Partida Rol por web

Un extraño y pesado sueño volvió a invadir la mansión entera, en contra de vuestros deseos. A pesar de los horribles sueños que todos padecisteis, nadie se despertó durante toda la noche.

Cuando abristeis los ojos, ya no era de noche. Pero tampoco podía decirse que fuese exactamente de día. Una espesísima niebla parecía haberse tragado el pueblo. No se podía ver nada más allá de un par de metros desde las ventanas de la mansión. 

El sonido del viento había cesado. La tormenta de hacía pocas horas había desaparecido por completo, pero se podía observar que el exterior aún sigue embarrado y húmedo.

Desconcertados, os preguntabais qué demonios estaba pasando, cuando un grito de horror desvía vuestra atención inmediatamente. Eileen Schulze yace muerta, boca arriba, con la misma herida en el pecho que presentaban el herrero y el cabrero hacía pocas horas. Un enorme agujero que dejaba al descubierto sus entrañas mientras su mirada, blanca como el hielo, se perdía en el infinito. No había más signos de violencia, y se encontraba en el mismo lugar donde hacía poco tiempo se encontraba durmiendo.

Pero no es el único cadáver en la sala. A unos metros, en la misma habitación, Katherina Reyghers también ha exhalado su último aliento. Su vientre fue acuchillado con violencia y exceso en incontables ocasiones, y jirones de piel colgaban por entre su lecho. La cama aún chorreaba sangre y las sábanas parecían macabras cortinas color de sangre.

Pero, ¿es que no habíais sufrido suficiente? ¿Es que no es suficiente tormento para un pueblo ver cómo sus vecinos están cayendo víctimas de asesinatos a un ritmo desmesuradamente alarmante? Pues no parecía serlo, pues un tercer horror os esperaba aún aquella mañana. Por la ventana, cerca de donde fue ejecutada Samanta, en aquel sauce que coronaba la colina y que se encontraba cerca de un gran ventanal, el cuerpo de Victoria van Straten se mecía a un metro del suelo con una invisible brisa, colgada del cuello en un ángulo imposible, mientras sus amoratados labios se apretaban el uno contra el otro.

De pronto, un grito de auxilio. Un golpe en la puerta principal. Otro. Muchos, acompañados de gritos. El Gobernador indica a Patrick que abra, mientras el alguacil Clemins, desde el piso superior, apunta hacia la puerta como hiciera cuando acabó con la vida del mendigo. Cuando Patrick termina de retirar las protecciones, un hombre entra jadeante a la sala.

Pero qué horror es este, al levantarme lo primero que siento es el olor a muerte que llena la atmosfera de la habitación y también hay una espesa neblina que nos acorrala en el edificio comunal.

Aterrado camino por el salón y encuentro los cuerpos ya sin vida de tres respetadas damas de Salem, todas muertas de diferentes maneras y sin explicación aparente más que la de brujería, parece que la plaga continúa más fuerte que nunca y para nuestro pesar ya quedamos pocos a los cuales acusar.

-Esto es terrible, nos hemos equivocado en todo y por ello hemos provocado que tres buenas mujeres de Salem fallezcan frente a nosotros, por favor Señor danos la sabiduría para no cometer más errores y acabar con la brujería en Salem.-, mi voz es elevada y levanto las manos como si esperara algún tipo de señal de los cielos.

Esto es horrible, ¡No! Mucho más que eso, es aterrador, el miedo se apodero del cuerpo del pobre novelista. Tres cuerpos, tres bellas mujeres yacían muertas y la niebla acompañaba la mañana parecía anunciar que los allí presentes jamás volverían a ver la luz del sol.

- Per signum Sanctae Crucis, de inimicis nostris, libera nos, Domine Deus noster. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Amen.

El hombre, con lágrimas en los ojos se santiguaba mientras recitaba el latín. ¿Era todo esto obra de las brujas? ¿Y la mujer acuchillada brutalmente? Además, Victoria se hallaba colgada con una soga al cuello, "Esto es terrible, terrible".

- Arlette Leyton, eres una chica... Reservada, pero ayer te hiciste notar organizando una batida exclusivamente de mujeres, hoy yacen en el suelo sin vida tres vecinas...¿Hay algo que debamos saber de lo que ocurrió ayer?

El horror de nuevo me invadió, y la muerte y el silencio reinaron entre los presentes, hasta que los señores Usher y Brown hablaron. Por desgracia para las fallecidas, no había mucho mas que hacer por ellas que amortajarlas..

-Dios nos ampare en esta terrible hora.. Con Samanta no nos equivocamos, puedo asegurarlo. Quizás cuando amortaje a alguna de ellas también muestre su verdadero rostro.. ¡Fue horrible! -digo, mientras lágrimas silenciosas caen por mis mejillas al acercarme a las muertas.

