Partida Rol por web

En vuestros viajes como miembros de la Sociedad Pathfinder conocistéis a una bardo semiorco de nombre Ulisha. Habéis trabajo con ella alguna vez, pues aunque no es una Pathfinder, se dedica a "buscar" objetos mágicos por todo el mundo, y aunque no lo hace al servicio del conocimiento si no para enriquecerse, quizá algún día llegue a formar parte de la Sociedad Pathfinder.

Hace unos días recibistéis una carta en la que decía que tenía algo que os podía interesar, a vosotros y a la Sociedad Pathfinder. Se trataba de un antiguo objeto mágico utilizado por los druidas hace milenios, una hoz de plata conocida como El Maleficio de Plata, y os citaba en una posada en la misma mesa de siempre.

Llegáis al lugar y ocupáis la misma mesa, os sorprende que no haya llegado aún, pero no siempre es puntual a sus citas.

A Seelah no le importaba esperar; al fin y al cabo, todos sabían de la vida algo desordenada que solía llevar Ulisha; probablemente tendría una buena excusa por su retraso, y si no, al menos se habría inventado una mentirijilla interesante que contarles.

Mientras tanto, intentó recordar si alguna vez había leído u oído algo acerca del culto druídico que solía poseer El Maleficio de Plata.

Khyra se se sienta en la mesa y se dispone a esperar, de momento no hay prisa así que mejor se lo toma con calma.

Merisiel golpea rítmicamente la mesa con los dedos, en un gesto de clara impaciencia, mientras da un sorbo a la cerveza que se acaba de pedir.

—Mientras esperamos... ¿alguien sabe algo acerca de ese "Maleficio de Plata"? El nombre al menos suena chulo.

Harsk extrajó su pipa de fumar y dió algunas caladas mientras meditaba acerca de esa reliquia llamada "El Maleficio de Plata". Cuando Merisiel preguntó, el enano dejo sobre la mesa la pipa y se empezó a acariciar la desordenada barba con rostro pensativo.

- Aunque he conocido druidas en mis viajes, ninguno menciono algo así... aunque la verdad el nombre de ese objeto no invita precisamente a ser hallado... - dijo acompañando sus palabras con un leve gruñido. - Pero... ¡por mi barba!, espero que no nos haga esperar mucho más, no me gusta tanto misterio e intriga.... -

Pasa un buen rato y Ulisha no se presenta, falta poco para la hora de comer y la posada empieza a tener algunos clientes más que vienen a comer en este establecimiento.

Hago un ademán de arreglarme las botas y miro debajo de la mesa, quizás nos ha dejado un mensaje.

No ves nada.

—Hmmmm... —suspira Merisiel mientras levanta la mano para pedirse otra cerveza—. Propongo que comamos. Si Ulisha no se ha presentado para cuando acabemos, tendremos que ir a buscarla. Nunca entenderé como gente de vida tan corta es capaz de perder tanto su tiempo... —finaliza más para sí que para los demás.

Harsk niega para sí - ¡Demonios! No entiendo para que nos cita a venir aquí si luego no se presenta... en fin, por lo menos podremos comer algo decente... supongo - dice echandole un ojo a la posada, especialmente a los platos que empiezan a servir a los comensales. Harsk alza la mano a alguno de los empleados/as para que se acerque.

Lo importante no es cuán larga sea, sino lo que haces con ella, Merisiel.

Nada más terminar la frase, un rubor apenas perceptible empezó a apoderarse del rostro de Seelah, que parecía haberse dado cuenta un poco demasiado tarde de lo que acababa de decir.

Quiero decir... comamos, sí. Y después ya veremos.

Uno de los empleados acude a la llamada de Harsk y tras preguntaros que queréis y decidir que váis a comer, en unos instantes os traen unos platos con buenas raciones y unos platos que están bastante bien, aunque no son los mejore que hayáis prbado en vuestra vida, si mucho mejores que las raciones de viaje. 
Cuando acabáis de comer, Ulisha sigue sin llegar.

—A eso me refiero Seelah. Perder así el tiempo es como dejar escapar trozos de tu vida entre los dedos... y con una vida tan corta es...

Se interrumpe cuando ve que Seelah se pone roja. Merisiel tampoco se había dado cuenta del posible doble significado de las palabras de su compañera. Carraspea y dirige la atención a su plato.

—De acuerdo... será lo mejor.

Cuando terminan de comer mira de nuevo a sus compañeros.

—Bueno, pues parece que habrá que buscar a nuestra amiga.

Sin esperar respuesta, se levanta y se dirige al posadero.

—Disculpe. Habíamos quedado aquí con una amiga. Se trata de una semiorco llamada Ulisha, y tengo entendido que viene de vez en cuando por aquí. ¿La han visto hoy?

Tras comer, Harsk refunfuña un poco al dar cuenta de todo el tiempo que han pasado en la posada y el hecho que Ulisha, que es quien les había convocado, siga sin aparecer.

- ¡Un consejo os doy... no os fiéis de una piel verde como Ulisha, como véis nos ha dejado más que plantados! - exclama mientras acaba su plato de verdura y vacia su jarra de té, costumbres culinarias que ya conocéis de Harsk y que son del todo atípicas para un enano.

Dale el beneficio de la duda, quizás se ha encontrado con algún problema de camino. Opino como Merisel, habrá que ir a buscarla, ya que si es cierto el motivo de nuestro encuentro, es de vital importancia hablar con ella.

El posadero al escuchar tu pregunta frunce el ceño y luego sonríe:

- Así que vosotros sois los "amigos" de Ulisha, pues si que la he visto y tengo algo para vosotros. Espera un segundo- ves que se seca las manos en el delantal y va hacia el interior de la cocina y luego vuelve con algo envuelto en tela gruesa- Aquí lo tienes, me dijo que cuando sus "amigos" viniesen preguntando por ella les diese esto. Dijo que lo utilizarais con sabiduría, nada más. Un placer ayudarla señorita.

Podéis ver que Merisiel habla con el posadero y este entra en la cocina y saca un paquete envuelto en tela que le entrega.

—Parece que los que estábamos perdiendo el tiempo éramos nosotros —dice Merisiel acercándose de nuevo a la mesa, tras hablar con el posadero.

»Ulisha dejó esto para nosotros —muestra un paquete envuelto en tela gruesa. Cuando llega a la mesa se sienta y empieza a desenvolverlo—. Veamos qué es...

Una vez destapa el paquete podéis ver un libro muy bien decorado. 

Vaya... un libro. Quién lo diría, no, Harsk? Una piel verde interesada en estas cosas - añade Seelah con un guiño dirigido al enano.

Seelah entiende poco de lenguas orcas - o de lenguas en general - por lo que espera que Merisiel o Seoni se pronuncien acerca del libro.