a seguírle por las calles mientras pisaba con fuerza el acelerador.

Los coches se lanzaron por la calle en pos de los camiones restantes. Las sirenas de la policía ya se veían al otro lado del río. Los camiones no tenían escapatoria.

Con un frenazo, se detuvieron en mitad del puente. Arrancaron las lonas de los camiones y el sol se reflejó en los cañones de las armas automáticas.

Los disparos comenzaron a llover en ambas direcciones, mientras dos hombres encapuchadas comenzaban a desempaquetar algo dentro de los camiones.

La persecución les había llevado hasta el puente más cercano, y allí mismo iba a producirse el encuentro. No tenían escapatoria y lo sabían, lo cual iba a ser todo un reto. En cuanto las lonas de los camiones cayeron la situación se volvió tan caliente como el cañón de las automáticas que repartían balas por doquier.

- ¡La madre que…! –giró el volante hacia la izquierda al tiempo que frenaba para quedarse de lado, intentando así exponerse al mínimo. Era momento de ir a por todas, porque ya no podía permitir desperdiciar balas para inmovilizarlos.

Salió del coche y lo usó como refugio ante la lluvia de balas. Su Pacificadora iba a responder con la mayor contundencia, y entonces se fijó que dos de los hombres se afanaban en sacar algo de los camiones. Ese algo era el motivo de tanto caos, así que se convirtieron en sus objetivos. ¿Podría alcanzarlos desde ahí? Sólo había una forma de saberlo, pero en el último, momento apuntó a uno de los armados. 

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Tim iba siguiendo de cerca el coche de Jack, las balas silbaban por todos lados pero cuando los camiones frenaron y mostraron su contenido la situación se descontroló. Jack dio un frenazo que casi hizo que Tim se le echara encima pero logro frenar justo detrás de él. Tim, bajo la cabeza y se arrastró hasta el asiento del copiloto para poder salir y quedar en el lado donde estaba su amigo. Casi gateando logró llegar a donde estaban. ¿En que momento se le ocurrió salir de casa?

-¡¿Y Ahora que Jack?!-lre preguntó a su amigo alzando la voz por encima del ruido de las armas.

Daba gusto mira a tu espalda y ver que un amigo estaba ahí en las situaciones difíciles.

- Está feo el asunto –elevó su voz para hacerse oír. No era fácil con tanto disparo-  ¿Ves a esos dos? –señaló a los individuos que intentaban sacar algo de los camiones- Seguro que quieren sacar lo que han robado, y debe ser demasiado importante como para armar todo éste caos.

¿Qué sería? Aquello se había vuelto tan personal que la necesidad de averiguarlo sobrepasaba la sensatez de mantenerse al margen. Aunque lo cierto es que Jack no debía tener mucha, eso o no le importaba en lo más mínimo el peligro.

- Si tienes un arma es momento de que me cubras –miró con una sonrisa a Tim- Voy a acercarme a meterles plomo hasta en la ‘cartilla de nacimiento’.  

Antes de emprender una loca carrera ojeó los coches que se habían quedado atrapados en el puente. Tenía que mover ficha con algo de cabeza en ese momento, aunque luego le echara pelotas e hiciera de las suyas.

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La idea era simple, pero no podía llevarla a cabo. Por mucho que quisiera acercarse no había cobertura para hacerlo, y más con aquellas automáticas escupiendo plomo.

- ¡No pinta bien Tim!

El sentido común dictaba que lo mejor era dar media vuelta, correr en dirección opuesta al grupo armado de ladrones y llegar lo más lejos posible. Pero Jack no era un tipo común, y si Tim pensó que se iba a echar atrás no fue el caso. Salió disparado hacia el coche más cercano a los camiones, uno pegado a la baranda del puente.

La carrera prometía ser trepidante, pero Jack le echaba pelotas a todo lo que oliera a peligro. Si tenía que lanzarse en el último momento tras el coche lo haría. Si todo salía bien tendría una mejor posición para que su Colt repartiera justicia; ¿acaso no se la había regalado su abuelo para ocasiones como esa?

- “Ven aquí, Jack –dijo su abuelo tiempo atrás, cuando aún era un crío- Ésta pequeña ha repartido justicia allá donde he ido. Cuando tengas la fuerza para dispararla, y los nervios bien templados para apuntar a un hombre y saber que tienes que matarlo te la daré. Un arma se usa o no se tiene. ¿Lo entiendes?”

Bendito sea el viejo Jack, que Dios lo tenga en su gloria.

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Tim sabía que pese a las palabras de Jack no iba a largarse por donde había venido, él no. Escuchó las sirenas de la policía y eso lo animó un poco, sujetándose el pequeño sombrero que llevaba sobre la cabeza le hizo un gesto afirmativo y desenfundo su arma. Con un arma tan pequeña tendría mucha suerte si llegaba a dar a los ladrones, pero al menos cubriría a Jack en otra de sus locuras. Sonrió ante la idea, quizás esas locuras es lo que le animaba a seguir junto a él.

-!Vamos Jack, te cubro!-dijo totalmente convencido mientras apoyaba los brazos en la ventanilla de la puerta del coche. Se sintió como un policía de película pero su cabeza no le dejaba distraerse, calculó la distancia que había entre él y los ladrones y alzo el arma para que la parábola de la bala lograse llegar a donde se encontraban aquellos tipos.

Las balas volaban sobre la carretera. Pronto los coches de la policía fueron detenidos en seco mientras los hombres disparaban las ametralladoras. Los agentes saltaron tras los vehículos, abriendo fuego cuando podían ante la inmisericorde barrera de plomo.

Los casquillos comenzaban a amontonarse dentro de los camiones y a caer al asfalto, brillando al sol.

Lo bueno de las ametralladoras para Tim y Jack era aumentaba el entusiasmo por disparar sin demasiado tino, más como una forma de demostrar que se tiene un buen arma que aprovechar la ventaja de la misma. De momento estaban disparando a diestro y siniestro, tanto para evitar que se acercaran como para intentar acertar un blanco. Desafortunadamente para ellos Jack no era una diana.

- Vamos, vamos, vamos... -dijo para sí antes de emprender la carrera.

Centró su vista en el coche y salió corriendo, pero por el viejo Jack que iba a usar a su pequeña durante el camino; y así lo hizo hasta alcanzar la cobertura del coche. Ya estaba más cerca, más excitado por la acción y más motivado para detener a esos malditos.

Jack alcanzó el coche justo antes de que lo destrozara una ráfaga de ametralladora, tras abatir de un certero disparo a uno de los hombres sobre el camión. Como bien había supuesto, las ametralladoras estaban más para evitar que nadie se acercase que para causar bajas. Desde la cercanía, podía ver claramente como los hombres levantaban un gancho metálico del interior del camión.

Y a su derecha, acercándose a baja altura por el río, comenzó a sonar un ruido que Jack reconocería en cualquier sitio:

Los hombres del camión se apresuraron. Rápidamente, tres blobos de helio se elevaron, atados a largos cabos con banderines rojos. Incongruentes, quedaron flotando sobre el tiroteo, mientras los refuerzos de la policía llegaban a ambos lados del puente.

Con una señal, los hombres de los camiones saltaron al suelo, con las armas disparando, completamente ajenos a su seguridad personal.