Las puertas finalmente se abren dándome la oportunidad de entrar. No pienso desaprovecharla así que no dudo ni un instante en aceptar la "invitación".

Joven de que rondará la veintena, apariencia descuidada y vestido con ropa sencilla e igualmente destartalada. Va cargado con una mochila y con algo envuelto en uno de sus brazos. No estáis muy seguros pero a simple vista parecen cuadros de diferentes tamaños.

Mi mirada se dirige a los presentes, una mirada que revela cansancio y miedo. Mi rostro, húmedo por el sudor, está casi pálido. Las fuerzas me abandonan por segundos y mis rodillas se clavan en el suelo. Con dificultad consigo hablar entre jadeos pese a que lo que tengo que decir no es mucho:

- Gra gracias.-

Mientras todavía nos encontramos atónitos y lamentándonos por lo ocurrido, muy extrañamente se abre la puerta por la cual nadie puede salir, pero en esta ocasión es para que entre una persona, la cual de apariencia era muy descuidada y desalineada.

-¿Pero que está pasando aquí?, ¿quién es usted y porque motivo ha venido a Salem?-, me dirijo a la persona que acaba de entrar, ya que no entiendo porque alguien vendría a un lugar del cual todo el mundo habla está invadido por la corrupción de la brujería.

Desperte con el característico olor a muerte en aquella mansión y en mi caminar cenital demostró que su olfato no mentía otras tres mujeres yacían muertas ante mis ojos. Era terrible,
-¿Que clase de brujas eran estas o realmente todas ellas habían muerto a manos de las brujas?

Con ese pensamiento aun en mente, llego una persona del exterior, y el Sr. Brown, volvio a hablar por lo que recordé sus primeras palabras.
-Espere un momento Winston, ¿Hacerlo todo mal? Hasta el momento no nos hemos equivocado Sr.Brown. Quemamos a una bruja y otro mas murió ante su victima. Estamos siendo acertados. Sus palabras son las que están equivocadas.-Obvie el echo de que las brujas nos estaban diezmando a un paso alarmante, debíamos centrarnos en lo bueno, lo importante y ese hombre no hacia mas que confundir al resto. ¿Intencionado quizás?

Poco después volví a recaer en el recién llegado.
-En mal momento a llegado a Salem amigo.-Dije desesperanzado.-Díganos, ¿Que esta sucediendo fuera de estos muros? ¿El pueblo sigue vivo?

-Que esta haciendo el aguacil, que reconozca de una vez los cadáveres.

La escena que presencio me deja sin habla. Intento controlar mi dolor, pero no me es posible y me derrumbo. Me aparto de los demás para dar rienda suelta a mi sufrimiento y llorar desconsoladamente. He sufrido por las muertes de todos los inocentes, pero la de la señorita Schulze me hiere en lo más hondo. Y pensar que me prometía un futuro feliz con ella... Estoy tan dominado por la cólera y la pena que apenas reparo en la suerte de Reyghers, que ha tenido el fin que merecía y que ojalá le hubiera llegado antes. La señorita van Straten, a la que apenas había tenido ocasión de tratar, tampoco ha resistido la situación. Tanta muerte y desgracia. Y ahora veo llegar a un extraño, al parecer ajeno a la amenaza que sufrimos.

Ya no podía ni creerlo... Victoria... se había suicidado... las lágrimas brotaban de mis ojos pero nadie me veía, todos estaban ocupados en los cuerpos de Eileen y de Katherina, el pobre relojero debería estar sufriendo también... bajé el cuerpo colgado de Victoria y recé por ella, pues nadie iba a hacerlo por alguien que se suicida... empecé a cavar justo debajo del sauce... no paraba hasta que finalmente pude enterrarla y llorar su muerte...

Un buen rato después me dispuse a dirigirme a la mansión, una vez dentro apoyé mi mano sobre el hombro del relojero, se me notaban los ojos rojos... y los suyos estaban de igual manera... los dos habíamos sufrido, estas brujas pagarían por la muerte de estos inocente... y iban a pagar con su sangre, miré al relojero con una mirada que hacía años que no tenía... la mirada de cuando con solo 7 años mataron a mis padres y a mi hermano, era la hora de vengarnos de los demás...

Justo se abrieron las puertas y vi entrar a un hombre... ¿Que hacía aquí ahora? El dolor me era insufrible y tuve que hablar -Usted ¿Quien es? Olvide esa pregunta, me da igual quien sea, ¿Porque entra ahora? ¿Debe ayudar a sus compañeras muertas? ¿A aquellas brujas que ya no están entre nosotros? Sino no me explico su entrada, es mucha casualidad que acabe de llegar justo cuando han muerto dos brujas... ¿No cree?- Mi puño se cerraba con muchisima fuerza... me controlo pero me cuesta... quiero arrancarle la cabeza a las putas brujas y brujos...

Me tomo un instante para descansar, aprovecho para dejar mis trastos en el suelo apartados de la puerta principal. En mis ojos se atisba miedo y desconcierto. No entendía que estaba pasando. Me encontraba agotado y débil, no tenía muchas fuerzas para dar explicaciones, pero ya que tuvieron la amabilidad de ayudarme con presteza decidí hacerlo. Quería mantener la calma mientras hablaba, pero no podía.

- Me llamo Laurence, Laurence Bryde. Llegué al pueblo para ganarme el pan, solo estaba de paso pero ya no encuentro forma de salir. No se que está pasando, la gente está asustada y ni siquiera se paran en un humilde forastero. Les...les estoy agradecido. 

Miro sin comprender las palabras del último hombre que se ha dignado a hablarme y no puedo evitar preguntar lo siguiente. Sin duda imponía, me daba miedo, dudo mucho que me escuche, pero tenía que intentarlo. No quería causar problemas.

- ¿Brujas? ¿De qué está hablando mi señor? No entiendo...

¿Agradecido? Jajajaja y tanto que nos está agradecido, así puede seguir los pasos de sus ex-compañeros... Lo tenía muy claro... este hombre era un brujo...

-De nada... olvide mis palabras, señor- Dije con voz burlona y un tono irónico... claro no sabe de que hablo... seguro, le han metido aquí sin explicarle nada? así como quien no quiere la cosa, una persona nueva en el pueblo, según él errante y de repente entra en el único lugar del pueblo que hay brujas y brujos...

-Bienvenido señor Bryde. Lamento mucho que haya tenido que venir justamente a este pueblo en este preciso momento, no obstante cualquier ayuda nos puede ser útil, tanto para defendernos como para desenmascarar a los culpables. - suponía que seguía mi conversación y sabía a qué se refería, no obstante su cara de asombro me llamó la atención - porque digo yo que es usted consciente de lo que ha ocurrido aquí estos dias, ¿no?

El sujeto resulta ser otro forastero que ha venido al pueblo en la peor situación posible, pero lo más extraño es que inmediatamente es atacado por el supuesto cazador de brujas, además el señor Dude me increpa indicando que me equivoco en mis palabras cosa que no creo.

-Señor Dude, van al menos media docena de muertos. De los que entramos en un inicio quedamos pocos y para usted haber acabado con solo una bruja es estar siendo acertados…, déjeme decirle que si seguimos con este ritmo de “aciertos” lo más probable es que todos vamos a morir en solo dos noches.-

Me levanto molesto y un poco exaltado, en parte por el miedo que tengo al ver tanta muerte en un solo lugar, -Desde un principio lo dije, hay que quemar a los forasteros y a los libertinos, los cuales se han dejado seducir por el mal y atentan contra la vida cristiana que llevamos pacíficamente en Salem o acaso la única supuesta bruja que hemos quemado no era la tal Samanta, otra forastera que no creía en las oraciones a Dios y falsamente cazadora de brujas… tal como el señor Nathan .-

Levantarse temprano para recibir el nuevo día ya no era tarea fácil. Antes lo haría encantada, deseando llevar a cabo mis tareas como granjera pero ahora... sabía que lo único que me depararía eran muertes y cadáveres de vecinos y eso... si tenía suerte.

Me persigné varias veces, hecho que si antes ya era habitual ahora era casi como respirar.

Al escuchar el sonido de la puerta, alcé el rostro, para encontrarme con que otro forastero había llegado a la aldea. Lo que me sorprendió fue que con todo lo que estaba ocurriendo le hubiesen dejado entrar...

- ...No sabe dónde se ha metido. No pasará ni un día cuando comience a pensar que erró al poner un simple pie en este pueblo.

Luego me giré al señor Brown.

- Si, pero no debemos olvidar que uno de nuestros vecinos también resultó ser un seguidor del maligno. ¿O ya no recuerda la muerte del señor Brodie y del ... señor Wellington?

-señor U...Usher - mis ojos se llenaron de lágrimas - yo invité a las hijas de Dios a rezar conmigo para proteger nuestras almas sin embargo el cansancio nos venció y este es el precio que habremos de pagar como los apóstoles que cayeron dormidos cuando debían velar a jesús.

Las lágrimas de arrepentimiento se derramaban por mis mejillas sí hubiese estado despierta o sí hubiese apoyado a las hermanas quizás podría haber evitado alguna de las muetes. Me arrodillé para rezar por sus almas y para expiar mis pecados .

-Jajajaja, Samanta aprovechó lo que sabía de mi como cazador para hacerse pasar por lo mismo... sin duda solo un necio como usted sería capaz de creer algo así de estúpido... de verdad Winston, háganos un favor y no deje relucir mucho mas su capacidad... de deducción... por llamarlo de alguna manera... está claro que usted no es un brujo, pues estos son inteligentes y usted no.- Dije sonriendo... ya me daba igual todo, si moría vería a mi familia en el mas allá o iría al infiernos por mis pecados en cuyo caso mataría a esos bichos una y otra vez ahí abajo... - ¿No se da cuenta de que yo hablé de mi familia y ella hizo lo mismo? Copió todos mis movimientos, piense un poco hombre, dele a esa cabeza de la que presume-

Miedo y desesperación, era lo que veía en sus rostros. En cambio en el mío reflejaba ingenuidad y confusión. Desconocía por completo lo que ocurría en aquel pueblo, pero algo me dice que pronto lo sabría. 

- No hace falta que me llamen señor, con mi nombre es suficiente. No merezco tanto respeto.

Hago una pequeña pausa, mi voz temblaba y no tenía ninguna necesidad de parecer más asustado. Necesitaba calmarme, me asustaba preguntar, pero tenía que hacerlo. Habían mencionado muertes, y media docena además. Seguro que esto no era normal en un lugar de apariencia tranquila.

- Me avergüenza admitirlo, pero no se muy bien que está pasando. La gente está asustada y la desconfianza hacia los forasteros es más que evidente. La verdad, no se la utilidad de mi presencia si no es con un pincel en la mano, pero si me necesitan de alguna forma ahí estaré. Después de todo, es lo mínimo que puedo hacer como gratitud, y no quiero causar más molestias. Tienen mi palabra si es que les sirve de algo.  - Dije tímidamente, ser el centro de atención era algo que me incomodaba mucho, entre eso y el pánico que empezaba apoderarse de mí por lo que estaba oyendo me hacia imposible no tener miedo a lo que el destino me tenía preparado.

Atiendo atento a la observación de la señorita Lovett, aunque hay posibilidades de que lo dice sea cierto no es una certeza como yo lo veo.

Un poco más calmado le respondo, –Eso es una suposición señorita Lovett, algo que la intuición del Alguacil nos dice, mas sin embargo no es una certeza como en el caso de Samanta ya que la señorita Jensen ha visto sus horribles arrugas y el desfigurado rostro del mal en su cuerpo sin vida.-

-En su caso señor Nathan, se contradice constantemente y ahora utiliza el insulta para tratar de defenderse, pero por un lado dice que soy un tonto y que por eso no soy un brujo, sin embargo por el otro lado usted ha votado por mí para que me quemaran vivo en la hoguera, eso quiere decir que sabiendo que no soy un brujo voto contra un inocente con intención de asesinarme… para mí eso es un terrible pecado y revela que la influencia que el poder del mal ejerce sobre usted no la puede ocultar ante cristianos como nosotros.-

Me siento pensativo cerca del reverendo, esperando alguna oración que nos ayude a reflexionar sobre los hechos que han ocurrido esta noche.

-Jajajaja, no señor Brown... pensé que podría ser usted, pero esta claro que me equivoqué... eso demuestra la inteligencia de estos brujos y de la que usted carece... si tuviera que decantarme por alguien me decantaría por el Señor Arthur Miller y por el señor... no se que... el nuevo- Digo señalandoles.

Está claro que uno de los dos es el brujo... ¿Quien?... no lo puedo saber... aún no, pero cuando le averigüe yo mismo le quemaré.

Sentado cerca del reverendo me siento más tranquilo y escucho como el señor Nathan se continúa hundiendo solo en su mar de embustes.

-Señor Nathan, doy gracias al Señor entonces que todos los demás vecinos de Salem no sean diestros y experimentados cazadores de brujas como usted, ya que si hubiesen votado con el atino que usted lo hizo yo ahora mismo estaría muerto en la hoguera y la bruja Samanta continuaría entre nosotros blasfemando libremente y conspirando para asesinarnos…-

El lugar se ha convertido en un pequeño debate con el señor Nathan, lo que me preocupa porque da lugar a que los brujas pasen desapercibidas así que trato de cerrar el tema.

Suspiro un poco y le hablo nuevamente, -Pero señor Nathan ya todos los presentes sabemos lo que usted piensa de mí y lo que yo pienso de usted, si no le molesta me gustaría continuar escuchando los argumentos de los demás ya que es la única manera en la que realmente encontraremos a las brujas-.